"Al darme cuenta de que teníamos los mismos gustos, me volví y él también me miró. Mientras intentaba recordar dónde había visto aquella cara, empezó a hablarme... Aun así, nunca había considerado a los demás personas de carne y hueso. No había caído en la cuenta que cada uno de ellos tenía su propia vida, llena de altibajos como la mía."

Hiromi Kawakami

"(...) Aquella noche bebimos cinco botellas de sake entre los dos. Pagó él. Otro día, volvimos a encontrarnos en la misma taberna y pagué yo. A partir del tercer día, pedíamos cuentas separadas y cada uno pagaba lo suyo. Desde entonces lo hicimos así. Supongo que no perdimos el contacto porque teníamos demasiadas cosas en común. No sólo nos gustaban los mismos aperitivos, sino que también estábamos de acuerdo en la distancia que dos personas deben mantener."

Hiromi Kawakami


"Aunque el restaurante estuviera cerca de la playa, se encontraba a unos diez metros de la orilla. Soplaba un fuerte viento. Sentía un poco de frío. Tenía el calor concentrado en el estómago y las extremidades heladas. "La sangre se acumula en la barriga", solía decir mi madre. A aquella hora, Momo debía de estar a punto de salir del colegio. Los viernes por la tarde sólo tenía una hora de clase. Momo se parece a su padre. Algunos días se parece a mí, mientras que en otros me recuerda más a él."

Hiromi Kawakami



"-¿Cómo sería si papá estuviera? -No tengo ni idea. -Pero tú estuviste casada con él, deberías saberlo. -Tu padre y mi marido eran dos personas muy distintas."

Hiromi Kawakami


"Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve. Es muy importante tratarlo con esmero. Si el amor es pequeño, deja que se marchite hasta que muera."

Hiromi Kawakami




"El otro día, Sakaki murió a los ochenta y siete años. Digo el otro día, pero ya ha pasado bastante tiempo. Ni siquiera sé en qué época estamos. (...) Puede que suene raro decirlo así, pero es la palabra que me parece más adecuada cuando pienso en nuestra relación. Con él, el placer no tenía nada que ver con lo que había experimentado hasta entonces. Por muchas veces que hiciéramos el amor, nunca teníamos suficiente. Teníamos que hacerlo cada vez más a menudo. Aunque ambos teníamos una edad en que las fuerzas empiezan a flaquear, no podíamos controlarnos. Sufríamos porque nos fallaban las fuerzas, pero nuestro deseo nunca se agotaba. A veces tenía la extraña sensación de estar poseída."

Hiromi Kawakami


"En noches como ésta, abro el maletín del maestro. En su interior no hay nada, sólo un vacío que se extiende. Un enorme espacio vacío que crece sin parar."

Hiromi Kawakami


"¿Has estado enamorado de mí durante todo este tiempo? -le pregunté. Él esbozó una tímida sonrisa. -Bueno, eso es imposible. La vida da muchas vueltas."

Hiromi Kawakami


"La humedad impregnaba todos los rincones. La tierra no era lo único que estaba empapado: las hojas de los árboles, la maleza, los hongos, los innumerables microbios que habitaban el subsuelo, los insectos que se arrastraban por la superficie, los bichos alados que volaban en el cielo, los pájaros que descansaban en las ramas y los animales más grandes del interior del bosque llenaban el ambiente de vida y de rebosante humedad."

Hiromi Kawakami


"Las casas que llevan años abandonadas no son más que espacios fríos y desoladores, pero si siguen deshabitadas durante más de diez años sufren el efecto contrario y parecen adquirir vida propia. La hiedra irrumpe a través de los cristales rotos de las ventanas. Gran parte de las hojas están secas y son marrones, pero bajo la hiedra mustia empiezan a asomar minúsculas y verdes hojas nuevas."

Hiromi Kawakami


"Lo único que me llamó la atención desde el primer momento, fue su voz. No era muy grave, pero tenía un matiz profundo y vibrante. Al oír aquella voz, me fijé en el hombre del que procedía."

Hiromi Kawakami

"(...) Me había atado tan fuerte que ni siquiera podía dar rienda suelta a la imaginación. Sólo había dolor. Nakazawa me miraba desde arriba con la misma expresión extraña de siempre. Cuando yo desviaba la vista, me decía: "mírame"."

Hiromi Kawakami


"(...) Mientras tanto, nuestros cuerpos se pegaron el uno al otro. Ya no podíamos separarnos. Pronto no fueron sólo los cuerpos, nuestros espíritus también se quedaron pegados. Hasta que, al final, no nos quedó otra salida que suicidarnos juntos."

Hiromi Kawakami




"¿Querrías iniciar conmigo una relación basada en el amor mutuo?"

Hiromi Kawakami



"Siempre que iba al Bar Maeda con Takashi me sentía fuera de lugar. De fondo se oía música de jazz. La barra estaba limpia y reluciente y los vasos, impolutos. El ambiente olía ligeramente a tabaco. El murmullo de voces era prácticamente inaudible. No había nada que llamara la atención, y me sentía incómoda."

Hiromi Kawakami




"Sin mediar palabra, nos dejamos caer en el futón. Hicimos el amor por primera vez, apasionadamente. Pasé la noche en casa del maestro y dormí a su lado. Al día siguiente, cuando abrí la ventana, los frutos de la aucuba brillaban bajo el sol de la mañana. Los ruiseñores se acercaban a picotearlos y trinaban en el jardín. El maestro y yo contemplábamos los pájaros desde la ventana, codo con codo. -Eres un encanto, Tsukiko -dijo el maestro. -Le quiero, maestro -respondí yo. Los ruiseñores coreaban nuestras palabras."

Hiromi Kawakami


"Un antiguo ex novio mío tenía la mala costumbre de no dejarse convencer nunca cuando teníamos opiniones opuestas, pero el maestro era bastante razonable. O quizás debería decir que era bueno. La bondad del maestro procedía de su estricto sentido de la justicia. No era amable conmigo para hacerme feliz, sino porque analizaba mis opiniones sin tener ideas preconcebidas. Se podría decir que su bondad era más bien una actitud pedagógica. Por eso cuando me daba la razón me sentía mucho más feliz que si se hubiera limitado a decirme que sí para tenerme contenta. Aquello fue todo un descubrimiento. No me siento cómoda cuando me dan la razón sin tenerla. Prefiero mil veces que me traten con justicia."

Hiromi Kawakami