Asilo Santa Leopoldina

Todos los días vuelvo a Maceió.
Llego en navíos desaparecidos, en trenes sedientos.
En aviones ciegos que sólo aterrizan al anochecer.
En los estrados de las plazas blancas pasean cangrejos.
Entre las piedras de las calles escurren ríos de azúcar
fluyendo dulcemente de los sacos almacenados
en los trapiches
y clarean la sangre vieja de los asesinados.
Luego que desembarco tomo el camino del hospicio.
En la ciudad donde mis ancestros reposan en
cementerios marinos
sólo los locos de mi infancia continúan vivos a mi espera.
Todos me reconocen y me saludan con gruñidos
y gestos obscenos o ruidosos.
Cerca, en el cuartel. La corneta que chilla
separa la puesta del sol de la noche estrellada.
Los locos lánguidos bailan y cantan entre las gradas
. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Más allá de la piedad
el orden del mundo brilla como una espada.
Y el viento del mar océano inunda mis ojos de lágrimas.

Lêdo Ivo


“… cantaré la vida que se despliega delante de mí, las ciudades de cemento armado y de calles claras que la noche cubre…”

Lêdo Ivo



“…¡Cómo te soñé, poesía! no como te soñaron…”

Lêdo Ivo


El sol de los amantes


"El oficio de quien ama es ver
un sol oscuro sobre el lecho,
y en el frío, nacer al fuego
de un verano que no dice su nombre.


Es ver, constelación de pétalos,
la nieve caer sobre la tierra,
algodón del cielo, aire del silencio
que nace entre dos espaldas.


Es morir claro y secreto
cerca de tierras absolutas,
del amor que mueve las estrellas
y encierra a los amantes en un cuarto."

Lêdo Ivo



En el bosque

Perros y estrellas me siguen cuando
penetro
en el bosque defendido por la noche.
Busco el lugar donde cayó el rayo.
Busco la desnudez oculta por el musgo.
En la hendidura del tronco de un árbol
la respuesta del tiempo resbala como lágrima
por el devastado rostro bien amado.
Busco el cielo que se abrió al relámpago
como una vagina nupcial o la nube púrpura
destrozada por el trueno.
Estoy buscando el instante
en que la lluvia es una dádiva del día
y no el trastorno de la mente congelada.
En el bosque oscuro, rodeado por la sabiduría
de mis perros
que husmean hojas secas y espantan insectos
aturdidos,
busco aquello con nombre entre las cosas sin
nombre.
Busco el lugar del rayo. Quiero el trueno y el
relámpago.

Lêdo Ivo


La moneda perdida

En mi sueño encuentro la moneda perdida.
Estaba guardada en el fondo del océano,
en la gruta de coral que los naufragios no alcanzan,
en el territorio puro donde no llega la muerte.

Y al despertar soy mudo como los peces.
Mi tierra es igual al mar, tiene la pureza del agua.
Todas las palabras son monedas perdidas.

Lêdo Ivo



“… la valija que guarda un radio de pilas y una chaqueta
que tiene el color del frío en un día sin sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la bolsa,
el sol del suburbio y polvo más allá de los viaductos…”

Lêdo Ivo


Los dos lados


"Al otro lado de la noche alguien gritaba.

Al otro lado del muro dos se amaban
y esparcían murmullos y gemidos.


Todas las puertas estaban cerradas.

La vida era un secreto, era un suspiro.
Y el amor labraba loco e imprevisible.


¿Amar sólo de un lado ya no bastaba?

Era cara y cruz, era en dos lados
moneda que a sí misma se pagaba."


Lêdo Ivo




“Los murciélagos se esconden tras las cornisas

del almacén. ¿Pero dónde se esconden los
………hombres,
que vuelan la vida entera en la oscuridad,
chocando contra las paredes blancas del amor?..”

Lêdo Ivo



Una preferencia

A los pájaros que gorjean prefiero los que graznan
como los cuervos o los que pían en la oscuridad
como las vigilantes lechuzas blancas que pueblan mis bosques.
El canto melodioso ablanda los cuerpos
y anestesia las almas que renuncian a la reflexión y al tormento
y temen el rumor del día predatorio.
Siempre deseé que mi reino fuese el de la disonancia:
el del gavilán que, posado en la estaca, rumia su impiedad,
el de los pájaros que graznan incomodando a los seguidores de un
     / orden musical del mundo
como si estuviésemos en un teatro, oyendo una sinfonía.
Al gorjeo que conduce al deleite y arrulla el sueño
opongo el graznido que asemeja
el insomnio y el desconsuelo.

Lêdo Ivo



“…Veía la hormiga esconderse

en la ranura de la piedra.
Así se esconden los hombres
entre las palabras…”


Lêdo Ivo