"El primer mandamiento del Señor es el de “amarás” y no el de “rezarás”. Pero no se puede actuar en nombre de Dios sin rezarle a Dios. La caridad con el prójimo sin la oración, el amor a la Iglesia sin oración, la evangelización sin oración no pueden ni actuar ni existir. son ficciones."

Madeleine Delbrêl


"Jesús es esencialmente el que da."

Madeleine Delbrêl



"La vida de la fe no puede subsistir sin oración. Ahora bien, al vivir en medio del mundo una vida secular, parece que la oración es al mismo tiempo indispensable y difícil. Las vidas que son de Dios son vidas que oran, sean como sean y estén donde estén. Su oración es a la vez un don de Dios y una conquista. Una vida secular que no reza no es de Dios.
Pero, así como hay que encontrar las modalidades de los consejos evangélicos en medio de la vida secular, también hay que encontrar las modalidades de la oración y de sus casi indispensables auxiliares: el silencio, el recogimiento y el sentido litúrgico.
Creer profundamente que Dios existe, que es del Dios único, verdadero y vivo al que le entregamos nuestra vida, debe implicar, con un mínimo de lógica, la necesidad de callarnos para escucharle, la necesidad de recogernos para buscarle, la necesidad de adecuarnos en intención o en acto a lo que prescribe para adorarle. Porque, a través de todas las situaciones vitales, la oración conserva lago profundamente específico: la relación entre un hombre y su Dios. Una relación que es amor.
Pero para todos los que son llamados, independientemente del tipo de llamada que reciban, a entregarse a sí mismos a Dios, la oración será siempre un sacrificio, en mayor o menor medida. La oración se parece a lo que tienen de sacrificio el celibato querido, la pobreza querida o la obediencia querida: forman un todo.
Por eso, la oración debe tener un tiempo reservado para sí misma. Sin este tiempo de oración, el resto del tiempo se tornará vacío y como separado de Dios. Un tiempo que no debe ser el tiempo sobrante, sino un tiempo que deja lo útil por algo mucho más útil. (…)"

Madeleine Delbrêl
Las comunidades según el Evangelio


"Me resolví a orar… Luego, reflexionando y orando, encontré a Dios."

Madeleine Delbrêl



"Nos has traído esta noche a este café donde has querido ser Tú en nosotros durante algunas horas… Y porque tus ojos despiertan en los nuestros, porque tu corazón se abre en nuestro corazón, sentimos cómo nuestro débil amor se abre en nosotros como una rosa espléndida, se profundiza como un refugio inmenso y acogedor para todas estas personas cuya vida palpita en torno nuestro… Entonces el café ya no es un lugar profano, un rincón de la tierra que parecía darte la espalda […] Atrae todo hacia ti en nosotros… Atráelos en nosotros para que aquí te encuentren. Dilata nuestro corazón para que quepan todos."

Madeleine Delbrêl


"Si crees que el Señor vive contigo, allí donde tengas un lugar para vivir,
tienes un lugar para orar."

Madeleine Delbrêl