"Contemplemos un instante el estado de las ciencias. Lo que más ha progresado durante los veinte o treinta últimos años es la ciencia: ha realizado unos progresos fantásticos. Ahora tenemos del ser, del mundo, de la materia mucha más información, más detallada y más clara. Y, sin embargo, el sabio no es un modelo que inspire ni siquiera una gran estima, porque hace pasar a un primer plano el placer del éxito de su invento o su descubrimiento sin plantearse la cuestión del peligro. (...) El ejemplo por excelencia es la bomba atómica, que no es un problema científico, sino un tema político. Ayer Hiroshima, luego Chernóbil y Fukushima son en primer lugar y ante todo graves problemas para la humanidad; como las células madre, la biogenética, la clonación, los organismos genéticamente modificados, etcétera."

Stéphane Hessel




"El interés general debe primar sobre el interés particular, el justo reparto de la riqueza creada por el trabajo debe primar sobre el poder del dinero."

Stéphane Hessel


"El pensamiento productivista, impulsado por Occidente, llevó al mundo a una crisis de la cual hay que salir mediante una ruptura radical."

Stéphane Hessel


"En Boké me encontré con un antiguo miembro del gabinete de Mendès France, Marchandise, que dirigía una planta considerable en la que la bauxita, excepcionalmente abundante y pura, se transformaba en aluminio. La empresa Pechiney había negociado el mantenimiento de la misma sin intervención alguna del gobierno francés, y se guardaba de solicitarla. La fábrica era impresionante, ultramoderna, y las «barracas» de aluminio destinadas a los cuadros centelleaban bajo el sol. Marchandise me aseguró que aislaban a sus habitantes del calor. Era muy consciente de la precariedad de la empresa. Sékou Touré conocía la incompetencia de los cuadros guineanos. Había que aprovecharlo.
Igual en Kindia. El Instituto Pasteur criaba allí serpientes de precioso veneno: unos reptiles temibles, sobre todo los más delgados y más verdes. Al verlas serpentear en los grandes terrarios, uno sabía que su mordedura sería implacable. Los investigadores no se quejaban demasiado. ¿Precisar su estatuto? Sin duda, pero si se preservaba tanto como fuera posible su libertad de trabajo. Hasta el momento, las cosas funcionaban.
Mi entrevista con el hermano ministro no me dejó duda alguna acerca de la mentalidad del gobierno guineano: no firmarían nada con Francia.
Unos meses más tarde, acompañé a André Boulloche a Dakar, a la inauguración de la universidad de la que era rector Lucien Paye y «protector» Léopold Sédar Senghor. A esa ceremonia calcada de los ritos franceses —Senghor deseaba una universidad plenamente francesa con títulos equivalentes a los de la metrópolis— asistían más franceses que africanos. Enseguida me di cuenta de la ambigüedad de esa universidad de Dakar. Los estudiantes que en ella se formarían se convertirían inevitablemente en una élite aislada de la masa, y se sentirían atraídos por cualquier cosa excepto por la gestión de los verdaderos problemas de su país. La lectura de la hermosa novela de Hamidou Kane, cuyo título, La aventura ambigua, remite al gran texto de Michel Leiris, El África fantasmal, me abrió los ojos a lo que debería ser la cooperación: una mayéutica que permitiera a África definir democráticamente su camino y no aceptar de sus socios del Norte más que aquello que no la apartara de él.
Mi opinión respecto de esa concepción que se trataba de imponer por lo menos a la vez a la administración francesa y a los ministros africanos de Educación era compartida por mi amigo de Saigón Jean-Pierre Dannaud, a la sazón director en el Ministerio de Cooperación. Juntos recorrimos el continente africano entre 1959 y 1964, años de juventud de los Estados que habían alcanzado la independencia. Juntos predicábamos que se cortara el cordón umbilical. Era más fácil decirlo que hacerlo. Nos recuerdo en la oficina ya climatizada de uno de esos ministros, formados en su mayoría en la Escuela Normal William Ponty, en Senegal, y que espontáneamente tendían a perennizar —qué profesor no tiende a ello— el sistema del que habían surgido. El ministro estaba impresionado por la visita de aquellos dos «normalistas», ante los que deseaba hacer gala de su cultura clásica."

Stephane Hessel
Mi baile con el siglo. Memorias



"Es nuestra obligación velar por los principios y valores, porque nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que estemos orgullosos: y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se ponen en cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta sociedad donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos. Todas estas son cosas que habríamos evitado apoyar si hubiéramos sido verdaderos herederos del Consejo Nacional de la Resistencia."

Stéphane Hessel


"Es verdad que las razones para estar indignados pueden verse hoy menos claramente relacionadas o el mundo se ha vuelto demasiado complejo. ¿Quién está haciendo el ordenamiento, quién lo decide? No es siempre sencillo diferenciar entre todas las corrientes que nos gobiernan. No estamos lidiando con una pequeña elite cuyas actividades pueden ser fácilmente visibles. Este es un mundo vasto, en el cual tenemos una sensación de interdependencia. Vivimos en una interconectividad como nunca antes. Pero en este mundo todavía hay cosas intolerables. Para verlas, es bueno y necesario mirar, buscar. Le digo a los jóvenes, busquen poco y eso es lo que van a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir ’No puedo hacer nada contra eso. Ya me las arreglaré para salir adelante’. Por incluirte a ti mismo en esto, pierdes uno de los elementos que hacen al ser humano: la facultad de indignarse y el compromiso que es una consecuencia de lo primero. (...) El pensamiento productivista, impulsado por Occidente condujo al mundo a una crisis de la que debe salir a través de una radical ruptura con el concepto de "crecer" no solo en el campo financiero sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología. Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental) prevalezcan. Porque son los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden poner fin a la aventura humana en el planeta, que puede llegar a ser inhabitable para los humanos."

Stephane Hessel
Indignaos



"Hace falta entender que la violencia le da la espalda a la esperanza."

Stéphane Hessel



"La esperanza siempre fue una de las fuerzas dominantes en las revoluciones y las insurrecciones."

Stéphane Hessel


"La historia de las sociedades progresa, y al final, cuando el hombre ha alcanzado su completa libertad, se tiene el estado democrático en su forma ideal."

Stéphane Hessel



"La no violencia es el camino a seguir, tanto por parte de los opresores como por parte de los oprimidos."

Stéphane Hessel



"La peor de las actitudes es la indiferencia, decir "no puedo hacer nada, ya me las arreglaré"."

Stéphane Hessel


"La Resistencia propuso "una organización racional de la economía que garantice la subordinación de los intereses particulares al interés general y que se deshaga de la dictadura profesional instaurada según el modelo de los Estados fascistas", y el Gobierno Provisional de la República se hizo eco de esta propuesta."

Stéphane Hessel


"La responsabilidad del hombre que no puede confiar ni en un poder ni en un dios. Al contrario, es necesario comprometerse en nombre de la propia responsabilidad como persona humana."

Stéphane Hessel




"La sed con la que acabé la guerra no se ha saciado jamás. He vivido intensamente, al día, esos cincuenta años que han sucedido a mi supervivencia como si en mi caso el tiempo se dilapidara antes de que pudiera disponer de él."

Stéphane Hessel




"Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos. Volvemos a encontrarnos con esta corriente de la historia, y la gran corriente de la historia debe perseguirse por cada uno. Y esta corriente nos conduce a más justicia y libertad."

Stéphane Hessel


"Para asegurar el buen vivir, será necesario revitalizar la solidaridad. Proponemos crear Casas de la Fraternidad en las ciudades de tamaño medio y grande, así como en los barrios de metrópolis como París. Estas casas reagruparían a todas las instituciones públicas o privadas de carácter solidario ya existentes, y comportarían nuevos servicios dedicados a prestar ayuda urgente a víctimas de un desamparo moral o material y a salvar del naufragio a las víctimas de sobredosis, no sólo de drogas, sino también de malestar o desdicha. Visto lo difícil que resulta ingresar en un hospital, contarían con un dispensario que administraría cuidados de urgencia.
Mientras que en la época de las estructuras autoritarias, tanto familiares como sociales, los individuos estaban constreñidos desde un punto de vista psíquico por las normas impuestas, al precio de innumerables frustraciones, los progresos de la autonomía individual en el seno de la familia y en la vida social han determinado, en ausencia de comunidades fuertes y duraderas, mayor facilidad y mayor frecuencia de separaciones y divorcios, causantes de múltiples neurosis, dolor, soledad y trastornos psíquicos que requieren atención y amor para aliviarlos en lo posible.
Así pues, las Casas de la Fraternidad serían tanto centros de amistad como de atención a los demás. Tendrían una misión polimorfa: serían al mismo tiempo lugares de iniciativas, mediaciones, empatía, compasión, auxilio, información, voluntariado y movilización permanente.
Por otra parte, es urgente instituir un Servicio cívico de la fraternidad que, además de responder a las necesidades de las Casas de la Fraternidad, actuaría en escenarios de desastres colectivos —inundaciones, seísmos, canículas, sequías…—, no sólo en Francia, sino también en Europa y en los demás continentes. De ese modo, la fraternidad se inscribiría profundamente y cobraría vida en la sociedad reformada a la que aspiramos.
La revitalización de la solidaridad se efectuaría asimismo en —y a través de— el desarrollo de ciertas reformas que hemos evocado o a las que volveremos más adelante: la reforma «desburocrática», que desrobotizaría a los trabajadores de las administraciones y las empresas, los dotaría de iniciativa, los animaría a comunicarse entre sí, los liberalizaría en relación con los usuarios, los haría tomar conciencia solidaria de todo aquello en lo que participan; y la reforma de la enseñanza, que abriría las mentes juveniles a los problemas fundamentales y globales de su futura vida como individuos y ciudadanos, así como a la relación indisoluble individuo-sociedad-especie.
Dentro de nuestro concepto de fraternidad, los delincuentes juveniles se encuentran todavía en una edad plástica en la que es nuestro deber favorecer las posibilidades de rehabilitación y redención. Consideramos en especial a los inmigrantes no como intrusos a los que hay que rechazar, sino como a hermanos surgidos de la miseria, no sólo la que creó nuestro pasado colonial, sino también la que ha engendrado en su país la introducción de nuestro sistema económico, el cual ha destruido sus policulturas de subsistencia, ha deportado a sus poblaciones agrarias a la indigencia de los barrios de chabolas urbanos y ha favorecido en la cúpula de los Estados las peores corrupciones.
No por ello minimizamos los problemas de seguridad, sobre todo los que padecen todos aquellos que utilizan transportes públicos y viven en determinados barrios. Ahora bien, como nos demuestra la situación de Estados Unidos, la represión no consigue otra cosa que favorecer la delincuencia y la criminalidad, que encuentran en las prisiones verdaderas incubadoras. Hemos de comprender que aquellos a los que nuestra sociedad rechaza, la rechazan a su vez y nos rechazan a nosotros. Apelamos a una política de prevención que rechace el rechazo. No hemos de reducirla a medidas de residencialización, de videoprotección, de instalaciones policiales de proximidad; no debemos limitarnos a desarrollar un nuevo urbanismo y revisar la ordenación del territorio. Tenemos que llevar a cabo una política de humanización y solicitud; ejemplos locales, en Medellín (Colombia), en Río, en el complejo de favelas Cantagalo y Paváo Paváozinho, o en Caracas, donde han creado una orquesta sinfónica con jóvenes de los barrios de chabolas, nos demuestran que reconocer la dignidad de niños y adolescentes, facilitarles el acceso a la instrucción, a la informática, a las artes, y sobre todo ofrecerles comprensión y afecto, disminuye drásticamente la delincuencia juvenil."

Stephane Hessel
El camino de la esperanza



"Rechazar lo inaceptable sólo es un primer paso. Luego debe producirse el indispensable progreso de las mentalidades, la evolución hacia una auténtica conciencia colectiva, animada por un pensamiento creativo."

Stéphane Hessel


"Sólo el miedo a lo desconocido, el temor al cambio, las reticencias a abrazar "lo que está al llegar", por hablar como Heidegger, nos mantienen todavía en una negación conservadora y pusilánime."

Stéphane Hessel


"Una democracia auténtica precisa de unos medios de comunicación independientes."

Stéphane Hessel


"Una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen como horizonte para nuestra juventud más que el consumismo de masas, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos."

Stéphane Hessel