“El arte, todo el arte, tiene que tener sus dosis de emoción, de pasión. Y lo actual, por lo general, es frío, es cerebral; eso, abstracto.”

Julio Caro Baroja
Blanca Berasátegui, Gente de palabra, 1987
Tomada del libro GuiaBurros Las mejores citas (Las Mejores Citas De Pensadores Españoles) de Delfín Carbonell, página 32



"La brujería es un fenómeno comunal y del ámbito rural, a diferencia de la hechicería que es individual y de carácter urbano, de carácter manual y práctico."

Julio Caro Baroja



“La mitad del ser de uno, o posiblemente más, es la herencia y el ambiente. Y luego, claro, la voluntad de serlo.”

Julio Caro Baroja
Blanca Berasátegui, Gente de palabra, 1987



“… lo terrible que era el ambiente de estulticia colectiva en que vivíamos, en el que el débil mental o el malvado se movía como el pez en el agua y el hombre reflexivo no contaba.”

Julio Caro Baroja
Los Baroja, 1972




"Para estar triste siempre hay tiempo y para estar alegre todas las horas son pocas."

Julio Caro Baroja


"Para muchas personas residentes en campos y aldeas, aún hoy todo lo que tiene nombre (y aún todo lo que se expresa con palabras) existe con una realidad física, no como simple concepto. Así, si existe el nombre de «brujas» es porque las hay, si se habla de sus vuelos es porque éstos tienen lugar en el aire que respiramos, y si se cuentan sus transformaciones en animales es porque se las ha visto (y aún herido) bajo la forma de ellas»" 

Julio Caro Baroja
Las Brujas y su mundo
Tomado del libro de Jesús Callejo Breve historia de la brujería, página 167


"Pasan las generaciones. Ahora es el inquisidor Sarmiento Valladares el que levanta su palacio en Fefiñanes, Cambados (Pontevedra). Este edificio es más agradable; lo constituyen dos alas en ángulo, con torre al término de una de ellas, con balcones de ángulo también. No falta en el conjunto la iglesia o capilla, claro está; pero tampoco un jardín con escalinatas, belvederes y balaústres. Estos ejemplos (aunque fuera en escalas menores) los siguieron otros altos funcionarios del Santo Oficio cuando no gastaron fuertes sumas en labrarse sepultura suntuosa y artística.
Allá en el recóndito concejo de Salas, al noroeste de Asturias, en una iglesia de fundación propia, se halla el sepulcro de otro gran inquisidor conocido por muchas razones. Obra de gusto renacentista tardío, lleva dos inscripciones en castellano y en latín, en las que se resumen la vida y méritos del muerto. Dice así la castellana, mucho menos ampulosa que la latina: «D. O. M. Aquí yace el Ilustrísimo D. Fernando de Valdés, natural de esta villa de Salas, hijo de D. Juan Fernández de Valdés y de Doña Mencia de Valdés, señores de la casa de Salas; que fue colegial de San Bartolomé de Salamanca y del consejo de la Santa y General Inquisición. Sirvió al emperador D. Carlos V en Flandes y Alemania; tuvo los obispados de Orense, Oviedo, León y Sigüenza y la presidencia de la real Chancillería de Valladolid. Fue presidente del supremo Consejo de estos reinos, del Consejo de Estado, arzobispo de Sevilla e inquisidor general. Varón muy religioso y severo; perseguidor de la herética pravedad, y de la católica fe vigilante sumo, defensor docto, ejemplar, clemente y liberal, como lo mostró con gran magnificencia en las muchas, generosas y ricas fundaciones y dotaciones perpetuas de obras pías que dejó en su patria, en Oviedo, Salamanca, en Sigüenza y en Sevilla para gloria de Dios y bien común. Vivió años LXXXV: murió en Madrid a IX de diciembre de MDLXVIII, reinando Felipe II». Esto es lo que creían de él los herederos del prelado muerto. Otros en trance de juzgar pensaron de modo distinto. El canónigo Llorente hace un retrato terrible de Valdés, al que consideró como principal responsable del proceso de Carranza, por celos, al no haber obtenido la mitra de Toledo: llega incluso a dudar de que creyera en la inmortalidad del alma, dada la violencia de su odio senil; lo considera, además, sanguinario en extremo y corruptor del buen gusto en los estudios. Destituido como inquisidor en 1566 por el mismo papa (San Pío V), Valdés hace juego con su subordinado don Diego de Simancas, en cuanto a ordenancismo y violencia. Todo, sí, cubierto por un espíritu legalista que queda como simbolizado en algunos de los actos «menores» que se le atribuyen."

Julio Caro Baroja
El señor inquisidor


"Sus conjuros diabólicos son sabios, complicado su laboratorio, en el que se mezclan las plantas de propiedades reales (medicinales o venenosas) y aquellas mismas de que hablan los poetas latinos con horror, pero sin saber nunca demasiado acerca de sus efectos verdaderos."

Julio Caro Baroja
Las Brujas y su mundo
Tomado del libro de Jesús Callejo Breve historia de la brujería, página 75


"Vivimos rodeados por la muerte. Desde que nacemos. Cada día que pasa es un milagro. Pero cuando se llega a un hito de la vida en que tene­mos más gente entre los muertos que entre los vivos, el milagro nos parece mayor. Más inútil también, ¿Qué hacemos aquí, cuando la mayoría de los nuestros, jóvenes y viejos, listos y tontos, guapos y feos, se han ido? Des­de 1935 mi vida ha sido un puro atestiguar muertes de personas queridas. Formaban un todo ante mi conciencia. Un todo que se ha desintegrado ahora casi por completo. De este todo vital, para los de fuera de él, no queda nada, salvo una figura o dos. Los demás no son, no somos, nada. Pero estas figuras que sobreviven, o que quedan destacadas a causa de la obra que dejan: «¿Qué son en realidad?» Son lo que quieren los demás que sean, se achican o agrandan a voluntad. Tan pronto parecen grandí­simas, como pequeñas, simpáticas como antipáticas. Constituyen materia para un pequeño artículo de diccionario enciclopédico o para una tesis de doctorado. ¡Pobre destino el del hombre con cierta fama! Más pobre aún que el que duerme en un cementerio de aldea envuelto en la oscu­ridad, el anonimato. "

Julio Caro Baroja
Recuerdos


"Yo no creo, como cierto arqueólogo conocido mío, que los antiguos escribieron para dejarle a él una colección de "fuentes" con que progresar en su trabajao; pero sí creo que hay que cultivar la conciencia del recuerdo. Acaso esto sea producto de una manía familiar de la que participamos mis dos tíos y yo... junto con mi madre.
Porque mi madre ha dejado, también, unas notas de recuerdos escritas en sus últimos años, que yo he leído varias veces..."

Julio Caro Baroja
Los Baroja