"Así pues, el I Ching puede considerarse o bien como alguna clase de ente vivo o como una especie de libro de cálculos hechos que puede informar al interesado del significado exacto del hexagrama que haya obtenido. En todo caso, se basa en la idea de que la pura casualidad no existe."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 472


"Cotterel decidió partir del razonable supuesto de que el campo magnético del sol, en particular la actividad de las manchas solares, puede ser lo que afecta a los embriones humanos. Debido a que está hecho de plasma -gas supercalentado-, el sol no gira de manera uniforme, como gira la Tierra; su ecuador gira casi un tercio más rápidamente que sus polos: 26 días por «vuelta», mientras que los polos tardan 37. A causa de el o, sus líneas de magnetismo se tuercen y a veces sobresalen del sol igual que los muelles sobresalen de un colchón roto; esto son las «manchas solares». Cotterel se sintió muy interesado al saber que no sólo cambia el sol el tipo de radiación que emite cada mes, sino que, además, hay cuatro tipos de radiación solar que se siguen unos a otros de acuerdo con un orden. Así que la actividades del sol no sólo parecen corresponderse con los cambios astrológicos mensuales l amados «signos solares», sino también con los cuatro tipos de signo: fuego, tierra, aire, agua. Debido a que la Tierra también gira alrededor del sol, una rotación solar de 26 días tarda 28 días vista desde la Tierra. La Tierra recibe una lluvia alterna de partículas negativas y positivas cada siete días. Los biólogos saben que el débil campo magnético de la Tierra influye en las células vivas y puede afectar la síntesis del ADN en las células. Así que Cotterel pensó que era muy probable que los cambios en el campo magnético del sol afecten a los bebés en el momento de la concepción. Si así ocurría, había descubierto la base científica de la astrología. Los astrólogos a quienes explicó su teoría no acabaron de quedar convencidos. Según la astrología, lo que nos afecta es el momento en que se produce el nacimiento y no el de la concepción. Sin embargo, esto no parece tener sentido: después de todo, el bebé ya ha vivido nueve meses cuando llega el momento de nacer."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 403



"Cualquier clase de ritual indica un nivel de inteligencia que supera la meramente animal. Un ritual simboliza acontecimientos en el mundo real, y un símbolo es una abstracción. El hombre es el único ser capaz de abstracción."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 385


"El camino que lleva a casa es el camino que va hacia adelante para hundirse más profundamente en la vida."

Colin Wilson


"El problema de la «historia convencional» que hemos descrito en líneas generales es que da a entender que el hombre es esencialmente pasivo. Se le caen una semillas en una grieta del suelo y se da cuenta de que se convierten en cosechas. Mueve una pesada carga sobre rodillos y se da cuenta de que una «rodaja» de rodillo se convierte en una rueda. Todo resulta así de casual, de forma bastante parecida a la selección natural de Darwin. Ahora bien, es verdad que el hombre es un ser pasivo que se encuentra en sus mejores momentos cuando tiene que hacer frente a una dificultad. Pero lo que es tan importante en él es precisamente esa capacidad asombrosa de responder a las dificultades. Lo que le distingue de todos los demás animales es la decisión, la fuerza de voluntad y la imaginación con que afronta las dificultades. Éste es el verdadero secreto de su evolución."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 337


"En 1954, Van Vogt comenzó a trabajar en una novela bélica titulada El hombre violento, cuyo relato transcurría en un campo de concentración en China. El comandante a cargo del recinto era una de esas figuras salvajemente autoritarias que, en tan sólo un instante y sin dudarlo, ordenan la ejecución de quienquiera que se atreva a desafiar su autoridad. Los personajes de Van Vogt se basaban en la observación de hombres como Hitler y Stalin. Y mientras reflexionaba acerca de la conducta asesina del comandante, se preguntaba a sí mismo: ‘¿Qué podría motivar a un hombre así?’ ‘¿Por qué sucede que algunos hombres estiman que cualquiera que los contradiga es deshonesto o directamente malvado?’ ‘¿Acaso sienten en lo profundo de su corazón que son dioses infalibles?’ ‘Si ese es el caso, ¿están locos, en cierto sentido, como quien cree ser la reencarnación de Julio Cesar?

 Al buscar ejemplos, Van Vogt se sorprendió cuando notó que aquel comportamiento autoritario en los hombres era demasiado común como para que se considerara un caso de locura. […] [Por ejemplo,] el matrimonio parece despertar la personalidad ‘autoritaria’ en muchos hombres, según las observaciones de Van Vogt. […]

 El ‘hombre violento’ o ‘que siempre está en lo correcto’ […] es un sujeto dominado por una necesidad maníaca de autoestima. Desea sentir que no es un ‘don nadie’. Está obsesionado con la idea de ‘no perder prestigio’, lo cual le impide admitir que puede llegar a estar equivocado, sea cual sea la circunstancia. […]
 
Igualmente interesantes son sus celos descontrolados y salvajes. La mayoría de nosotros somos vulnerables a los celos, ya que la noción de que alguien por quien sentimos afecto prefiera a otra persona representa un asalto a nuestro amor propio. Pero el ‘hombre que siempre está en lo correcto’, y cuya autoestima se asemeja a una llaga constantemente supurante, sufre una crisis de histeria al tan sólo pensarlo, y se convierte incluso en alguien capaz de cometer un homicidio. […]
 
Se siente justificado a manifestar una reacción explosiva, como si fuese un dios enfadado. Estima que está infligiendo un castigo justo. […]
 
En todos los casos del ‘hombre violento’, es evidente que sus ataques no son completamente inevitables; algunas de sus fechorías han sido cuidadosamente planeadas y calculadas, y llevadas a cabo con determinación. El ‘hombre que siempre está en lo correcto’ comete esos actos porque cree que lo ayudarán en lo único que le interesa: salirse con la suya.
 
A su vez, eso pone en evidencia que el problema del ‘hombre que siempre está en lo correcto’ es un problema común a las personas de carácter altamente dominador. La dominación es un tema de enorme interés para los biólogos y los zoólogos, ya que el porcentaje de animales (o seres humanos) dominadores parece ser sorprendentemente constante. Diversos estudios en biología han confirmado que, por alguna extraña razón, precisamente el cinco por ciento (uno de cada veinte) de todo grupo animal está compuesto por miembros dominadores con aptitudes de líderes. […]
 
El miembro ‘promedio’ dentro de ese cinco por ciento dominante no concibe por qué él no podría llegar a ser rico y famoso también. Siente rabia y frustración ante su falta de ‘supremacía’, y está dispuesto a considerar métodos no ortodoxos para abrirse camino hasta la cima. Esto claramente explica en gran parte el aumento del crimen y la violencia en nuestra sociedad. […]
 
También podemos notar cómo muchos de estos individuos dominadores se convierten en ‘hombres que siempre están en lo correcto’. En cada escuela de quinientos alumnos, aproximadamente veinticinco de ellos son dominadores y luchan por sobresalir. Algunos cuentan con ventajas naturales: poseen aptitudes para el atletismo, los estudios académicos o el debate. (Y, por supuesto, también existen muchos alumnos de personalidad no dominadora con el talento suficiente para llevarse algunos de los premios.) Inevitablemente, algunos de los alumnos dominadores carecen de talentos o dones particulares; varios de ellos son directamente estúpidos. ¿Cómo harán entonces para satisfacer sus ansias de dominio? No les quedará otra alternativa que optar por expresarlas según modos que estén a su alcance."

Colin Wilson
A Criminal History of Mankind 
Tomada del libro La ponerología política de Andzrej Lobaczewski, página 456


"... la conciencia misma puede ser mucho más intensa que la conciencia cotidiana que aceptamos como «normal». Esta forma «más intensa» de conciencia a menudo aparece de manera fortuita, en momentos de relajación o de alivio al desaparecer una crisis, pero cuando la experimentamos nos damos cuenta de que es «normal», sólo una forma diferente de ver las cosas y responder a el as. Una de las características básicas de este estado de «conciencia intensificada» es que, al parecer, entraña usar de modo apropiado nuestra energía mental, en vez de malgastarla. La conciencia normal es como un cubo agujereado, o un neumático que pierde aire. Cuando nos hallamos en ciertos estados de ánimo parecemos encontrar el «truco» que nos permitirá tapar los agujeros, y cuando sucede eso la vida deja de ser dura y se convierte en una sensación continua de satisfacción e ilusión, como la que experimentamos al irnos de vacaciones. A veces llamo a esto «conciencia dual», porque depende de ser consciente de dos realidades a la vez, como un niño que está sentado ante una chimenea encendida y escucha el tamborileo de la lluvia en los cristales de las ventanas, o la sensación que experimentamos en la cama una gélida mañana de invierno, cuando faltan cinco minutos para levantarnos y la cama nunca nos ha parecido tan cálida y cómoda. Nuestro desarrollo personal depende de lo que podríamos llamar «experiencias de intensidad». Estas experiencias pueden ser agradables o desagradables, como las de París en los brazos de Helena, o la de un soldado bajo el fuego; pero sin duda surten el efecto de causar alguna clase de transformación de la conciencia, una transformación pequeña pero permanente. Sin embargo, parece una lástima que nuestro desarrollo dependa de la casualidad de tener tales experiencias, cuando la conciencia es un estado y no un simple fruto de lo que nos sucede."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 27


"La erosión de la Esfinge por el agua es a la historia lo que la convertibilidad de la materia en energía es a la física."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 11



"La mejor suerte que puede tener cualquier individuo es poseer un sentido muy claro de cuál es su meta."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 340

"La palabra «alquimia», según Schwaller, se deriva de Kemi, la palabra griega que significa Egipto, a la que se añade el prefijo árabe «al». En el antiguo Egipto, el faraón, el dios-rey, era el símbolo de este «absoluto del cual sacamos nuestro poder». Y la alquimia, o la transmutación de la materia en espíritu -de la cual la transmutación de los metales de baja ley en oro no es más que un subproducto-, depende de este «momento de poder», de estar totalmente presente en el momento presente. Parece estar hablando de lo que en cierta ocasión Shaw llamó «el séptimo grado de concentración»."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 54





“No me entiende —dijo él, con paciencia—. No es eso lo que intento decir. Lo que intento decir es que nuestra experiencia está deshilvanada. Vivimos más o menos en el presente. Si fuéramos honestos, reconoceríamos que la vida es una serie de momentos engarzados por nuestra necesidad de mantenernos con vida, de derrotar al aburrimiento. Nuestra experiencia está hecha de pedazos. Pero el hombre de negocios de Surbiton lo hilvana todo creyendo que el propósito de la vida es tener un coche más grande. El político lo hilvana identificando sus propósitos con los de su partido. El hombre religioso lo hilvana aceptando la guía de su Iglesia o la Biblia. Son formas distintas de hacerlo, pero todas comparten el mismo propósito: imponer un orden, un sentido. Y son todas falsificaciones. Si fuéramos honestos, aceptaríamos que la vida carece de sentido.”


Colin Wilson
Ritual en la oscuridad, páginas 131-132



“Nunne se apresuró a interrumpirlo:

—Claro que sí. Pero tampoco sobreestimes mi anormalidad. Imagino que el trabajo de un verdugo es anormal, pero aun así él lo considera un simple trabajo. Lo mismo pasa con un empleado del matadero. Conozco a un hombre que se pasó la guerra entrenando a adolescentes para matar con facilidad y sin hacer ruido. He conocido a comandos que han matado a más alemanes de los que pueden contar. Uno de ellos siempre va a pasar las vacaciones a Alemania y dice que prefiere a los alemanes a ninguna otra raza de Europa.

—¿Estás diciendo que el asesinato es parte de la mentalidad moderna? —dijo Sorme en tono lúgubre.

—De cualquier mentalidad, Gerard. La sociedad siempre se ha basado en el asesinato. De nada sirve intentar prohibir el asesinato por medio de leyes y códigos morales. Es algo que tiene que desaparecer por sí solo: los hombres lo tienen que dejar atrás. ¿Me entiendes? Mi amigo el comando es un ciudadano que respeta escrupulosamente la ley. Sin embargo, sigue teniendo el asesinato en las venas. Si hubiera otra guerra volvería a matar. No ha dejado atrás el asesinato. Simplemente acepta las leyes que lo prohíben. Esa no es forma de crecer…” 



Colin Wilson
Ritual en la oscuridad, páginas 
533-534

"Por más que ofenda a la dignidad humana, tenemos que reconocer que, en lo que se refiere al conocimiento, somos unos seres ciegos, parecidos a gusanos."

Colin Wilson
El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 20



"Se deslizó de la cama; un instante después se cerraba la puerta. Quiso decirle que se llevase el edredón, pero temía que quisiera hablar. Permaneció tendido inmóvil unos minutos, hasta oír crujir los muelles del colchón de ella. Con cuidado se quitó los pantalones, sin levantarse de la cama. Hubiera preferido bajar a lavarse, pero hubiera revelado que no dormía. Alisó las sábanas bajo su cuerpo y se metió en la cama. Las sábanas eran frías y secas. Yació, mirando la oscuridad, sintiéndose tranquilo y satisfecho ante la destrucción de una ilusión. Media hora antes había sentido que, en ciertos aspectos, Sheila era mucho mayor que él; parecía poseer profundidades de sabiduría instintiva que se ocultaban a la inteligencia masculina. Ahora sabía que no era cierto. Ella poseía el calor, la simpatía instintiva y la ternura de una mujer madura; pero, aparte de aquello, era un animal joven que gozaba del acto del amor con la misma franqueza con que un niño disfruta de un helado. Supo, con súbita certeza, que jamás volvería a sentir ningún entusiasmo por el acto de placer físico.
Aquello, en sí mismo, carecía de importancia; la certeza negativa ponía de agudo relieve sus otras certezas positivas.
El sueño le venció con tal rapidez que no se enteró. Fue la voz de Butler la que le sacó de él.
[...]
Resistió el impulso de colgarle de golpe. Fue a la puerta y escuchó, preguntándose si Butler estaría abajo, en el baño. No se oía nada. Sacó dos monedas del bolsillo y las dejó junto al teléfono, volviendo a subir luego.
En lugar de volver a desnudarse, encendió la estufa de gas. Su deseo de dormir había desaparecido y sentía dentro cierta extraña vitalidad. Cerró los ojos y respiró profundamente, imaginando el círculo de piedras druidas y los rocosos valles de la ladera del Skiddaw. Su cuerpo y su mente se relajaron casi al momento. Se dio cuenta de que tenía un ligero dolor de cabeza, pero no le dio importancia, como si no fuera suyo. Esta vez la habitación resultaba demasiado calurosa, así que apagó la estufa. La brisa que entraba por la ventana le agitaba el cabello. Se concentró deliberadamente, sumergiéndose aún más en su oscuridad interior, alejándose aún más de su cuerpo y su personalidad física.
Le sorprendió la facilidad con que lo logró. No le costó esfuerzo y pareció suceder más de prisa que habitualmente. Su respiración se hizo poco profunda; parecía como si los átomos de su cuerpo estuvieran perdiendo su energía, como si fuera sumiéndose en un estado de suspensión animada. Un gozo, más profundo que la felicidad, le iba como envolviendo en oleadas de paz. Tenía la sensación de estar como contemplando su cuerpo, que estaba debajo, contemplando al ser llamado Damon Reade. En su pensamiento estaban presentes los acontecimientos de los dos últimos días y los repasó con una especie de tolerante alegría. Todo parecía absurdo, carente de importancia: su presencia allí, las intrigas de Butler con Vivian Martin, su aventura con Sheila. Con mayor claridad que nunca, vio que todas sus ideas acerca de sí mismo y del mundo eran un completo error.
Resultaba tentador alejarse de sí, abandonar su cuerpo sentado en la silla e ir más allá, a un estado de contemplación del inmenso silencio que subyace a la trivialidad humana. Resistió la tentación con el oscuro sentimiento de que había otras cosas por hacer. Por un momento no pudo recordar qué eran. Luego le volvieron: su propósito al hallarse allí, el asesino del Támesis que citaba a Blake.
Primero le pareció infinitamente poco interesante; luego ligeramente absurdo, casi divertido. Resistió la tentación de sopesarlo en tales términos morales e intentó considerar los hechos del caso. Entonces, súbitamente, los hechos centrales se destacaron con claridad: culpabilidad, obsesión, necesidad de purificación. Comprendió de pronto que había poseído todas las pistas desde su charla con Lund, pero que no había sabido ver su significado. Ahora resultaba evidente por sí mismo. Se desvaneció su necesidad contemplativa; sintió una emoción de triunfo.
El cuarto de Butler seguía vacío. Por un momento se sintió decepcionado, pero pronto se le pasó. Se sentó en la butaca, examinando otra vez los hechos. Su significado aparecía tan claro y patente como siempre lo fuera."

Colin Wilson
La jaula de cristal 


"Todo lo que sabemos de las civilizaciones de América Central y América del Sur induce a pensar que no crecieron aisladas del resto del mundo. Hubo un momento en que estuvieron conectadas con Europa y el Oriente Medio, quizá incluso con la India. Las leyendas sugieren que unos 168 hombres blancos llevaron la civilización a América del Sur poco después de alguna gran catástrofe que oscureció el sol. Documentos y tradiciones sugieren que tal catástrofe ocurrió alrededor del 10500 a. de C. Aunque no podemos mostrarnos dogmáticos sobre la fecha de la catástrofe que cayó sobre Tiahuanaco en los Andes, sí sabemos la fecha de la que cayó sobre Egipto. La arqueología indica que la agricultura empezó varios milenios antes de la era que solemos asignar a los primeros agricultores. Antes del 13000 a. de C. aparecen hojas de hoz y piedras para moler trigo entre las herramientas del paleolítico final. La inexistencia de restos de pescado en este período hace suponer que el hombre había aprendido a alimentarse de la agricultura. Luego, según parece, una serie de desastres naturales, entre los que hubo tremendas inundaciones en el valle del Nilo, pusieron fin a la «revolución agrícola» hacia 10500 a. de C. West conjetura que ésta es la fecha en que tuvo lugar la destrucción de la Atlántida y en que los supervivientes llegaron a Egipto y construyeron la versión más antigua de la Esfinge. Es la fecha en que, según Bauval, los «protoegipcios» proyectaron y posiblemente empezaron a construir las pirámides de Gizeh. Es también la fecha que Nature en 1971 y The New Scientist en 1972 dieron para la última inversión de los polos magnéticos de la ciencia. Todo esto sugiere como mínimo que la fecha en la que los «dioses blancos» llegaron del este a México fue el 10500 a. de C. Si es verdad, y si la tradición según la cual Viracocha fundó la ciudad sagrada de Teotihuacán se basa en la realidad, entonces Teotihuacán fue también como mínimo «proyectada» al mismo tiempo que las pirámides de Gizeh, y el conocimiento que se encarna en su trazado geométrico fue traído de una civilización que se hallaba en trance de destrucción. Ahora sabemos que los egipcios concedían especial importancia a Sirio, la estrella perro, y a la constelación de Orión, en cuya parte trasera se encuentra. También sabemos que el abad Brasseur estaba convencido de que Sirio era la estrella sagrada de los mayas. Tenemos razones para creer que la araña de la llanura de Nazca representa la constelación de Orión, que tenía igual importancia para los egipcios. A medida que van acumulándose «coincidencias» como éstas, se hace cada vez más difícil no sacar la conclusión de que las civilizaciones del norte de África y de la América Central y la América del Sur tenían algún origen común y que este origen común se halla tan profundamente enterrado en el pasado que nuestra única probabilidad de entenderlo reside en descifrar las señales leves, casi invisibles, que ha dejado."


Colin Wilson

El Mensaje Oculto de La Esfinge, página 252