"De mayor significado ha sido el modo en el cual la ceremonia real se ha convertido en un antídoto o una legitimación del cambio social a nivel nacional, de una manera que recuerda bastante al período anterior. Como demuestra la perspectiva a largo plazo, el efecto de la Segunda Guerra Mundial fue en gran medida mayor que el de la Primera en el ámbito social y económico. La aristocracia se ha desvanecido como parte del gobierno. Se ha producido una crisis respecto a la conformidad pública con la ética cristiana. Los problemas de raza, color, violencia, crimen y drogas han proliferado. La opinión y la legislación han cambiado notablemente en cuestiones como la pena de muerte, el aborto, el sexo antes del matrimonio y la homosexualidad. La riqueza y los ingresos se han redistribuido, no de modo drástico, pero ciertamente más que en cualquier otro momento de este siglo. Así, en una «sociedad igualitaria, sexualmente permisiva y multirracial», la monarquía continúa representando de forma fiel el papel público y ceremonial que identificaba Harold Nicolson en su descripción del Silver Jubilee de Jorge V: «Una garantía de estabilidad seguridad, continuidad: la preservación de los valores tradicionales. O como se desprende de una encuesta pública reciente:
Su existencia significa seguridad, estabilidad y prestigio nacional continuo: promete sanción religiosa y liderazgo moral, es un foco de identificación «por encima de los partidos», significa alegría, excitación y la satisfacción de la pompa ceremonial; es un símbolo importante, quizá cada vez más importante, de prestigio nacional.
Como sugieren estas palabras concluyentes, el papel del ritual real ha adquirido también un nuevo significado en un contexto internacional, a medida que la posición mundial de Gran Bretaña ha declinado profundamente. La esperanza ingenua y eufórica de la coronación, es decir, que se acercaba una nueva era isabelina, ha demostrado ser falsa. De hecho, para los observadores perspicaces de la ceremonia, las cosas no estaban tan claras. Un comentarista estadounidense, que no se dejaba llevar por la alegría del momento, sugirió que «los británicos representaban este espectáculo para dar un estímulo psicológico a un imperio tambaleante». De modo significativo, el título de Isabel era mucho menos imperial que el de sus predecesores. No era ni emperatriz de la India, ni gobernante de «los dominios británicos en ultramar», sino «jefe de la Commonwealth». Desde entonces, el deslizamiento hacia la impotencia sólo se ha acelerado, con la desintegración del imperio colonial, la desaparición de los últimos hombres de estado imperiales como Smuts y Menzies, el fiasco de Suez, los problemas en Biafra y en Irlanda del norte, las repetidas crisis económicas y la entrada de Gran Bretaña en el Mercado Común. De hecho, el funeral de estado de sir Winston Churchill en 1965, justo a medio camino entre la coronación de la reina Isabel y el Silver Jubilee, no fue sólo el último rito en honor a un gran hombre, sino que en esta época se reconoció también de modo consciente como el réquiem dedicado a Gran Bretaña como gran potencia.
De este modo, «mientras que el poder de Gran Bretaña se desvanecía..., el orgullo por la familia real crecía como algo que era únicamente nuestro y que ningún otro país podía alcanzar».208 De igual manera que en períodos anteriores de cambio internacional el ritual de la monarquía fue muy importante a la hora de legitimar la novedad del imperio formal y de dar una impresión de estabilidad en una época de desequilibrio internacional, en el mundo de la posguerra ha proporcionado un paliativo confortable a la pérdida del estatus de potencia mundial. Cuando observamos un gran acontecimiento real, impecablemente planeado, ejecutado sin errores y con un comentario acentuando (aunque erróneamente) la continuidad histórica con los antiguos tiempos de la grandeza británica, se hace casi posible creer que no se han desvanecido del todo. Como Richard Dimbleby observó de modo condescendiente en ocasión de la coronación, los estadounidenses podían ser «una raza de gran vitalidad», pero «les falta tanto la tradición» que «tendrán que esperar mil años antes de que puedan mostrar al mundo algo que sea tan significativo o tan encantador»."

Eric Hobsbawm
La invención de la tradición


“El mayor de los partidos existentes es el de los ex-comunistas.”


Eric Hobsbawm



"El socialismo triunfó en países atrasados y su obsesión fue modernizarlos. En la Unión Soviética la idea era desencadenar una rápida industrialización, y si para hacerlo era necesario recurrir a procedimientos autoritarios, pues adelante. No quiero justificar los campos de trabajos forzados, que son injustificables, pero los logros fueron extraordinarios. Durante la II Guerra Mundial, la Unión Soviética no sucumbió, sino que derrotó al enemigo más poderoso: el ejército alemán. No lo hizo movilizando a las masas. Lo consiguió porque era un país industrializado con notables avances tecnológicos y con gente preparada. El modelo para conseguir una industrialización tan rápida fue el de la economía de guerra. El precio fue no lograr que la economía tuviera una dinámica propia."

Eric Hobsbawm



"(El terrorismo islamista) Su poder militar es mínimo. El atentado en Nueva York no llegó a desestabilizar la ciudad salvo durante unas horas. Hay que subrayar que hay lugares (Afganistán, Pakistán, el Oriente Medio) donde los grupos terroristas juegan políticamente un papel importante, y no se los puede despreciar. Otra cosa es el terrorismo islamista en nuestros países. Responde a una reacción antiimperialista."

Eric Hobsbawm



“La impotencia enfrenta a aquellos que creen en lo que suma un capitalismo puro, sin Estado, capitalismo de mercado, una suerte de anarquismo burgués internacional, y a aquellos que creen en un socialismo planificado sin contaminación de los privados buscando ganancia. Ambos están en la bancarrota. El futuro, como el presente y el pasado, pertenece a las economías mixtas en las cuales lo público y lo privado están juntos de una forma u otra, ¿Pero, cómo? Ese es el problema para todos hoy en día, pero especialmente para la gente en la izquierda.”

Eric John Ernest Hobsbawm


"La paradoja del comunismo es que en el poder resultó ser conservador."

Eric Hobsbawm



“Las naciones existen no solo como funciones de un tipo particular de estado territorial o la aspiración de establecer uno … sino también en el contexto de una etapa particular del desarrollo tecnológico y económico. La mayoría de los estudiantes actualmente estarían de acuerdo estarían de acuerdo con que los lenguajes nacionales, hablados o escritos, no pueden emerger como tales sin antes imprimirlos, enseñarlos masivamente, y por lo tanto, crear escuelas masivamente. Incluso, ha sido afirmado que el italiano popular hablado como una jerga es capaz de expresarse completamente en la forma en que lo hace un lenguaje del siglo XX, fuera de la esfera de la comunicación doméstica del cara a cara, y sólo se construye hoy en función de las necesidades de la programación de la televisión nacional.”

Eric Hobsbawm



"(Los fundamentalismos) afecta a todas las religiones. En el caso islámico, la revolución que triunfó en Irán tenía una fuerte voluntad de consolidar un Estado, centralizarlo y modernizarlo. Los fundamentalistas judíos son desde 1967 los más acérrimos defensores de Israel y reclaman sus ambiciones imperialistas. Y no hay que olvidar el giro fundamentalista de los católicos con los últimos papas y de las comunidades protestantes en Estados Unidos."

Eric Hobsbawm



"Los marxistas creían que la clase obrera iba a crecer, cuando lo que ha pasado es que ha decrecido y que países como Estados Unidos o Inglaterra incluso se están desindustrializando."

Eric Hobsbawm


"Los seres humanos no están eficientemente diseñados para un sistema de producción capitalista."

Eric Hobsbawm


"Marx sigue siendo la base esencial de cualquier estudio adecuado de la historia, porque ―hasta ahora― sólo él ha intentado formular un enfoque metodológico de la historia como totalidad, y de concebir y explicar el proceso entero de la evolución social humana. En este sentido es superior a Max Weber, su único verdadero rival como influencia teórica para los historiadores, y en muchos aspectos un suplemento importante y correctivo. Una historia basada en Marx es inconcebible sin adiciones weberianas, pero la historia weberiana es inconcebible excepto en la medida en que toma a Marx, o al menos el Fragestellung marxista, como punto de partida. Si deseamos responder la gran pregunta de toda la historia ―principalmente, cómo, por qué y a través de qué procesos ha evolucionado la humanidad, del hombre de las cavernas al astronauta, el detentador de la fuerza nuclear y el ingeniero genético― sólo podemos hacerlo formulando preguntas al estilo de Marx, aunque no aceptemos todas sus respuestas. Lo mismo se aplica si queremos responder la segunda gran pregunta implícita en la primera: por qué esta evolución no ha sido pareja y lineal, sino extraordinariamente desigual y combinada. Las únicas respuestas alternativas que han sido sugeridas formulan en términos de evolución biológica (la sociobiología), pero son evidentemente inadecuadas. Marx no dijo la última palabra ―todo lo contrario― pero sí la primera, y todavía estamos obligados a continuar el discurso que él inauguró."

Eric Hobsbawm



“Marx, supongo, fue salvado por el colapso de la Unión Soviética -pero no necesariamente el marxismo, porque la Unión Soviética era un Estado marxista de un solo tipo. Está muy claro que por algún tiempo la gran parte de la gente interesada en Marx y el marxismoeran críticos de la Unión Soviética y la veían como una desviación del camino original. Por otro lado, tiene que recordar que el marxismo como fenómeno intelectual y político depende de la atmósfera política. Y todos los socialistas fueron heridos en gran medida por la caída de la Unión Soviética, simplemente porque el ejemplo de tener a alguna parte del mundo llamándose a sí misma socialista, los inspiraba, así como los ha inspirado la mayor parte del siglo XX. No fue sino hasta el inicio de este siglo que el interés en Marxha revivido de nuevo.”

Eric Hobsbawm


"Ningún otro periodo de la historia ha sido impregnado por las ciencias naturales, ni más dependiente de ellas, que el siglo XX. No obstante, ningún otro período, desde la retractación de Galileo, se ha sentido menos a gusto con ellas. Esta es la paradoja con la que historiadores del siglo deben lidiar."

Eric Hobsbawm


"Pero en el fondo la muchedumbre no estaba realmente vinculada a ningún rey, gobernante o sistema en absoluto, y solamente se pusieron etiquetas políticas a movimientos que carecían de programa positivo fuera del odio hacia el rico y de un cierto igualitarismo subanarquista. Y es que ni siquiera el anarquismo brindaba una solución positiva. Una aldea campesina podía esperar funcionar como tal aldea mediante el mero consenso comunitario, con que se aboliesen el Estado, el derecho y los ricos, explotadores e intrusos. Pero una ciudad no puede esperar gobernarse de este modo. La única solución para las urbes que puede proponer el anarquismo primitivo es su destrucción, proposición que (según vimos) los campesinos anarquistas pueden aprobar con los brazos abiertos, pero que por su misma situación los pobres de la ciudad no pueden aceptar. Alguien debe organizar la ciudad y hacer posible su vida. Si hay «igualdad» en ella, no puede tratarse más que de la sofisticada igualdad del voto o de la igualdad de oportunidades, o de algo por el estilo, no de la mera igualdad de todos los hombres que cultivan en común, hermanados, la tierra, y que acaso la redistribuyen periódicamente. La muchedumbre podía alzarse. Podía hacerlo con notable eficacia porque, viviendo en ciudades y capitales, tenía una concepción mucho más precisa que los campesinos de pueblos alejados de lo que significaban el «gobierno», el «poder», y también la «toma del poder». Pero no podía hacer más que levantarse periódicamente contra el destino del hombre, y luego volver a su cauce, y prefería la aceptación tácita del gobierno y de los que brindaban trabajo —es decir algún gobierno, cualquier gobierno— y luego el procedimiento de la asonada para objetivos limitados o de corto plazo. No importaba mucho el grito que motivase la algarada. No sé de ningún movimiento milenario entre las turbas clásicas de la gran ciudad en los dos últimos siglos, ya que era de excepcional dificultad para ellas el adquirir una concepción de un mundo nuevo y perfecto.
Sin embargo, paulatinamente, la muchedumbre cambió de lado, si es que esta expresión no peca de demasiado precisa o de demasiado discutible. Si nos limitamos, en aras a la comparabilidad, al populacho de las ciudades absolutistas o que lo habían sido, de tipo meridional, la transición puede observarse en diversas fases a contar de la Revolución francesa. Sea lo que fuere lo que movía al menú peuple de París a manifestarse desordenadamente, desde la Revolución en adelante lo hizo bajo los auspicios de la izquierda. El populacho vienés, leal y antijacobino en el último decenio del siglo XVIII (con la salvedad característica de los zapateros que eran profranceses porque los franceses iban contra la religión), era revolucionario en 1848. Un estudio de las comedias de los suburbios nos permite situar el cambio habido en el ambiente político popular con mayor precisión: entre los principios de los años 1830 y 1848.*' En España, los protagonistas de los cafés cantantes de Sevilla y de Barcelona, después de mediado el siglo XIX, eran generales liberales, si es que podemos juzgar a tenor del contenido de sus coplas y de las experiencias de los artistas.^ Aun en el propio Nápoles, la fortaleza del borbonismo de los pobres, los borbones aguardaron en vano el año 1860 a que se reprodujera la sublevación de los lazzaroni de 1799. Los lazzari no se movieron. Además hacía unos años que la Camorra había llegado a un acuerdo con los liberales, y Garibaldi se apoderó de los pobres de Nápoles lo mismo que se había hecho con los corazones de todos los demás desheredados."

Eric Hobsbawm
Rebeldes primitivos



 "Si un pensador dejó una marca indeleble en el siglo XX, ese fue Marx."

Eric Hobsbawm