"Así toda la vida; errancias, cantos, mares, desiertos, ciudades, reflejos fugaces de todo lo perdido para siempre."

Nikolái Gumiliov


"De igual manera, siglo tras siglo, Bajo el escalpelo de la naturaleza y el arte, grita nuestro espíritu, desfallece la carne, originando el órgano del sexto sentido."

Nikolái Gumiliov


"El instante vuela incontenible, y aunque nos esforcemos estamos condenados a pasar sin detenernos."

Nikolái Gumiliov




"El mar agita sus crines plateadas y los desiertos y las ciudades se levantan."

Nikolái Gumiliov



El sexto sentido

Maravilloso tener vino enamorado,
Y pan amoroso en el horno para nosotros,
Y una mujer, extenuada, a quien
Le ha sido dado deleitarnos.

Qué podemos hacer con esta aurora rosada
Que cobija los cielos helados,
Donde reina el silencio y el sosiego celeste,
¿Qué podemos hacer con tantos versos ineludibles?

Ni comer, ni beber, ni besar.
El instante vuela incontenible,
Y aunque nos esforcemos
Estamos condenados a pasar sin detenernos.

Somos como el niño que olvidando sus juegos
Espía, a veces el baño de las muchachas
Y sin saber nada acerca del amor
Se atormenta con tantos deseos misteriosos.

Como otrora en los bosques tupidos
Criaturas huidizas, bramando de impotencia,
Presentían sobre sus hombros
Las alas que aún no salían.

De igual manera, siglo tras siglo,
Bajo el escalpelo de la naturaleza y el arte,
grita nuestro espíritu, desfallece la carne,
Originando el órgano del sexto sentido.

Nikolái Gumiliov


El tranvía extraviado
(fragmento)

En tu cuarto estabas en plena agonía,
y, mientras, con una empolvada peluca,
fui a la emperatriz a rendir pleitesía
y ya no volví a mirarte en vida nunca.

Nuestra libertad es la luz emanada
—hoy lo sé— en lejanas regiones etéreas.
Hombres y animales están a la entrada
del jardín de fieras que son los planetas.

Pero siento un aire, familiar, ligero:
desde la otra orilla, una embestida cruel:
la mano de cobre del jinete fiero
y las arboladas patas del corcel.

Para la ortodoxia, fortaleza y guía,
San Isaac se esculpe sobre el cielo: allí
haré rogativas en pro de María
y dirán la misa de réquiem por mí.

Pero el corazón está desconsolado,
cuesta respirar y la vida es dolor:
María, jamás me hubiera imaginado
que pueda existir tanta pena y amor.

Nikolái Gumiliov




Ella

Yo conozco una mujer: el silencio,
El cansancio amargo de las palabras,
Vive en el centelleo furtivo
De sus pupilas dilatadas.

Su alma ansiosa está abierta
A la música metálica del verso.
Ante la vida lejana y placentera
Es sorda y altiva.

Sus pasos son extraños,
Lentos e inaudibles,
No se puede decir que sea bella
Pero en ella encuentro mi felicidad.

Cuando necesito fortaleza
Valiente y orgulloso la busco
Para aprender de su tierna sabiduría
Con todo delirio y languidez.

Ella es luz en las horas inciertas
Sostén cuando todo parece perdido
y sus sueños exactos son como sombras
Sobre la arena ardiente del paraíso.

Nikolái Gumiliov


"Entonces me pareciste tan deseada como un país fantástico, un territorio promisorio en vino, entusiasmos y canciones."

Nikolái Gumiliov



"Es extraño pensar que en el mundo pueda haber algo mejor que tú."

Nikolái Gumiliov




"Estoy solo en esta tarde silenciosa y sólo pienso en ti, en ti."

Nikolái Gumiliov


"Hemos olvidado que de todas las zozobras humanas sólo la palabra se encuentra iluminada."

Nikolái Gumiliov



La palabra

En aquel tiempo, cuando sobre el nuevo mundo
Dios inclinó su rostro, la palabra
Era capaz de detener el sol
Y destruir ciudades.

Si la palabra navegaba por los aires
Como una llama rosa
El águila no agitaba sus alas
Ni las estrellas temerosas se quejaban a la luna.

Hubo días para la vida baja
La vida silvestre y cotidiana
Pues el precepto cuando es sabio abarca
Todos los matices de la razón.

El longevo profeta que ha conquistado
Para sí la maldad y la bondad
Dudando dirigirse al espíritu
Escribió la ley sobre la arena.

Hemos olvidado que de todas las zozobras humanas
Sólo la palabra se encuentra iluminada
Y que en el Evangelio de San Juan
Está escrito que la palabra es como Dios.
Los hombres le hemos impuesto fronteras
Límites indigentes y pobres
y cual abejas
Las palabras muertas huelen mal.


Nikolái Gumiliov


"Los hombres le hemos impuesto fronteras, límites indigentes y pobres y cual abejas, las palabras muertas huelen mal."

Nikolái Gumiliov


Más allá de la memoria

Así toda la vida; errancias, cantos,
Mares, desiertos, ciudades,
Reflejos fugaces
De todo lo perdido para siempre.

La llama se agita, suenan las trompetas,
Corceles amarillos brincan en el aire
Mientras la gente inquieta habla,
Al parecer de la felicidad.

Otra vez el éxtasis y la aflicción.
Otra vez, como antes, como siempre,
El mar agita sus crines plateadas
y los desiertos y las ciudades se levantan.

Cuándo será -al fin- que sublevado
Del dueño seré yo de nuevo yo,
Un aborigen sencillo, adormecido
En alguna tarde sagrada

Nikolái Gumiliov



"Quizás yo no sea más que una canción inventándote en las noches insomnes."

Nikolái Gumiliov




"Tomo un libro y te descubro en cada página, vago en ti ebrio y perturbado."

Nikolái Gumiliov


"Una voz femenina en el teléfono se escucha inesperada y audaz. Cuánta dulce armonía hay en esa voz sin cuerpo."

Nikolái Gumiliov



"Y todos los océanos, todas las montañas, los arcángeles, la gente, las flores, todo se refleja en tus ojos."

Nikolái Gumiliov