"De todas las estupideces que un hombre puede cometer, engañarse a sí mismo es la peor."

Alicia Giménez Bartlett


"¡Dele caña, inspectora! Este tipo tiene que cantar. ¡No se corte ni un pelo, acogótelo! - ¡Por Dios, Fermín! ; parece usted un entrenador de fútbol. -Únicamente pretendo infundirle coraje. -Inténtelo por trasmisión de pensamiento, funcionará mejor."

Alicia Giménez Bartlett



"En la iglesia sólo había una vieja que barría el suelo junto al altar mayor. Sobre ella caía la única luz potente del recinto, el resto estaba en penumbra. Se sentó en un banco de la última fila. Oía el ruido de la escoba rascando sobre las losas de piedra. Citarse en una iglesia resultaba un tanto blasfemo. Ella no tenía fe religiosa. ¿La había tenido alguna vez? Ni siquiera estaba segura. Ahora se percataba de que existían muchas cosas sobre las que no había pensado. Había pasado su vida afanándose en los problemas inmediatos: sus hijos, las clases en la universidad, su marido... Y de repente surgían muchas preguntas nuevas a las que debía responder. ¿Estaba asustada, se sentía culpable? Alguna vez había llegado a creer que la infidelidad la hubiera hecho sentir como una especie de asesina tras cometer su delito. Pero no era así. No sentía culpa; al contrario, veía las cosas con una claridad que nunca antes había experimentado. Su vida anterior había transcurrido dentro de un cubículo cómodo, organizado férreamente con las reglas de otros. Pero eso también podía ser considerado como vivir en una prisión. Sonrió ante sus meditaciones, ¿estaba haciendo una pequeña revolución personal? No, simplemente se había enamorado, y debía hacer un esfuerzo por dejar de considerar esa circunstancia como una fatalidad cercana a lo terrible. Sentir amor era magnífico, ¿a qué negarlo? Desde hacía unos días había perdido el apetito y se despertaba todos los días de madrugada. En principio podía parecer algo desagradable e incluso morboso, pero la sensación de alerta y vitalidad que llevaban consigo aquellas mínimas privaciones arrasaba todo lo demás. Estaba feliz. De pronto se dio cuenta de que era casi la hora y Santiago aún no había llegado; pero no temió nada. La única certidumbre con la que contaba era que aquel hombre la quería. Un hombre del que lo desconocía todo: su pasado, sus gustos, sus circunstancias familiares. Un hombre con el que casi no había hablado. Un hombre con el que no había bailado ni comido en un restaurante. Un hombre guapo de manos fuertes que no la dejaría caer jamás en el vacío. La quería, no era necesario saber nada más. Aquel hombre había hecho desaparecer de su mente y su corazón años de convivencia con Ramón, de gestos amorosos entre ellos, de complicidad e intereses comunes. Todo. Como si no hubiera existido nunca, como si empezara a vivir de nuevo sin dejar nada atrás. Era tan injusto como ineludible, era así. Como todo el mundo, había oído y leído sobre la pasión, pero siempre le pareció algo que no iba con ella. Se describía como un sentimiento arrasador, fuerte, profundo, nefasto, en contra del cual es preciso estar prevenido, especialmente las mujeres, porque todo lo devora y al cabo de un tiempo desaparece, dejando sólo dolor."

Alicia Giménez Bartlett
Días de amor y de engaños


"En mi profesión muchas veces me he preguntado qué es normal y qué no lo es, quién está loco y quién no. La mayor parte de las veces es difícil de determinar."

Alicia Giménez Bartlett


"En realidad, no tenía gran cosa que hacer, pero no podía soportar por más tiempo el aire enrarecido que se había creado: el dolor de Carreras, el reproche de los otros dos compañeros... Podían llevar adelante solos el trabajo sin necesidad de obligarme a chapotear en la desdicha. Me fui al bar, aunque habría sido mejor irme a mi casa. Tomé un café, procurando no pensar en nada. Luego regresé a comisaría y, sin ser advertida, entré en mi despacho. Ya me avisarían.
Así fue. Al final de la tarde me convocaron a una reunión. El trabajo estaba concluido; sólo dos casos coincidían con nuestras necesidades: un caso de homicidio y un asesinato. Ambos culpables habían sido juzgados y condenados.
Carreras los recordaba a los dos: el homicidio correspondía a un joven que había atropellado a una señora mayor con su motocicleta, y huyó sin prestarle ayuda.
El asesinato lo había cometido un hombre de treinta y cinco años durante un atraco a mano armada en una joyería. Fríamente se había cargado al dueño cuando éste estaba a punto de pulsar la alarma del local. Sin embargo, el inspector no lograba recordar que se hubieran producido circunstancias conflictivas en su detención. Escapó, su imagen había quedado grabada en las cámaras de seguridad, y, como estaba fichado, no tardaron en trincarlo. Un caso fácil, de manual. Me quedé procesando aquellos datos en los que, efectivamente, no podía hallarse ningún indicio sospechoso. ¿Y si mi intuición estaba fallando? Si mi intuición estaba fallando no había nada que perder. En un alarde de individualismo autoritario impropio de mí (¿o no?), aún no había comunicado a nadie por dónde creía ver venir los tiros disparados. En mi mano estaba inventar una excusa peregrina que no me hiciera quedar demasiado mal.
Con los datos que teníamos fuimos al archivo. Juanjo se puso a los mandos del ordenador. Olegario Lagares, veinte años. Condenado a tres años de prisión.
Trabaja como soldador. Soltero. Sin antecedentes previos a su condena. Hijo mediano de una familia de tres hermanos, todos varones. El padre, viudo, vivía con los dos hijos pequeños en el momento del homicidio. Levanté la mano derecha con un gesto de guía turístico."

Alicia Giménez Bartlett
Crímenes que no olvidaré


"Es importante para cualquier investigación que las pruebas vayan aflorando, pero la fuerza mental del investigador, su resolución y su rabia son imprescindibles para que las cosas vayan adelante."

Alicia Giménez Bartlett


"Escribo novela negra porque es una literatura viva, que cuenta lo que nos rodea y sus personajes suelen ser gente de a pie."

Alicia Giménez Bartlett




"Grandes pasiones en lugares pequeños, grandes tragedias en minúsculos escenarios. El ser humano guarda en su interior inmensidades que transporta consigo, es incapaz de minimizarlas y hacerlas desaparecer a su conveniencia. Las arrastra toda la vida con su mastodóntico volumen y se deja la piel en ello."

Alicia Giménez Bartlett



"Intenté relajarme hasta la hora del embarque, pero fue inútil, mi mente se hallaba demasiado llena de hipótesis, de descartes, de interrogantes que se estrellaban contra el muro de la ignorancia, una y otra vez. Rafael Sierra y Nuria Siguán tenían muchas cosas ocultas bajo la alfombra, pero ¿Por dónde levantarla al menos un poco para poder vislumbrar la porquería? Advertía con dolorosa claridad que regresaba al lugar de los hechos con las manos vacías de certezas."

Alicia Giménez Bartlett




"La calidad no tiene nada que ver con el estilo."

Alicia Giménez Bartlett




"Los raptos de sinceridad pasajera sólo consiguen hacernos perder el tiempo."

Alicia Giménez Bartlett


"Mi acercamiento a la realidad es por vía del humor. No puedo exhibir grandes conocimientos de técnica policial y lo suplo con humor."

Alicia Giménez Bartlett



"No se engañe, queremos hablar con ella porque es el eslabón más débil de la cadena. Por lo tanto, la sorpresa y la presión serán imprescindibles para que abra la boca."

Alicia Giménez Bartlett




"Para subir una escalera sin riesgo de caída no hay que saltarse ningún peldaño."

Alicia Giménez Bartlett




"Todos los seres humanos buscamos un lugar donde nadie nos pueda agredir, y eso ocurre en soledad."

Alicia Giménez Bartlett