A la estatua de Libertad

"Libertad, Libertad,
rompe los cielos tu diadema.
Tu luz ciega a tu pueblo.
Doradas mariposas, los americanos,
calculan tarde cuanto vale tu metal.
Libertad, serás comprada por mercaderes,
y empresarios y judíos.
Muchas son las deudas de nuestro siglo
a la justicia, muchos los pecados
que conocerán las nuevas generaciones
cuando te comparen con Dorian Gray.
Libertad, los bosques lejanos te añoran,
te añoran los jardines en ruinas.
Los hombres reciben como premio
la pena a sus trabajos
pero siguen viviendo con la muerte."

Kostas Karyotakis


A un antiguo compañero

Amigo, mi corazón ahora como si envejeciese.
Terminó mi vida de Atenas,
que por igual pasó dulcemente y con la diversión,
y con la amargura, alguna vez, del hambre.

No iré ya al lugar que mi patria
dio al festejo de mi juventud,
sino como pasajero, con mi esperanza,
con el sueño que borré, viajero.

Peregrino, iré hacia tu casa
y me dirán que no saben qué fue de ti.
Junto a otro veré tu Afrodita
y otros la casa de la Paz tendrán.

Iré hacia la taberna, para pedir de nuevo
el vino de Samos que bebíamos.
Faltarás, su vino será diferente;
sin embargo yo beberé y me emborracharé.

Subiré cantando y tambaleándome
al Zappio donde comenzábamos a andar.
Alrededor será hermosamente amplio el horizonte
y será mi canción como un llanto.

Kostas Karyotakis


"… la mar en torno hasta el sol, muerte entre las muertes."

Kostas Karyotakis




“… Al salir por la mañana, sólo vi en mi puerta una maraña de rosas,
y al regresar a casa corté una guirnalda.”

Kostas Karyotakis



“… Bocas que tenéis mucho que decir
y la palabra os elige para tumbas”

Kostas Karyotakis




“Mientras camino, desde arriba me sigue una sombra
como una nube pesada o plumas de aves fatídicos.
Está conmigo en todas partes, conmigo en lo que haga
y tampoco me deja ver ni el sol de Dios.”

Kostas Karyotakis


Préveza

Muerte son los pájaros que chocan
contra los negros muros y los techos,
muerte las mujeres que hacen el amor
como si pelaran cebollas.

Muerte las sucias, insignificantes calles
con sus ilustres y pomposos nombres,
los olivos, el mar en torno, y aún
el sol, muerte entre los muertos.

Muerte el inspector que verifica,
en la balanza, una porción incompleta,
muerte los nardos en el balcón
y el maestro con el diario.

Base, Guarnición, Regimiento de Préveza.
El domingo escucharemos la banda.
Abrí una cuenta en el Banco,
primer depósito: treinta dracmas.

Caminando lentamente hasta el muelle,
“¿existo?”, digo, y luego: “¡no existo!”.
Llega el barco. Izaron la bandera.
Quizás viene el señor Prefecto.

Si al menos, entre estos hombres,
uno muriera de aburrimiento…
Silenciosos, apesadumbrados, con modos graves,
todos nos divertiríamos en su entierro.

Kostas Karyotakis




“Sobre la arena se levantan las grandes obras de los hombres,
y como un niño pequeño el tiempo las derriba con el pie.”

Kostas Karyotakis


Suicidas ideales


"En la entrada dan un giro a la llave,

reabren cada vieja carta guardada,
leen tranquilos y después arrastran grave
por última vez sus pasos de la morada.


La vida, dicen, fue una tragedia para ellos.

Dios mío, la carcajada horripilante de los hombres,
las lágrimas, el sudor, el anhelo de los cielos,
la solitud de tan vastos parajes pobres.


Se quedan frente a la ventana, lejos mirando

a la naturaleza, a los árboles, a algún infante,
ven como los marmolistas siguen el sol martilleando
que quiere bajar al poniente para siempre.


Todo ha llegado al fin. Aquí está la nota,

breve, simple, como se merece profunda,
llena de indiferencia y del perdón la gota
por aquel que llorará leyéndola rotunda.


Se miran al espejo, ven la hora,

si es una locura o acaso error se van a preguntar,
“todo ha terminado”, murmuran, “ahora”,
seguros que de veras lo van a prorrogar."

Kostas Karyotakis