"Alcanza la excelencia y compártela."

San Ignacio de Loyola



"Buscar y hallar a Dios en todas las cosas."

San Ignacio de Loyola



"Contemplación para alcanzar el amor. Conviene advertir dos cosas: La primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras. La segunda, el amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante; de manera que si el uno tiene sciencia, dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así el otro al otro. Oración. Oración sólita.
1º preámbulo. Primer preámbulo es composición, que es aquí ver cómo estoy delante de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos interpelantes por mí.
2º preámbulo. El segundo, pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente reconociendo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad.
1º punto. El primer punto es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios nuestro Señor por mí y cuánto me ha dado de lo que tiene y consecuentemente el mismo Señor desea dárseme en cuanto puede según su ordenación divina. Y con esto reflejar, en mí mismo, considerando con mucha razón y justicia lo que yo debo de mi parte ofrecer y dar a la su divina majestad, es a saber, todas mis cosas y a mí mismo con ellas, así como quien ofrece afectándose mucho: Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo distes, a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta.
El segundo mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vejetando, en los animales sintiendo, en los hombres dando entender; y así en mí dándome ser, animando, sintiendo, y haciéndome entender; asimismo haciendo templo de mí siendo criado a la similitud y imagen de su divina majestad; otro tanto reflejando en mí mismo, por el modo que está dicho en el primer punto o por otro que sintiere mejor. De la misma manera se hará sobre cada punto que se sigue.
El tercero considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en todas cosas criadas sobre la haz de la tierra, id est, habet se ad modum laborantis. Así como en los cielos, elementos, plantas, frutos, ganados, etc., dando ser, conservando, vegetando y sintiendo, etc. Después reflejar en mí mismo.
El cuarto: mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba, así como la medida potencia de la summa y infinita de arriba, y así justicia, bondad, piedad, misericordia, etc., así como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas, etc. Después acabar reflejando en mí mismo según está dicho. Acabar con un coloquio y un Pater noster."

San Ignacio de Loyola
Ejercicios espirituales


“Cuando el alma está en estado de gracia, su belleza es tan sublime y admirable que sobrepasa incomparablemente todo lo que hay de hermoso en la naturaleza, y encanta los ojos de Dios y de los Ángeles.”


San Ignacio de Loyola




"Cuanto el bien es más universal, es más divino."


San Ignacio de Loyola





"Cuanto más nuestra alma se despegue de las cosas, más cerca estará de nuestro Creador."

San Ignacio de Loyola




“Dios proveerá lo que le parezca mejor.”


San Ignacio de Loyola





"El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras."

San Ignacio de Loyola



"El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma."


San Ignacio de Loyola




“El primer preámbulo es la historia.”


San Ignacio de Loyola


“El señor no os manda que hagáis cosas en detrimento de vuestra persona, antes quiere que en gozo de él, viváis dando las cosas necesarias al cuerpo.”

San Ignacio de Loyola





"En tiempo de desolación, nunca hacer mudanza."


San Ignacio de Loyola





"En todo amar y servir."

San Ignacio de Loyola



"Hay que procurar conservar la amistad y benevolencia de los que gobiernan y ganar a las personas de autoridad con humildad, modestia y buenos oficios..."


San Ignacio de Loyola





"La renuncia de la voluntad propia vale más que resucitar a los muertos."

San Ignacio de Loyola





"Los ejercicios espirituales son lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así  para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos."

San Ignacio de Loyola




"No satisface el saber mucho, sino el sentir y gustar internamente de las cosas."

San Ignacio de Loyola




“No tener moderación muchas veces es causa de que el bien se convierta en mal y la virtud en vicio.”


San Ignacio de Loyola




"Para estar bien seguros, debemos sostener lo siguiente: lo que ante mis ojos aparece como blanco, debo considerarlo negro, si la jerarquía de la Iglesia lo considera así."


San Ignacio de Loyola




“Porque no mucho saber harta y satisface al ánima, más el sentir y gustar de las cosas internamente.”

San Ignacio de Loyola


"Quien evita la tentación evita el pecado."


San Ignacio de Loyola




"Siempre debemos estar dispuestos a creer que lo que parece blanco es en realidad negro, si la jerarquía de la iglesia así lo decide."


San Ignacio de Loyola


"Tan sólo tengo una queja que dirigiros, dioses inmortales: que no me hayáis permitido conocer vuestra voluntad con antelación. Yo mismo me habría anticipado a ofrecer, a vuestra petición, lo que ahora os entrego. ¿Tomarías a mis hijos? Los he criado para vosotros. ¿Deseáis alguna parte de mi cuerpo? Tomadla, no es sino un insignificante sacrificio el que hago, ya que muy pronto lo abandonaré todo. ¿Deseáis mi vida? ¿Por qué habría de dudar en devolveros lo que me disteis?... No estoy apegado a nada, ni siquiera contrarío mi voluntad, pues no obedezco a dios, sino que estoy en armonía con El, y soy además consciente de que todo sucede en virtud de una ley inmutable proclamada desde la eternidad."

San Ignacio de Loyola

Ejercicios Espirituales


"Todo buen cristiano ha de inclinarse más a salvar la proposición del prójimo que a condenarla."

San Ignacio de Loyola





"Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Vos me lo disteis; a vos Señor, lo torno. Disponed a toda vuestra voluntad y dadme amor y gracia, que esto me basta, sin que os pida otra cosa."

San Ignacio de Loyola



"Y él demandaba en Manresa limosna cada día. No comía carne, ni bebía vino, aunque se lo diesen. Los domingos no ayunaba, y si le daban un poco de vino, lo bebía. Y porque había sido muy curioso de curar el cabello, que en aquel tiempo se acostumbraba, y él lo tenía bueno, se determinó dejarlo andar así, según su naturaleza, sin peinarlo ni cortarlo, ni cubrirlo con alguna cosa de noche ni de día. Y por la misma causa dejaba crecer las uñas de los pies y de las manos, porque también en esto había sido curioso. Estando en este hospital le acaeció muchas veces en día claro ver una cosa en el aire junto de sí, la cual le daba mucha consolación, porque era muy hermosa en grande manera. No divisaba bien la especie de qué cosa era, mas en alguna manera le parecía que tenía forma de serpiente, y tenía muchas cosas que resplandecían como ojos, aunque no lo eran. El se deleitaba mucho y consolaba en ver esta cosa; y cuanto más veces la veía, tanto más crecía la consolación; y cuando aquella cosa le desaparecía, le desaparecía el ánimo.
Hasta este tiempo siempre había perseverado cuasi en un mismo estado interior con una igualdad grande de alegría, sin tener ningún conocimiento de cosas interiores espirituales. Aquellos días que duraba aquella visión, o algún poco antes que comenzase (porque ella duró muchos días), le vino un pensamiento recio que le molestó, representándosele la dificultad de su vida, como que si le dijeran dentro del ánima: «¿y cómo podrás tu sufrir esta vida 70 años que has de vivir?» mas a esto le respondió también interiormente con grande fuerza (sintiendo que era del enemigo): «¡ o miserable ! ¿me puedes tú prometer una hora de vida?» y así venció la tentación y quedó quieto. Y esta fue la primera tentación que le vino después de lo arriba dicho. Y fue esto entrando en una iglesia, en la cual oía cada día la misa mayor y las vísperas y completas, todo cantado, sintiendo en ello grande consolación; y ordinariamente leía a la misa la Pasión, procediendo siempre en su igualdad.
Mas luego después de la susodicha tentación empezó a tener grandes variedades en su alma, hallándose unas veces tan desabrido, que ni hallaba gusto en el rezar, ni en el oír la misa, ni en otra oración ninguna que hiciese; y otras veces viniéndole tanto al contrario de esto, y tan súbitamente, que parecía habérsele quitado la tristeza y desolación, como quien quita una capa de los hombros a uno. Y aquí se empezó a espantar de estas variedades, que nunca antes había probado, y a decir consigo: «¿qué nueva vida es esta, que ahora comenzamos?» en este tiempo conversaba todavía algunas veces con personas espirituales, las cuales le tenían crédito y deseaban conversarle; porque, aunque no tenía conocimiento de cosas espirituales, todavía en su hablar mostraba mucho hervor y mucha voluntad de ir adelante en el servicio de Dios. Había en Manresa en aquel tiempo una mujer de muchos días y muy antigua también en ser sierva de Dios, y conocida por tal en muchas partes de España; tanto, que el Rey católico la había llamado una vez para comunicarle algunas cosas. Esta mujer, tratando un día con el nuevo soldado de Cristo, le dijo: «oh! prega a mi Señor Jesucristo que os quiera aparecer un día». Mas él se espantó de esto, tomando la cosa así a la grosa; ¿cómo me ha a mí de aparecer Jesucristo? Perseveraba siempre en sus sólitas confesiones y comuniones cada domingo."

San Ignacio de Loyola
Autobiografía