"Ahora quiero vivir como todos, quiero tener una mujer como todo el mundo. He inventado una máscara que me permite tener una cara como cualquier otro."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"¡Aprende que estoy hecho enteramente, que estoy hecho con algo muerto... de la cabeza a los pies... y que es un cadáver quien te ama, quien te adora y que no se apartará de ti jamás!"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Aquello era un poco de vida en la casa de los muertos, porque allí la muerte reinaba soberana. Ella también desbordaba de la tierra, que había arrojado fuera su exceso de cadáveres."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"Aquellos pasos del jardín fueron y volvieron por el mismo camino, y convendrás conmigo en que no lo hicieron sin motivo. Sin embargo, no encontré ningún rastro de ellos en la villa; aunque fuera de un modo superficial, deberían haber dejado allí su impronta debido a la humedad del exterior; prueba de ello es que en la escalera del vestíbulo encontré tres huellas del botín de Ivana; un rastro que pasó inadvertido para la instrucción, básicamente, porque no lo buscaban. Es lo mismo de siempre: como descubrieron huellas de Ivana en la escalera de servicio, esos caballeros fabricaron su hipótesis de investigación centrándose exclusivamente en ellas. ¿Para qué buscar en la escalera del vestíbulo un rastro que diera al traste con su teoría? Llevo años intentando enseñar a esa gente a guiarse por la recta senda de la razón. ¡Me rindo! Pero volvamos a las huellas puntiagudas cuyo rastro no pude encontrar en el interior de la casa. Una explicación viable de su ausencia sería que el autor de esos pasos quisiera hacer el menor ruido posible, por lo que se habría despojado de sus zapatos y, solo una vez terminado su trabajo, habría vuelto a calzarlos."

Gaston Leroux
Un misterio en París



"Atravesó la Europa de feria en feria, y fue a completar su extraña educación de artista y de ilusionista en la fuente misma del arte, entre los gitanos."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Cuando alguien se precipita a los brazos de la justicia, con tantas pruebas de complicidad en su contra, es porque no es cómplice."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"¡Cuántos dramas de familia, cuántas tragedias sangrientas había producido aquel monstruo con sus trampas! Tenía invenciones sorprendentes. Y, sin duda, que la más curiosa, la más horrible, y la más peligrosa de todas, era la cámara de los suplicios."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"El fantasma de la ópera ha existido. No fue, como se creyó durante mucho tiempo, una invención de artistas, una superstición de empresarios, la creación medrosa del cerebro excitado de las señoritas del cuerpo de baile, de sus madres, de los acomodadores, de los empleados de la guardarropía y de la portería. Sí, ha existido en carne y hueso, aun cuando se le dio todas las apariencias de un verdadero fantasma, es decir, de una sombra."

Gaston Louis Alfred Leroux 
El fantasma de la ópera


"El monstruo había huido por el caño de desagüe, también como los gatos o como los presidiarios, que serían capaces de escalar el cielo valiéndose de un caño de lluvia."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"El pecho le dolía como si se lo hubiesen abierto para sacarle el corazón. Sentía allí un vacío atroz, un vacío real que no podía calmarse hasta que pudiera colocar allí el corazón de Cristina. Son estos fenómenos de una psicología particular que, según parece, no pueden ser comprendidos sino por aquellos a quienes el amor ha asestado ese golpe que en el lenguaje corriente se llama el flechazo."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"El tono de su conversación era el de una persona escéptica y desengañada. Su extraña profesión le había hecho frecuentar tantos crímenes y bajezas, que habría resultado inexplicable que no le endureciera un poco los sentimientos."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"El torreón y la torre todavía se miran, después de tantos siglos, y parece que se cuentan, por encima de las verdes florestas o de los bosques muertos, las más antiguas leyendas de la historia de Francia."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"En ese momento, estalló el famoso caso del Cuarto Amarillo, que no sólo lo clasificaría como el primero de los reporteros, sino que lo convertiría en el primer policía del mundo, una doble cualidad que no debe sorprendernos encontrar en una misma persona, dado que la prensa cotidiana ya empezaba a transformarse y a convertirse en lo que es más o menos en la actualidad: la gaceta del crimen. Algunos espíritus taciturnos podrán lamentarse; yo estimo que hay que felicitarse. Nunca habrá suficientes armas, públicas o privadas, contra el criminal. A lo cual, esos espíritus taciturnos replicarán que, a fuerza de hablar de esos crímenes, la prensa acaba por inspirarlos. Pero con alguna gente nunca se puede tener razón, ¿no es cierto?"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Era un gran artista en su género, y él lo sabía; se podía percibir que tenía una elevada idea de sí mismo."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Estaba loco de amor..., y por esa causa y también por otras muchas cosas, era capaz de todos los crímenes."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Finalmente, con unas pocas frases rápidas, me contó cosas que me dejaron como atontado, pues, a decir verdad, los fenómenos de esa ciencia todavía desconocida que es la hipnosis, por ejemplo, no son más inexplicables que aquella desaparición de la materia del asesino en el momento en que cuatro personas se disponían a tocarlo. Hablo de hipnosis como podría hablar de la electricidad, cuya naturaleza y sus leyes conocemos apenas, porque, en aquel momento, me pareció que el caso se podía explicar por lo inexplicable, es decir, por un aconte­cimiento ajeno a la leyes naturales conocidas. Y, sin embargo, si hubiera tenido el cerebro de Rouletabille, habría tenido, como él, el presentimiento de la explicación natural: porque lo más curioso en todos los misterios del Glandier fue, sin duda, la forma natural en que Rouletabille los explicó. ¿Pero quién hubiera podido o podría vanaglo­riarse de tener el cerebro de Rouletabille? Nunca encontré en ninguna otra las originales e inarmónicas protuberancias de su frente, salvo -aunque mucho menos pronunciadas- en la frente de Frédéric Larsan, y aun así había que mirar detenidamente la frente del célebre policía para adivinar su dibujo, mientras que las protuberancias de Rouletabille saltaban -si se me permite utilizar esta expresión un poco fuerte-, saltaban a la vista.
Entre los papeles que me entregó el joven después del caso, había 1 una libreta de notas en la que encontré un informe completo del fenómeno de la desaparición de la materia del asesino, y de las reflexiones que le inspiró a mi amigo. Creo que es preferible que les exponga este informe, en lugar de reproducir mi conversación con Rouletabille, pues no quisiera, en una historia semejante, añadir una palabra que no sea la expresión de la más estricta verdad."

Gaston Leroux
El misterio del cuarto amarill



"Gran artista como era, descubrió que, sencillamente, aquella dulce y suave criatura había llevado aquella noche al escenario de la Opera algo más que su arte, es decir, su corazón."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"Hay una música, Cristina, tan terrible que consume a todos los que la conocen. Usted no ha oído todavía esa música, felizmente, porque le quitaría sus frescos colores y nadie la reconocería al volver a la vida de París. Cantemos ópera, Cristina Daaé."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"La trivialidad del verso y la vulgaridad casi popular de la melodía parecían tanto más convertidas en belleza por un soplo que las levantaba y arrebataba al cielo en las alas de la pasión. Porque aquella voz angélica glorificaba un himno pagano."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"La vecindad de semejante compañero, lejos de anonadarme, me inspiraba un terror magnifico."

Gaston Louis Alfred Leroux 




"¿Lloras? ¿Tienes miedo de mí? Sin embargo, en el fondo, no soy malo. Ayúdame y verás. ¡Sólo me ha faltado ser amado para ser bueno!"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Los acontecimientos de que era víctima me acercaban singularmente al pensamiento del poeta y encontré acentos que hubieran deslumbrado al músico. En cuanto a él, su voz era poderosa y su alma vengativa apoyaba todas las notas, aumentando terriblemente su poder."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"Los cráneos de los muertos, apilados, alineados como ladrillos, consolidados a trechos por huesos grandes y muy prolijamente limpios, parecían formar los cimientos sobre los cuales se habían levantado las paredes de la sacristía."

Gaston Louis Alfred Leroux 



"Los infelices que fueron muertos durante la Comuna, en los sótanos de la Opera, no están enterrados en ese punto; puedo decir dónde están esos esqueletos, bien lejos de esa cripta inmensa que, durante el sitio, fue convertida en depósito de provisiones. He hecho esta averiguación precisamente al buscar los restos del Fantasma de la Opera, que no hubiera encontrado sin esta casualidad inaudita del entierro de las voces vivas."


Gaston Louis Alfred Leroux 


"(...) Me acercaba a él, atraída, fascinada, encontrándole encantos a la muerte en el centro de semejante pasión, pero antes de morir quería conocer, para llevar su imagen sublime en mi mirada, sus facciones desconocidas que debía transfigurar el fuego del arte eterno."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Me voy de viaje. No podría decirle cuánto tiempo estaré ausente; tal vez uno, dos o tres meses... Tal vez no vuelva nunca..."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Nada había tan frío ni tan muerto como su corazón."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"No había cuento del tío Daaé en que no interviniese el Ángel de la Música, y los niños pedían que les explicase cómo era ese Ángel que les intrigaba tanto. El tío Daaé pretendía que todos los grandes músicos, todos los grandes artistas, reciben, por lo menos una vez en su vida, la visita del Ángel de la Música."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"No hablaba con nadie. No sonreía nunca. Parecía adorar la música, puesto que asistía a todos los espectáculos de música y, sin embargo, no se entusiasmaba, no aplaudía, no se exaltaba nunca."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"No me extrañó que hubieran callado delante del juez y que, ante una acusación tan grave como la de complicidad en el crimen, no respondieran enseguida confesando que cazaban de manera furtiva. La caza furtiva los salvaba del tribunal, pero los ponía de patitas en la calle y, como estaban absolutamente seguros de su inocencia en relación con el crimen, esperaban que este se resolviera rápidamente y que no se descubriera el asunto de la caza furtiva."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"No tengo la pretensión de ser un escritor. Quien dice escritor dice, casi siempre, novelista y, ¡por Dios!, el misterio del Cuarto Amarillo está lo suficientemente cargado de trágico horror real como para precisar de la literatura. No soy y no quiero ser más que un fiel "cronista"."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"(...) Nuestro deseo, nuestra voluntad de saber, deben ser para ella un suplicio más. ¿Quién nos asegura que, si nos enteramos, el hecho de conocer su misterio no sea el comienzo de un drama más espantoso que los que ya se produjeron aquí?"

Gaston Louis Alfred Leroux 



"¡Oh, para qué tantas palabras!... Usted lo ama, sin duda... Sus miedos, sus terrores, todo eso es también amor y del más delicioso. El amor que uno no se confiesa."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Permaneció viva llorando sobre mí... Junto conmigo... Lloramos juntos... ¡Oh! Dios, infinitamente bueno, en ese instante me concediste toda la felicidad del mundo."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"(...) Se encuentra frente al gran misterio... Al que hace temblar a la humanidad desde su origen: ¡lo desconocido!"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"¡Se suele olvidar tan rápido en París!"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"¿Te imaginas quizá que llevo otra careta y que esto... esto... mi cara es una máscara?"

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Tu alma es muy hermosa -repuso la voz grave del hombre- y te doy las gracias. No hay emperador que haya recibido regalo igual. Esta noche los ángeles lloraron en el cielo."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"Un consejo, señor, no se acerque nunca al lago... Y sobre todo, tápese los oídos si oye cantar la voz bajo el agua... la voz de la sirena."

Gaston Louis Alfred Leroux 


"¡Usted no me quiere ni me ha querido nunca! (...) ¿Por qué entonces con su actitud, con la alegría de su mirada, con su mismo silencio me permitió usted concebir todas las esperanzas?"

Gaston Louis Alfred Leroux