"A los escritores nos pagan por decir mentiras y a los periodistas por decir la verdad, y es muy peligroso, según parece, intercambiar oficios: al escritor que siempre pretende decir la verdad nadie lo lee, y al periodista que cuenta mentiras lo despiden."

José Carlos Somoza Ortega 


"Aun lado, junto a la entrada, yacía un camastro desvencijado cubierto de tela de saco y sobre él aparecía un cuerpo inesperado, un susto repentino, una máscara desconocida y vacía. Y lo supe. Era un maniquí. Una figura femenina y antigua, rota como las paredes, de tamaño natural, más desnuda que la desnudez. Era calva y miraba al techo, quieta, sin manos ni pies, con sus bastos ojos pintados. Lo supe: era ella."

José Carlos Somoza Ortega 


"Dos clases de vida oferta el cine, la que se desarrolla en la pantalla la llamamos ficticia; la del patio de butacas, real. Pero todo depende de la dirección de la luz y de nuestra mirada. Si aquello que llamamos vida real se iumina como una pantalla blanca y nosotros la contempláramos sentados a oscuras desde la ficción, invertiríamos la categoría."

José Carlos Somoza
La ventana pintada



"El daño y el dolor: ellos son los verdaderos enemigos de la humanidad, no la muerte. No se trata de ser inmortales sino de ser indemnes, ya que, siendo indemnes del todo, podríamos evitar la muerte hasta el mismísimo instante en que morir se nos antojara también placentero. Valga como ejemplo, esta fábula: el vampiro le dijo un día al cadáver: "yo vivo para siempre y tú estás muerto", y el cadáver respondió: "sí, pero yo ya no sufriré daño jamás". Y se rumorea que el vampiro, desde que oyó tal respuesta, está vagando por el mundo pidiendo que lo maten."

José Carlos Somoza Ortega 


"El miedo no es una sensación negativa. En cierta ocasiones es hasta algo útil. La inquietud del desasosiego es el germen del descontento. Cuando estamos descontentos intentamos avanzar."

José Carlos Somoza Ortega 



"El misterio es un género obligado. No hay nada más realista."

José Carlos Somoza Ortega 



"El tiempo es extraño. Su extrañeza procede sobre todo de lo familiar que nos resulta. No pasa un día sin que lo tengamos en cuenta. Lo medimos, pero no podemos verlo. Es tan evanescente como el alma, y a la vez se trata de un fenómeno físico, demostrable y universal."

José Carlos Somoza Ortega 


"El viejo cruzó el taller sin tambalearse ni una sola vez, llegó a su «ermita», iluminada por un par de velas colocadas en botellas vacías, y se sentó rígidamente en su mecedora de enea. Sus ojos miraban al vacío.
– Quítate esa camisa y ponla a secar. Tengo algo de queso, por si quieres matar el gusanillo.
– Acabo de cenar, abuelo.
Durante un rato se miraron en completo silencio con el ruido de fondo de la lluvia, y el niño percibió la extrema palidez del rostro del viejo. Era como si, en el intervalo en que habían dejado de verse, toda la sangre que pintaba su cabeza hubiese escapado por algún orificio. Por fin, le oyó hablar de nuevo.
– Te agradezco tanto que hayas venido… Quería hablar contigo, contarte algo… A decir verdad… -Se inclinó hacia él y sonrió-. A decir verdad, quiero contártelo todo. -Hizo una pausa, pero la sonrisa no cedió: parecía incrustada en su rostro como esos adornos que colocaba en los muebles del taller-. Muchas veces me has preguntado si he vuelto a escribir poesía, ¿no es cierto…? Pues te confesaré un secreto… -Tendió la mano hacia la estantería que había a su espalda y sacó un cuaderno de tapas arrugadas-. Esto no se lo he enseñado a nadie nunca. En estas páginas está todo lo que he escrito últimamente… Todo.
El niño estaba a punto de sonreír extasiado cuando se dio cuenta de algo.
Fue una revelación tan violenta, tan adulta, que casi la sintió como una bofetada contra su rostro.
Su abuelo estaba enfermo. Muy enfermo. Y no era que hubiese enfermado de repente, en aquel momento: tan sólo había permitido que la densa enfermedad que albergaba se abriese paso, por fin, a través de sus cansados rasgos, sus ojos como torbellinos incomprensibles de luz, sus labios plateados de saliva."

José Carlos Somoza
La dama número 13


"El viejo sueño de vivir para siempre nos visita de vez en cuando, revelando que al menos él sí que es inmortal. Pero sospecho que este sueño de inmortalidad está mal entendido. No queremos vivir para siempre, queremos vivir bien el mayor tiempo posible. Si nos dieran a elegir entre no morir o no sufrir, ¿Quién de nosotros elegiría, con un mínimo de cordura, no morir? Lo que queremos, en realidad, no es la inmortalidad sino la indemnidad."

José Carlos Somoza Ortega 


"Es conveniente enfrentarnos una y otra vez a lo que no nos gusta. Lo que no nos gusta es como un amigo honrado: nos ofende diciéndonos la verdad."

José Carlos Somoza Ortega 


"Hay que inventar una buena trama y unos buenos personajes, si no la novela cojea. No creo en la novela en la que una prosa poderosa y un personaje perfectamente construido den peso a una nadería."

José Carlos Somoza Ortega 



"La bondad y la maldad no dependen del paso del tiempo. Están estampadas en nuestro corazón, en nuestra alma. Todos tenemos impulsos, deseos, tentaciones... Unos los controlan y otros se dejan vencer: ésa es la clave de las creencias religiosas."

José Carlos Somoza Ortega 




"La ciencia es la única que sabe, la única que emite un veredicto. Sin ella, seguiríamos creyendo que el sol gira a nuestro alrededor y la Tierra no se mueve."

José Carlos Somoza Ortega 


"La intriga es la herramienta más importante para los autores. Es el hilo conductor que nos ayuda a no perdernos en la trama y, a la vez, nos permite hablar de cualquier cosa. La intriga es lo más realista que se puede concebir."

José Carlos Somoza Ortega 



"La madurez exige un compromiso. En toda transformación hay algo que dejamos atrás, que destruimos."

José Carlos Somoza Ortega 



"La memoria necesita inventar. La memoria es escritora. Cuando recordamos a la persona fallecida, es como si la escribiéramos dentro de nosotros: recordamos, sobre todo, al personaje."

José Carlos Somoza Ortega 




"La oquedad llenando todos mis huesos abiertos como flautas mudas, desmenuzados como arena por fin, solo esa ceniza última, apenas el rastro leve que el viento termina por borrar, el vacío enorme de esa boca que tiene que decir y revelar y descubrir y gritar y acusar y vaciarme hacia fuera desde dentro y mezclarme con todo, esa boca abierta e infinita del silencio absoluto por la que hablo aunque nadie oiga."

José Carlos Somoza Ortega 


"La poesía es sagrada y terrible. Pero ha sido saqueada en estos tiempos. La hemos olvidado y la hemos dejado de lado y tenemos derecho a preguntar en qué clase de mundo estamos viviendo que incluso prescindimos de ella. Por eso este libro pide su regreso, es la venganza de la poesía."

José Carlos Somoza Ortega 


"La propia imagen es muy importante, y cada vez más, porque estamos cultivado una sociedad de la imagen. Es lógico porque, a diferencia de otras especies, nosotros podemos controlar las cosas. El destino de la humanidad es controlar el mundo, y eso nos incluye también a nosotros mismos, a nuestro aspecto. Tal vez sea el camino natural del ser humano."

José Carlos Somoza Ortega 



"(...) La vida real no es esto que vemos ahora mismo: es mucho más. No me frustra la realidad, me frustra no poder conocerla toda. Por ejemplo, la realidad no es sólo lo que percibimos durante la vigilia: los sueños también son reales. La realidad no es sólo nuestro cuerpo macroscópico: también los átomos y los electrones que la forman. Hay muchas cosas que no somos capaces de percibir y que nos influyen en el día a día de manera importantísima. Las hormonas nos pueden afectar de formas que no podemos sospechar...También me interesan mucho la intuición y el azar, que están muy relacionados. El azar es todavía muy desconocido para nosotros, y también él forma parte de nuestra realidad."

José Carlos Somoza Ortega 





"Le estaba haciendo una serie de confesiones sinceras que ella apenas entendía, que apenas lograba escuchar. Pero comprendió que ahora que era otra vez Clara tendría que acostumbrarse a las confesiones sinceras. Porque Susana se alejaba se alejaba en el cielo oscuro y estrellado. Susana flotaba en el inmenso túnel de la noche, cada vez más lejos, cada vez más indiferente. Bienvenida al mundo Clara. Bienvenida al mundo Clara. Bienvenida a la realidad."

José Carlos Somoza Ortega 



"Lo que ayuda realmente es tener una gran capacidad de observación y una curiosidad por las personas y las situaciones."

José Carlos Somoza Ortega 


"(...) Lo que es seguro es que la realidad va a superarlo todo. Hace pocas décadas nadie podría imaginar que todos tendríamos un ordenador y un teléfono móvil. La literatura de ciencia ficción lleva hablando de mundos virtuales desde los años 50, cuando ni se soñaba que tal cosa podría ser posible, pero todos imaginaron siempre que para tal cosa habría casi que disfrazarse de astronauta."

José Carlos Somoza Ortega 



"Niña, niña: para ser un cuadro es preciso saltarse todas las barreras. No sabes en qué mundo te estás metiendo niña. Ser una obra maestra tiene algo de... inhumano. Debes ser fría, mucho más fría. Imagina el tema de una película de ciencia-ficción: el arte es un ser de otro planeta y se manifiesta a través de nosotros. Podemos pintar cuadros o componer música, pero ni el cuadro ni la música nos pertenecerán, porque no son cosas humanas. El arte nos usa niña, nos usa para poder existir, pero es como un alienígena. Debes pensar eso: no eres humana cuando eres un cuadro."

José Carlos Somoza Ortega 


"Nos pasamos un tercio de la vida soñando y dos tercios intentando soñar. ¿Qué es la realidad? ¿Lo que sucede ante nuestros ojos, lo que pensamos mientras sucede, lo que ven los demás?"

José Carlos Somoza Ortega 


"Nuestras vidas están escritas con la sutileza con que un guitarrista rasguea una guitarra sin cuerdas. ¡Hay que saber oler flores invisibles, librarlas con los ojos y saborear gota a gota esa miel delicada! ¡Todo es de repente tan importante entonces! Lo más ínfimo es decisivo. Lo diminuto contemplado desde lejos, forma parte del gran dibujo: cada acontecimiento es una pincelada cada gesto un color nuevo. Pero ¿qué sabe la cuenta cristalina de la figura que forma al girar con otras en el caleidoscopio?"

José Carlos Somoza Ortega 


"Pasan cosas. Es la única sabiduría infalible que puede adquirirse en esta vida. No necesitamos ser grandes científicos para conocerla. Te encuentras bien justo hasta el día en que tu salud se desmorona como un castillo de naipes; planeas algo concienzudamente, pero no puedes tener en cuenta todas las contingencias; prevés lo que va a ocurrir en las próximas cuatro horas y tan solo cinco minutos después se desbarata tu previsión. Pasan cosas."

José Carlos Somoza Ortega 


"Qué terror... Qué gran terror el día en que un pintor sepa hacer una obra de arte de verdad con un ser humano. ¿Sabe como creo yo que sería esa obra? Una que todo el mundo aborrecería. Mi sueño consiste en hacer, algún día, una obra por la que se me insulte, se me desprecie, se me maldiga... Ese día habré hecho arte por primera vez en mi vida."

José Carlos Somoza Ortega 



"Sencillamente. Yo no sabía muy bien cómo to­marme aquella orden. Si ella hubiera sonreído me habría echado a reír, pero no veía ninguna semiluna blanca partiendo sus borrosos rasgos. Musa estaba seria. La orden era seria. Yo estaba serio. Procedió a explicarme, entre jadeos inter­mitentes, que la experiencia con su padre la había traumatizado, y que eso era lo que más la excita­ba, su fantasía predilecta: descubrir a un extraño en casa que saltara sobre ella, rasgara su ropa y la poseyera a la fuerza. ¿Te gustaría? Lo pensé un momento. No mucho, sólo un momento. Podría­mos intentarlo, le dije, pero antes, ¿dónde está el servicio, por favor?
Me acompañó con aires de azafata por un pa­sillo de parqué morado y paredes verde quirófa­no, encendiendo incontables luces a nuestro paso. Estatuas como ladrones o rameras aguardaban en las esquinas, espejos ocultos ejercitaban la paranoia, líneas de colores rayaban el suelo. Escogi­mos tres bifurcaciones hasta llegar a nuestro des­tino. Musa pulsó los interruptores de un baño largo y cegador como un camerino y me abando­nó allí.
La taza era plateada, ultramoderna. Muchas naves espaciales, pensé, no se avergonzarían de poseer aquel diseño. Tenía labrados en su interior, como un tatuaje, un globo terráqueo y una leyen­da en letras de oro: «Ensuciamos nuestro planeta todos los días». Mientras orinaba, trataba de or­denar mis pensamientos. Pero ambas cosas me costaban cierto esfuerzo, me refiero a orinar y pensar: la erección disparaba el líquido hacia zo­nas equívocas, y había de ingeniármelas para encorvarme artísticamente y apuntar al hueco del retrete, justo en el centro de la Tierra. Por otra parte, la mayoría de mis ideas tampoco daba en la diana. Todo había sucedido demasiado rápido: Musa había pasado a ser ELLA, y ahora ELLA aguardaba en el comedor a ser violada mientras ÉL vaciaba su vejiga entre contorsiones sobre una reproducción en plata de nuestro mundo. No era así como yo había imaginado mi primer encuen­tro con la mujer del párrafo, claro. Pero concluí que la vida no era una de mis novelas, y no tenía por qué amoldarse a los límites de mi imaginación."

José Carlos Somoza
Dafne desvanecida



"Un periodista me preguntó cierta vez cómo me había surgido la idea de una novela determinada. Respondí: "Escuchando tal música". Tiempo después, otro periodista me preguntó lo mismo con otra novela, y resultó que había sido otra música la inspiradora. Tras varias preguntas y respuestas parecidas me percaté de las coincidencias, como nos percatamos de que caminamos de forma llamativa o tenemos un determinado tic cuando alguien nos lo hace notar, y, de este modo, comprendí que la música me inspiraba cosas, o, por lo menos, que la música me resultaba muy importante para crear."

José Carlos Somoza Ortega