"El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente." 

Michel Onfray


“El desencanto del mundo estructura la religión nihilista de nuestra época. Que hay cadáveres, infiernos y condenados, que se encuentre a cada paso miseria y excluidos, pobres y esclavos, arroja a la mayoría a una desesperación que termina en el retraimiento. Como escogidos, parecemos esperar que pase la catástrofe, con tal de que no nos toque. Los nihilistas, sean quienes fueren, suelen ser menos peligrosos para el sistema que los voluntaristas que no definen la utopía como algo irrealizable, sino como algo que aún no se realizó.”

Michel Onfray



“El infierno vivido y habitado hace legítimo y deseable un mundo donde se trate de evitar el retorno de aquello que, de cerca o de lejos, pueda parecérsele.”

Michel Onfray



“El poder es esencialmente negativo. En cualquier lugar  que se lo ejerza, de cualquier modo que se lo ejerza este ejercicio será inexorablemente malo, destructivo y perjudicial.”

Michel Onfray



“El poder pervierte a quien lo ejerce -estas son pues las lecciones anarquistas de hoy: la eterna perversión de quienes ejercen el poder, sean quienes fueren, sean filósofos que se volvieron reyes o reyes con veleidades filosóficas.” 

Michel Onfray



“El poder produce la división salomónica de la sociedad y del género humano entre aquellos que lo detentan y aquellos que lo sufren -por un lado, los que tienen el poder, lo ejercen, lo aman, lo desean, lo reclaman y casi siempre disponen de él, por otro lado aquellos sobre los que se ejerce."

Michel Onfray




"El aumento de la miseria en todas sus formas, el crecimiento de las alienaciones, el salvajismo de las leyes de la competencia, la pauperización generalizada, sólo encuentran medicación y farmacopea entre los partidarios del humanismo, en la caridad cínicamente organizada como empresa y espectáculo. A falta de justicia, el sentimiento llamado caritativo se apoya en las sociedades de beneficencia o de caridad, las donaciones que se piden por medio de grandes espectáculos en los que el mundo mediático se pone en primer plano, exacerbando el sistema, distribuye los emolumentos de una velada con el pretexto humanista de hacer soportable la miseria: Y mientras una cosa parece soportable, se hace difícil, imposible, impensable, su supresión. Jamás la actuación contrarrevolucionaria, conservadora, si no reaccionaria, de la caridad produjo efectos tan bellos."

Michel Onfray



“El ideal cristiano es, para la mujer, la Virgen que engendra Concepción, el cuerpo sin carne, la Esposa de Cristo y la Madre de Dios; para el Hombre, un crucificado sanguinolento, adorado como un muerto descarnado en su cruz, atravesado por las espinas y las puntas de lanza. Todo eso genera una neurosis de civilización en la que nos encontramos todavía bajo formas posmodernas, por ejemplo, con la tiranía publicitaria del cuerpo ideal, inexistente, bello, perfecto, platónico, o sea, como un modelo que genera frustraciones en una cantidad increíble de personas, pues sólo tenemos cuerpos que nos invitan a no amar en beneficio de un ideal tipo, inalcanzable”

Michel Onfray


"En el centro del teatro de la crueldad, se encuentra el Condottiere, artista y actor, autor y observador del espectáculo que da consigo mismo. Su dialéctica oscila entre exhibición y vouyerismo, entre complacencia por el signo exteriorizado e inquietud por lo interior que informa. Su gesto es creador de un espacio mágico, como cada vez que se trata de decisión, de concretar una voluntad. El voluntarismo estético que practica es experimental: cada situación construida produce un estilo que, a su vez, le da consistencia al conjunto. El edificio se construye en el tiempo. El espejo del que habla Baudelaire, es necesario: vivir teniendo enfrente la imagen del efecto producido para, eventualmente, corregir las imperfecciones, los fracasos o los trazados. El arte que practica el Condottiere dota a cada instante de densidad. Todo tiene sentido y nada es inocente. Panofsky demostró hasta qué punto elementos aparentemente dispersos podían significar lo mismo, como, por ejemplo, la catedral y su arquitectura remiten explícitamente al pensamiento escolástico y a la elaboración de sumas teológicas. Esta singular teoría de las correspondencias permite establecer un nexo entre la experimentación estética de los años 1960-1970 y la posibilidad de una nueva ética, por fin poscristiana. Una trama de hilos entretejidos une, en una misma comunidad de destino, a figuras que pertenecen a diferentes campos. Así, una moral contemporánea y prácticas artísticas que coinciden en el tiempo pueden mostrar algunos puntos de convergencia. El Condottiere tiene un interés arquitectónico por tender puentes duraderos entre geografías de momento separadas. Evitando la deriva de los continentes éticos y estéticos, puede solidificar un arco que una ambas tierras mágicas. Encuentro aquí la definición de la modernidad.
¿Dónde están esos artistas? En los senderos abiertos por los cínicos históricos. Acciones, happening, event, actuaciones, pues, para esos ancestros del Kunismo. Y también la ascesis personal necesaria para la fabricación de una identidad: los cínicos quieren una vía corta, pero escarpada. Esta vía es exigente, pero lleva rápidamente a los destinos que uno se propone. Al contrario de los estoicos, partidarios de la vía larga, pero menos ruda. Entre los ejercicios preconizados por los filósofos de la Antigüedad, hay prácticas exigentes: soportar el frío externo, el calor, las condiciones brutales de una vida a la intemperie, soportar la privación de comida y bebida.
Los artistas del body-art francés y del accionismo vienés han ilustrado, en sus prácticas estéticas, el objetivo cínico antiguo, al requerir que el cuerpo expresara un sentido mediante el sufrimiento, la herida, la cicatriz: ingestión de carne descompuesta, tajos en el cuerpo, lamer leche derramada en el suelo como animales, equilibrio inestable practicado metafóricamente en los bordes de las ventanas a varios metros del suelo en el caso de Gina Pane; fabricación de morcilla humana con el objeto de parodiar una celebración religiosa, travestismos miméticos con la intención de interpretar, por medio del icono, una relación incestuosa, en el caso de Michel Journiac; sacrificios de animales, teatralización pagana de prácticas orgiásticas, paganismo telúrico, báquico o sanguinario, en el caso de Hermann Nitsch; exhibicionismo sexual, anal y genital, defecaciones públicas, ondinismo, en el caso de Günter Bruss; simulaciones sodomitas, escenografías de la crueldad, evisceraciones catárquicas, en el caso de Rudolf Schwarzkogler. Los años 1965-1975 ven florecer esas prácticas sintomáticas que magnifican la subversión estética."

Michel Onfray
La construcción de uno mismo


“Las virtudes del renunciamiento ya cumplieron su tiempo: les debemos la incurable melancolía en la que está inmersa nuestra época. Aspiro a no caer en la complacencia hacia las tinieblas y la mortificación. Una moral estética nos convoca a una vida transfigurada en la construcción de uno mismo: implica la vitalidad desbordante, la restauración de la virtud renacentista contra la virtud cristiana, el talento para el heroísmo que crea la individualidad vigorosa, el consentimiento a la abundancia, la capacidad para la magnificencia. Desde la perspectiva hedonista, esta ética engrandece la gentileza, la elegancia, la palabra empeñada, la amistad y las afinidades electivas. Sólo a este precio será posible una moral jubilosa y decididamente contemporánea.”

Michel Onfray


"Pienso en las tierras de Israel y de la Judea samaría, de Jerusalén y Belén, en el lago de Tiberíades, esos lugares donde el sol quema las cabezas, reseca los cuerpos, deja sedientas las almas y provoca deseos de oasis, ansias de paraísos donde el agua corre fresca, límpida, abundante, y el aire es dulce, perfumado y grato, en los que abunda el alimento y la bebida. Los mundos subyacentes me parecen de pronto mundos contrarios, concebidos por hombres fatigados, exhaustos, consumidos por el trajín continuo a través de las dunas y las huellas de grava calcinada al rojo vivo. El monoteísmo surge de la arena.
En la noche de Ouadane, al este de Chinguetti, adonde he venido a consultar las bibliotecas islámicas ocultas bajo la arena de las dunas que con paciencia y sin tregua devoran pueblos enteros, Abdurahmán —nuestro chofer— extiende afuera su alfombra, en el suelo del patio de la casa que nos aloja. Me encuentro en una pequeña habitación, sobre un colchón improvisado. La noche gris azulado reluce en su piel negra, la luna llena suaviza los colores y su cuerpo adquiere un tono violeta. Con lentitud, como inspirado en los vaivenes del mundo, animado por los ritmos ancestrales del planeta, se agacha, se arrodilla, apoya la cabeza en el suelo, y reza. La luz de las estrellas extinguidas nos alumbra en el calor nocturno del desierto. Me parece que estoy en presencia de una escena primitiva, que soy espectador de una manifestación tal vez idéntica al primer arrebato místico del hombre. Al día siguiente, durante el trayecto, le pregunto a Abdurahmán sobre el Islam. Le asombra que un blanco occidental se muestre interesado por el Islam y rechaza que se le haga cualquier referencia al texto. Acabo de leer el Corán, pluma en mano, y recuerdo algunos versículos, palabra por palabra. Su fe no tolera que se recurra a su libro sagrado para cuestionar los fundamentos de ciertas tesis islámicas. Para él, el Islam es bueno, tolerante, generoso y pacifista. ¿La guerra santa? ¿La jihad decretada contra los infieles? ¿Las fatwas lanzadas contra un escritor? ¿El terrorismo hipermoderno? Actos llevados a cabo por locos, pero, sin duda, no por musulmanes...
[...]
El chacal ontológico. Después de varias horas de silencio en el mismo paisaje de desierto inmutable, vuelvo al Corán, en este caso, al Paraíso. ¿Creerá Abdurahmán en esta geografía fantástica por completo, o la tomará como un símbolo? ¿Los ríos de leche y vino, las huríes de grandes ojos, los lechos de seda y brocado, las músicas celestes, los magníficos jardines? Sí, afirma: "Es así...". ¿Y el infierno, entonces? "También como dicen." Él, que vive tan cerca de la santidad, solícito y delicado, generoso, atento al prójimo, apacible y tranquilo, en paz consigo mismo, y por lo tanto con los demás y el mundo... ¿verá algún día esas delicias? "Así lo espero." Se lo deseo con toda sinceridad, mientras mantengo en mi fuero interno la certidumbre de que se engaña, que le mienten y que, por desgracia, no llegará nunca a conocer nada de eso...
Luego de unos instantes de silencio, me explica que, no obstante, antes de entrar en el Paraíso tendrá que rendir cuentas de su vida como hombre de fe, y que es probable que no le alcance toda su existencia para expiar una culpa que bien podría costarle la paz y la eternidad... ¿Un delito? ¿Un asesinato? ¿Un pecado mortal, como dicen los cristianos? Sí, de algún modo: un chacal que un día aplastó con las ruedas de su vehículo... Abdú iba muy rápido, no respetaba los límites de velocidad en las carreteras del desierto —donde se puede distinguir el resplandor de un faro a kilómetros de distancia—, y no lo vio venir. El animal salió de entre las sombras y dos segundos después agonizaba bajo el chasis del auto."

Michel Onfray
Tratado de Ateología



"Si rechazamos la ilusión de la fe, el consuelo de Dios y las fábulas de la religión, si preferimos querer saber y optamos por el conocimiento y la inteligencia, entonces lo real se nos aparecerá tal como es: trágico. Pero más vale una verdad que mata de inmediato la ilusión y permite no perder del todo la vida sometiéndola a la muerte en vida, que una historia que consuela en el momento, sin duda, pero no toma en cuenta nuestro verdadero bien: la vida del aquí y ahora."

Michel Onfray