"Las casas, están vivas. Es algo que todos sabemos. Nos lo dicen nuestras terminaciones nerviosas. Si guardamos silencio, si escuchamos, podemos oír cómo las casas respiran. A veces, en la oscuridad de la noche, las oímos gemir, parece que tuvieran pesadillas. Una casa buena nos mece y nos consuela. pero si es mala, nos llena de desasosiego instintivo. Las casas malas nos detestan, y nos atraen con engaños. A ese odio ciego hacia nosotros es al que nos referimos cuando hablamos de una casa encantada. Una casa es un cobijo, un cuerpo con el que cubrimos nuestro ser. Del mismo modo que nuestros cuerpos envejecen, envejecen nuestras casas; del mismo modo que nuestros cuerpos, las casas también contraen enfermedades. ¿Y la locura? Si en su interior viven personas que han perdido el juicio, ¿no se impregnan de esa locura sus habitaciones, sus paredes, sus pasillos, su propia estructura? ¿No tenemos todos la sensación de que a veces la locura nos tiende sus brazos? ¿No nos referimos a eso cuando decimos que una casa es inquietante y está plagada de espíritus? Decimos que es una casa encantada, pero lo que realmente queremos decir es que ha perdido el juicio."

Craig R. Baxley
Red Rose