"Hace cincuenta años, en febrero de 1936, un emigrado alemán publicaba en la prensa neoyorquina una carta abierta mediante la cual se excluía de la vida oficial alemana. Los críticos llegaron incluso a afirmar que se había excluido de la nación alemana, y decían lo siguiente:
¿Qué vale un escritor que abandona su nación en un momento crucial? ¿Qué vale un escritor que ataca al Estado alemán en una prensa extranjera, hostil, participando así en la propaganda antialemana, y que por lo tanto es financiado por los enemigos de Alemania? Un escritor que, aquejado de megalomanía, se atribuye un poder moral sobre los alemanes, ¿puede exigir que se divulguen sus libros? ¡No! El pueblo alemán no tolerará a esos renegados que propagan declaraciones difamatorias sobre el "terror pardo" que reina en el país que han abandonado cobardemente. Calumnian a Alemania para ganarse los favores de sus socios extranjeros, que ven con recelo la revolución nacional y el renacimiento de Alemania, y por ello atacan al nuevo orden y a sus dirigentes. Sin embargo, ¡que no se hagan ilusiones! El pueblo alemán se mantendrá sordo a las calumnias y a los llamados de los renegados y de los perturbadores; el pueblo alemán no permitirá que se empañe la reputación de sus mejores hijos, los dirigentes del partido Nacional-Socialista, que ejercen el poder legal y practican una política de estabilización. La Alemania dirigida por Adolf Hitler no quiere la guerra. Lo que quiere es el orden y una cooperación pacífica. Los alemanes no han olvidado la época de anarquía de la República de Weimar, la época de las disputas y las huelgas, del desempleo y del espectro del hambre. No hay y no habrá regreso a esa época. Alemania ha entrado en una fase de normalización. Los perturbadores están aislados.
A pesar de esos hechos evidentes, las altas finanzas internacionales -esencialmente judías-, así como los masones y los agitadores bolcheviques, intentan perturbar el orden y lanzar una campaña antialemana en la prensa extranjera. Utilizan a los renegados que han huido de Alemania, practicando una Greuel propaganda sobre las pretendidas represiones en Alemania. Ahora bien, y los hechos lo demuestran, nadie en Alemania es perseguido por sus opiniones. Cada ciudadano puede tener la opinión que quiera. Se condena a los promotores de disturbios aislados y a los pocos perturbadores que violan las leyes."

Adam Michnik
La segunda revolución



“Las artimañas se disfrazan muy hábilmente de nobleza, y el fanatismo se viste con las ropas de la defensa de principios.”

Adam Michnik


"Os damos las gracias, amigos, a todos aquellos que ayudasteis a Solidarnosc durante la campaña electoral. Gracias a miles de amigos sin nombre en cada esquina de Polonia, resultamos victoriosos.
Primero, la campaña. Por primera vez desde el 13 de diciembre de 1981, Solidarnosc llegó abiertamente a cada distrito y factoría, a cada pueblo y ciudad. Aquellas personas que durante siete largos años habían escuchado que carecía de sentido la propuesta de Solidarnosc tenían ahora la oportunidad de evaluar el sentido y el propósito de su obstinación. Nosotros habíamos regresado. Nosotros estamos aquí. Nosotros permaneceremos.
Disponíamos de poco tiempo y recursos, pero albergábamos la suficiente esperanza de que seríamos capaces de organizarnos rápidamente para afrontar esa prueba. A pesar de algunos deslices y desavenencias, el 4 de junio sería conmemorado como fiesta nacional en Polonia. Los polacos votaron por sus esperanzas. Creyeron en Solidarnosc. Creyeron en nuestro líder Lech Walesa.
Muchos pensamientos se concitaron en mi mente en ese instante. Los resultados electorales determinaron la constitución de un comité con vistas al futuro. Durante los siguientes cuatro años, Solidarnosc trabajó duramente para que todos pudieran ver que eran dignos de confianza. Por consiguiente, fue un tiempo más adecuado a la reflexión que a la euforia. Debíamos proceder con cautela con respecto a las expectativas de la gente. Por un lado, debíamos evitar formar parte del sistema del mecanismo de la nomenclatura, y por otro, no dejarnos llevar por el fácil triunfalismo, por la retórica de la confrontación."

Adam Michnik
Cartas desde la libertad