"El impacto inesperado de ver un cadáver con la mirada fija y extinta le hizo morderse el dorso de la mano a través de la mascarilla antes de volver a preguntar: -¡¿Qué le han hecho a esta chica?! -Se los ha cortado -reveló el galeno-. No diría que es el trabajo de un cirujano, pero son cortes limpios, y eso me lleva a pensar que, para nuestra tranquilidad y la de su familia, fueron post mórtem, y que no le tembló el pulso al desalmado que lo hizo. Presenta dos incisiones verticales en cada uno de los cuatro párpados, y otra horizontal que, curiosamente, hace la forma del globo ocular; lo cual nos lleva a pensar que la hoja debía ser necesariamente curva."

César Pérez Gellida


"El problema no es el presente, es la pesarosa herencia del pasado y la paupérrima proyección del futuro."

César Pérez Gellida




"(...) El resto de habitantes del planeta eran los moradores. Individuos que trataban de subsistir fuera de las urbes, apartados del sistema."

César Pérez Gellida



"El ser humano está obsesionado con acariciar el cielo con las yemas de los dedos, pero al final siempre termina lamiendo las cicatrices del infierno."

César Pérez Gellida




"En algunas fábricas han alcanzado lo que llaman la excelencia. (...) Cien por cien de actividad no humana, eso es la maldita excelencia. Los jodidos robots, hermano."

César Pérez Gellida



"En mi fuero interno no hay debate sobre cómo acabar con él. El estrangulamiento es, sin lugar a dudas, la mejor manera de sentirse partícipe del proceso, pero hacerlo con guantes es como follar con condón. Me los quito frente a él y vuelvo a colocarme a su espalda. Reconozco que decepciona bastante no encontrar oposición alguna al rodearle el cuello con el brazo.
Solo quejidos y lamentos.
—¡Vamos allá! —me animo.
Tan pronto como ejerzo algo de presión, una chispa se prende en la nuca, recorre la médula espinal en sentido descendente y hace que me estallen los cuerpos cavernosos. Rendido ante el ímpetu de mi propia naturaleza, me dejo arrastrar por esa vigorosa corriente que se alimenta de la vitalidad que estoy a punto de arrebatar. Aprieto los dientes y gruño como si quisiera evitar lo inevitable, e inconscientemente incremento la fuerza. Como dos amantes veteranos, alcanzo el cénit al notar cómo su cuerpo se relaja por completo. El orgasmo arrasa con lo poco racional que queda en mí y, en un arrebato atávico, me hago de nuevo con el cuchillo para clavárselo en la espalda a la vez que eyaculo a borbotones dentro de los calzoncillos. Cuando el placer físico desaparece, me inunda una incómoda sensación de abatimiento.
Vaciado por completo, me arrodillo para recuperar el aliento.
Cuando por fin me incorporo y examino mi entorno, me doy cuenta de que el despacho se ha convertido en un matadero. Y eso que me había conjurado para actuar con total pulcritud. Es evidente que cuanto más se empeña uno en ser certero, más se va alejando del acierto.
Hora de irse.
Las prisas nunca convienen, mucho menos ahora. Me aseo como corresponde, me visto y dedico el tiempo que requiere cerciorarme de que todo encaje en la reconstrucción de los hechos que quiero que haga la policía. Solo me quedan dos pinceladas para terminar el cuadro, pero antes de salir invierto unos segundos en almacenar cada detalle en mi memoria.
Cuando por fin abandono el lugar, dejo caer la medalla junto a la alfombrilla de la entrada y desciendo los cuatro pisos por las escaleras con cuidado de no cruzarme con nadie.
Ya en el exterior, mientras camino en busca de una papelera cercana donde arrojar el cuchillo que quiero que encuentren, procuro controlar el flujo de energía que circula a través de mi sistema nervioso. Me cuesta. La intensidad es tan brutal que no puedo evitar estremecerme al entender por fin que el auténtico poder se manifiesta a través del placer. Y el más poderoso de los placeres es ese denso y viscoso que ahora mancha el interior de mis calzones."

César Pérez Gellida
Astillas en la piel



"Estamos asistiendo a una macabra partida entre un asesino y un policía en un tablero cuyas casillas son nuestras calles y las fichas son vidas humanas."

César Pérez Gellida




"La realidad es que, en España se lee muy poco y se olvida rápidamente."

César Pérez Gellida




"La segunda clase era la de los pobladores, vulgarmente conocidos como "las abejas", pues ocupaban las colmenas a la espera de ser admitidos en los cinturones. Por norma, se aprovechaban las estructuras de las antiguas ciudades para dar cobijo a los millones de seres humanos que solo tenían un derecho y una obligación: vivir y trabajar."

César Pérez Gellida


"Los ciudadanos eran quienes vivían en los cinturones metropolitanos y sus privilegios sociales variaban en función de a cuál pertenecieran. Cuanto más cerca del núcleo, mejor estatus social y más beneficios. A mayor productividad del ciudadano, más puntos de mérito en la escala de valía, y solo sumando los necesarios se podía optar a cambiar de cinturón."

César Pérez Gellida



"Los duendes, a los que nadie consideraba dentro de la especie humana. Eran una lacra con fecha de caducidad, un mal recuerdo de otra época."

César Pérez Gellida


"Mi padre decía que los defectos de una persona se intensifican en la memoria de la persona que la espera. Yo, como tengo muchos, no doy opción."

César Pérez Gellida


"Necesito seguir escarbando en la mente humana, pero alguien tiene que pagar las facturas."

César Pérez Gellida


"No buscar finales felices hace que disfrutemos de comienzos prometedores y tránsitos intransitables."

César Pérez Gellida


"No hay peor asesino en serie que aquel que se siente legitimado por una bandera."

César Pérez Gellida




"Nuestro cerebro no está preparado para entender los motivos que empujan a un individuo a causar tanto dolor a los que le rodean."

César Pérez Gellida


"(...) Pero, claro, nadie quiso percatarse de que el capitalismo ya había prostituido a la democracia. El maldito consumismo lo pervirtió todo. Nos invitó a creer que podíamos gastar cuanto quisiéramos, que todo estaba al alcance de nuestras manos cuando, en realidad, lo que hizo fue robarnos el tiempo, convertirnos en esclavos."


César Pérez Gellida



"Planificación, procedimiento y perseverancia, lo tengo tatuado en mi memoria."

César Pérez Gellida


"(...) Por eso, las claves para anticiparnos a un asesino como al que nos enfrentamos estarán en tratar de entender los motivos por los que mata; luego, vendrá el cómo, el cuándo, el dónde, a quién y a cuántos mata. Me gustaría que tuviera esto muy presente."

César Pérez Gellida


"Tengo la sospecha de estar por estar, descontando los días que están por llegar. Y nunca llegan."

César Pérez Gellida


"¡Tú no piensas! -Vociferó entre dientes para no levantar la voz- ¡Esa es mi tarea! La tuya es actuar cuando yo te lo indique."

César Pérez Gellida