" -Gran Espíritu, contémplame una vez más en la tierra e inclínate para oír mi tenue voz… El camino bueno y el camino de las dificultades dispusiste de manera que se atravesasen; y es sagrado el lugar en que se cruzan. Me dijiste, cuando era joven y podía alimentar esperanzas, que en las pruebas te enviase una voz cuatro veces, una por cada una de las regiones de la tierra, porque me escucharías… Me concediste el poder de dar vida y el de destruir. Me concediste la facultad de purificar y curar. Me llevaste al centro del mundo. En el centro de este aro aseveraste que yo haría florecer el árbol… Con lágrimas en los ojos he de decir que el árbol jamás floreció. Heme aquí, siendo un viejo despreciable; he fracasado, nada conseguí… Una vez más, acaso la última, rememoro la gran visión que me enviaste. Tal vez viva aún una raícilla del árbol sagrado. Nútrela si así fuese. ¡Atiéndeme a fin de que mi gente logre entrar de nuevo… Y halle el buen camino rojo…!"

Hehaka Sapa, (Black Elk, Alce Negro)
del libro de Joshep Epes Brown, El Legado espiritual del Indio americano


“La paz  entra en las almas de los hombres cuando ellos se dan cuenta de su relación, su unidad, con el universo y todos sus poderes, y cuando se dan cuenta que en el centro del Universo mora Wakan-Tanka y que este centro está realmente en todas partes, está dentro de cada uno de nosotros.”

Hehaka Sapa, (Black Elk, Alce Negro)



"Porque veis cómo los pájaros dejan la tierra con sus alas, y nosotros los seres humanos también podemos dejar este mundo, no con alas, sino dentro del espíritu."

Hehaka Sapa, (Black Elk, Alce Negro)