"Aguilar pensó increíble, qué ansia de cielo, casi todas las banderas de la tierra tienen astros y ninguna que yo sepa tiene a la propia tierra."

Laura Restrepo Casabianca


"Agustina, amor mío, no te tragues las palabras que te vas a atorar, pero mi voz no le llegaba, todo lo nuestro era extrañeza y distancia, éramos dos animales agotados que no lograban acercarse el uno al otro pese a estar entre la misma cueva."

Laura Restrepo Casabianca


"Agustina es un perro famélico y malherido que quisiera volver a casa y no lo logra, y al minuto siguiente es un perro vagabundo que ni siquiera recuerda que alguna vez tuvo casa."

Laura Restrepo Casabianca


"Agustina, mi bella Agustina, la envuelve un brillo frío que es la marca de la distancia, la puerta brindada de ese delirio que ni la deja salir ni me permite entrar."

Laura Restrepo Casabianca




"Así que tienes que aprender a distinguir entre mentiras dañinas y verdades no dichas."

Laura Restrepo Casabianca



"Blanca, mi dulce blanca, tú solo nombre despeja mis tinieblas."

Laura Restrepo Casabianca






"Blanca se hace la pregunta en términos más amplios, especula si los momentos decisivos son desde el instante en que acontecen, o si por el contrario sólo se vuelven decisivos a la luz de lo que ocurre después de ellos y a raíz de ellos."

Laura Restrepo Casabianca


"Cierto día, al levantarse, Portulinus encontró una sola pantufla al lado de la cama y experimento un estremecimiento de terror ante las tretas que podía estar preparando, desde su escondite, la pantufla prófuga."

Laura Restrepo Casabianca



"Colombia es el país del mundo donde más milagros se dan por metro cuadrado. Bajan del cielo todas las vírgenes, derraman lágrimas los Cristos, hay médicos invisibles que operan de apendicitis a sus devotos y videntes que predicen los números ganadores de la lotería."


Laura Restrepo Casabianca


"Cuerpo sin alma ciudad sin gente."

Laura Restrepo Casabianca


"De ruido, de ruido, ¿De qué va a ser? ¿Es que acaso no oyes? El silencio esta plagado de ruidos que se esconden en él, como gorgojo en la viga, y lo van carcomiendo por dentro, basta con no ser sordo para percatarse de los runrunes y los zumbidos."

Laura Restrepo Casabianca



"De todos los lenguajes posibles, el de los sueños del hijo era lo que más hubiera querido descifrar, pero era una jerga traída por vientos de otros mundos, un diálogo a oscuras con seres para ella desconocidos."

Laura Restrepo Casabianca



"Después de esas piedras negras, dice Aguilar, ya qué me importaba cómo se llamara el tipo del hotel, podía llamarse como le diera la gana porque a mí Agustina me había llevado a conocer el río de su niñez."

Laura Restrepo Casabianca


"Dime como es el cielo de nuestro verano, cómo se amontonan sobre nosotros estas nubes redondas y alejadas como ovejas, cómo en lo hondo de tus ojos se apacigua, mansa, mi alma."

Laura Restrepo Casabianca



"El autor es como un niño como un Lego: armar las piezas es un juego fascinante. ¿Cómo hacer para que en 150 o 200 páginas quede desplegado ante el lector, de manera no lineal, el pasado remoto de los personajes, su pasado próximo, su presente, y que al mismo tiempo se vaya prefigurando lo que les espera?"

Laura Restrepo Casabianca


"El gran drama de nuestro tiempo, la marca que nos caracteriza, es el desplazamiento, la emigración, la marginación de los emigrados, la inclemencia de las fronteras, el peregrinaje de quienes huyen del hambre y la violencia. Lo cual implica un doble recorrido. Por un lado el exterior, por territorio extraño, por tierras donde eres extranjero. Por otro lado el viaje interior, la exploración por tu propia intimidad."

Laura Restrepo Casabianca



"El muchacho escogía las palabras que le parecían precisas y descartaba las demás, no quería que sobraran y al mismo tiempo no podía permitirse el lujo de que faltaran. Su mensaje tenía que surtir efecto, tenía que producir resultados, y él sopesaba las posibilidades de que no hubiera respuesta a esa llamada telefónica que estaba a punto de hacer como quien lanza al mar un SOS en una botella.
—¿Y si Ramón no me contesta, Lolé? —preguntó por décima vez y su voz disimulaba mal el miedo—, qué tal que su contestadora automática grabe mal y luego no se entienda, o algo así, qué tal si eso pasa, y entonces Ramón quiera llamarme pero no pueda porque no entienda bien mi mensaje, o a lo mejor ni siquiera se acuerda de mí, ¿tú crees, Lolé, que Ramón se acuerde de mí? —le daba mil vueltas a las eventualidades de un desencuentro como si en esta particular mañana de Buenos Aires pudiera deshacer tantos años de ausencia con su sola voz, con un solo párrafo que repasaba y volvía a repasar pero sin atreverse a marcar el número de su padre, a quien había visto por última vez hacía ya tanto, cuando tenía dos años y medio y él se lo llevó de casa.
Desde esa época no habían vuelto a saber nada de Ramón, ni una llamada, ninguna carta, o sí, unas cuantas cartas muy al principio y después ya nada, sólo las noticias vagas y contradictorias que de tanto en tanto les llegaban por azar y a través de terceros. Que Ramón cayó preso, que está calvo y perdió un diente, que vive con una boliviana y anda organizando a los mineros en Bolivia, que ahora es dirigente de las barriadas empobrecidas de Buenos Aires. Pero nunca tuvieron pistas ciertas de su paradero porque ni los buscó ni lo buscaron. Mejor dicho ni Lorenza buscó a Ramón ni Ramón los buscó a ella y al niño; a Mateo no podían incluirlo en ese tejemaneje porque no le habían dado la posibilidad de opinar al respecto hasta el momento de este airado reclamo suyo, esta adolorida exigencia que había obligado a su madre a viajar a Buenos Aires para acompañarlo.
Tras el episodio oscuro, vinieron para Lorenza y el niño unos años saturados de maletas, de autopistas y de aviones, durante los cuales nunca se cruzaron con Ramón. Ni siquiera se le acercaron. Todo lo contrario. Ella se había impuesto, como un destino, la urgencia de empujar al hijo lejos de su padre, de ponerle fuera de su alcance. Siempre le advertía que si su padre se lo había llevado una vez, podía volver a intentarlo, pero nunca le decía que Ramón fuera un mal hombre. Eso no se lo decía nunca."

Laura Restrepo
Demasiados héroes




"El Pacman, Agustina primorosa, es el mayor descubrimiento del siglo, ahí no hay dolor, ahí no hay amor ni remordimientos y tu pensamiento no te pertenece."

Laura Restrepo Casabianca


"Escribir esta historia se me ha convertido en una carrera pérdida de antemano contra el tiempo y la desmemoria, que son dos hermanos gemelos de dedos largos que todo lo tocan."

Laura Restrepo Casabianca


"Fueron reales, pero de tanto contarlos se hicieron leyenda. O al revés: fueron leyenda y de tanto contarlos se volvieron verdad. Es lo de menos."

Laura Restrepo Casabianca



"La alegría sopla cuando menos lo esperas."

Laura Restrepo Casabianca


"La guerra a todos envuelve, es un aire sucio que se cuela en toda nariz, y aunque no lo quiera, el que huye de ella se convierte a su vez en difusor."

Laura Restrepo Casabianca


"La muerte de un ser amado es cosa atroz, pero al fin y al cabo cerrada, concluida, sin vueltas hacia atrás ni hacia adelante. En cambio su desaparición es una puerta abierta hacia la eterna expectativa, hacia la no respuesta, la incertidumbre, lo fantasmagórico, y no hay cabeza ni corazón humanos que puedan sufrirla sin acercarse en mayor o menor medida al delirio."

Laura Restrepo Casabianca




"La muerte tiene una hermana, más taimada y perseverante, que se llama agonía."

Laura Restrepo Casabianca


"La psicología femenina es a ratos retorcida: nos han creado la convicción de que todas las cosas malas del mundo se mantienen al acecho, bregando a colársenos por entre las piernas."

Laura Restrepo Casabianca


"La sangre no me preocupa porque es invisible, no tiene olor ni arma escándalo con el torrente de muchísimos glóbulos, blancos y rojos. Se diría que dios la creo tranquila y secreta pero eso no es cierto; La sangre, como la leche hervida, siempre esta esperando una oportunidad para derramarse y cuando empieza ya no quiere detenerse."

Laura Restrepo Casabianca




"La vida vibra más donde es más dura."

Laura Restrepo Casabianca


"Lo que pasa es que la locura es contagiosa como la gripa."

Laura Restrepo Casabianca


"Me gustaba el número dos, Bianchetta mía, le confesó Nicolás una tarde en la que la lluvia anegaba el mundo, el dos me permitía defenderme, el dos llenaba el vacío que hay entre tu y yo, en cambio el tres me revienta la cabeza en un millón de pedazos."

Laura Restrepo Casabianca



"Me han dicho que usted es de izquierda y yo quisiera saber porque los de izquierda andan en cualquier clima con gorros como para la nieve."

Laura Restrepo Casabianca


"Me tomó como soy, mujer entera. Hizo de mi, toda, un santuario, sin dejar por fuera mi corazón ni mi sexo, mis neuronas ni mis hormonas, los afanes de mi alma ni los agites de mi piel. Devoró mi amor sagrado y bebió mi amor profano, y no me forzó a limitarlos, ni tuvo miedo del torrente de mi entrega, que fluyó a borbotones, rebasando la estrechez de las orillas y el cauce."

Laura Restrepo Casabianca



"Mi séquito estuvo compuesto por diez sabios colmados de ciencia, los cuales permanecían callados, sabiendo lo que tanto se olvida, que el no saber es la única ciencia."

Laura Restrepo Casabianca


"Mientras más profundo llego, más me convenzo de que son uno el hombre y su recuerdo."


Laura Restrepo Casabianca
La multitud errante





"No necesitaba ponerle por fin palabras a esta historia hasta ahora marcada por el silencio. Siempre había sabido que tarde o temprano tendría que darse a la tarea, no quedaba más remedio, porque pasado que no ha sido amansado con palabras no es memoria, es acechanza."

Laura Restrepo Casabianca


"¿Nosotros dos? Sí, Amormío, nosotros dos. La habilidad conciliatoria del primer número par, el dos."

Laura Restrepo Casabianca



"¿Nosotros dos? Volví a insistir entonces, sabiendo que lo único que lo podía defender de los embates de la desmesura y del vértigo del vuelo era ese número, el dos, que le restituía el ritmo de la noche y el día y que le llegaba como última posibilidad, como resolución, encuentro entre tú, Blanca mi amor, y yo, Nicolás Portulinus, náufrago a la deriva en las aguas tormentosas de esta honda desazón."

Laura Restrepo Casabianca



"Nuestra unión fue sacramento."

Laura Restrepo Casabianca


"Por dios, agustina. ¡Que pueden saber las sábanas! Ellas saben mucho de nosotros. Aguilar, ¿Acaso no han estado durante toda la noche absorbiendo nuestros sueños y nuestros humores?"

Laura Restrepo Casabianca


"Por eso a veces me pongo a meditar sobre lo que hubieran podido ser tu vida y la mía sino fueran esto que son."

Laura Restrepo Casabianca


"Porque nada enardece más al intranquilo que le digan tranquilízate, nada le preocupa tanto como que lo inviten a despreocuparse, nada contraria tanto sus impulsos de vuelo como los aterrizados oficios de un samaritano."

Laura Restrepo Casabianca


"Se refiere a la sangre derramada, que la toma por sorpresa y la derrota cada vez que se escapa de donde debe estar, o sea de la parte de adentro de la gente."

Laura Restrepo Casabianca


"Si el silencio no estuviera puramente sucio y contaminado."



Laura Restrepo Casabianca


"Si este es el frío de la vida, como será el de la muerte, decía tu papá; para quién sabe de dónde habría sacado ese dicho. Le gustaba repetirlo siempre que hacía frío."

Laura Restrepo Casabianca


"Sombras y gestos son casi lo mismo que nada."

Laura Restrepo Casabianca


"Supe que había sucedido algo irreparable en el momento en que un hombre me abrió la puerta de esa habitación de hotel y vi a mi mujer sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera. Fue a mi regreso de un viaje corto, sólo cuatro días por cosas de trabajo, dice Aguilar, y asegura que al partir la dejó bien. Cuando me fui no le pasaba nada raro, o al menos nada fuera de lo habitual, ciertamente nada que anunciara lo que iba a sucederle durante mi ausencia, salvo sus propias premoniciones, claro está, pero cómo iba Aguilar a creerle si Agustina, su mujer, siempre anda pronosticando calamidades, él ha tratado por todos los medios de hacerla entrar en razón pero ella no da su brazo a torcer e insiste en que desde pequeña tiene lo que llama un don de los ojos, o visión de lo venidero, y sólo Dios sabe, dice Aguilar, lo que eso ha trastornado nuestras vidas. Esta vez, como todas, mi Agustina pronosticó que algo saldría mal y yo, como siempre, pasé por alto su pronóstico; me fui de la ciudad un miércoles, la dejé pintando de verde las paredes del apartamento y el domingo siguiente, a mi regreso, la encontré en un hotel, al norte de la ciudad, transformada en un ser aterrado y aterrador al que apenas reconozco. No he podido saber qué le sucedió durante mi ausencia porque si se lo pregunto me insulta, hay que ver cuán feroz puede llegar a ser cuando se exalta, me trata como si yo ya no fuera yo ni ella fuera ella, intenta explicar Aguilar y si no puede es porque él mismo no lo comprende; La mujer que amo se ha perdido dentro de su propia cabeza, hace ya catorce días que la ando buscando y me va la vida en encontrarla pero la cosa es difícil, es angustiosa a morir y jodidamente difícil; es como si Agustina habitara en un plano paralelo al real, cercano pero inabordable, es como si hablara en una lengua extranjera que Aguilar vagamente reconoce pero que no logra comprender. La trastornada razón de mi mujer es un perro que me tira tarascadas pero que al mismo tiempo me envía en sus ladridos un llamado de auxilio que no atino a responder; Agustina es un perro famélico y malherido que quisiera volver a casa y no lo logra, y al minuto siguiente es un perro vagabundo que ni siquiera recuerda que alguna vez tuvo casa."

Laura Restrepo
Delirio



"Supongo que toda novela es, en últimas, el intento de atrapar el mundo entero en un libro, aunque por "mundo entero" entiendas apenas un fragmento, una esquina, una nadería que ocurre en un segundo."

Laura Restrepo Casabianca



"Todos los secretos están guardados en un mismo cajón, el cajón de los secretos, y si develas uno, corres el riesgo de que pase lo mismo con los demás."

Laura Restrepo Casabianca



"¿Vino para salvarme, o para perderme?"

Laura Restrepo Casabianca