"Bajo el impulso de los departamentos de inglés de las universidades, encontramos muchos estudios y comentarios sobre las nociones de moderno y postmoderno. Pero ignoran lo que constituye la modernidad. Si pensamos la modernidad occidental en términos de la Europa renacentista o post-renacentista, esa modernidad está ligada completamente al colonialismo. No hay manera de librarla del colonialismo y, de hecho, en algunos casos se refleja directamente en la misma literatura."

Ngugi wa Thiong'o


"Como todo en la vida, siempre hay una batalla entre lo esclavizante y lo liberador. Así mismo pasa en el performance. Cuando se obliga a un pueblo colonizado o conquistado a abandonar su lengua natal, se le obliga a reproducir su humillación en el lenguaje de la conquista y de la dominación."

Ngugi wa Thiong'o


"Con el espíritu de los muertos, los vivos y los aún por nacer, libra tus oídos de toda impureza, oh, oyente, para que puedas oír mi historia."

Ngugi wa Thiong'o


"Conmigo, es "mejor tarde que nunca"."

Ngugi wa Thiong'o


"Creo que mi escritura en lengua kikuyu, una lengua keniata, una lengua africana, forma parte de las luchas antiimperialistas de los pueblos de Kenia y del resto de África. En las escuelas y universidades nuestras lenguas keniatas - es decir, las lenguas de las muchas nacionalidades que conforman Kenia - estuvieron asociadas con las cualidades negativas del retraso, el subdesarrollo, la humillación y el castigo... Así que me gustaría contribuir a la restauración de la armonía entre todos los aspectos y divisiones del lenguaje para reponer al niño keniata en su ambiente, comprenderlo plenamente para poder estar en posición de cambiarlo para su bien colectivo. Me gustaría ver que las lenguas maternas de los pueblos de Kenia (¡nuestras lenguas nacionales!) sean portadores de una literatura que refleje no sólo los ritmos de la expresión hablada de un niño, sino también su lucha con su naturaleza y su naturaleza social."

Ngugi wa Thiong'o




"¿Cuándo fue que nos separamos? ¿Fue tan sólo ayer por la noche? ¿O fue el día anterior? Sea como sea, no importa. Ayer, el día anterior, hace años, ha sido la misma historia."

Ngugi wa Thiong'o


"De hecho, fuimos nosotros, los que nos regimos por la ley, quienes evitamos que el país se destruyera. Si miran la situación desapasionadamente, sin el tipo de distorsión que encuentran en algunos de esos escritores de ficción, podrán ver que fueron los que obedecieron la ley colonial quienes construyeron la independencia."

Ngugi wa Thiong'o


"De manera que el estudio de las literaturas africanas, asiáticas, latinoamericanas, deben ser vistos como parte de la enseñanza de la literatura y la cultura occidentales. Lo realmente importante es apreciar estas conexiones. Sólo cuando veamos las conexiones podremos hablar de un modo significativo de diferencias, similitudes e identidades. La frontera, vista como un puente, se basa en el reconocimiento de que ninguna cultura es una isla en sí misma. Ha sido influenciada por otras culturas y otras historias con las cuales ha entrado en contacto. Este reconocimiento está en la base de todos los otros puentes que queramos construir entre nuestras diversas fronteras culturales."

Ngugi wa Thiong'o



"De nuevo cantó el búho. ¡Dos veces! -Una advertencia para ella –pensó Njorege. Y de nuevo todo su espíritu se inflamó de odio, odio en contra de todos los de piel blanca, los extranjeros que habían desplazado a los verdaderos hijos de la tierra de su hogar sagrado. ¿Acaso no había Dios prometido a Gekoyo que daría toda la tierra al padre de la tribu –a él y a su descendencia? Y ahora toda la tierra había sido arrebatada."

Ngugi wa Thiong'o
El mártir




"En el contexto del colonizador y del colonizado, el lenguaje dominante siempre reemplaza el lenguaje del dominado."

Ngugi wa Thiong'o


"En el ejercicio de la democracia, África tendría una vez más que aprender unas cuantas lecciones de sus instituciones precoloniales. Los dos tipos de sociedad dominantes en África, unas sin una autoridad centralizada y otras con una autoridad centralizada ejercida por un jefe, asumían en ambos casos formas de democracia participativa. Kenyatta, en su libro Facing Mount Kenya (1938), describe esas prácticas participativas entre los agikuyu de Kenia. Lo más llamativo de la realidad que describe es la práctica de la autoorganización en todos los niveles de la sociedad. Incluso los jóvenes tenían sus propios concejos y, por tanto, se entrenaban en el liderazgo como parte de su vida cotidiana, algo que contrasta llamativamente con las prácticas de los Estados coloniales y poscoloniales, que ven a la gente organizada como enemigos del Estado. ¿Cuántas veces hemos visto como se prohibían asociaciones juveniles y como la policía perseguía a sus miembros por las calles de ciudades grandes y pequeñas?
Una combinación de prácticas participativas y representativas bien pudiera ser el medio que África necesita para hacer realidad el sueño de una unidad africana creativa.
Pero incluso antes que la unidad política, África tiene que comenzar el proceso de la integración económica y de las comunicaciones para crear un mercado común continental. Los modelos ya están ahí, y el mejor es la Comunidad del África Oriental, que en un tiempo supuso que Kenia, Uganda y Tanzania compartieran innumerables servicios, incluida una moneda común, antes de que un nacionalismo de corte colonialista la desmontara. Pero un mercado común solo es sostenible si se convierte en una unidad política. Una unión política a escala continental aceleraría el proceso de la integración económica. Un África política y económicamente unida estará también en una mejor posición para aliarse con otras fuerzas que trabajan en el mundo a favor de una comunidad global más justa.
Cualquiera que sea el camino hacia una identidad continental, requiere un cuestionamiento serio y un rechazo de la santidad de las fronteras coloniales.
Se trata nada menos que de un llamamiento a la descolonización de las economías, las políticas y las culturas africanas que conduzca a la creación de un nuevo principio para África. Y ni siquiera esto será fácil. Las fuerzas reaccionarias mundiales querrán todavía dividir y dominar. Pero África tiene que enfrentarse a esta reacción con una actitud proactiva en defensa de su propia existencia en un mundo cada vez más globalizado.
Algunos cínicos, educados en una paralizante falta de confianza en sí mismos, verán en este llamamiento un sueño imposible. Pero los sueños siempre han generado imágenes de lo que es idealmente posible. Con nuestra imaginación, esbozamos los perfiles de un futuro que luego realizaremos. En los tiempos en que unos pocos seres humanos empezaron a concebir la posibilidad de volar, los llamaron soñadores, no realistas. Pero siguieron soñando e intentándolo. En la época de las plantaciones esclavistas, se consideraba soñadores a los que hablaban de libertad. Pero ellos no dejaron de soñar y de intentar alcanzarla. Lo mismo ocurrió con los soñadores de la resistencia anticolonial, que continuaron imaginando la victoria y trabajando para lograrla. Nuestro mundo contemporáneo debe mucho a los que se atrevieron a soñar."

Ngugi wa Thiong'o
Reforzar los cimientos




"En este libro tiendo mi mano a los jóvenes lectores y les digo que no abandonen la escritura, ni siquiera cuando la vida les proporcione tiempos duros. (...) Se trata de levantarse cuando uno esté hundido, y no abandonar sus sueños."

Ngugi wa Thiong'o


"Era una canción que ayudaba a contar hasta diez, pero la lógica residía en el ritmo, no en el significado de las palabras. Nuevamente rieron juntos, y cuando se miraron a los ojos se quedaron de pronto sin habla. Reanudaron el camino en silencio, sobrecogidos por el brillo que habían visto en los ojos del otro.
El amor estaba en todas partes: en las ramas de los árboles, de donde colgaban los nidos de los tejedores; en el helecho donde una viuda de cola larga había dejado dos largas plumas negras; en el murmullo del río Eldares, que fluía hacia el este antes de convertirse en una rugiente cascada; en los rayos de sol, que atravesaban la cortina de agua y se dividían en los siete colores del arco iris; en las mansas aguas de un pequeño lago formado por el río, donde Kamĩtĩ y Nyawĩra se bañaban en esos momentos, nadaban y se perseguían, salpicándose agua uno al otro; en las encinas, los amores de hortelano y otras plantas, cuyas flores y semillas se quedaban adheridas a sus ropas húmedas; en el movimiento de los puercoespines y los erizos; en las alas de las crestadas gallinas de Guinea, y en los francolines que se escabullían tras echar una mirada de soslayo a la pareja; en las abejas y mariposas que saltaban de flor en flor; en los arrullos de las palomas; en los gritos de apareamiento de las ranas de río ocultas entre los juncos y los nenúfares. El amor estaba allí, entre las plantas trepadoras que se enroscaban alrededor de los troncos de los árboles, y, sí, en las moras, de las que cogían algunas para ofrecérselas mutuamente. El amor estaba en la brisa que agitaba con suavidad las hojas. El amor estaba dondequiera en la selva, pero ni Nyawĩra ni Kamĩtĩ pronunciaban su nombre.
Más tarde, sentados en la tierra con la espalda apoyada contra el tronco de un sicomoro, bebieron chocolate y por momentos guardaban silencio, cada uno perdido en un mundo propio, pensando los mismos pensamientos, y de vez en cuando se permitían cruzar algunas palabras. El amor los había seguido hasta allí bajo la forma de la luz de la luna, que iluminaba las hojas y creaba dibujos de luz y sombra en el suelo y en su cuerpo. No obstante, eran incapaces de pronunciar su nombre ante el otro y aun de decirlo silenciosamente para sí mismos."

Ngugi wa Thiong'o
El brujo del cuervo



"La condición de la mujer en un país es la auténtica medida de su desarrollo."

Ngugi wa Thiong'o


"La muerte de su padre lo había anulado casi por completo. No sabría decir por qué, pero la muerte de Chege, aunque en modo alguno inesperada, lo dejó en estado de shock. No le parecía justo que Chege hubiese muerto precisamente en ese momento. Tendría que haber vivido más tiempo. Y Waiyaki había salido adelante como un hombre drogado, sin saber qué pensar ni qué hacer. De pronto se había convertido en un hombre adulto. Ahora estaba solo. Ese era su estado de ánimo cuando se le ocurrió la idea de las escuelas. Pero ¿qué podía hacer él, tan joven como era? Y lo sucedido implicaba que ya no regresaría jamás a Siriana. Había llegado el momento de trabajar y servir al pueblo.
La implantación de una educación autofinanciada se convirtió en una suerte de misión para Waiyaki. Era una visión que seguía con esperanza y pasión. Viajó de cordillera en cordillera, a lo largo y ancho de todo el territorio de los leones durmientes. Encontró un pueblo dispuesto. Sí, las cordilleras empezaban a despertar de su letargo. Los árboles, los pájaros y los senderos que recorría, todos le reconocieron, reconocieron a un hombre predestinado a servir a su tierra.
Pero no era este el único lugar donde sucedía algo así. Este nuevo espíritu surgió simultáneamente por todo el país kikuyu, desde Kerinyaga hasta Kabete.
Las escuelas brotaban como setas. A menudo eran escuelas compuestas por poco más que un cobertizo al que se había proveído, deprisa y corriendo, de una techumbre de paja. Pero allí estaban, símbolos todas ellas de la sed del pueblo por conocer la secreta magia y el poder del hombre blanco. Muy pocos deseaban vivir según las costumbres del hombre blanco, pero todos deseaban aquella cosa, aquella magia. Esta labor de construir juntos era un tributo a la costumbre de cooperar entre la tribu. Era producto de su determinación de tener algo propio espoleado por su propia imaginación.
Pero era mucho más que eso. La circuncisión era un rito importante para la tribu. Mantenía a la gente hermanada, unía a la tribu. Ocupaba el núcleo de la estructura social y era algo que daba sentido a la vida de un hombre. Eliminada la costumbre, la base espiritual de la cohesión e integración de la tribu desaparecería. El clamor se había elevado. Gikuyu Karinga. Mantengamos pura la tribu. Tutikwenda Irigu. Era un clamor que brotaba del alma, un deseo del alma.
Las escuelas no tardaron en inundarse de niños hambrientos de aquella cosa. Las aulas estaban abarrotadas de niños, mientras que sus profesores, todos aquellos que se pudieron sacar de Siriana, se sentaban delante con todos aquellos ojillos expectantes mirándolos, deseosos de embeberse de aquella sabiduría. Y las madres y los padres aguardaban con la esperanza de que sus hijos regresaran a casa desbordantes de conocimientos y sabiduría. Los padres se sentían orgullosos, muy orgullosos, cuando un hijo llegaba por la tarde con el rostro anegado en lágrimas."

Ngugi wa Thiong'o
El río que nos separa



"La vida, la lucha, aún en el medio del dolor, la pobreza y la sangre, es hermosa."

Ngugi wa Thiong'o


"Las relaciones lingüísticas dentro de las naciones y entre ellas no deberían concebirse en términos de jerarquía sino como redes, con traducciones que permitan la transmisión de conocimiento e ideas entre lenguas... Pero no habrá conocimiento para traducir ni ideas para transmitir si los intelectuales de todas las lenguas no se comprometen a producir en esas lenguas."

Ngugi wa Thiong'o


"Mucha gente había acudido a la concentración convocada para el primer día de huelga. Habían desfilado al interior de la explanada de la concentración como la marabunta. Todos sabían que aquel era un gran día para el pueblo negro. Ngotho también había acudido a la concentración. ¿Quién sabía si la concentración podría abrir una puerta a tiempos mejores? Y ¿le merecería la pena algún día haberse encontrado trabajando para el señor Howlands justo cuando se llegaba a un acuerdo? Así fue como se consoló a sí mismo, porque el eco de las palabras de Nyokabi seguía resonando en su mente. El barbero se acercó y fue a sentarse a su lado. Y durante todo el tiempo, el barbero no dejó de parlotear, provocando la risa de la gente. Los oradores habían venido desde Nairobi, y entre ellos se encontraban Boro y Kiarie. Boro no había conseguido un empleo fijo en Nairobi y en su lugar se había metido en política. Ngotho sintió cierto orgullo al ver a su hijo sentado entre aquellas personas tan importantes. En ese momento se alegró de haber acudido.
Kiarie habló primero, en voz baja y con pesar, e hizo un repaso de la historia. Toda la tierra pertenecía al pueblo; al pueblo negro. Esta le había sido entregada por Dios. Y es que todas las razas tenían su país. Los indios tenían la India. Los europeos, Europa. Y los africanos tenían África, la tierra del pueblo negro. (Aplausos). ¿Quién no sabía que toda la tierra de esta parte del país había sido entregada a Gikuyu y a Mumbi y a sus descendientes? (Más aplausos). Les contó cómo la tierra les había sido arrebatada, por medio de la Biblia y la espada. «Sí, así es como os arrebataron la tierra. La Biblia despejó el camino para la espada». De todo esto dijo que tuvo la culpa la estúpida generosidad de sus antepasados, que compadecieron al extranjero y lo acogieron con los brazos abiertos en su redil."

Ngugi wa Thiong'o
No llores pequeño




"Nuestras vidas son un campo de batalla en la que se enfrentan en una guerra continua las fuerzas que se han comprometido a confirmar nuestra humanidad y aquellos que se determinan en su desmantelamiento, los que se esfuerzan por construir un muro de protección alrededor de él, y aquellos que quieren tirar de él hacia abajo, los que buscan darle forma y quienes están comprometidos con la ruptura, los que pretenden abrir los ojos, para hacernos ver la luz y mirar al futuro (...) y los que quieren adormecernos haciéndonos cerrar los ojos."

Ngugi wa Thiong'o


"Otra manera de mirarlo, especialmente en África, es como la creación de una élite alienada. Pueden ver el tipo de inversión comunitaria que acompaña la producción de estas mentes cuando ellas salen al extranjero para obtener su doctorado, por ejemplo. Nunca devuelven nada a la comunidad comunicando ese conocimiento en lenguajes propios de la gente. La comunidad invierte en nosotros, y donde quiera que vamos -ya sea la Miranda House, o Nairobi, o Yale- lo que producimos lo encerramos con llaves marcadas en inglés o en francés o en portugués o en cualquier lenguaje de educación. El lenguaje es de una enorme importancia. Si miran el área de la cultura, la lengua es clave. Es el medio por el cual nos comunicamos con los demás para la producción de riqueza. Es por eso que lo he llamado en otra parte el banco de la memoria colectiva del pueblo."

Ngugi wa Thiong'o


"Pero la mierda sigue siendo mierda, aunque cambie de nombre -dijo Nyawira-. Puede que las líneas de batalla no se distingan bien, pero no han cambiado."

Ngugi wa Thiong'o


"Pero lo que más le gustaba a Wariinga no era contemplar a las prostitutas pelear por los hombres, o a los borrachos orinando y vomitando en los descampados; no, lo que más le gustaba era ir a la iglesia a rezar y escuchar los sermones. Todos los domingos la llevaban a la misa de la mañana de la Iglesia del Santo Rosario. Wariinga había sido bautizada en la Iglesia del Santo Rosario, donde había recibido su nuevo nombre, Jacinta. Lo que siempre trataba de evitar Wariinga, aunque sus ojos se le escapaban en esa dirección, era mirar los cuadros de las paredes y las ventanas de la Iglesia del Santo Rosario. Muchos de los cuadros mostraban a Jesús en brazos de la Virgen María o en la cruz. Pero otros representaban al diablo con dos cuernos como de vaca y cola como la de un mono, levantando la pierna en una danza diabólica mientras sus ángeles, armados con tridentes llameantes, daban vueltas en la parrilla a los seres humanos. La Virgen María, Jesús y los ángeles buenos eran blancos, como los europeos, pero el diablo y sus ángeles eran negros. Por la noche tenía una pesadilla recurrente. En lugar de Jesús en la cruz, podía ver al diablo, con una piel tan blanca como la de un europeo muy gordo que vio una vez cerca del Club Deportivo del Valle del Rift, siendo crucificado por gente vestida con harapos, como la que solían ver en Bondeni, y después de tres días, cuando estaba en los estertores de la muerte, negros vestidos con traje y corbata le bajaban de la cruz y, vuelto a la vida, se burlaba de Wariinga.
Los padres de Wariinga fueron puestos en libertad en 1960, tres años antes del Uhuru, y se encontraron con que su pequeño terreno en Kaamburu había sido vendido a la guardia por el régimen colonial. Se trasladaron a Ilmorog para buscar pastos de alquiler y algún sitio donde construir un refugio.
Como vieron que Wariinga iba a la escuela en Baharini, en Nakuru, le permitieron continuar allí. Rezaron para que pronto terminara su período escolar y así un día pudiera liberarlos de las cadenas de la pobreza. Wariinga era muy aplicada y a menudo era la primera de la clase. De hecho era Wariinga quien enseñaba matemáticas a sus primos, aunque ellos iban un curso adelantados. Cuando se leyeron los resultados de los exámenes de la escuela primaria, Wariinga estaba entre los sobresalientes. Fue admitida en la escuela secundaria Nakuru Day.
Ese fue el período más feliz de la vida de Wariinga. Cuando se contemplaba a sí misma con el uniforme del colegio, falda azul, blusa blanca, calcetines blancos y zapatos negros, Wariinga lloraba de alegría."

Ngugi wa Thiong'o
El diablo en la cruz



"Seis años después, era la imagen de ese hilo la que más atractiva resultaba para la imaginación de Gikonyo, cuando caminaba por una pista polvorienta de vuelta a Thabai. Tiró hacia abajo de su sombrero —lo había recogido de la cuneta— para ocultar los mechones de pelo que brotaban de su cabeza rapada de convicto, un gesto inútil, ya que el propio sombrero estaba hecho jirones. El abrigo remendado, que un día había sido blanco —el uso diario lo había vuelto ahora amarillo y marrón—, colgaba con descuido de sus hombros desgarbados. El rostro, que seis años antes había resplandecido con la juventud, se había cubierto de finas arrugas en torno a la boca, y cuando la tenía cerrada, el efecto era de un enfado permanente, como si Gikonyo fuera a estallar violentamente ante la menor provocación.
La tierra, llena de baches y magullada, descendía hacia los lados; cosechas enfermizas, apenas recuperadas tras la reciente sequía, otra de las plagas que habían afligido al país durante este período dejando los rostros de las madres secos y arrugados, aparecían a intervalos en las franjas de shamba a ambos lados de la carretera. Gikonyo, sin embargo, no se daba cuenta de la morbidez del entorno mientras se apresuraba, con la imagen de la Mumbi que había dejado atrás guiando sus pasos. La imagen le hacía señas, despertando en él emociones casi olvidadas por las penurias y el dolor de la espera. Desolado, habiendo perdido la ilusión por una independencia temprana, se aferraba a Mumbi y a Wangari como la única realidad inmutable.
Pronto se encontraría con ellas. La idea pareció fortalecer sus miembros cansados, lo que se evidenciaba en la forma en que trataba de andar más rápido; sus pasos presurosos dejaban una estela de polvo a sus espaldas. Gikonyo había deseado este día con una desesperación que crecía cada día. La nostalgia era soportable en los primeros meses de la detención. Entonces, los detenidos cantaban noche y día canciones desafiantes y reían despectivos en la cara del blanco. Algunos detenidos eran apaleados y todos eran rigurosamente interrogados por los agentes del gobierno cuyo poder residía en el misterio mismo de su título: Brigada Especial. Los detenidos habían acordado no confesar el juramento ni dar detalles acerca del Mau Mau: ¿Cómo podía nadie revelar la fuerza unificadora del agikuyu en sus demandas de libertad para África? Soportaban todos los castigos del blanco, creyendo de alguna forma que aquel que aguantara hasta el fin del mundo recibiría los laureles de la victoria.
Para Gikonyo, era Mumbi quien se los otorgaría y él veía con claridad las hojas verdes en sus manos temblorosas. Su reunión con Mumbi vería el nacimiento de una nueva Kenia."

Ngugi wa Thiong'o
Un grano de trigo




"Si controlas la mente de la gente, no necesitas a la policía para controlarla en cualquier otro nivel. Puede comprobarse cómo ese control puede cambiar no sólo cómo las personas se ven las unas a las otras sino cómo observan su relación con aquellos que les controlan. Esto se ve claramente en el modo colonial de educación, que para muchos de nosotros en África nos hace ver Europa como la base de todo, como el mismo centro del universo. Podemos verlo por cómo hemos sido educados para que contemplemos la lengua inglesa como la base de la definición de nuestra propia identidad. En lugar de concebir al inglés solamente como otra lengua con muchos libros y una literatura disponible, lo vemos como la manera de definir nuestro propio ser. Nos volvemos cautivos de esta lengua, desarrollando algunas actitudes de identificación positiva con el inglés (o el francés)."

Ngugi wa Thiong'o





"Soy fiel creyente de que toda lengua tiene potencial para grandes contribuciones intelectuales. Todos los lenguajes, grandes y pequeños, tienen mucho que darle al mundo."

Ngugi wa Thiong'o


"Traducir es, siempre, un proceso difícil. Es difícil expresar la musicalidad inherente de un lenguaje en otro. Uno sólo puede intentarlo. Hay cosas que siempre se perderán en la traducción."

Ngugi wa Thiong'o



"Uno de los aspectos más obvios en los que el imperialismo ha afectado al desarrollo de la literatura africana ha sido en la elección de la lengua de los escritores. Durante la etapa colonial del imperialismo occidental en África, las lenguas africanas fueron reprimidas y se dio a las lenguas europeas un estatus que hizo de ellas el vehículo ineludible para la autodefinición de los pueblos africanos. El resultado de esas políticas ha sumido a África en una flagrante contradicción: estas lenguas siguen siendo los idiomas oficiales en África en la actualidad, y, sin embargo, no son las lenguas de la mayoría de personas que habitan en África. Una vasta mayoría de ciudadanos de cada una de las nacionalidades africanas, es decir, los campesinos y el proletariado, siguen usando sus lenguas propias. Y, con todo, los escritores africanos ven como algo necesario y natural el hecho de escribir en lenguas europeas sobre campesinos y obreros africanos.
Así pues, una de las primeras cuestiones con las que se debe enfrentar un académico es la de la identidad: ¿Qué puede considerarse literatura africana? Dado que incluso hoy en día sigue esperándose que los africanos escribamos en lenguas europeas, mi decisión de escribir en una lengua africana ha despertado interesantes reacciones en algunos académicos. A veces, dicen: «Oh, pero entonces nosotros no podremos acceder a esta literatura. ¿Por qué te has vuelto tan chovinista?». En estos comentarios no es difícil apreciar la asunción de que escribir en una lengua africana es alejarse de lo que se considera normal, convertirse, de hecho, en una anomalía. Pero, en realidad, son las anomalías las que se han convertido en normalidad. Lo que es normal en las demás civilizaciones, en el resto de sociedades, en todas las épocas de la historia, se ha convertido en África en anormalidad. Una vez que la realidad se ha pervertido por completo, todo el mundo empieza a ver las cosas al revés. Esta visión invertida ha sido muy conveniente para los académicos que se han ocupado de la literatura «africana», porque les ha ahorrado la necesidad de tener que aprender lenguas africanas para enfrentarse con la literatura producida -y con las realidades encarnadas- en esas lenguas."

Ngugi wa Thiong'o
Desplazar el centro