"A veces las teorías personales te crean problemas, porque los demás no las entienden. Pero te dan una ventaja: gracias a ellas siempre sabes lo que tú tienes que hacer."

Lorenzo Silva Amador 


" (...) Ahí estaba, la raya que separaba el este del oeste, Barcelona de Madrid, mi ayer de mi presente y mi futuro. Después de todo, aquella divisoria trazada sobre el globo terráqueo no era más que una convención, decidida hace ya mucho por gente que había muerto."

Lorenzo Silva Amador 


"Al articular aquella última D se le había notado la extranjería. Acaso por querer intensificarla demasiado. Me envenenaba que aquella zorra me estuviera chuleando, mientras restregaba los pies contra el sofá de cuero y se abrazaba a su albornoz color marfil. Me ofendía también, aunque de forma algo más confusa, que fuera tan alta y su cutis se viera tan inmaculado y tuviera aquel cuello de gacela. En ese momento me vino a la memoria, después de haberlo estado buscando, el nombre de pila que había adoptado para sustituir al original, que no debía satisfacerla tanto como el apellido: Liana. También me detuve a recordar cómo había llegado a poseer aquel albornoz, una mansión con piscina en una de las mejores urbanizaciones de Madrid y una esclava india. Cinco años atrás la policía la había descubierto, con otros veinte inmigrantes ilegales, en un taller de confección oculto en los sótanos de un restaurante chino. Los otros habían sido en su mayoría reexpedidos a su tierra, pero ella se las había arreglado para captar de forma especial la atención del profesor Navata, próspero penalista y catedrático, que se había visto envuelto en aquel incidente en su condición de presidente de la asociación pro derechos humanos que había ofrecido su inmediata asistencia a los inmigrantes. No se pudo evitar la expulsión de la mayoría de ellos, pero sí la de Liana, merced a su entrada en el servicio doméstico de Navata. En sólo un año lo había persuadido de librarse de su mujer y sus hijos y ahora reinaba despóticamente en su corazón y sus cuentas corrientes. En su fulgurante adaptación a las nuevas circunstancias, Liana había exhibido una astucia natural que junto con su presunta sensualidad salvaje eran la comidilla de medio Madrid, dudoso entre compadecer y envidiar al atrapado Navata. Yo había oído algunos chismes acerca de la depravación de aquella devoradora, chismes que iban desde la vulgaridad hasta la más delirante fantasía, y la gestión que acababa de hacerle no me disuadía de dar crédito a alguno de ellos. En cualquier caso, ya me había escupido bastante. Le tendí el pagaré y me puse en pie para marcharme de su intimidante presencia."

Lorenzo Silva
El ángel oculto



"Aquella noche, aunque tenía cansados los músculos y el cerebro, Bálder tardó en dormirse. Había podido asearse y cenar en calma, y no había tenido que enfrentar ninguna visita imprevista como la de la noche anterior. También había repasado sus dibujos. Pero cuando creía haber alcanzado el estado desde el que podría pasar sin mayores trámites al sueño, se encontró dando vueltas entre las sábanas. Oía a Aulo y veía la cara de Pólux, Níccolo era Horacio y Horacio un hombrecillo que se enredaba infinitamente en una red que en realidad eran los brazos de Bálder y le apresaban a él mismo. Hubo de soportar con resignación la mezcla aleatoria de imágenes que forma el paisaje implacable del insomne, sin poder detener el curso desbocado de sus pensamientos, midiendo con exasperación el tiempo hasta que ya no le quedaron fuerzas para tanto.
Despertó destruido, sin saber si había dormido una hora o tres. Durante todo el día siguiente compareció en su propia vida como un sonámbulo. Le hicieron la merced de no perturbarle demasiado o fue él mismo quien se hizo la merced de no enterarse. Mantuvo a Níccolo ocupado en la supervisión del entoldado y él se redujo a perfilar o hacer que perfilaba sus bosquejos, obstinándose en refutar mentalmente, con cierto éxito, la presencia indeseable de Pólux a su espalda.
Comió otra vez con Aulo, aunque apenas cruzaron cuatro palabras entre el primer plato y el segundo. Por la tarde lloviznó durante una media hora, sin que el capataz estimara oportuno interrumpir los trabajos. Al atardecer, mientras la campana decretaba el final del día, Aulo le mostró con satisfacción la nave de lona concluida. El coro adquiría, bajo la lona pardusca, un recogimiento que lo alejaba tanto de la ambición vertical de las torres como del descuido del resto de la obra. Bálder contempló con adormilado optimismo su reino."

Lorenzo Silva
La sustancia interior




"Aunque es algo demasiado ruin para que la gente lo reconozca con naturalidad, todo hombre que se siente atraído por una fémina experimenta un odio fisiológico hacia el tipo que se la benéfica, normal o esporádicamente."

Lorenzo Silva Amador 


" -Bienvenido al circo brigada. Le aseguro que no se va a aburrir. De eso no me cabía duda. Lo que me preguntaba era si me tocaría hacer de payaso como de costumbre, o de comida para el tigre."

Lorenzo Silva Amador 


"Cada uno tiene su camino, nunca vayas por el camino de otro."

Lorenzo Silva Amador 


"Como le había dicho una vez a alguien que hizo una chanza sobre mi "sorprendente" capacidad para leer en inglés; desconocer la lengua de Shakespeare es un lujo al alcance de quien ocupa el puesto de presidente del Gobierno, de hecho la norma viene a ser que la desconozcan, lo que hace suponer que no se necesita en ese trabajo."

Lorenzo Silva Amador 




"Como sabemos que no hay forma de acabar con el mal, nos consolamos desactivando a sus elementos más lerdos. Quizás no es mucho, ni es lo mejor. Pero algo es algo."

Lorenzo Silva Amador 




" -Créeme, si he llegado a amar la mugre de la calle, con todos sus inconvenientes, es porque me ha librado de la mugre de la palabrería. -En el fondo, mi sargento, nunca dejarás de ser un poeta."

Lorenzo Silva Amador 


"Cuando ganas dinero es casi como si fueras mayor."

Lorenzo Silva Amador 


"Cuando un hombre tiene que abusar de la mentira para cumplir con su deber puede estar seguro de que anda equivocado de verdad o de deber."

Lorenzo Silva Amador 


"Cuando uno escribe en Internet debe hacerlo bien. Internet ha recuperado el valor del lenguaje y la comunicación, gana más crédito y es más eficaz el que se expresa de forma correcta que el que no."

Lorenzo Silva Amador 



"Después de tantos años llevando asuntos tristes, he aprendido que uno tiene que mantener una reserva de humor para no perder las ganas de vivir y no tratar inhumanamente a la gente que por hache o por be, se cruzan en el camino de un investigador de homicidios."

Lorenzo Silva Amador 




"El día no era demasiado claro, pero permitía divisar los perfiles de una Barcelona que había sufrido desde la época en que la había conocido algunas alteraciones ostensibles; la que más destacaba, con mucho, era el insolente edificio en forma de supositorio que se alzaba mirando hacia la parte del Besos."

Lorenzo Silva Amador 


"En Madrid, por regla general, uno puede elegir para tomarse un café entre el bar cutre y la cafetería rancia; ni se conoce ni se aprecia demasiado esa sensación de limpieza y confort peculiar de la hostelería barcelonesa."

Lorenzo Silva Amador 




"En un sueño uno aspira a lo máximo, aunque a veces se acabe el tiempo y no se saque nada, como en la puta vida."

Lorenzo Silva Amador 


"Había intentado otras vidas, y quizá a esa pretensión había obedecido mi juvenil decisión de estudiar Psicología, ciencia incierta pero a primera vista lucrativa, dado el desarreglo mental mayoritario de la mujer y el hombre contemporáneos."

Lorenzo Silva Amador 


"Han enseñado a la gente a necesitar demasiadas fruslerías. Me temo que el noventa y cinco por ciento de la población de Europa occidental aceptaría la destrucción del planeta a cien años vista si ése fuera el precio de poder seguir teniendo lavadora."

Lorenzo Silva Amador 


"La porción mayoritaria de la juventud está aturdida por los diversos estímulos que configuran su pujante cultura, desde el sonido máquina hasta el alcohol de garrafa, y a veces conviene ser brutal para que te entiendan."

Lorenzo Silva Amador 


"La verdad es que me gusta esperar cuando creo que lo que espero va a venir. Si lo miras bien, es el tiempo más agradable y el mejor empleado de todos."

Lorenzo Silva Amador 




" -Le ha costado, pero al final lo ha comprendido y me ha enviado el informe. Me temo que no es rubia auténtica. -Si dijera eso yo, sería un machista -protesté. -Claro que lo serías. Por eso lo digo yo."

Lorenzo Silva Amador 


"Llega un momento en el que te haces inmune a la voz de tu madre. Es normal, se llama supervivencia."

Lorenzo Silva Amador 





"Lo malo del trabajo no es trabajar, sino pensar que estás trabajando."

Lorenzo Silva Amador 



"Lo que defiende suscita el entusiasmo de pocos o de nadie, diríase que ni siquiera el suyo. No está el horno para que la gente se eche a la calle enfervorizada a aclamar a un nuevo rey, que es el asunto del que se trata, y menos puede esperar el orador que abunden los monárquicos entre quienes lo eligieron con su voto. Pese a todo, acepta el deber de defender el pacto que en su día se hizo, y que honró durante décadas: corona a cambio de democracia. Sabe que muchos no lo entenderán, pero tiene la convicción de que denunciar ese contrato, justo ahora, es una imprudencia, y se aplica con firmeza a defender su validez. Se inmola de pie, fiel a sus ideas y a su estilo, sin haber tenido la oportunidad que acaso mereció y habría aprovechado mejor que algún otro. Se llama Alfredo y ya nunca será presidente.
El otro vive su instante agónico sobre el césped de un estadio lejano, bajo una tromba de agua que recuerda la lluvia que caía sobre el androide moribundo de Blade Runner, o la que según Onetti caerá siempre sobre la lápida donde se extingue su prosa, en ese último capítulo de Cuando ya no importe. Las manos que han levantado tantas copas en señal de victoria se agitan inútilmente en el aire en pos de los balones envenenados que le disparan dos cañoneros neerlandeses sedientos de gol y de venganza. Cinco veces, cinco, ha de agacharse a recoger la pelota del fondo de la red. Una de ellas, para mayor inri, se la han robado aprovechando una torpeza, y mientras el goleador exhibe su júbilo por la diana, el hombre cuya estrella se apaga permanece postrado de hinojos sobre el campo de su desdicha.
Toda comparación es odiosa, amén de impertinente, y los dos personajes pertenecen a mundos muy dispares, pero al verle así, hundido y anonadado, se echa de menos algo más de entereza: que se alce en la debacle como el otro, y afronte erguido la sentencia. Tal vez tenga que ver con la distinta conciencia con que uno y otro se enfrentan al trance: mientras que el primero sabe y acepta que todo acabó, y que no le resta más que componer una buena estampa fúnebre (con su ironía característica, se permitirá incluso agradecer lo bien que le entierran), al segundo el hundimiento le pilla de improviso, empeñado como estaba en prolongar sus días triunfales. Su último servicio se salda con un descalabro que tiene la amargura de la claudicación. Se llama Iker, y lo ha sido todo, pero el mañana le pide ya paso.
Injusto sería quedarse con ese rictus final, del uno como del otro. Ambos tuvieron, y se les deben, sus días de plenitud. Todo lo humano pasa y queda, como pasaron y quedarán ellos."

Lorenzo Silva
Donde uno cae


"Lo único bueno que tienen esos días de miedo y tensión (exámenes) es que consiguen que te olvides de cualquier otro problema. Durante esa semana cada estudiante está demasiado preocupado por salvar el pellejo como para perder el tiempo con otras preocupaciones."

Lorenzo Silva Amador 



"Los muertos al principio huelen como los vivos, luego huelen a rayos y al final no huelen a nada. Por regla general, a nosotros no nos los dan hasta que no han pasado a la tercera fase. Sólo un tonto seguiría un rastro que ya no huele."

Lorenzo Silva Amador 


"Me avergüenza haber tratado de evitarla. Es la mejor. Puede confiarle lo que quiera. Reventará antes que flaquear. Por lo pronto, esta oportunidad la ha aprovechado con creces."

Lorenzo Silva Amador 



"Me deslicé sigilosa hacia la habitación del hámster. Sólo estaba mi madre en casa y mi hermano jugaba abajo, frente al portal. Quedaban diez minutos para la comida, tiempo suficiente. El hámster solía apurar sus ratos de esparcimiento. Para hacer menos ruido me descalcé y cerré la puerta con cuidado a mis espaldas. Una vez dentro me sentí como una delincuente, y casi lo era, en realidad. Iba a violar una correspondencia ajena.
Exploré con diligencia el terreno. Era un poco difícil no distraerse con las cosas que tiene el hámster puestas en la pared, fundamentalmente imágenes de diversos tamaños de Daryl Hannah, Lara Croft y todas y cada una de las vigilantes de la playa. Daryl Hannah, el más antiguo y arraigado amor del hámster (desde la remota tarde en que cometimos la imprudencia de dejarle ver 2, 2, 3... Splash), es más o menos corriente, pero las otras tienen un exceso en común, lo bastante rotundo como para hacer reflexionar un momento acerca de la psicología de mi hermano. Todo aquel tetorrerío que veía colgado de la pared podía hacer creer que al hámster lo criaron con biberón y que desde entonces sufre un trauma de alguna clase. Pero como le dieron el pecho, me inclino a pensar que tan sólo padece, de una forma todavía burda y preliminar, una obsesión que es común a todos sus congéneres masculinos, tarados o sanos, y que no debe inspirar mayor preocupación."

Lorenzo Silva
La lluvia de París


" (...) Me gustaba hablar con mi compañera y poner a prueba los devaneos de mi cerebro, porque no sólo era inteligente. Era sensata, y noble de corazón. Al cabo del camino que he recorrido, creo que es la más sabia combinación que puede alcanzar una persona, la que a mí me hubiera gustado ser capaz de lograr."

Lorenzo Silva Amador 



"Me quedé pensando, acaso arrepintiéndome, mientras la veía irse. Aunque ella llevaba las llaves del coche, no me di prisa, porque sabía que nos esperaría lo que fuese necesario. Para Chamorro el deber, incluido el más fastidioso, no tenía nada de opcional. Saqué la cartera y pedí la cuenta. Un billete de cinco cubrió los tres cafés y una propina mínima. Cuando eché a andar, Arnau repitió su pregunta:
—¿Qué pasa?
Lo miré como se mira a los niños cuando, por descuido o por alguna desafortunada coincidencia, llegan a enterarse de que los padres están discutiendo. No me esforcé en reaccionar de manera diferente a la que dicta la convención en esa desairada coyuntura doméstica.
—Nada —dije—. No pasa nada. Vamos.
Pero claro que pasaba, y ni al joven Arnau, ni a la conductora de ceño fruncido que nos esperaba al volante del coche, ni a mí, que trataba contra toda evidencia y contra toda lógica de obligarme a creer que aquél podía ser un trabajo como cualquier otro, se nos escapaba que un ambiente así no era el más propicio para hacer lo que teníamos que hacer. Si yo no hubiera sido yo, tal vez habría buscado un atajo para restablecer la armonía, quizá incluso renunciando a mis posiciones anteriores, pero me faltaban menos de dos años para cumplir los cincuenta y llevaba ya veinte investigando homicidios. Era un viejo zorro, y los viejos zorros saben esperar a que escampe. Incluso cuando en el cielo los nubarrones se vuelven cada vez más negros."

Lorenzo Silva
La marca del meridiano



"¿No dices siempre que los catalanes son unos quejicas? ¿Y no lo son? Como los andaluces, o los murcianos, o los gallegos, o los astures, o los euskaldunes o los canarios. Si no se queja, no es español."

Lorenzo Silva Amador 


" -No sólo es que trabaje a gusto con ella, que no lo niego. Es que me parece la mejor para esta clase de casos. - ¿Ah sí? ¿Y eso por qué? -Porque no se rinde nunca. -Sí, es dura la Chamorrito. Una tía con un par de cojones."

Lorenzo Silva Amador 



"Para ser franco, tengo que empezar por reconocer que aquel diciembre no me encontraba en mi mejor momento. En pos de la nada caminaba por las avenidas nevadas de Nueva York, y unos días era la Sexta con sus edificios inhumanos y otros, más clementes, era Lexington Avenue. Allí, en Lexington, podía hacer escala en la estación Grand Central y sentarme bajo su bóveda, o quedarme sin más al pie del Chrysler Building, hipnotizado por su aguja que se clavaba en el cielo encapotado. Me recuerdo parado en la acera, idólatra estupefacto ante la magnificencia de la torre, esforzándome por evitar que los copos de nieve me cegaran mientras trataba de distinguir en lo alto la faz inexistente de sus gárgolas de acero."

Lorenzo Silva
Liberty City



"Por nuestra experiencia de recorrer autonomías, en este país ya todo el mundo acusa al vecino de robarle la cartera, en cuanto no se sale con la suya o el otro se lleva una porción de tarta."

Lorenzo Silva Amador 



" -Qué haría sin ti, Virgi -Nada, deslizarte rápidamente hacia la decadencia. La miré agotado. Lo malo, o lo bueno, dependiendo de si acertaba a devolverla a su ser y retenerla conmigo, era que tenía razón."

Lorenzo Silva Amador 



"¿Qué sentirían ustedes si fueran despreciados, denigrados y agredidos moralmente durante años por unas personas cada vez más zafias y ensoberbecidas, en la certidumbre de que cualquier acción legal que la víctima emprenda, en el mejor de los casos, se saldará con una multa que podrán pagar sin despeinarse, para seguir ejercitando su abominable e inhumano pasatiempo con renovado placer?"

Lorenzo Silva Amador 


"Soy de la opinión de que el teléfono móvil es el más salvaje y abyecto atentado que el progreso tecnológico ha producido contra uno de los pocos tesoros espirituales del hombre: la soledad."

Lorenzo Silva Amador 


"Tampoco consideraba una suerte que la relación más frecuente, de un tiempo a aquella parte, entre alcaldes y guardias civiles fuera que los primeros salieran esposados entre los segundos."

Lorenzo Silva Amador 


" -Tenemos una emergencia, ya te lo imaginas. Alguien se ha cobrado una buena pieza y va a haber follón. Ha aparecido muerta una alcaldesa. -Tenía que acabar pasando -opiné, arrepintiéndome casi en el acto de mi irreverente espontaneidad. -Confío en que seas capaz de disimular tu satisfacción -me afeó-, porque te va a tocar hacer como que te interesa que se castigue al culpable."

Lorenzo Silva Amador 


"Una habitación de hotel es un espacio de vida más seguro y más honesto que muchos de los que tienen las personas que pasan por llevar una existencia normal. Y lo que en ella sucede puede ser tan verdadero o más que lo que ocurra en una casita con chimenea y perrito que hace guauguau."

Lorenzo Silva Amador 




"Y el tigre saltó, mientras la golondrina se mojaba las alas en oscuros estanques, al otro lado del mundo."

Lorenzo Silva Amador 


"Ya se sabe que todos somos iguales ante la ley, pero la igualdad de unos es más evidente que la de otros."

Lorenzo Silva Amador 




"Yo siempre he sido de la opinión de que lo que uno no se merece es lo mejor y lo más valioso de todo. Lo que uno se merece está demasiado impregnado de uno mismo y no sirve para nada."

Lorenzo Silva Amador