"A partir de ahora me dejaré mecer por las olas inconstantes de la vida... Me embriagaré con todas las fuentes de la ebriedad, sin afligirme, aunque se agoten inexorablemente... Adiós a las luchas y a las victorias, y a las derrotas de las que salía con mi corazón sangrando y herido... ¡Adiós a todas esas locuras de primera juventud!"

Isabelle Eberhardt


"Cuando más lejos dejo el pasado más cerca estoy de forjar mi propio carácter."

Isabelle Eberhardt


"Dentro de pocos días, la vida verdadera, errante e incoherente, reaparecerá. ¿Dónde? ¿Cómo? ¡Sólo Dios lo sabe! No puedo ya atreverme a hacer suposiciones ni hipótesis al respecto después de que, al poco de decidir quedarme uno o dos meses más en París, he venido a dar a Cagliari, a este rincón perdido del mundo, en el que jamás había pensado, y no menos importante que cualquier otro lugar en el que mi ojo se hubiera fijado distraídamente sobre el mapa del mundo."

Isabelle Eberhardt


"Desde la cima de esta duna se descubre todo el valle de El Oued, sobre el cual parecen cerrarse las olas somnolientas del gran océano de arena gris. Todas las ciudades de los países de arena, construidas con yeso ligero, tienen un aspecto salvaje, deteriorado y ruinoso."

Isabelle Eberhardt


"El caminante sano sentado al lado de la carretera analizando el horizonte abierto ante él, ¿No es este el dueño absoluto de la tierra, las aguas, y hasta del cielo? ¿Qué habitante puede competir con él en poder y riqueza?"

Isabelle Eberhardt


"Escribir es algo precioso y espero que con el tiempo, cuando vaya adquiriendo la sincera convicción de que la vida real es hostil e inextricable, sabré resignarme a vivir esa otra vida, tan dulce y placentera."

Isabelle Eberhardt
Los diarios de una nómada apasionada


"Estoy sola, y sueño... Y, a pesar de la profunda tristeza que invade mi corazón, mi ensueño no tiene nada de desolado ni de falto de esperanza. Después de estos últimos seis meses tan agitados, tan incoherentes, siento que mi corazón se templa como nunca y que de ahora en adelante será invencible, incapaz de doblegarse incluso en medio de las peores tormentas, humillaciones y duelos."

Isabelle Eberhardt




"Hay límites para todo dominio y leyes que rigen todo poder organizado. Pero el vagabundo posee toda la tierra inmensa que sólo termina en el horizonte no existente, y su imperio es uno intangible, en tanto su dominio y disfrute de este son cosas del espíritu."

Isabelle Eberhardt



"(...) Luego venía la extraña "segunda vida", la vida de la voluptuosidad, del amor. La embriaguez terrible y violenta de los sentidos, intensa y delirante, contrastando singularmente con mi existencia cotidiana, calmada y reflexiva."

Isabelle Eberhardt


"Nadie hasta la fecha ha sabido traspasar esa máscara y descubrir mi verdadera alma, este alma sensitiva y pura que vuela tan alto sobre las bajezas y los envilecimientos adonde me apetece, desdeñando los convencionalismos y, también, por una rara necesidad de sufrir, arrastrando con ella a mi ser físico..."

Isabelle Eberhardt


"Nómada fui cuando de pequeña soñaba contemplando las carreteras; nómada seguiré siendo toda mi vida, enamorada de los cambiantes horizontes, de las lejanías aún inexploradas, porque todo viaje, incluso en las regiones más frecuentadas y más conocidas, es una exploración."

Isabelle Eberhardt


"Para el que entiende el valor y el sabor delicioso de la libertad solitaria (en tanto nadie es libre si no esta solo) el estar de salida es el acto más valiente y más grandioso de todos. Una felicidad egoísta, posiblemente. Pero para aquel que disfruta de su sabor, la felicidad. El estar solo, el ser modesto en las necesidades, para ser ignorado, ser un extraño que está en casa en todas partes, y caminar, en forma grandiosa y por uno mismo, hacia la conquista del mundo."

Isabelle Eberhardt



"Sin embargo, aunque mi vida no ha sido más que un entretejer dolores y tristezas, no voy a maldecir nunca lo lamentable y triste que es el universo... Porque en él el amor vive junto a la muerte y todo es efímero y transitorio. Porque los dos me han embriagado, me han extasiado, me han regalado muchos sueños y muchas ideas."

Isabelle Eberhardt


"Sólo deseo tener un buen caballo, compañero mudo y fiel de una vida soñadora y solitaria, algunos servidores casi tan humildes como mi montura, y vivir en paz, lo más lejos posible de la agitación -en mi humilde opinión, estéril- del mundo civilizado, en el que me siento de más."

Isabelle Eberhardt



"Todo viaje, incluso en las regiones más frecuentadas y más conocidas, es una exploración."

Isabelle Eberhardt


"Un poco por necesidad y otro poco por gusto, estudiaba entonces las costumbres de las poblaciones marítimas de los puertos del Mediodía y Argelia.
Un día, embarqué a bordo del Felix Tuache, a punto de zarpar para Philippeville. Humilde pasajero del puente, vestido con una tela azul y un gorro, no llamaba la atención de nadie. Mis compañeros de viaje, sin desconfianza, no dejaban ver ningún cambio en su habitual manera de ser.
Es un grave error, en efecto, creer que podemos llevar a cabo estudios de las costumbres populares sin mezclarnos con el medio que estudiamos, sin vivir su vida...
La singladura de ese viaje feliz para mí –como todos los viajes a la amada tierra de África–, comenzó una clara tarde de mayo.
Las tareas de carga del Tuache llegaban a su fin y, una vez más, asistía al ir y venir de las horas de embarque.
En el puente, algunos pasajeros esperaban ya el desamarre, aquellos que, como yo, no tenían ningún adiós que hacer, ni familiares que besar...
Aquí y allá, algunos soldados formando pequeños grupos... Un joven cabo de infantería, completamente borracho, que, tan pronto embarcó, se cayó al suelo cuan largo era sobre las planchas húmedas y que se quedó allí, sin moverse, como sin vida...
Un poco aparte, sentada sobre unos cordajes, me fijé en un joven que llamó mi atención por la extrañeza de toda su persona.
Muy delgado, de cara bronceada, imberbe, de rasgos angulosos, vestía un pantalón de tela muy corto, alpargatas, una especie de chaleco de caza a rayas que se abría a la altura de su óseo pecho, y un gastado sombrero de paja. Sus ojos hundidos, de un cambiante tinte leonado, tenían una mirada extraña: se leía en ellos una mezcla de temor y huraña desconfianza.
Al oírme hablar en árabe con un chalán bonés, el hombre del sombrero de paja, tras largas vacilaciones, acudió a sentarse a mi lado."

Isabelle Eberhardt
Los diarios de una nómada apasionada


"Y la eterna, la misteriosa, la angustiosa pregunta aparece una vez más: ¿Dónde estaré, en qué tierra, bajo qué cielo, a esta misma hora dentro de un año? Lejísimos, sin duda, de esta pequeña ciudad sarda... ¿En dónde? ¿Seguiré aún entre los vivos ese día?"

Isabelle Eberhardt