Cuando muera, que me doblen con latas
Rompan en saltos y piruetas –
Restallen petardos en el aire

Convoquen a payasos y acróbatas
Que mi caja vaya sobre un burro
Enjaezado a la andaluza:
Nada a un muerto se niega…

Mário de Sá-Carneiro



Manucure

En la sensación de estar puliendo mis uñas,
Súbita sensación inexplicable de ternura,
Todo está incluido en mi - piadosamente.
Mientras tanto estoy aquí solo en el café:
De mañana, como siempre, en bostezos amarillos.
De vuelta, las mesas apenas - ingratas
Y duras, esquinadas en su desgracia
Bocal, cuadrangular y libre pensadora...
Afuera; día de Mayo en luz
El sol - día brutal, provinciano y democrático
Que mis ojos delicados, refinados, erguidos y citadinos
No pueden tolerar - y apenas forzados
Soportan las náuseas. Toda mi sensibilidad
Se ofende con este día que tendrá rapsodas
Entre los amigos con quienes transito a veces -
Morenos, naturales, de bigotes generosos -
Que escriben, pero tienen partido político
Y asisten a congresos republicanos,
Van a las mujeres, gustan de vino tinto,
De puerros o de sardinas fritas...
Y yo siempre con la sensación de pulir mis uñas
Y de pintarlas con un barniz parisiense,
Me voy enterneciendo más y más
Hasta llorar por mi mismo...
Mil colores en el Aire, mil vibraciones palpitantes,
Brumosos planos torcidos,
Abatiendo flechas, volúmenes listos, discos flexibles,
Llegan tenuamente a perfilarme
Toda la ternura que pudiera haber sentido,
Todos los escenarios a los que fui penetrando...
Es como, poco a poco, se me encauza
La obsesión débil de una sonrisa
Que espejos vagos reflejaron...
Leve inflexión a torturar...
Fino escalofrio cristalizado...
Dislocamiento inalcanzable...
Véloz chispa atmosférica...

Y todo, todo así me ha conducido en el espacio
Por innumerables intersecciones de planos
Múltiples, libres, resbaladizos.

Es allí, en el gran Espejo de fantasmas
Donde ondula y borbotea todo mi pasado,
Se desmorona mi presente,
Y mi futuro ya es polvo...

Mário de Sá-Carneiro



"Octubre, 12. Si yo fuera quien soy... ¡Qué triunfo!
Noviembre, 15. ¿Seré una nación? ¿Me habré convertido en un país? Puede ser. Lo cierto es que siento plazas dentro de mí.
Noviembre, 16. Me he convertido en una nación...
...Grandes carreteras desiertas... árboles, ríos, torres... puentes... muchos puentes...
No me puedo abarcar. Me sobro. Me agito dentro de mí."

Mário de Sá Carneiro
El cielo en llamas



"Un artista puede sufrir mucho, ser cautivo de una sempiterna tristeza hasta el instante de su muerte. Diría, incluso, que algunos de los mayores canallas que han poblado esta tierra pertenecían a la categoría de los artistas. Sin embargo, por muy amarga que pueda ser la vida, siempre brilla un rayo de sol. La amargura de la desgracia no confirmaba la existencia de un perenne y desolado vacío que es la miseria más grande y más real de este mundo."

Mário de Sá Carneiro
Incesto


"Y comenzó danzando... La envolvía una túnica blanca, listada de amarillo. Cabellos sueltos, locamente. Joyas fantásticas en las manos; y los pies descalzos, constelados…
¡Ay!, cómo expresar sus pasos silenciosos, húmedos, fríos de cristal; o el tremor de su carne ondeando; el alcohol de sus labios que, en un refinamiento, ella dorara – toda la harmonía desvanecida de sus gestos; todo el horizonte difuso que en sus giros suscitaba, nevadamente… Entretanto, al fondo, en un altar misterioso, el fuego se encendía…
Lentamente la túnica se le va resbalando, hasta que, en un éxtasis sofocante, zozobra a sus pies…
¡Ah!, en ese momento, frente a la maravilla que nos brindó, nadie pudo contener un grito de asombro… Quimérico y desnudo, su cuerpo estilizado se erguía litúrgico entre mil cintilaciones irreales.
Como los labios, las puntas de los senos y el sexo estaban dorados – de un oro pálido, enfermizo. Y toda ella serpenteaba en misticismo escarlata queriéndose entregar al fuego… Más el fuego la repelía… Entonces, en una última perversidad, de nuevo tomó los velos y se cubrió, dejando apenas desnudo el sexo áureo – terrible flor de carne estremecida de agonías magenta…
Vencedora, todo fue luz sobre ella...Y, otra vez desvestida – ardiente y feroz, saltaba ahora por entre las llamas, rasgándolas: enmarañando, poseyendo todo el fuego borracho que la ceñía.
Mas, finalmente, saciada tras extrañas epilepsias, en un salto prodigioso, como un meteoro –rojo meteoro- ella vino a caer en el lago que mil lámparas ocultas teñían de azul ceniza.
Entonces fue la apoteosis: Toda el agua azul, al recibirla, se volvió roja de brasas, ondulante, ardiente por su carne que el fuego penetrara… En un ansia de extinguirse, poseída, la fiera desnuda se sumergió… Mas, cuanto más se abismaba, más era luz a su alrededor…
…Hasta que, por fin, misteriosamente, el fuego se apagó en oro, y, muerto, su cuerpo flotó, heráldico, sobre las aguas doradas, tranquilas, muertas también."

Mário de Sá Carneiro
La confesión de Lucio


"Yo quisiera ser mujer para poderme extender
al lado de mis amigos, en las banquitas de los cafés.
Yo quisiera ser mujer para poderme poner
polvo de arroz en la cara, delante de todos, en los cafés..."

Mário de Sá-Carneiro