“A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella.”

Antonio Vallejo-Nájera



“Corre sangre de inquisidores por nuestras venas y en nuestros genes paternos y maternos están incrustados cromosomas inquisitoriales.”

Antonio Vallejo-Nájera



"El amor es un prisma que descompone la luz del alma en distintos colores. El blanco del cariño pasa al violeta de los celos, al rojo de la ofuscación rencorosa."

Antonio Vallejo-Nájera


“El fenotipo amojamado, anguloso, sobrio, austero, se transformaba en otro redondeado, ventrudo, sensual, venal y arribista, hoy predominante. Tiene tan estrecha relación la figura corporal con la psicología del individuo que hemos de entristecernos de la pululación de Sanchos y penuria de Quijotes.”

Antonio Vallejo-Nájera




"El marxismo es la máxima forma de la patología mental."

Juan Antonio Vallejo-Nágera Botas



“El simplismo del ideario marxista y la igualdad social que propugna favorece su asimilación por inferiores mentales y deficientes culturales, incapaces de ideales espirituales, que hallan en los bienes materiales que ofrecen el comunismo y la democracia la satisfacción de sus apetencias animales. El inferior mental y el inculto encontraban en la política marxista medios de facilitarse la lucha por la vida, al contrario que en cualquier otro régimen político social, especialmente los aristocráticos que fomentan el encumbramiento de los mejores.”

Antonio Vallejo-Nájera


“En las clases bajas populares predominan los deficientes mentales y los incultos más que en otros estratos sociales superiores.”

Antonio Vallejo-Nájera



“En muchos aspectos, la infancia es la época más importante de nuestra vida, cuando se gesta nuestra personalidad y se pone los cimientos de que será nuestra futuro conducta social.”

Antonio Vallejo-Nájera



“Hasta los hombres sinceros nos mentimos a nosotros mismos.”

Juan Antonio Vallejo-Nágera
Yo, el rey, 1985



“Las epidemias de San Vito se han visto sustituidas por otras epidemias que causan numerosas víctimas, por haberse traducida en lucha de clases. Han desaparecido de la conciencia colectiva las constelaciones. Dios, patria y familia que tanto influyen en la sensibilidad del pueblo.”

Antonio Vallejo-Nájera



“Los españoles están orgullosos de todos sus errores y se aferran a ellos.”

Antonio Vallejo-Nágera
Yo, el rey, 1985



"Los tests de personalidad pretenden medir no únicamente la inteligencia, sino la personalidad total del sujeto, sus cargas afectivas y conflictos interiores que se "proyectan" en la elaboración que el individuo hace de un material determinado. El más antiguo y simple de estos tests es la grafología, un test que se registra por sí mismo, pues en la página manuscrita se refleja la agresividad, estado de ánimo, valoración del Yo (..). Todos estos tests (los proyectivos) son muy sencillos de realizar, pero difíciles de valorar... por lo que no puede realizarlos el médico general o pediatra si no tiene una verdadera especialización en ellos."

Antonio Vallejo-Nájera
Introducción a la Psiquiatría



“... una de las amarguras de la depresión es que borra la idea y los sentimientos de esperanza.” 

Antonio Vallejo-Nájera


"Ya conocemos el desplante de Luis. En la carta compruebo que pide a Luis su opinión, cosa que no ha hecho conmigo. Segundo, que todavía proyectaba ir a Madrid o que, como alternativa, seguirá enviando refuerzos «secretamente» durante unos meses, hasta poder efectuar la operación con menos riesgo. El inesperado comportamiento de los reyes y del príncipe de Asturias le brindó acelerar y dar un giro más cómodo a la maniobra, pero la hubiese efectuado de todos modos.
Es aún más significativo lo que se le ha escapado al secretario del emperador, Meneval, mientras revisábamos estos papeles: en las pocas horas que transcurren entre la recepción de la noticia de los conflictos de Aranjuez (madrugada del día 26) y la carta a Luis (27 al mediodía), ha hecho venir al representante del rey Carlos IV y de Godoy en París, Izquierdo. En una improvisación de la que nadie me había hablado y que por sí sola me hace mejorar la opinión sobre la capacidad de ese enviado, contesta: «Con gusto y entusiasmo admitirán los españoles a V. M. por monarca, pero después de haber renunciado a la corona de Francia.» Me hubiese gustado ver la cara del emperador. Comprendió que si Izquierdo osaba decírselo a la cara, los españoles se atreverían a oponerse a la entrega de la corona al monarca de otro país. No le convenía correr el riesgo. Sólo entonces piensa en sus hermanos. Ya me he enterado de que tampoco soy plato de segunda mesa, sino de tercera: el emperador, Luis y luego yo (que sepa por ahora).
Murat, en Madrid, mantiene la táctica de no reconocer a don Fernando como rey y dar como inminente la venida del emperador a la capital española. Dos medidas inteligentes, pero no el modo de realizarlas, pues no da a don Fernando ninguna muestra de cortesía, actúa con soberbia, caprichos e imposiciones. Los ministros españoles, con el deseo de que el emperador reconozca a su rey sin conflictos y con ello se disipe la amenaza francesa, adoptan una actitud servil frente a Murat, que se envalentona cada vez más.
Murat se atrevió en una visita a la real armería a comentar cuánto le gustaría tener la espada de Francisco I, ganada por los españoles en la batalla de Pavía y desde entonces formando parte del tesoro real. Se la entregaron a las pocas horas, con gran pompa, en procesión presidida por el caballerizo mayor marqués de Astorga.
Estas humillaciones, aceptadas en apariencia, fueron agriando los ánimos. Si las gentes ilustradas, conociendo mejor la impotencia española frente al poderío francés, decidieron disimular y soportar en evitación de males mayores, el pueblo, que no puede tener una visión estratégica general, cambiaba día a día su buena disposición previa hacia los franceses. Comenzaron a surgir altercados entre plebe y soldadesca. Uno grave ocurrió en la plazuela de la Cebada el día 27 de marzo.
El emperador sale el 2 de abril hacia Bayona. Ya vimos en la carta de María Luisa: «Yo tiemblo y lo mismo mi marido si mi hijo ve al emperador antes de que éste haya dado sus órdenes, pues contará tantas mentiras...» El temor que hace «temblar» explica la decisión de la real pareja de emprender viaje a Bayona, al saber que el emperador no viene a Madrid. No era tan fácil convencer a Fernando VII, triunfante y aclamado. Desconfiando de la brusquedad de Murat, el emperador envía al viperino Savary. Con astucia divide la proposición en etapas. Primero informa a don Fernando de que el emperador sólo podrá acercarse hasta Burgos, para allí encontrarse con don Fernando y reconocerle como rey.
El emperador tomaría como grave desaire que don Fernando no acceda a la entrevista en Burgos. Murat no hubiese convencido por sí solo a don Fernando."

Juan Antonio Vallejo-Nágera
Yo, el Rey