A la orilla del río...


"A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
A la orilla del río
dos soledades
tímidas
que se abrazan.

¿Qué mar oscuro,
qué mar oscuro,
los rodea,
cuando el agua es de cielo
que llega danzando
hasta las gramillas?
A la orilla del río
dos vidas solas
que se abrazan.
Solos, solos, quedaron
cerca del rancho.
La madre fue por algo.
El mundo era una crecida
nocturna.
¿Por qué el hambre y las piedras
y las palabras duras?
Y había enredaderas
que se miraban,
y sombras de sauces,
que se iban,
y ramas que quedaban…

Solos de pronto, solos,
ante la extraña noche
que subía y los rodeaba:
del vago, del profundo
terror igual,
surgió el desesperado
anhelo de un calor
que los flotara.

A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.

El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?

A la orilla del río
un niño solo
con su perro."

Juan Laurentino Ortiz


 Ah, esta tarde encendida...


"Ah, esta tarde encendida, amigos, esta tarde,
de un oro vegetal iluminada toda
y toda penetrada de la gracia celeste
qué dulce, ah, qué dulce! entre el follaje frágil:

lluvia pálida o fluido casi primaveral
con una muy secreta y fragante nostalgia
de alma. Luz celeste y sensible mirando
entre la irradiación de la muerte suntuosa.

...Fue en Abril, sí, en Abril, en los primeros días
en que empieza a reinar un orden aún tierno
en las cosas. Venía distraído. De pronto
al volver de una esquina suburbana aquel árbol
me sorprendió con una presencia tan perfecta,
tan acabada, que, en un milagro hube
de creer. Parecía destacado con un
equilibrio, un ritmo, del todo musical,

en la plenitud grave y frágil de sus formas.
Y todo al punto se ordenó en torno de él
en una paz que hubiera madurado el sensible
pensamiento latente ya del mediodía."


Juan Laurentino Ortiz



  Ah, los crepúsculos de allá...

"Ah, los crepúsculos de allá. Iguales a los de acá.
La misma tristeza primaveral, límpida.
Y los grillos, los grillos...

Y la brisa, casi el viento,
con la misma melancolía, de qué agua invasora?
en las islas de los follajes."

Juan Laurentino Ortiz


Ah, mis amigos, habláis de rimas…

Ah, mis amigos, habláis de rimas
y habláis finamente de los crecimientos libres…
en la seda fantástica que os dan las hadas de los leños
con sus suplicios de tísicas
sobresaltadas
de alas…

Pero habéis pensado
que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida,
desnudo casi bajo las agujas del cielo?

Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo
del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde “la división”,
despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus juegos
con el pan que él amasa y que debe recibir a veces
en un insulto de piedra?

Habéis pensado, mis amigos,
que es una red de sangre la que os salva del vacío,
en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire,
de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio,
a no ser una escritura de vidrio?

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra,
y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto…
Y sé que a veces halláis la melodía más difícil
que duerme en aquellos que mueren de silencio,
corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento…
Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía
igual que en un capullo…
No olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor…

Juan Laureano Ortiz




"Camino bajo la lluvia, todo mojado, cantando, hacia mirajes que huyen en un rumoroso sueño."

Juan Laurentino Ortiz




"¿Cómo abrazar, mi amigo, a estas miríadas del beso que van estrellando, se diría, todos los minutos con todos los pétalos y todos los fuegos del suspiro?"

Juan Laurentino Ortiz




"¿Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego, cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?"

Juan Laurentino Ortiz


"De pronto sentí el río en mí, corría en mí con sus orillas trémulas de señas, con sus hondos reflejos apenas estrellados."

Juan Laurentino Ortiz




Dios se desnuda en la lluvia...

"Dios se desnuda en la lluvia
como una caricia
innumerable.
Cantan los pájaros entre la lluvia.
Las plantas bailan de alegría mojada.
La tierra 
como una hembra 
se disuelve en los dedos penetrantes
con una palidez de mil ojos desmayados.
Camino bajo la lluvia, todo mojado, cantando, 
hacia mirajes que huyen en un rumoroso sueño.
Lluvia, lluvia! 
Desnudez del dios 
primaveral,
que baja danzando, danzando,
a fecundar la amada
toda abierta de espera, quebrada ya de ardor

amarillo y largo."

Juan Laurentino Ortiz



"El mundo es un pensamiento realizado de la luz. Un pensamiento dichoso."

Juan Laurentino Ortiz


Ella

Ella anuda hilos entre los hombres
y lleva de aquí para allá la mariposa profunda
-ala del paisaje y del alma de un país, con su polen...

Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su
perfume...
a su pesar, muchas veces, como bajo un destino.
Testimonio involuntario, ella,
de un cierto estado de espíritu, de un cierto estado de las cosas,
en que la circunstancia da su hálito. ..

Pero se dirige siempre a un testigo invisible,
jugando naturalmente con la tierra y el ángel,
el infinito a su lado y el presente en el confín...

Mas es el don absoluto, y la ternura,
ella que es también el término supremo y la última esencia
con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones y
los latidos
para el encuentro en los abismos...

Mas tiene cargo de almas, y es la comunicación,
el traspaso del ser, "como se da una flor", en el nivel de los
niños,
más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma...

Y no busca nunca, no, ella...
espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano,
en el centro mismo de la noche.

Juan Laurentino Ortiz




"Ella anuda hilos entre los hombres y lleva de aquí para allá la mariposa profunda, ala del paisaje y del alma de un país, con su polen..."

Juan Laurentino Ortiz





"Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume..."

Juan Laurentino Ortiz



"Era yo un río en el anochecer, y suspiraban en mí los árboles, y el sendero y las hierbas se apagaban en mí."

Juan Laurentino Ortiz





"¿Estamos en el mundo? ¿Este río es el río o es una cinta de sueño que se va hacia la muerte?"

Juan Laurentino Ortiz


Fui al río

"Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.

Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!"


Juan Laurentino Ortiz





"¿No estás tú también un poco sucio de letras y un poco sucio de ciudad?"

Juan Laurentino Ortiz

"No olvidéis que la poesía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin, cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor."

Juan Laurentino Ortiz






"No temas, no temas, y mira, mira hasta las islas... ¿Viste alguna vez la melodía de los brillos? ¿La viste ondular, todavía de gasa, desde tus pies al cielo, sobre el río?"

Juan Laurentino Ortiz


"Para que podamos mirar y tocar sin pudor las flores, sí, todas las flores y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada, para que las cosas no sean mercancías, y se abra como una flor toda la nobleza del hombre: iremos todos hasta nuestro extremo límite, nos perderemos en la hora del don con la sonrisa anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra."

Juan Laurentino Ortiz



Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía
igual que en un capullo...
No olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor...

Juan Laurentino Ortiz




"Regresaba. ¿Era yo el que regresaba? En la angustia vaga de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas."

Juan Laurentino Ortiz


Tarde 

El mundo es un pensamiento
realizado de la luz.
Un pensamiento dichoso.
De la beatitud, el mundo
ha brotado. Ha salido
del éxtasis, de la dicha,
llenos de sí, esta tarde,
infinita, infinita,
con árboles y con pájaros
de infancia ¿de qué infancia?
¿de qué sueño de infancia?

Juan Laurentino Ortiz



"Todos aquí para mirar arder y consumirse ese fuego. ¿Fuego sólo? ¿No es un corazón apasionado que se ilumina en los cielos?"

Juan Laurentino Ortiz


"Y no busca nunca, no, ella... Espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano, en el centro mismo de la noche."

Juan Laurentino Ortiz