"... a la lucha espiritual: de tal suerte que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona."

San Cipriano


“El padre de los judíos es el diablo.”


San Cipriano de Cartago