Amalfi (fragmento)

9

"Las lágrimas que derrama el hombre en el sepulcro de su esperanza,
¿son rocío por el esplendor juvenil? ¿Son bendiciones
para que el hombre arraigue? ¿O son las gotas de sabia
que el árbol resecan, cuando su médula está
herida de muerte?
Como nubes que en la noche otoñal tormentosas restallan,
así persiguen mi alma pensamientos de muerte.
Por ti contendré el dolor; pero, dirás, tú también lo sientes.

10

Igual que en invierno las verdes hojas
caen del árbol, y la rica vida de las plantas
fluye hacia las raíces y allí se reúne,
así perdí
juventud y alegría, y con todas mis fuerzas
vertí hacia dentro mi vida entera.
Pero ni la primavera a una nueva juventud me llama,
ni la alegría de nuevo despierta.
Pues en mi dolorosa y feroz rabia vive;
Y con la excitada sangre del corazón
alimento el fuego salvaje
de la consumidora llama."

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz


El valor de la existencia. Diálogo (fragmento)

"II. Segunda voz – El hijo de la luz
Ah, cuán vana, cuán triste
es la lucha por la existencia. Aprende ¡oh, hombre!
como primer principio de sabiduría
que por un bien
tu alma está en vilo.
Arroja pronto los vanos cuidados.
Bebe el agua clara, recogida en tu mano, y
colma tu hambre con magra comida
y escaso alimento.
Purifica tu espíritu de doctrinas indignantes y
adómalo con las perlas que, desde las profundidades,
el mar de la negación te arroja,
tormentosamente agitado.
¡Aprende a amar con el espíritu, mortifica
el amor del corazón; y bendice,
bendice con alegría cada hora que más cerca de la tumba
te conduce!"

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz


"En la oscura vida humana
sólo una cosa brilla por la que merezca la pena
esforzarse; y esa es la tumba; admitámoslo
sinceramente."

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz



" ... imaginó que somos fragmentos de un Dios, que en el principio de los tiempos se destruyó, ávido de no ser. La historia universal es la oscura agonía de esos fragmentos."

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz



"La carta me llena de profunda tristeza; en aquel momento quise apartarte del camino de la muerte, y ahora te he separado del camino que conduce hacia la más alta felicidad del corazón. ¡Yo soy el único obstáculo que se alza entre vosotros! No soy yo, como cree Otto, quien puede decidir, sino que eres tú la que debes hablar. ¡Y está dicho! Sé, ciertamente, que le amas con la misma intensidad y pasión que antes, y que nuestro matrimonio es pura apariencia. Está en juego tu felicidad; e incluso, aunque tú me pudieses amar como le amas a él, no le encontrarías en mí; no hallarías en mí su amor apasionadamente juvenil, impetuoso y salvaje; no encontrarías, en suma, a tu Otto. Y yo no te puedo ofrecer como sustitutivo otro amor. ¡Si tu corazón ha de amar, debe amar como él! Sí, Rupa, fue una bella imagen de mi vida lo que
entreví en mi espíritu: una vida espiritual en común contigo; nuestra existencia iluminada por la alegre participación del uno en el otro, una viva comunicación y estímulo mutuo, sin impedimentos, y sin verse enturbiada por pasiones ni excitaciones. ¡Yo me imaginaba viviendo contigo, como un hermano! Pero todo esto ha sido una simple imagen; y puedo renunciar, he de renunciar, para que tú alcances una felicidad, que preste a tu vida un contenido completamente distinto al que yo te puedo ofrecer. Este matrimonio era sólo una representación, y ha de desvanecerse ante la verdad de tu amor.
Y aquello a lo que ahora puedo renunciar, más tarde no podría. ¡Eres libre, Rupa, y tú misma no puedes decidir de otra manera! Rupertine había escuchado sus palabras con creciente excitación. Este hombre, con su noble ánimo y la clara y profunda comprensión de su propio ser, crecía ante ella alzándose hasta una altura digna de reverencia, sagrada. No; también ella quería ser digna de tal hombre; debía ser fiel a su amor, para aportarle la felicidad que él había imaginado, y no podía verse afligido por segunda por causa de su pasión. Por un instante, se vio a sí misma como una heroína, dotada de la fuerza suficiente como para renunciar a su amor y hacerle feliz con su puro corazón. Y así, le pasó su carta, sin decir palabra."

Philipp Mainländer
Rupertine



"La poesía es el arte más elevado, pues, por una parte, descubre entera la cosa en sí, con sus estados y cualidades, y, por otra, también refleja el objeto, describiéndolo y obligando al oyente a representárselo con la imaginación. Abarca, por consiguiente, de verdad, el mundo entero, la naturaleza, y los refleja en conceptos."

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz


"Las brasas de la chimenea se han ido extinguiendo—
El pulmón ha apurado el postrer aceite
y tu espíritu se disipa en la luz de la luna:
¡méceme, pues, ven, dulce muerte!"

Philipp Mainländer


seudónimo de Philipp Batz


"Si la verdadera paz sentir quieres,
que a toda razón supera,
que, con manos dulces,
todo tu sufrimiento y dolor apaga,
mira entonces el paradisíaco Sorrento,
cuando en el aire sereno resuena
la campana de la tarde en el monte."

Philipp Mainländer
seudónimo de Philipp Batz