“Al atardecer se oye el grito de los murciélagos.
Dos caballos negros saltan en la pradera.
El arce rojo murmura…”

George Trakl


Alma de noche


"Furtivo desciende de los negros bosques
un venado azul, el alma.
Es de noche y sobre los escalones musgosos
se ve una fuente blanca.

La sangre y un grupo de armas antiguas
murmuran en el valle de los pinos.
La luna brilla siempre en parajes derruidos;
embriagada por venenos oscuros,
máscara de plata inclinada
sobre el sueño de los pastores;
cabeza abandonada en silencio por sus sagas.

Oh, abre ella sus frías manos bajo arcos de piedra
mientras lento sube un dorado verano a la ciega ventana
y toda la noche se oyen sobre el verde
los pasos de la danzarina,
y la voz de la lechuza que llama al ebrio
en púrpura tristeza."


George Trakl




Crepúsculo en el alma


"Silenciosa va a dar al lindero del bosque
una bestia oscura;
en el cerro acaba quedo el viento de la tarde,

enmudece en su queja el mirlo,
y blandas flautas del otoño
callan entre los juncos.

En una negra nube
navegas ebrio de amapolas
la alberca de la noche,

el cielo de los astros.
Aún resuena la voz de luna de la hermana
en la noche del alma."


George Trakl





“… Cuando tu frente sangre suavemente
olvida las antiguas leyendas
y el oscuro augurio del vuelo de los pájaros…”


George Trakl



Decadencia

Al atardecer, tañen campanas a la paz,
Cuando sigo milagrosos vuelos de las aves
Que, como procesión piadosa, en largo haz,
Se pierden en claras, otoñales vastedades.
Vagando por el jardín crepuscular
Mi sueño va hacia sus más claros destinos
Y la manecilla siento apenas avanzar.
Así sigo, sobre nubes, sus caminos.
De decadencia el hálito allí me hace temblar.
El mirlo se queja en las ramas deshojadas.
Vacila roja vid en rejas herrumbradas,
Mientras, cual de pálidos niños corro mortal
Entorno a un brocal que gasta el tiempo, sombrío,
El viento inclina amelos azules en el frío.

George Trakl



En un álbum antiguo

Retornas sin cesar, melancolía,
oh regalo del alma solitaria.
Arde hasta el final un día de oro.
El ser paciente se inclina humilde ante el dolor
resonante de armonía y tierno delirio.
¡Mira! Ya va oscureciendo.
Otra vez vuelve la noche y se lamenta un mortal
y hay otro que sufre con él.
Tiritando bajo las estrellas del otoño,
año tras año se inclina más profundamente la cabeza.

George Trakl



“He aquí que un hálito me hace temblar ante las ruinas.
El mirlo clama entre las ramas deshojadas.
Oscilan las rojas vides entre rejas herrumbrosas.”


George Trakl




“Las estrellas difunden una blanca tristeza
Llena en lo gris de iluso tintineo su flaqueza,
se dispersan horribles confusamente…”


George Trakl




“Mátame de dolor. Quema la herida.
Este martirio es una cosa vana.
Mira cómo florece de mi herida
en la noche una estrella arcana.
todo está consumado. Muerte, sé humana.”


George Trakl



“… Mira cómo florece en mi herida
en la noche una estrella…
Todo está consumado. Muerte, sé humana.”


George Trakl



“…Sobre tus sienes gotea un oscuro rocío,
el último oro de las estrellas extinguidas.”


George Trakl




“…Sueño y muerte, las lúgubres águilas
baten toda la noche su rumor…”


George Trakl