"De nuevo estábamos solos, pero ya no era como antaño; todo llevaba la marca de la tempestad. Me atormentaban la fe y la duda, el cansancio y la irritación, la indignación y el despecho, pero aún más el hilo roto de la vida; ya no gozábamos de esa bendita despreocupación que hace tan grata la existencia, no quedaba nada sagrado. Si había podido suceder lo que había sucedido, nada era imposible. Los recuerdos hacían temer por el futuro. ¡Cuántas veces bajábamos solos a comer por la tarde y, sin probar bocado ni intercambiar palabra, nos levantábamos de la mesa enjugándonos las lágrimas mientras el buen Rocca se llevaba los platos con aire enfadado, sacudiendo la cabeza! Días ociosos, noches sin sueño… tristeza, tristeza. Yo bebía todo lo que caía en mis manos: Schiedam, coñac, Bellet añejo; por la noche bebía solo y por el día con Engelson, y eso en el clima de Niza. La debilidad rusa de beber para acallar el dolor no es tan censurable como se dice. Un sueño profundo es mejor que una angustiosa noche en blanco, y el dolor de cabeza matutino, fruto de la resaca, es preferible al mortal desconsuelo del ayuno.
Herwegh me envió una carta que yo rompí sin leer. Empezó a escribir a Natalie carta tras carta. También me envió una a mí, que rechacé. Contemplaba con tristeza lo que estaba sucediendo. Debía de ser un período de honda meditación y serenidad, exento de cualquier influencia externa. Pero ¿Qué serenidad y qué libertad podía haber cuando ese hombre que se fingía violento amenazaba no sólo con el suicidio, sino con los crímenes más horripilantes? Así, por ejemplo, había escrito que en algunos momentos lo acometía tal furor que le entraban ganas de degollar a sus hijos, arrojar sus cadáveres por la ventana y presentarse ante nosotros bañado en su sangre. En otra carta sostenía que vendría a verme y se cortaría el cuello ante mis ojos, diciéndome: «¡Ya ves a qué extremo has llevado a un hombre que tanto te apreciaba!». Entretanto, suplicaba a Natalie que lo reconciliara conmigo, que se ocupara de todo y que lo propusiera como preceptor de Sasha."

Alexander Herzen
Crónica de un drama familiar


"El liberalismo, austero en nimiedades políticas, ha aprendido cada vez más ingeniosamente para unir una protesta constante contra el gobierno con una sumisión constante a él."

Alexander Herzen



"El pensamiento occidental moderno pasará a la historia y se incorpora en la misma, tendrá su influencia y su lugar, al igual que nuestro cuerpo pasará a la composición de la hierba, de las ovejas, de las chuletas, y de los hombres."

Alexander Herzen



"Estoy verdaderamente horrorizado por el hombre moderno. Tal ausencia de sentimiento, tal estrechez de miras, esa falta de pasión y de información, como debilidad de pensamiento."

Alexander Herzen



"La influencia de la epidemia era de tal calibre que tuve la ocasión de observar su efecto en la organización más sólida y sana, e incluso allí vi toda su fuerza. Cierto sentimiento de intranquilidad, parecido al remordimiento, se apoderaba de los nuevos sujetos que se incorporaban. Les resultaba visiblemente penoso estar sanos, y hasta tal punto añoraban la locura que se curaban de las facultades mentales con diferentes bebidas alcohólicas. Advertí que, gracias a su uso regular y continuado, ciertamente lograban mantenerse en un estado artificial de locura que, poco a poco, se volvía natural.
De los funcionarios pasé a otros habitantes de la ciudad y, en poco tiempo, no quedó la más mínima duda de que todos estaban echados a perder. Dejo a quienes durante mucho tiempo trabajaron en algún descubrimiento que valoren el sentimiento de alegría que invadió mi corazón cuando me convencí de este valioso hecho.
La nuestra es una ciudad singular. Es capital de concejo y está poblada de casas y gentes diferentes, reunidas en torno a las oficinas públicas. Se diferencia de otras ciudades en que surgió, fundamentalmente, para goce y beneficio de las autoridades. Estas constituían la esencia, la flor, la raíz y el fruto de la ciudad. El resto de habitantes, como los comerciantes o los pequeños burgueses, estaban más que nada para que las cosas fueran como es debido, ya que resulta imposible que una ciudad exista sin ellos. Todo adquiría sentido únicamente en relación con la autoridad (es más, con el arrendamiento).
Los artesanos, por ejemplo, los zapateros y los sastres, cosían para los funcionarios botas y fracs; el dueño de la taberna tenía para ellos el billar. Otros que no servían en la ciudad se ocupaban exclusivamente del abastecimiento de los materiales que los funcionarios elegían para sus botas y sus fracs, y de los productos con los que se divertían en el billar.
En nuestra ciudad se calculaba una población de cinco mil habitantes. De ellos, unos trescientos estaban sumidos en un penoso aburrimiento por falta de trabajo, y cuatro mil setecientos estaban sumidos en una penosa actividad por falta de descanso. Aquellos que trabajaban día y noche no ganaban nada, y aquellos que no hacían nada ganaban mucho sin cesar.
Habiendo confirmado sobre bases sólidas las estadísticas generales de la locura, pasemos de nuevo a casos particulares. En calidad de médico, me llamaban con frecuencia para curar el cuerpo allí donde correspondía curar el alma. Es increíble en qué embriaguez de despropósitos, en qué locura aguda se encontraban todos mis pacientes de ambos sexos."

Alexander Herzen
Doctor Kuprov



"No hay nada en el mundo más obstinado que un cadáver: usted puede golpearlo, usted puede romperlo en pedazos, pero usted jamás podrá convencerlo."

Alexander Herzen


"Si el objetivo es el progreso, ¿para quién estamos trabajando? Quién es este Molok que se retira cuando los que se esfuerzan afanosos se aproximan a él; y que no puede proporcionar más consuelo a las multitudes condenadas y exhaustas, que gritan morituri te salutant que...la respuesta burlona de que después de que se mueran todo será maravilloso en este mundo. ¿Deseas verdaderamente condenar a los seres humanos vivos hoy al triste papel...de desdichados galeotes que, con la basura hasta las rodillas, arrastran una embarcación...con...progreso en el futuro escrito en su bandera?...; un objetivo que es infinitamente remoto no es un objetivo, es sólo...un engaño; un objetivo debe hallarse más cerca...en el salario del trabajador como mínimo o en satisfacción en el trabajo realizado."

Alexander Herzen
Desde la otra orilla



"Sólo la naturaleza hace grandes obras sin esperar recompensa alguna."

Alexander Herzen