"A primera vista eran fragmentos de nubes flotantes. Indecisas, oscilaban despacio a izquierda y derecha a merced del viento."

Takashi Hiraide


"Al cabo de un rato, Chibi regresó solo y mi mujer le preguntó: "Fanguito es amiga tuya, ¿verdad?"."

Takashi Hiraide


"Arrebatado por el entusiasmo, el niño jugaba a menudo en la zona donde el sendero giraba sin dejar de proferir en ningún momento unos gritos agudos. Rara vez tenía ocasión de cruzarme con él, dado que nuestro ritmo de vida era muy distinto: yo solía quedarme hasta la medianoche inclinado sobre la mesa de trabajo. Sin embargo, un día se escuchó: " ¡Quiero quedarme con el gato! ". La voz que manifestaba con toda claridad la voluntad infantil franqueó el muro y llegó hasta la mesa donde disfrutábamos de un desayuno tardío. Unos días antes, había visto a un gatito que iba y venía a saltitos por el minúsculo jardín del pabellón, que solo servía para tender la ropa, y al escuchar la voz del niño no pude evitar una sonrisa. Cuando más adelante lo pensé, comprendí que fue en ese instante cuando todo se desencadenó."

Takashi Hiraide


"Cerré a golpes uno tras otro todos los postigos de la casa y me marché. De regreso, sin disimular el ruido de las geta [sandalias de madera] al golpear el suelo, le anuncié a mi mujer casi en un grito la muerte del gato."

Takashi Hiraide



"¿Cómo era posible que el afecto compartido por un mismo ser amado pudiera transformarse en resentimiento?"

Takashi Hiraide


"¿Cómo manejar siquiera la pequeña corriente que suponía esa mudanza cuando no éramos más que simples juguetes del destino?"

Takashi Hiraide


"Deslizarse hacia un interior a través del intersticio de una puerta, ¿No es acaso un gesto espontáneo, un gesto de la misma naturaleza que el que hace brotar un arroyo?"

Takashi Hiraide


"El olmo tenía una historia. Bajo el pino joven que crecía a su abrigo yacía un ser pequeño como una perla. Si mi mujer era capaz de pensar en eso al contemplarlo desde la ventana, quizás podría abandonarse a un olvido que llegaría lentamente."

Takashi Hiraide


"El recuerdo de quien venía a visitarnos hacía tan poco tiempo se apoderó de mí."

Takashi Hiraide


"Entraba hasta lo más profundo de la casa, hasta el fondo mismo de nuestros corazones..."

Takashi Hiraide



"Era como si quisiéramos conectarnos con él a través de un mecanismo psicológico en otra dimensión, para paliar así la pérdida definitiva de su presencia, la ausencia irremediable de un ser precioso e irreemplazable."

Takashi Hiraide


"(...) Eran pequeños descubrimientos llenos de ternura."

Takashi Hiraide



"Estaba convencida de que era un regalo del cielo."

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"Fue así como empezó el año. El 7 de enero, la noticia de la muerte del emperador recorrió el país. Casi simultáneamente concluí mis dos trabajos pendientes. Ambos trataban sobre béisbol."

Takashi Hiraide




"Hasta allí prodigaban su exuberancia, y la infinita hojarasca de finales de otoño tenía el efecto de arrancar suspiros a la anciana propietaria."

Takashi Hiraide






"Incluso cuando las reiteradas visitas de Chibi se transformaron en hábito, siguió sin maullar y nunca dejó que lo cogiéramos en brazos."

Takashi Hiraide





"La ausencia del gato transformó el jardín en un paisaje sin alma. Me sorprendió constatar cómo la mirada es capaz de engalanar con colores un lugar o, por el contrario, despojarlo de ellos."

Takashi Hiraide


"La escena de mi mujer apartando la cortina para espiar al gato era digna de contemplar."

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"La luna llena fluía como un río caudaloso teñido de blanco, colmando con toda su enormidad los cuatro metros cuadrados de cristal atravesado en damero por finísimos hilos de metal."

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"Lo que a ella le resultaba extraño a mí me parecía natural. Y con razón, porque Chibi era un gato misterioso. Aunque ella fuera su legítima dueña, el hecho de hablar con una desconocida sobre aquel triste acontecimiento me causó una ligera conmoción."

Takashi Hiraide



"Los gatos que salen de las casas no dudan un instante en cruzar fronteras que solo existen para los humanos."

Takashi Hiraide



"Los precios del suelo, disparados desde mediados de la década de los ochenta, empezaron a desinflarse a partir de la primera mitad de los noventa. El otoño en el que la abuela puso la casa en venta, la crisis ya era un hecho irrefutable. En agosto de 1991 el hundimiento de la economía había rebasado ampliamente las expectativas y el país entero se sumió en un estado de pánico."

Takashi Hiraide



"Me doy cuenta ahora, pero aquel fue un tiempo en el que jugamos inconscientes en la cresta de una ola entre la salud y lo irreparable."

Takashi Hiraide


"Me embargó la profunda calma de aquel lugar, experimenté una misteriosa paz, como si una mano familiar me acariciase el pecho a la altura del corazón."

Takashi Hiraide




"Mi corazón saltó de alegría. Sí. Definitivamente era él. Todo sucedió en un momento fugaz que duró eternamente."

Takashi Hiraide


"Miré al cielo. El olmo de la casa vecina balanceaba suavemente sus ramas despojadas de todas sus hojas contra el límpido azul invernal."

Takashi Hiraide


"Para escapar del escrutinio de la abuela, Chibi se refugiaba en nuestra casa. Por mi parte, empecé a comprender la psicología de los enamorados de los gatos. Por mucho que me fijase en los que salían en la tele, por mucho que hojeara calendarios o revistas, no encontraba uno solo que superase a Chibi en finura. No obstante, y a pesar de que la convicción de que se trataba de un gato excepcional se apoderó de nosotros, no nos pertenecía."

Takashi Hiraide



"Para mí Chibi es un amigo que me comprende, un amigo con apariencia de gato."

Takashi Hiraide


"Poco a poco, Chibi empezó a formar parte de nuestra rutina diaria, de igual manera que una pequeña corriente de agua brota de un manantial, empapa el suelo y perfila una inclinación imperceptible en el terreno."

Takashi Hiraide


"Sabía que los gatos únicamente abren su corazón a sus dueños, sólo a ellos les muestran su verdadero esplendor. Como matrimonio no habíamos llegado realmente a comprender lo que significaba tener un gato, pero al menos disfrutábamos de la ambigüedad de la situación, por mucho que no pudiéramos reclamar el derecho a los mimos de Chibi."

Takashi Hiraide




"Tan blanco, tan pequeño, como un pájaro con los ojos bien abiertos que a pesar de todo se golpea contra un faro."

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"Tenía la impresión de que las palabras ni siquiera se tomaban la molestia de formarse."

Takashi Hiraide


"Todos los animales, los gatos sin ir más lejos, tienen su propio carácter, los cuales confiere un interés particular, mucho más que si los metemos a todos en el saco de una misma especie -dijo mi mujer en una ocasión-."

Takashi Hiraide




"Todos los muebles habían desaparecido, era un lugar vacío donde solo habitaban sombras."

Takashi Hiraide