"Al atardecer, cuando el velo del crepúsculo caía sobre ese extenso campo de estragos, más de un oficial y más de un soldado francés buscaban, aquí o allá, a un camarada, a un compatriota, a un amigo; quienes encontraban a un militar conocido, se arrodillaban a su lado, intentaban reanimarlo, le estrechaban la mano, restañaban sus heridas o rodeaban el miembro fracturado con un pañuelo, pero sin poder conseguir agua para el desventurado. ¡Cuántas lágrimas silenciosas se derramaron ese penoso atardecer, cuando se prescindía de todo falso amor propio, de todo respeto humano!"

Henri Dunant


"Aunque cada casa se había convertido en una enfermería y aunque cada familia tuviese bastante que hacer asistiendo a los oficiales que había acogido, conseguí, ya el domingo por la mañana, reunir a cierto número de mujeres del pueblo, que secundan, lo mejor que pueden, los esfuerzos que se hacen para socorrer a los heridos; pues no se trata de amputaciones ni de ninguna otra operación, sino que es necesario dar de comer y, sobre todo, de beber a personas que mueren, literalmente, de hambre y de sed; además, hay que vendar las heridas, o lavar los cuerpos ensangrentados, cubiertos de barro y de parásitos, y hay que hacer todo eso en medio de fétidas y nauseabundas emanaciones, entre lamentos y alaridos de dolor, en una atmósfera rescaldada y corrompida. Se formó, bien pronto, un núcleo de voluntarios..."

Henri Dunant


"De su unión, nace la fuerza que, para miles y miles de personas ha sido, en las más graves circunstancias de calamidad: salvación, alivio, consuelo."

Henri Dunant


"El pensamiento moral de la importancia que tiene la vida de una persona, el deseo de aliviar un poco las torturas de tantos desdichados, o de reavivar su ánimo abatido, la forzada o incesante actividad que uno se impone en circunstancias tales, dan una nueva y suprema energía que produce algo semejante a una sed de socorrer al mayor número posible de nuestros prójimos; ya no se inmuta uno ante las mil escenas de esta formidable y augusta tragedia, se pasa con indiferencia por delante de los más horriblemente desfigurados cadáveres; se miran casi con frialdad, aunque la pluma se niega categóricamente a describirlos, cuadros incluso todavía más horribles que los aquí pergeñados; pero, a veces, se parte de repente el corazón, como fulminado por una amarga e invencible tristeza, a la vista de un simple incidente, de un hecho aislado, de un detalle imprevisto, que llega más directamente al alma, que gana nuestra simpatía y que sacude las fibras más sensibles de nuestro ser."

Henri Dunant


"En el silencio de la noche, se oyen gemidos, suspiros ahogados llenos de angustia y de sufrimiento, desgarradoras voces que piden socorro: ¿Quién podrá jamás describir las horribles agonías de esta trágica noche?"

Henri Dunant


"En este siglo XIX, acusado de egoísmo y de frialdad, ¡Qué señuelo para los corazones nobles y compasivos, para los ánimos caballerescos, retar los mismos peligros que el guerrero, pero con una misión de paz, de consolación y de abnegación, totalmente voluntaria!"

Henri Dunant


"En medio de aquel sol abrasador, di de beber a unos, refresqué con agua las heridas de otros y consolé a los agonizantes, a quienes sus propios compañeros empujan con el pie porque estorbaban el paso."

Henri Dunant


"En su consternación, oficiales austríacos, llenos de desesperación y de rabia, van al encuentro de la muerte, no sin vender cara su vida; algunos, en el exceso de su pena, se suicidan, no queriendo sobrevivir a esta fatal derrota; los más no se reincorporarán al respectivo regimiento sino cubiertos de la sangre de sus heridas o de la del enemigo. Rindamos a su bravura el homenaje que merece."

Henri Dunant


"En tiempo de guerra, cada uno aportará su donativo o su colaboración personal para responder a los llamamientos que harán los comités; la población no permanecerá fría e indiferente cuando luchen los hijos de la patria. ¿No es la misma la sangre que en los combates se derrama y la que circula por las venas de toda la nación? Por lo tanto, no será obstáculo alguno de esta índole lo que comprometa la buena marcha de tal empresa."

Henri Dunant


"La gente común no tiene historia: perseguidos por el momento presente, no pueden pensar en preservar la memoria del pasado."

Henri Dunant


" "Parecía que el viento nos hubiera empujado", decía pintorescamente un simple soldadito de infantería, para describirme el brío y el entusiasmo de sus camaradas entrando, con él, en la contienda; "el olor de pólvora, el ruido del cañón, los tambores que redoblan y los clarinazos, ¡Todo eso anima, todo eso excita! " De hecho, en esta lucha, parecía que cada hombre peleaba como si la propia reputación estuviese personalmente en juego y como si la victoria fuese asunto exclusivo de cada uno. Hay realmente un ímpetu y una bravura muy particulares en estos intrépidos suboficiales del ejército francés, para quienes los obstáculos no existen, y que, seguidos por sus soldados, acuden a los lugares más peligrosos o más expuestos, como si corrieran para no perderse una fiesta."

Henri Dunant

"Quien recorre este interminable teatro de los combates de ayer encuentra a cada paso, y en una confusión sin igual, indecibles desesperaciones y todo género de miserias."

Henri Dunant

"Siempre es insuficiente el personal de las ambulancias militares, y seguiría siéndolo aunque se duplique o se triplique: hay que recurrir, inevitablemente, al público; no queda otro remedio; y siempre será así, porque sólo con su cooperación se puede esperar el logro de la finalidad propuesta. Por ello, he ahí un llamamiento que ha de hacerse, una súplica que ha de presentarse a los seres humanos de todos los países y de todas las categorías, tanto a los poderosos de este mundo como a los más modestos artesanos, ya que todos pueden, de uno u otro modo, cada uno en su entorno y según sus capacidades, colaborar, en cierta medida, para llevar a cabo esta buena obra."

Henri Dunant