"Aaron sacó un bolígrafo de la guantera. Me cogió la mano y me escribió el número en la palma, haciéndome cosquillas con la punta en la piel mientras los ceros y los sietes y los seises y los ochos se iban extendiendo desde el dedo gordo hasta el meñique cruzando mi línea de la vida y mi línea del amor y todas las otras líneas que las gitanas leen en caravanas."


Annabel Pitcher


"Abrí la puerta de atrás y salí al jardín. Noté la hierba escarchada entre los dedos de los pies y el aire me hacía cosquillas en la piel. Millones de estrellas titilaban como las piedras preciosas del anillo de boda de mamá. Apuesto a que ya no lo lleva. Contemplé el cielo y levanté el dedo corazón, por si acaso Dios me estaba mirando."

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"Buenos motivos para hacer cosas malas... Interesante."

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"Como no puedo ganar prefiero saber perder."

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"Cuando yo era pequeña, tenía cinco ositos. Edward, Roland, Bertha, John y Burt. Me encantaban todos. Sobre todo Burt, que no tenía ojos. Pero un día lo perdí. Me lo dejé en un autobús en Escocia una vez que fuimos a visitar a la abuela y nunca más lo volví a ver. Me tiré horas llorando. Pero fue un alivio llegar a Londres y tener allí mis otros osos. Desde entonces los quise más que nunca, porque faltaba uno."

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"Da lo mismo la lengua que hables o la ropa que lleves. Hay cosas que no cambian. Las familias. Los amigos. Los enamorados. Son iguales en todas las ciudades de todos los países de todos los continentes del mundo."

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"Dentro había escrito "Para mi hombrecito" en su décimo cumpleaños. Que lo pases muy bien, besos de mamá y debajo tres cruces a modo de besos. Pensé que ya no podía ponerme más contento hasta que vi la posdata al final. Estoy deseando verte muy pronto con tu camiseta puesta. Repetí esa frase una y otra vez y todavía me está dando vueltas por la cabeza, como un perro que se persigue la cola. Estoy sentado en el cojín junto a la ventana y Roger está ronroneando. Sabe que hoy ha sido un buen día. Las estrellas nunca habían estado tan brillantes y parecen cientos de velas sobre una tarta negra. Aunque pudiera apagarlas de un soplo, no podría desear nada más. Ha sido un día perfecto."

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"El verdadero amor es sacrificio."


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"Es difícil, Zoe, pero tienes que perdonarte a ti misma."

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"Escribiendo no existe lo del nudo en la lengua, pero si existiera, si mi mano fuese como una lengua enorme, de verdad le digo que la tendría atada con uno de esos nudos complicados que solo los boy scouts saben deshacer."

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" "Fue amor a primera vista" añadió volviéndose a mirarme, las piernas quietas de pronto. Todas las preguntas que quería hacerle se evaporaron de mi cerebro como el vapor que hemos estudiado en Ciencias. "Amor a primera vista" repetí y Sunya asintió, y luego sonrió, antes de saltar del árbol al suelo."

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"Haría lo que fuera por olvidar. Lo que fuera."

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"Hubo un momento en que íbamos derechos hacia el sol y el coche se llenó de esa luz amarilla anaranjada y dentro hacía calor, como si estuviéramos dentro de una yema de huevo o algo así. Y todo estaba bonito y por todas partes había esperanza y yo de golpe no me aguantaba de ganas de subirme al escenario."

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"La abuela dice que la gente se pone verde de envidia. A mí no me lo parece. El verde es la calma. El verde es la salud. El verde es limpio y fresco, como la pasta de dientes de menta. La envidia es roja. Hace que te hierva la sangre y que sientas fuego en el estómago."

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"Las cosas buenas vienen siempre en paquetes pequeños."



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"Lo absorbí con la vista como si mis ojos llevaran meses muriéndose de sed."

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"Miré a Sunya y los ojos le brillaban como charcos al sol. Los tenía de un marrón oscuro casi negro, y llevaba en la cabeza un velo blanco que se la cubría toda entera menos un pelo. Ese pelo flotaba muy cerca de su mejilla y era negro y liso y brillante como un hilo de regaliz. Ella era zurda y llevaba en la muñeca seis pulseras que hacían ruido al escribir. "Invéntatelo" dijo otra vez y luego me sonrió."

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"No te voy a decir lo enamorado que estoy de ti, ni el miedo que me da estar sin ti, ni cómo necesito esconderme de todo el mundo porque nunca va a haber nadie que se te pueda comparar... Me limitaré a dejarte marchar."

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"Nos sentamos al pie del castaño a comernos nuestras cosas. Todo estaba oscuro menos el cielo, en el que brillaban un millón de estrellas. Parecían velas minúsculas y por una décima de segundo me pregunté si no las habrían encendido todas para Sunya y para mí y para nuestro picnic especial de Halloween. Me dolía todo el cuerpo de lo mucho que me había reído y probablemente había sido el mejor día de mi vida."

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"Por encima de nuestra casa había miles de estrellas y ninguna nube, y la luna estaba bien gorda. Parecía un plato de leche y se la enseñé a Roger. Me había seguido afuera y estaba sentado en mi regazo, contemplando el cielo con sus inteligentes ojos verdes. Ni él ni yo podíamos dormir y me alegré de tenerlo allí haciéndome compañía."

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"Quería haberle dicho "qué valiente eres" y haberle dicho "gracias". Sobre todo me habría gustado preguntarle si todavía tenía mi anillo de Blue-Tack, pero se me atascaron las palabras en la garganta como aquel hueso de pollo que me tragué cuando tenía seis años. A Sunya no pareció importarle. Me sonrió y sus ojos centellearon y señaló con el dedo a la tela que llevaba en la cabeza y salió corriendo."

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"Salí del colegio y el cielo estaba turquesa y el sol enorme y dorado. Parecía una pelota de playa inmensa flotando en un mar de un azul perfecto. Tuve la esperanza de que aquel sol fuera lo bastante fuerte para llegar hasta debajo de la tierra. Esperaba que Roger sintiera en su cuerpo el calorcito. Esperaba que no tuviera miedo ni se sintiera solo en su tumba."

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"Salió corriendo del colegio y se fue andando por la calle a todo lo que daba. Yo me resbalé mientras intentaba alcanzarla. Cuando me oyó gritar su nombre, se paró y se dio la vuelta. Se le veía la cara muy morena bajo los copos de nieve y estaba tan guapa que me olvidé de lo que iba a decir."

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"Si el sentimiento de culpa fuera un bicho, sería un pulpo. Todo viscoso y retorcido y con cientos de tentáculos que se te enroscan en las tripas y te las aprietan fuerte."

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"Solo con mirarme jamás adivinaría usted mi secreto."

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"Sus palabras sonaron vacías, como si estuvieran escritas con un lápiz muy fino en un papel grande y hubiera demasiado espacio entre letra y letra."

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"Ten cuidado con los deseos porque podrían hacerse realidad."

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"Y sin pensármelo dos veces, sin preocuparme por las consecuencias, le agarré la cara y tiré de ella hacia la mía, y nuestras bocas se encontraron con tanto ímpetu que me dolió de la forma más dulce posible."

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"Y yo me reía también y los ojos se me humedecieron por primera vez en cinco años. Y me pregunté si no sería a eso a lo que se refería la orientadora cuando dijo "Un día te vendrá de golpe y entonces llorarás". Aunque, no sé por qué, no creo que se refiriera a llorar de risa."

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"Yo soy Leo y mi símbolo es el león. Jas se puso de rodillas sobre el cojín y me lo señaló por la ventana. No parecía mucho un animal, pero Jas me dijo que siempre que tenga algún problema tengo que pensar en ese león de estrellas que está ahí arriba, y todo irá bien."

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"Yo tenía una pregunta más y ésa era aún más difícil de hacer. El mundo giró más rápido, los coches y la gente y los edificios en una nebulosa mareante alrededor de mamá y de mí. "La camiseta" empecé, con los ojos en un charco del suelo. "Ah, sí" dijo ella. "Quiero decir". Sonrió."

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