«O un alma divina reside en las cosas
o tienen las cosas su alma;
los duros peñascos de liquen vestidos,
las ruinas ciclópeas, titánicas,
de dólmenes míticos, yertos
de míticas, yertas etapas.
Y demuestran sus hondos sentires
las ondas que avanzan
en son de conquista
con clámide blanca:
y se estrellan, rugiendo en hervores
de espumas que saltan,
contra el recio cantil milenario
que aguarda…
Y sienten y sueñan
y tienen su alma
los rayos, los truenos,
las nubes preñadas,
las gotas de lluvia, el torrente…
Y el lago que esmalta
un reflejo de luna, en las noches
serenas y estáticas
nos copia en su linfa poética
la almena añorante, fuerte y solitaria
del viejo castillo que tuvo
un feudo, horca, puente, florón y pernada…
También tienen alma las grutas,
las grutas vistosas y mágicas
donde peinan el iris de su cabellera
las hebras galanas
o donde la diestra del hombre-gusano
labro de sus ocios las páginas…
¿Y un astro?… ¿Y un astro
no tiene su alma?
¿No es una pupila que jamás se aterra?
¿y un hombre, si mira los astros, no habla?…
¿Y la noche no sueña, no siente,
no canta?… ¡Sí canta!
tiene sus vasallos,
tiene sus fantasmas
de sombras horribles, dantescas,
que sobre el abismo sepulcral cabalgan…
¿Qué hacen los poetas
cuando dicen sus trovas galanas
a los templos y ruinas y lagos?…
Pues hablan
con los lagos y templos y ruinas
titánicas…
¡Y bien saben que tienen los templos
y ruinas y lagos su alma!…
El hombre que siente, que sueña
que ansia, que lucha, que aguarda,
que llora, que ríe,
que implora o blasfema, delinque o trabaja,
el hombre-gusano
que tiene su alma
(y así nos lo afirman los santos y sabios,
unos con razones y otros con plegarias)
¡bien sabe que tienen las cosas su alma!

Una noche fría pregunté a la luna:
«¿Vivirá mi esposa cuando el sol renazca?…
¡Y leí en los ojos de la luna yerta
lo que me esperaba!…»

Manuel Revilla Castán
Tomado del libro Narraciones Ocultistas y Cuentos Macabros de H.P.Blavatsky comentado por Mario Roso de Luna, página 540