"Ahora sobrevivo y mi sueño está tan cerca de la vigilia que apenas si se puede llamar sueño."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Añoramos un lenguaje más primitivo que el nuestro. Los antepasados hablan de una época donde las palabras se extendían con la serenidad de la llanura. Era posible seguir el rumbo y vagar durante horas sin perder el sentido porque el lenguaje no se bifurcaba y se expandía y se ramificaba hasta convertirse en este río donde están todos los cauces y donde nadie puede vivir porque nadie tiene patria. El insomnio es la gran enfermedad de la nación. El rumor de las voces es continuo y sus cambios suenan noche y día. Parece una turbina que marcha con el alma de los muertos dice el viejo Berenson. No hay lamentos, sólo mutaciones interminables y significaciones perdidas. Virajes microscópicos en el corazón de las palabras. La memoria está vacía porque uno olvida siempre la lengua en la que ha fijado los recuerdos.
(...)
Nolan fue desterrado y llegó a la isla después de navegar cerca de seis días a la deriva y vivió absolutamente solo casi cinco años, hasta que se suicidó. Su odisea es una de las grandes leyendas en la historia de la isla. Sólo un hijo de puta empecinado irlandés pudo sobrevivir todo ese tiempo aislado como una rata en esta inmensidad y cantando contra las olas, Three quarks for Muster mark, a los gritos, en la playa, buscando siempre la huella de una pata humana en la arena, dijo el viejo Berenson. Sólo alguien como Jim pudo fabricarse una mujer con la que hablar en esos años interminables de soledad. El mito dice que con los restos del naufragio construyó un grabador de doble entrada, con el que era posible improvisar conversaciones usando el sistema de los juegos lingüisticos de Wittgenstein. Sus propias palabras eran almacenadas por las cintas y reelaboradas como respuestas a preguntas puntuales. Lo programó para hablar con una mujer y le habló en todas las lenguas que sabía y al final era posible pensar que la mujer había llegado a amar a Nolan. Por su parte él la quiso desde el primer día porque pensaba que ella era la mujer de su amigo Italo Svevo, Livia Anna, la más bella de las madonas de Trieste, con ese hermosísimo pelo colorado que hacía pensar en todos los ríos del mundo."

Ricardo Piglia
La ciudad ausente


"(...) Aprendí a guardarme el odio adentro, terrible la vena, como un fuego, el odio es lo que te mantiene vivo, te pasás la noche sin poder dormir, en la jaula, mirando la lamparita en el techo, que titila, débil, medio amarilla, prendida las veinticuatro horas para que te puedan espiar, para obligarte a tener las manos fuera de las cobijas y que no te hagas la muñeca, pasa un valerio y levanta la mirilla y te ve ahí, despierto, pensando. Aprendés sobre todo a pensar cuando estás en la gayola, un preso es por definición un tipo que se pasa el día pensando. ¿Te acordás Gaucho? Vivís en la cabeza, te metés ahí, te hacés otra vida, adentro de la sabiola, vas, venís, en la mente, como si tuvieras una pantalla, una tele personal, la metés en el canal tuyo y te proyectás la vida que podrías estar viviendo o ¿No es así hermanito? , te hacen de goma, te metés para adentro y viajás, con un poco de droga que consigas, chau, estás en otra, te tomás un taxi, bajas en la esquina de la casa de tu vieja..."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Contar es entonces para mí un modo de borrar de los afluentes de mi memoria aquello que quiero mantener alejado para siempre de mi cuerpo."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"¿De qué sirve, joven, contar, si no es para borrar de la memoria todo lo que no sea el origen y el fin? Nada entre el origen y el fin, nada, una planicie, árida, la salina, entre él y yo, nada, la vastedad más inhóspita, entre el suicida y el sobreviviente."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"Después de complicadas operaciones que ocupaban las siestas de mi infancia yo abría el cajón y en secreto espiaba los secretos de aquel hombre del que todos, en casa, hablaban en voz baja. Convicto y confeso decía (me acuerdo) uno de los titulares y siempre me emocionaba ese título, como si aludiera a acciones heroicas y un poco desesperadas. "Convicto y confeso": repetía y me exaltaba porque no entendía bien el significado de las palabras y pensaba que convicto quería decir invencible."

Ricardo Piglia
Respiración artificial 


"Después del descubrimiento de Amércia no ha pasado nada en estos lares que merezca la más mínima atención. Nacimientos, necrológicas y desfiles militares: eso es todo. La historia argentina es el monólogo alucinado, interminable, del sargento Cabral en el momento de su muerte, transcrito por Roberto Arlt."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara de los hechos."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"El arte es extrañamiento: una manera nueva de mirar lo que ya vimos."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"El semestre estaba muy avanzado y los estudiantes ya exponían los temas de su trabajo final. Con una intuición que después aprendí a valorar y a considerar casi mágica, Raquel desarrolló una hipótesis sobre los vagabundos en Hudson. Había muchos, el más notorio, el Ermitaño, un jinete medio loco que andaba por el campo hablando solo y mendigando.
Hudson admiraba esa vida libre, que era una muestra de desprecio a la utilidad y al dinero. Los gauchos y los indios en los libros de Hudson pertenecen a esa categoría, pero los linyeras o los crotos —como se los llamaba en el campo— expresaban esos valores todavía con más nitidez. Algo de eso había en Tolstoi, dijo Rachel, y en los stárets rusos que vagaban por la llanura como pordioseros. Siempre habían existido los mendigos, dijo después. Están en la Biblia. Los Salmos son en su mayoría cánticos de mendigos que hacían oír sus letanías. Y en la Odisea Ulises —disfrazado de vagabundo para no ser reconocido— es obligado a combatir con Iro, un mendigo que ronda las puertas del palacio, en Ítaca.
Los vagabundos y los mendigos han visto pasar, sentados en el borde del camino, siglos de historia frente a ellos: los imperios caen, se suceden las guerras, cambian las formas políticas y los sistemas económicos, pero siempre hay alguien que mendiga y vaga por las calles envuelto en trapos. Rachel, hija de un empresario de Cincinatti, que había ido a los mejores colegios, citaba a Simone Weil y valoraba un modo de vida ligado a la pobreza y a la solidaridad.
Al salir de la clase, bajé con los estudiantes y los despedí en la salida del campus. En un costado, como siempre a esa hora, estaba Orión descansando bajo los árboles en uno de los bancos que bordeaban la calle. Parecía la representación de lo que habíamos discutido en clase, pero ya nadie lo veía. Como le gustaba decir a Orión, ¿Quién iba a querer mirar lo que yo soy? Un punto negro en la arena. Acercarse sí, decía, para saber de qué se trataba, pero al ver que el objeto vivía, aislado y andrajoso, le daban la espalda. Era el sobreviviente de un naufragio devuelto a la orilla por la tempestad. Hablaba todo el tiempo con metáforas, como si vivir en la calle afectara el lenguaje y lo llevara hacia la alegoría. Recostado en el banco con la cara en la mano y el cuerpo apoyado en un codo, escuchaba la radio. No daba crédito a sus oídos. ¿Había comprendido bien? The New York Times había recibido una carta del grupo anarquista que firmaba Freedom Club. El nombre correspondía a las iniciales FC que aparecían en las chapitas de metal que estaban en las bombas. ¿Quién no quiere hacer volar el mundo?, dijo Orión, mientras manipulaba la radio."

Ricardo Piglia
El camino de ida



"Ella me habló de los mellizos, del Nene Brignone y del Gaucho Dorda y de Malito y el Chueco Bazán y yo la escuché como si me encontrara al frente de una tragedia griega. Los héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir, y eligen la muerte como destino."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"Esa marcha afiebrada de los aventureros que avanzaban ávidamente hacia el oeste, ¿Qué era sino una búsqueda de la utopía por excelencia: el oro?"

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (en qué ánimo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible del diálogo."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"Estoy seguro que él nunca lo dijo: Tenés que acostarte con Ordóñez. Quiero decir: nunca se lo dijo así, brutalmente. Fue más bien una maniobra por control remoto que al final se le escapó de las manos. Una especie de bumerang: lo tiras como sin ganas y por casualidad para un lado y si no te agachás te corta la cabeza. Vos tendrías que conocerla para darte cuenta: es del tipo de las trágicas, de las apasionadas. Cuando elige un papel ya no para; si es posible de mártir o puta o de enfermera en el Congo. Cualquier cosa, pero con heroísmo, con ráfagas de ametralladora y heridos tirados por el suelo."

Ricardo Piglia
La invasión





"Fíjese en mí, le digo ahora. Vine a este pueblo hace más de treinta años y desde entonces estoy de paso. Estoy siempre de paso, soy lo que se dice un ave de paso, sólo que permanezco siempre en el mismo lugar. Permanezco siempre en el mismo lugar pero estoy de paso, le digo."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



" "Hay alguien que intercepta esos mensajes que vienen a mí. Un técnico", dijo, "un hombre llamado Arocena. Francisco José Arocena. Lee cartas. Igual que yo. Lee cartas que no le están dirigidas. Trata, como yo, de descifrarlas. Trata", dijo, "como yo de descifrar el mensaje secreto de la historia"."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Hay pocas ideas en las Universidades (hay pocas ideas en todos lados, Wittgenstein tuvo dos en toda su vida) pero todos creen que eso que piensan es una idea. Ideas pocas, hipótesis originales escasísimas, oro fino; el robo es el fantasma que recorre las universidades europeas (y no solo europeas)."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"La cita tiene cierta pertinencia porque la novela reconstruye un ambiente literario: escritores, editores y autores de best-sellers, y sobre todo un típico escritor fracasado a la norteamericana —es decir famoso, millonario, cínico—, Roger Wade (un borracho que ya no escribe ni habla de literatura, un escritor popular que no tiene desde luego la legitimidad de Eliot), y a esa altura se insinúa que los sirvientes (y los detectives privados) se interesan más por la buena literatura y saben más de ella que los escritores.
Además, en toda la novela hay múltiples alusiones a la tradición inglesa opuesta a la cultura norteamericana. Terry Lennox, el falso inglés (como Eliot, otro falso inglés, y en cierto sentido como el mismo Chandler, formado en Inglaterra), y Philip Marlowe, con esa «e» tan british en su apellido. De hecho el gimlet, el cóctel que es como una contraseña de la amistad entre Terry y Marlowe y que Marlowe bebe repetidas veces a lo largo del libro como en una ceremonia solitaria y romántica, es definido en esa línea. «Es tan inglés como el pescado cocido», le dice Linda Loring a Marlowe cuando se conocen en la barra de un bar.
Por otro lado, Marlowe es el que envejece, el que entiende y no entiende a las mujeres. Y lo que Chandler busca sin duda transmitir en la novela es la desesperación implícita en el poema de Eliot. The Long Goodbye trata de ser el gran poema de la desesperanza. Hay un vínculo nuevo insinuado ahí. Cierto cansancio, cierta decepción, que el final del texto (con la traición de Terry) va a reforzar.
Desde luego, el contexto de esa escena, como el contexto de todas las escenas que hemos visto, no tiene fin y en un sentido condensa toda la novela (y tiene mucho que ver con el tipo de escritor que era Chandler, tratando de transformar un género menor). Pero no hace falta ir tan lejos. Hay que ver la cita tal como está. En todo caso, no se trata solo de completar la descripción realista e irónica del mundo social: no es el contenido de la novela lo que la escena vendría a comentar (aunque también lo hace). Más bien refuerza un viraje en el universo del detective y en las reglas de género. Lo que nos interesa es que insinúa, alude, muestra, sin decirlo todo.
Por de pronto, se plantea una sarcástica relación entre la poesía y los millonarios. En un sentido, los millonarios y la poesía (o en todo caso, la alta literatura) tienen algo en común: son todo aquello de lo que Marlowe se ha mantenido apartado."

Ricardo Piglia
El último lector 



"(...) La literatura también es eso: una relación con la experiencia donde uno está al mismo tiempo viviendo y registrando."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"La mejor historia del mundo es la más fácil de contar."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"La narración, en general, establece en la experiencia caótica y confusa que tenemos de la vida la sensación de una linealidad, de una causalidad. Uno podría tomar esa metáfora para decir que la política estatal establece ese tipo de tradiciones de organizar un sistema de causalidades y que también podría encontrarse eso en el discurso periodístico."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Las cosas nunca salen como uno las piensa, la suerte es más importante que el coraje, más importante que la inteligencia y las medidas de seguridad."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"Narrar, decía mi padre, es como jugar al póquer. Todo el secreto consiste en parecer mentiroso cuando se está diciendo la verdad."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"No es cierto, entonces, que el dinero corrompa; son la corrupción y la muerte las que han producido al dinero y lo han erigido en el Rey de los hombres. Su carácter arbitrario, ficticio, el hecho de ser el signo abstracto que asegura la posesión de cualquier objeto que uno pueda desear, esa lógica universal de los equivalentes que en el dinero se encarna, es lo que ha obligado a la razón a adaptarse a un esfuerzo de abstracción que está en el origen mismo de la capacidad de razonar, en el origen mismo del logos."

Ricardo Emilio Piglia Renzi



"Paso todo el tiempo en el cine de lunes a viernes, como si fuera un loco que ha sido privado de películas, un mendigo que quiere sentarse tranquilo en las oscuras salas o un cinemaníaco nómade. Los sábados y domingos no renuevan el programa, así que me quedo en casa. El cine es más rápido que la vida, la literatura es más lenta."


Ricardo Piglia
Los diarios de Emilio Renzi. Años de Formación




"Por otro lado, la correspondencia es un género perverso: necesita de la distancia y de la ausencia para prosperar."

Ricardo Emilio Piglia Renzi




"Recordé de pronto aquel cine amplio con un largo pasillo lateral que desembocaba en los baños, con los ruidos de la calle que se filtraban a pesar de los pesados cortinados de la entrada, las funciones de la tarde en las que yo veía, una tras otra, la serie de películas de Tarzán. Era el cine Brown y yo tenía entonces siete u ocho años y me enorgullecía el hecho de ir solo al cine.
Lo que mantengo de aquel tiempo tan lejano es la ilusión de que cada día valga por sí mismo y se justifique como si fuera el único. La niñez es un tiempo sin tiempo en el que sólo vale el instante de felicidad que uno busca repetir en medio de la serie inconcebible de obligaciones a las que se ve sometido un chico (la escuela en primer lugar, los ritmos cotidianos en la casa como unidad indiscutible). Formalmente no cambia nada cuando uno madura: se trata siempre de una combinación de momentos personales y de obligaciones impuestas.
Escribir la historia de Pavese, ligada a la vida de un pianista de cabaret que toca todas las noches tangos y milongas hasta que, sorpresivamente, una mañana se suicida.
Recién, en la esquina, en el momento de bajar las escaleras del subterráneo en la estación Medrano para ir al centro y perderme entre la gente, decidí regresar, sin querer, como quien ha olvidado algo y vuelve a buscarlo. Y ahora estoy aquí otra vez en el cuarto, contra la mesa, y puedo imaginar vagamente lo que habría pasado si efectivamente hubiera tomado el subte y me hubiera bajado en Callao y Corrientes.
Otra vez la sensación de estar bajo un estado letárgico, el mundo se opaca y se aleja de mí. Pierdo la noción del espacio (primera cuestión), lo que es lejano está cerca y lo que está cerca es peligroso y se vuelve casi íntimo (segunda cuestión), por ejemplo ahora la taza de café, que, casi en el mismo momento en que siento su proximidad, cae al suelo del bar y se rompe. A veces tengo que inventar una razón para justificar el estado hipnótico, por ejemplo, la tardanza mínima de Inés. La vi llegar, saludarme e ir hacia el teléfono público, de inmediato pensé –entre todas las alternativas posibles–: está llamando a alguien y se cita con él. De ese modo, aunque parezca raro, al encontrar una explicación a mi estado caótico, me tranquilizo. Luego Inés viene, se sienta conmigo, se ríe con la historia de la taza rota en el piso y me dice que habló por teléfono con Alicia para que vayamos juntos a cenar con ella. Por supuesto yo pienso que ésas son las coartadas que las chicas construyen con sus amigas. Convino antes con Alicia esa explicación y habló en realidad con un hombre. Alicia, por otro lado, es perfecta en este asunto dado que ella está casada con un músico pero mantiene una relación clandestina con un poeta surrealista de hace años. Desde luego no le revelo mis pensamientos a Inés para que no sospeche que me he dado cuenta de sus andanzas."

Ricardo Piglia
Años de formación



"Sólo en la mente de los traidores y de los viles, de los hombres como yo, pueden surgir los bellos sueños que llamamos utopías."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 




"Sufro esa clásica desventura: haber querido apoderarme de esos documentos para descifrar en ellos la certidumbre de una vida y descubrir que son los documentos los que se han apoderado de mí y me han impuesto sus ritmos y su cronología y su verdad particular."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Todas las historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"(...) Un Cristo, anotó el chico de El Mundo, el chivo expiatorio, el idiota que sufre el dolor de todos."

Ricardo Emilio Piglia Renzi 



"¿Y qué es en definitiva la biografía de un escritor sino la historia de las transformaciones de su estilo?"

Ricardo Emilio Piglia Renzi 


"Yo veo la sociedad como una red de narraciones; no sólo es una red de intercambios económicos o sentimentales, sino también una trama de relatos."

Ricardo Emilio Piglia Renzi