“La sociedad occidental ha institucionalizado al hombre económico mediante el estímulo de la acción económica racional, la sanción de una irrestricta libertad de adquisición y la concepción del trabajo y la tierra (el hombre y la naturaleza) como si fueran mercancías. Estos supuestos -racionalidad económica, libertad de adquisición y un estricto enfoque económico sobre el mundo-, han llegado a ser, en buena medida, parte de una perspectiva de acuerdo con la cual los occidentales consideran la vida económica no solo como si fuera la suya propia, sino también la de otras sociedades.” 

H. W. Spiegel