"Cierto sabio dijo que Dios no jugaba a los dados con el universo, pero se equivocó. A veces ensaya hasta la ruleta rusa."

Daína Chaviano


"El amor es un masoquismo."

Daína Chaviano




"El amor no es ciego como reza el refrán; lo que ocurre es que los amantes inventan lo que no es y ven lo que no existe."

Daína Chaviano


"El mundo en lugar de ayudarnos, se ha vuelto cómplice. Nos han dejado solos con nuestra hambre y nuestro espíritu."

Daína Chaviano




"El primer beso puede ser tan temible como el último."

Daína Chaviano


"Inconforme sí soy, con el comportamiento humano, con la manera en que está organizada la sociedad… Es una de las razones que me impulsan a escribir. Me entristecen y me indignan bastante muchas cosas que veo a mi alrededor. El mundo es un lugar injusto, angustiante."

Daína Chaviano



"La imaginación es el mejor afrodisíaco."

Daína Chaviano


"Los cubanos somos los marcianos de la Tierra, y sólo un extraterrestre puede entender lo que le pasa a otro."

Daína Chaviano


"Los turistas oyen la jerigonza de este estafador con la misma inocencia que aceptan lo que leen sobre esta isla."

Daína Chaviano


"Nuestra música es un símbolo, una señal de fuerza, un hilo de comunión con nuestro suelo, una esperanza... Y uno de los lenguajes secretos de Dios."

Daína Chaviano




"Por las venas de Cuba no corre sangre, sino fuego: melodioso fuego que derrite texturas y obstáculos, que impide la mesura y, muchas veces, la reflexión. Pero así somos, y ése es nuestro mayor encanto y defecto: estamos hechos de música."

Daína Chaviano


"Somos la imagen que otro refracta desde su corazón."

Daína Chaviano


"Un país es como una pintura. De lejos, se distingue mejor."

Daína Chaviano


"Una ráfaga volcó los claveles que Rosa acababa de colocar sobre la tumba de Wong Yuang. Con cuidado, volvió a levantar el florero más cerca del nicho para protegerlo del viento, mientras Manuel y Pablito terminaban de arrancar las malas hierbas que rodeaban la losa.
El cementerio chino de La Habana era un mar de velas y varillas encendidas. La brisa se inundaba con el humo del sándalo que subía hasta las narices de los dioses, perfumando esa mañana de abril en que los inmigrantes visitaban las tumbas de sus antepasados.
Durante dos horas, los Wong limpiaron el lugar y compartieron con el muerto algunas porciones de cerdo y dulces, pero la mayor parte de la comida quedó sobre el mármol para que el difunto se sirviera a gusto: pollo, vegetales hervidos, té, rollitos rellenos de camarones… Antes de irse, Rosa quemó algunos billetes de dinero falso. Después abandonaron el lugar, algo más tristes que antes.
Pablo tenía muchas más razones que nadie para sentirse deprimido. Amalia no había vuelto a llamar, ni a escribir. El muchacho husmeó por el vecindario, pero sus habituales rondas sólo arrojaron un par de ventanazos cuando don Pepe lo sorprendió atisbando entre las persianas."

Daína Chaviano
La isla de los amores infinitos


"Uno aprende a amar el lugar donde ha amado."

Daína Chaviano