"A los dioses, según dice una vieja superstición, no les gusta ver mortales demasiado felices. Lo que sí es seguro es que a algunos seres humanos no les gusta."

Lucy Montgomery


" -A mí nunca me han gustado los gatos. -A mí sí -terció Dorothy-. Son muy independientes. Los perros son demasiado buenos y generosos; me hacen sentir incómoda. Pero los gatos son terriblemente humanos."

Lucy Montgomery


"¿A qué iglesia vas, Ana? Espero que lo harás regularmente. La gente tiene mucha facilidad para olvidar sus obligaciones para con Dios fuera de su casa y tengo entendido que eso es muy común entre los estudiantes."

Lucy Montgomery




"A veces pienso que no vale la pena hacer amigos. Se van de nuestra vida después de un tiempo y dejan una herida mucho más dolorosa que la soledad anterior a ellos."

Lucy Montgomery



"Ahora entiendo por qué algunos hombres no pueden evitar embarcarse -dijo Anne-. Ese deseo que nos viene a todos en algún momento, "navegar más allá de los confines del ocaso", ha de ser muy fuerte cuando nace en alguien."

Lucy Montgomery



"Ahora estoy comenzando a comprender cuan solitaria y hambrienta estaba. Nadie se preocupaba por mí ni quería que se le molestara por mi causa. Hubiera sido muy desgraciada a no ser por esa extraña vida interior mía, donde imaginaba todo el amor y los amigos de que no disponía. Pero cuando vine a "Tejas Verdes", todo cambió. Y entonces, te encontré. No sabes cuánto significó tu amistad para mí. Quiero agradecerte en este momento todo el cariño sincero que me has dado siempre."

Lucy Montgomery



"¿Cómo puedo ser presumida cuando sé que soy fea? -protestó Ana-. Me gustan las cosas bellas y odio mirar al espejo y ver algo que no sea hermoso. Me hace sentir muy triste; igual que cuando veo algo horrible. -Quien hace cosas hermosas es hermoso -dijo Marilla."

Lucy Montgomery

"Cuando hayas aprendido a reírte de las cosas de las que hay que reírse y no de aquellas de las que no, tendrás sabiduría y comprensión."

Lucy Montgomery


"Cuando una gran pasión se apodera del alma, el resto de los sentimientos se apretujan en un costado."

Lucy Montgomery


"Desde luego que es un riesgo casarse con alguien -concedió Charlotta IV-; pero una vez que está hecho, hay muchas cosas peores que el marido."

Lucy Montgomery


" -Después de todo -le había dicho Ana a Marilla una vez-, creo que los días más hermosos y dulces no son aquellos en los que ocurren cosas espléndidas, maravillosas o excitantes, sino simplemente los que nos traen pequeños placeres sucesiva y suavemente, como perlas que se sueltan de un collar."

Lucy Montgomery


"Detesto prestar un libro que amo (nunca me parece igual cuando me lo devuelven)."

Lucy Montgomery


"El capitán Jim era un anciano de alma elevada y mente sencilla, con una eterna juventud en los ojos y en el corazón."

Lucy Montgomery


"Debemos lamentar nuestros errores y aprender de ellos, pero nunca llevarlos hacia el futuro con nosotros."

Lucy Montgomery, públicamente conocida como L. M. Montgomery


"El crepúsculo deja caer su cortina y la sujeta con una estrella."

Lucy Maud Montgomery


"El humor es el más picante de los condimentos en el festín de la existencia. Ríanse de sus errores pero aprendan de ellos; alégrense en sus penas pero ganen fuerza con ellas; hagan un chiste de las dificultades, pero vénzanlas."

Lucy Montgomery



"El mañana es siempre fresco, no hay errores en él."

Lucy Maud Montgomery


"En este mundo solo tienes que esperar lo mejor y prepararte para lo peor, y tomar lo que Dios te mande."



Lucy Maud Montgomery




"El viaje desde la estación hasta Tejados Verdes siempre había sido una parte muy agradable de los fines de semana que Anne pasaba en casa. Siempre recordaba su primer viaje desde Bright River, con Matthew. Había sido en primavera, y ahora era diciembre, pero a lo largo del camino, todo parecía decirle: "¿Recuerdas? ¿Recuerdas?""

Lucy Montgomery


"El viento ululaba entre las ramas de los árboles, y ya se sabe que en el mundo no hay música más dulce que la del viento sonando en las copas de los pinos al atardecer."

Lucy Montgomery


"En este mundo pagamos un precio por todo cuanto conseguimos y, aunque vale la pena tener ambiciones, éstas no se alcanzan con facilidad, sino que exigen su precio en trabajo, abnegación, ansiedad y descorazonamiento."

Lucy Montgomery


"Es espantoso no tener a nadie a quien amar, la vida se vuelve vacía, y no hay nada peor que el vacío..."

Lucy Montgomery


"Es la peor clase de crueldad, la de los que no piensan. Uno no puede contra ella."

Lucy Montgomery



"Es muchísimo más fácil ser buena cuando las ropas están a la moda."

Lucy Montgomery


"¡Es tan hermoso ver los pinos destacándose contra el rosado cielo y el huerto blanco y la Reina de las Nieves! ¿No es delicioso el aroma de la menta? Y la rosa...Es un canto, una esperanza y una plegaria a un tiempo."

Lucy Montgomery


"(...) Es todo lo que pude imaginar en mis sueños más fantasiosos y cada latido de mi corazón es para él. Sé que vamos a ser felicísimos."

Lucy Montgomery


"Ése es el inconveniente de crecer y empiezo a comprenderlo. Las cosas que se desean cuando se es niña no son ni la mitad de hermosas cuando se crece."

Lucy Montgomery


"Eso no era lo que había dicho la señora Spencer; ni que la chiquilla se hubiera caído del coche, ni tampoco que Matthew hubiera hecho algo sorprendente. Simplemente habían pasado una curva del camino y se encontraban en la «Avenida».
Lo que la gente de Newbridge llamaba la «Avenida» era un trozo de camino de cuatrocientos o quinientos metros de longitud, completamente cubierto por las copas de altos manzanos, plantados años atrás por un viejo granjero excéntrico. Encima había un largo dosel de capullos blancos y fragantes. Bajo las copas, el aire reflejaba la púrpura luz del atardecer y, a lo lejos, la visión del cielo crepuscular brillaba como la ventana de la torre de una catedral.
Su belleza pareció enmudecer a la niña. Se repantigó en el carricoche, con las delgadas manos apretadas y la cara embelesada ante el esplendor celeste. Ni siquiera después de haberla recorrido por entero, cuando bajaban la larga cuesta que va a New-bridge, se movió ni habló. Todavía con la cara extasiada miraba el crepúsculo lejano, con ojos que contemplaban visiones cruzando sobre aquel brillante fondo. Todavía en silencio cruzaron Newbridge, una ruidosa aldea, donde los perros les ladraron, los muchachos les miraron y caras curiosas les contemplaron desde las ventanas. Ya habían recorrido unos cinco kilómetros y la niña no hablaba. Era evidente que podía quedarse callada con tanta energía como cuando hablaba.
—Sospecho que debes sentirte bastante cansada y hambrienta —se aventuró a decir por fin Matthew, achacando el largo silencio a la única razón que se le ocurría—. Pero no tenemos que ir muy lejos; otro kilómetro nada más.
Ella volvió de su sueño con un profundo suspiro y le miró con los ojos soñolientos de un alma que ha vagado por la lejanía, guiada por una estrella.
—Oh, señor Cuthbert —murmuró—, ese lugar que atravesamos; ese lugar blanco, ¿qué era?
—Bueno, supongo que hablas de la «Avenida» —dijo Matthew después de una profunda reflexión—. Es un sitio muy bonito.
—¿Bonito? Oh, bonito no me parece la palabra más adecuada. Ni tampoco hermoso. No es suficiente. ¡Oh, era maravilloso, maravilloso! Es la primera vez que veo algo que no puede ser mejorado por mi imaginación. Me ha satisfecho aquí —y puso la mano sobre su pecho—, me hizo sentir dolor y sin embargo era placentero. ¿Tuvo usted alguna vez un dolor así, señor Cuthbert?
—Bueno, no recuerdo haberlo tenido.
—Yo lo tengo muchas veces, cada vez que veo algo realmente hermoso. Pero no debían llamar la «Avenida» a ese hermoso paraje. No hay significado en un nombre así. Debían llamarlo...
Veamos... «El Blanco Camino Encantado». ¿No es ése un nombre imaginativo? Cuando no me gusta el nombre de un lugar o de una persona, siempre les imagino uno nuevo y siempre me refiero a ellos así. En el asilo había una niña cuyo nombre era Hepzibah Jenkins, pero yo siempre me la imaginaba como Rosa-lía De Veré. Otros pueden llamar la «Avenida» a ese lugar, pero yo siempre le diré «El Blanco Camino Encantado». ¿Es verdad que debemos hacer otro kilómetro antes de llegar a casa? Estoy contenta y triste. Estoy triste porque el paseo ha sido agradable y siempre me pongo triste cuando finalizan las cosas agradables. Puede ser que después venga algo aún más agradable, pero uno nunca puede estar seguro. Y muy a menudo ocurre lo contrario; ésa ha sido mi experiencia. Pero estoy contenta de pensar que llego a casa. Verá, desde que tengo memoria no he tenido un verdadero hogar. Me da otra vez ese dolor placentero el pensar que voy a tener un verdadero hogar. Oh, ¿no es hermoso?
Habían llegado a la cuesta de una colina. Bajo ellos había una laguna que parecía casi un río, tan grande e irregular era. Un puente la cruzaba y desde allí hasta su extremo inferior, donde el cinturón ambarino de las arenas la separaba del oscuro golfo lejano, el agua era una sinfonía de gloriosos tonos: los más espirituales del azafrán, las rosas y el verde etéreo, mezclados con otros tan irreales que no hay nombre para ellos. Más allá del puente, la laguna llegaba hasta una arboleda de abetos y arces, reflejando sus sombras cambiantes aquí y allá; un ciruelo silvestre sobresalía del margen, como una niña de puntillas que contemplaba su propia imagen. De la espesura en el extremo de la laguna, llegaba el claro y tristemente dulce coro de las ranas. En una cuesta lejana había una casita gris asomando entre los manzanos y, aunque aún no era bastante oscuro, en una de sus ventanas brillaba una luz."

Lucy Maud Montgomery
Ana de las Tejas Verdes


"¿Hay árboles alrededor de la casa? -A montones, ¡Oh, ninfa de los bosques! Hay un bosquecito de abetos detrás de la casa, dos hileras de álamos de Lombardía en el sendero de la entrada y un anillo de abedules blancos rodeando un jardín precioso. La puerta principal da al jardín pero hay otra entrada, una especie de portón pequeño, entre dos abetos. Las bisagras están sujetas a un tronco y el pasador a otro. Las ramas forman un arco encima de él. - ¡Ah, me alegro! No podría vivir en un lugar donde no hubiera árboles, algo en mí moriría de sed."

Lucy Montgomery





"Hay cierta magia en las palabras "seda" y "encaje", ¿No es cierto? -dijo la tía-. Su sonido me hace sentir como si estuviera preparándome para un baile. Y seda amarilla; me hace pensar en un vestido hecho con rayos de sol. Siempre soñé con tener un vestido de seda amarilla."



Lucy Montgomery




"Hoy fue un día salido de junio y caído en abril. La nieve ha desaparecido y los prados y las colinas doradas cantan la primavera. El Rey de las Tormentas estaba embanderado con una ligerísima bruma violeta. Hemos tenido mucha lluvia últimamente y disfruté mucho sentada en la torre durante las silenciosas horas mojadas de los atardeceres. Pero esta noche es una noche apresurada...Hasta las nubes que corren por el cielo tienen prisa, y la luz de la Luna que asoma entre ellas está apurada por inundar al mundo."

Lucy Montgomery




"Hubo un momento de silencio...Y luego, desde los bosques, llegó una multitud de hermosos ecos, dulces, fugaces, argentinos, como si todos los "cuernos de la región del encanto" estuvieran soplando."

Lucy Montgomery



"Jims se sintió muy pequeño, perdido y solo, cuando se apartó de la puerta, tan pequeño y solo que uno podía suponer que incluso la más severa de las medias tías lo habría pensado dos veces antes de encerrarlo en esa habitación y obligado a que permaneciera allí toda la tarde en vez de cumplir con el paseo prometido. Jims odiaba que lo dejaran solo y encerrado, sobre todo en esa habitación azul. La inmensidad, la penumbra y el silencio de aquel lugar producían en su alma sensible un vago terror. A veces llegaba a descomponerse de miedo. Pero para ser justos con tía Augusta, hay que admitir que ella no sabía nada de todo eso. Si lo hubiese sospechado, no habría decretado ese castigo, porque sabía que Jims era un niño delicado de salud, por lo que no debía someterlo a ninguna tensión física o mental. Por eso lo encerraba en vez de azotarlo. Pero ¿cómo podía saberlo? Tía Augusta era de esas personas que nunca sabía nada, a menos que se lo dijeran en un lenguaje sencillo y luego se lo repitieran para que se le grabara en la mente. No había nadie que pudiera decírselo salvo Jims y Jims habría preferido morir antes de decirle a tía Augusta, a esos ojos fríos escondidos detrás de anteojos y a esa boca delgada que nunca sonreía, que sentía miedo cada vez que lo encerraba en la habitación azul. Por lo tanto, siempre lo encerraba allí en castigo y los castigos eran muy frecuentes, puesto que tía Augusta consideraba que Jims siempre hacía travesuras. Pero esa vez, al principio, Jims no estaba tan asustado como siempre, porque por sobre todo estaba muy enojado. Como él decía, estaba rabioso con tía Augusta. No había sido su intención desparramar el budín por el suelo, el mantel y la ropa. Jims no podía comprender cómo esa porción tan pequeña de budín —tía Augusta era muy mezquina con los postres— podía haberse diseminado por todo ese espacio. Pero lo cierto era que había hecho mucho lío. Tía Augusta se enojó y dijo que debía curarlo de sus descuidos. Le ordenó que permaneciera toda la tarde en la habitación azul y le prohibió salir a pasear en el nuevo automóvil de la señora Loring.
Jims se sentía muy defraudado. Si tío Walter hubiese estado en casa, habría recurrido a él, ya que era muy amable e indulgente, siempre y cuando cayera en la cuenta de que su sobrinito existía. Pero eran muy raras las veces que advertía su presencia, por lo tanto, Jims casi nunca lo intentaba. Él quería a su tío Walter, pero en cuanto al acercamiento que existía entre ambos, para su tío bien podía ser un habitante de una estrella de la Vía Láctea. Jims no era más que una criatura solitaria y abandonada, y a veces sentía tanto la falta de un amigo que no podía evitar que se le irritaran los ojos y le cayeran las lágrimas.
Sin embargo, ese día no tenía deseos de llorar: estaba muy enojado todavía. No era justo. ¡Eran tan pocas las veces que podía pasear en automóvil! El tío Walter siempre estaba muy ocupado para llevarlo, ya que debía correr a atender a los niños enfermos del pueblo. Solo una vez cada muerte de obispo, la señora Loring lo invitaba a acompañarla. Pero cuando lo llevaba a pasear, también le compraba un helado o lo invitaba al cine, y Jims había esperado que ese día las dos cosas estuviesen incluidas en el programa."

Lucy Maud Montgomery
El jardín de las fragancias


"La comedia y la tragedia se entremezclan en la vida, Gilbert. Lo único que me persigue todavía es la historia de esos dos que vivieron juntos cincuenta años, odiándose. No puedo creer que haya sido así. Alguien ha dicho que "el odio es solamente el amor que no encontró el camino". Estoy segura de que debajo del odio, en realidad se amaban."

Lucy Montgomery


"La lluvia cesó y el sol asomó entre las nubes iluminando las aguas grises y haciendo brillar la niebla que envolvía las rojas playas de la isla con destellos dorados. Era, por fin, un hermoso día."

Lucy Montgomery



"La maravilla que ella era, se apoderaba del joven a cada momento en mayor grado. ¡ Qué adorable era! ¡Que modales y que gesto tenía! Modales, gestos tan poco calculados y sin artificio como efectivos. ¡Y qué poco llegaba a importar su mudez! Escribía muy rápidamente y con gran facilidad. Sus ojos y su sonrisa daban una expresión tan definida a su rostro, que la voz no se echaba de menos casi.
Permanecieron en el huerto hasta que las largas y lánguidas sombras de los árboles tocaron sus pies. El sol terminaba de desaparecer y las colinas distantes eran púrpura contra el mezclado azafrán del firmamento por el oeste y el cristalino azul por el sur. Hacia el este, justamente sobre el bosque de pinos, había nubes, blancas y puntiagudas como montañas nevadas y la más occidental de ellas brillo con un matiz rosado, como de puesta solar en las alturas alpinas.
Los mundos más altos del espacio todavía estaban llenos de luz, de una luz perfecta y sin mancha, no tocada por la sombra terrena. Pero abajo, en el huerto y bajo los pinos, la luz había casi desaparecido, dando lugar a una penumbra verdosa y húmeda, asombrosamente dulce con el aroma de los manzanos florecidos, la menta y los perfumes balsámicos de los abetos cercanos.
Erie le contó su vida y le hablo de la vida del mundo exterior, temas sobre los cuales Kilmeny se mostró infantil y ansiosamente interesada. Le hizo muchas preguntas, preguntas directas e incisivas que demostraron que ella se había formado ya una opinión categórica sobre algunas cosas. Pero aun así era fácil advertir que la joven hacía referencia a aquel mundo desconocido como si jamás fuera a tener participación en él. El de ella era el desapasionado interés con que podría haber escuchado un cuento del país de las hadas o la historia de algún gran imperio cuya vida ya estuviera sepultada en los años transcurridos.
Eric se sorprendió al notar que Kilmeny había leído mucha poesía y muchos libros de historia, así como algunos libros de viajes y de biografías. No tenía la menor idea de lo que era una novela y jamás las había oído mencionar. Con bastante curiosidad había atendido la información sobre política y los acontecimientos internacionales del semanario que su tío recibía.
-"Nunca leí el diario mientras mamá vivió -escribió-, ni siquiera libros de poesía. Ella me enseño a leer y a escribir con la Biblia y con algunos libros de historia. Después que mamá murió, la tía Janet me dio todos sus libros. Tenía muchos. La mayoría de ellos le habían sido entregados como premio cuando era niña e iba a la escuela y otros le habían sido regalados por mi padre. á Conoce usted la historia de mi padre y mi madre' ".
Eric asintió.
-Sí, la señora Williamson me contó sobre eso. La señora Williamson fue amiga de su mamá.
-"Me alegro de que conozca la historia. Es tan triste que no me gustaría tener que contársela, pero así usted podrá comprender todo mejor. No conocí esa historia hasta después que mamá murió. Antes de irse, ella misma me la contó. Creo que ella pensaba antes que la culpa de lo ocurrido era de mi padre, pero antes de morir me dijo que le parecía que había sido injusta con él y que él no debió haber sabido. Dijo que cuando la gente se está muriendo ve las cosas con mucha mayor claridad y que ella veía que había cometido un error con mi padre. Me dijo que había muchas más cosas que quería decirme, pero no tuvo tiempo de contármelas porque murió esa misma noche. Pasó bastante tiempo antes de que yo tuviera el valor necesario para leer sus libros. Pero cuando lo hice me parecieron preciosos todos. Los primeros libros eran de poesía y parecía música puesta en palabras".
-Le voy a traer algunos libros para leer, si le gustan -dijo Eric.
Los grandes ojos azules brillaron de interés y deleite.
"¡Oh, muchas gracias! Me van a gustar mucho. He leído los míos tantas veces que casi los conozco de memoria. Uno no puede fatigarse de las cosas que son realmente hermosas, pero algunas veces pienso que me gustaría tener nuevos libros."

Lucy Maud Montgomery
El bosque encantado



"La mayor parte de las desdichas de esta vida se deben a la incomprensión entre la gente."

Lucy Montgomery



"[...] la mayoría de las personas tiene tantas preocupaciones que considera que quien no las tiene, no está bien - primo Jimy."

Lucy Maud Montgomery
Emily, la de luna nueva







"La vida me debe algo más que lo que me ha pagado, y me lo voy a cobrar."

Lucy Montgomery



"Lady Jane voló literalmente durante las quince millas que separaban Deerwood de Port Lawrence. Barney sobrepasó a los policías de tráfico de un modo bastante arrogante. Las luces de las casas comenzaron a brillar intermitentemente como estrellas en el aire teñido de limón de aquel crepúsculo. Fue la única ocasión en la que a Valancy le gustó la ciudad, y se deleitó con la velocidad. ¿Era posible que hubiera tenido miedo de los coches alguna vez? Se sentía plenamente feliz en el vehículo junto a Barney. No se engañó a sí misma pensando que aquel paseo tuviera algún significado. Sabía muy bien que Barney le había pedido que lo acompañara por el impulso del momento —un impulso que nacía de un sentimiento de lástima por ella y por sus pobres sueños hambrientos—. Tenía aspecto fatigado tras una noche alerta por una nueva crisis, seguida de un día muy ajetreado. Tenía tan pocos momentos de diversión. Él le había dado la oportunidad de ir de excursión para variar. Por otra parte, Abel, sentado en la cocina, estaba en esa fase de la embriaguez en la que declaraba no creer en Dios y comenzaba a entonar sus obscenas canciones. Le haría bien salir de la casa por unas horas. Barney conocía de sobra el repertorio de Abel el Aullador.
Fueron a ver una película —Valancy nunca había visto una película—. Luego, viendo que tenían hambre, se fueron a comer pollo frito —increíblemente delicioso— en el restaurante chino. Y después regresaron a casa dejando tras de sí un devastador rastro de escándalo. La señora Frederick dejó de ir a la iglesia por completo. No podía resistir las compasivas miradas de sus amigos y sus preguntas. Pero la prima Stickles asistía a los oficios todos los domingos. Decía que se les había otorgado un vía crucis que soportar.
Durante una de sus noches de insomnio, Cissy le relató a Valancy su triste historia. Ambas estaban sentadas junto a la ventana abierta. Cissy no podía recuperar el aliento al acostarse aquella noche. Una gibosa luna sin gloria se cernía sobre las colinas boscosas y, bajo aquella luz espectral, Cissy aparecía frágil y hermosa e increíblemente joven. Una niña. Parecía imposible que pudiera haber experimentado toda la pasión, el sufrimiento y la vergüenza de aquel relato."

Lucy Maud Montgomery
El castillo azul



"Las palabras eran comunes, pero ¡El tono! ¡Y la sonrisa que las acompañó! Ana sintió que su corazón latía de un modo extraño."

Lucy Montgomery


"Le salvé la vida y, cuando se salva la vida de alguien, es obligado quererlo."

Lucy Montgomery


" -Lo conocí esta tarde en el parque en medio de la lluvia -respondió la joven apresuradamente-. Mi paraguas se dio la vuelta y él me cobijó bajo el suyo. - ¡Ah! , ¿Y ese incidente tan vulgar justifica el envío de una docena de rosas de larguísimo tallo con una nota romántica? ¿Y es razón para que te ruborices cual candida doncella al leer la nota? Ana, el rostro traiciona nuestros más íntimos pensamientos."

Lucy Montgomery



"Marilla, ¿No es hermoso pensar que mañana es un nuevo día, todavía sin errores? - Te puedo garantizar que cometerás bastantes -respondió Marilla-. Nunca pareces terminar, Ana. - Sí, y bien que lo sé- admitió tristemente la niña-. Pero no sé si habrá notado una cosa buena en mí: nunca cometo dos veces el mismo error. - No sé de qué te sirve, si siempre descubres errores nuevos. - ¿Pero no lo ve, Marilla? Debe haber un límite en los errores que puede hacer una persona y cuando llegue al final, habré acabado con ellos. Es un pensamiento muy reconfortante"

Lucy Montgomery



"Me encanta oler flores en la oscuridad -dijo-. Es cuando puedes apoderarte de tu alma."

Lucy Montgomery




"¡Me parece horrible irse de este mundo sin dejar una persona que lo sienta!"

Lucy Montgomery


"Me parece muy natural que a un niño de nueve años le guste más leer un libro de aventuras que la Biblia. Pero, cuando seas mayor, estoy segura de que comprenderás que la Biblia es un libro maravilloso."

Lucy Montgomery


"[...] Me preguntó qué me había llevado a hacer algo así. Es una pregunta extraña porque casi nunca sé decir qué me lleva a hacer las cosas. A veces las hago solo para descubrir qué se siente y otras veces las hago porque quiero tenes cosas emocionantes."

Lucy Maud Montgomery

Emily, la de luna nueva




"Me sentí alegre al poder plantar el rosal sobre su tumba, como si estuviera haciendo algo que le gustaba. Espero que tenga rosas así en el cielo. Quizá estén allí las almas de todas esas rositas que él amó durante tantos veranos."

Lucy Montgomery


"Me siento como si, al abrir un libro, hubiera encontrado entre sus páginas rosas del ayer. Dulces y amadas rosas del ayer"

Lucy Montgomery




"Mi vida es un perfecto cementerio de esperanzar muertas."

Lucy Montgomery




"Nadie nunca es demasiado grande para soñar. Y los sueños nunca envejecen."

Lucy Montgomery


"No había trinos de aves ni susurro de arroyos ni chismes de ardillas. Pero el viento tocaba una música ocasional que suplía en calidad lo que le faltaba en cantidad."

Lucy Montgomery


"No haré nada, salvo correr libremente por el verde mundo de belleza estival. Soñaré junto al arroyo al atardecer, vagaré sobre el Lago de Aguas Brillantes en una barcaza hecha de rayos de luna..."

Lucy Montgomery


"No todas las lecciones de la vida se aprenden en el colegio -pensó-; se aprenden en todas partes."

Lucy Montgomery


"Nunca veo salir un barco del canal o volar una gaviota por encima del banco de arena sin desear estar a bordo del barco o tener alas, no como una paloma, "para irme volando y descansar", sino como una gaviota, para meterme en el corazón mismo de una tormenta."

Lucy Montgomery


"¡Oh, es delicioso tener ambiciones! ¡Estoy tan contenta de tener tantas! Y nunca parecen llegar a su fin; eso es lo mejor. Tan pronto se obtiene una, se ve otra brillando más alto. ¡Hacen que la vida sea tan interesante!"

Lucy Montgomery



"Pero creo que a mí me gusta la gente supersticiosa. Le da color a la vida. ¿No sería aburrido el mundo, si todos fueran sabios, sensatos...Y buenos?"

Lucy Montgomery


"(...) Pero mucho tiempo atrás había aprendido que cuando se aventuraba en el reino de la fantasía, debía hacerlo sola. Era una senda encantada por donde no podía seguirla ni el ser más querido."

Lucy Montgomery


"(...) Pero nada que valga la pena se consigue con facilidad, y siempre pensé que ser amiga de ella valdría la pena."

Lucy Montgomery




"Por un instante, el corazón de Ana aceleró su ritmo y por vez primera no pudo sostener la mirada de Gilbert, mientras se teñían de rojo sus pálidas mejillas. Era como si se hubiera alzado un velo en su conciencia, revelándole sentimientos y realidades insospechados. Quizá, después de todo, el romance no llegaba con pompa y esplendor, como un caballero andante; quizá se deslizaba a nuestro lado calladamente como un viejo amigo; quizá se revelaba en prosa, hasta que una repentina iluminación que recorría sus páginas traicionaba el ritmo y la música; quizá el amor se desprendía naturalmente de una hermosa amistad, cual una rosa de corazón dorado de su tallo."

Lucy Montgomery


"Se puede disfrutar de todo cuando uno está firmemente decidido a ello. Por supuesto, hay que estar firmemente decidido."

Lucy Montgomery


"¿Se puede saber por qué insiste en compadecerlo? Yo creo que es digno de envidia. Conmigo obtiene cerebro, belleza y un corazón de oro."

Lucy Montgomery



“Sé que en la vida de todos deben pasar días de depresión y desánimo cuando todas las cosas en la vida parecen perder sabor. El día más soleado tiene sus nubes; pero uno no debe olvidar que el sol está ahí todo el tiempo.”



Lucy Montgomery




"Será aburrido para nosotras -dijo, pensativa-, pero para mucha gente puede que sea un día maravilloso. Algunos estarán locos de felicidad. Tal vez hoy se está llevando a cabo una hazaña magnífica o se ha escrito un hermoso poema, o ha nacido un gran hombre."

Lucy Montgomery


"Siempre hay cambios. Justo cuando las cosas están verdaderamente bien, cambian."

Lucy Montgomery


"Sólo se había preocupado por las cosas terrenales, por las pequeñas cosas pasajeras de la vida, olvidando las que llevan hacia la eternidad, las que unen los dos extremos del golfo y hacen de la muerte el paso de un mundo al otro, del amanecer al pleno día."

Lucy Montgomery


"Temo que si hablo o me muevo toda esta magnífica belleza se desvanecerá como un silencio roto -suspiró ella."

Lucy Montgomery


"Tenemos tanta empatía, que podemos sentir los pensamientos del otro. Nadie comprende a Terry, salvo yo, y quiero ser una fuente de inspiración eterna para él. No soy inteligente como usted, pero siento que puedo ser la inspiración, puesto que somos almas gemelas y nos hemos jurado verdad y constancia eternas, a pesar de toda la gente celosa y todas las amistades falsas que quieran causar problemas entre nosotros."

Lucy Montgomery



"Tener aventuras es algo natural en algunas personas -dijo Ana serenamente-. O se tienen o no se tienen dotes para vivirlas."

Lucy Montgomery


"¿Tienes sueños no realizados? (...) -Desde luego. Todos los tenemos. No nos vendría bien tener todos los sueños cumplidos. Mejor sería estar muertos que no tener sueños."

Lucy Montgomery


"Toda su vestimenta era anticuada, pero la llevaba con tanta majestuosidad, que la hacía parecer eterna como la ropa de la realeza."

Lucy Montgomery




"Todo lo que vale la pena tener da algún trabajo."

Lucy Montgomery



"Uno no puede estar triste mucho tiempo en un mundo tan interesante."

Lucy Montgomery


"Y en lo que se refiere al riesgo, lo hay en casi todo lo que uno hace en este mundo. Hay riesgos en los niños propios si llega el caso; no siempre resultan buenos."

Lucy Montgomery




"(...) Y también pienso que las violetas son pequeños recortes de cielo que caen cuando los ángeles cortan los agujeritos por donde brilla las estrellas."

Lucy Montgomery


"Yo habría elegido nacer en primavera, por supuesto. Debe ser delicioso llegar al mundo junto con las flores de mayo y las violetas."

Lucy Montgomery