MITOS ZODIACALES Y SU CORRELACIÓN CON LAS IMÁGENES PARENTALES
Juliet Sharman-Burke
Del libro La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo
CARACTERISTICAS SOBRE EL MC, EL IC Y LAS CASAS IV Y X
Los astrólogos todavía discuten acerca de cómo se deben
asignar las casas parentales a cada progenitor y seguramente cada uno de
vosotros tendrá sus propias ideas al respecto. En el plano simbólico, la casa X
y el Medio Cielo (Medium Coeli) se relacionan con la tierra y la materia.
Tradicionalmente esta casa se ha asociado al padre, debido a que está vinculada
a Capricornio, regido por Saturno. A primera vista parece una expresión
apropiada del reino de la disciplina y de la autoridad del padre. La casa IV y
su cúspide, el Bajo Cielo (Imum Coeli), por su par- te, simbolizan el lugar del
espíritu, el punto de renacimiento o el hogar de los dioses. Tradicionalmente
se ha asociado la casa IV con la madre, debido a la regencia de la Luna y de
Cáncer, el signo conectado con el alimento, el cuidado y los mimos. No
obstante, Liz Greene fue una de las primeras astrólogas que invirtió el orden,
atribuyendo la X a la madre y la IV al padre. Personalmente opino que su
enfoque es el correcto. Sus ideas al respecto y la forma en que las ha
desarrollado se resumen en algo parecido a esto: la casa X se ocupa
principalmente de cómo aparece uno ante el mundo. El cómo uno se presenta ante
el mundo es la parte más visible de uno mismo. Y una parte importante de la
influencia de la madre sobre el niño es en la formación de su comportamiento
social (cómo el niño se comporta e interactúa con otras personas en el mundo
exterior). Con frecuencia es la madre la que da forma a la manera física,
social y emocional en que el niño se presenta a sí mismo; y es normalmente de
la madre de quien el niño aprende las primeras normas de comportamiento. Por
supuesto, en el nivel estrictamente físico y práctico la madre es la que
literalmente carga con el niño y le da a luz a un nivel terrenal, mientras que
la influencia del padre es mucho menos evidente, precisamente porque la casa IV
no es algo de lo que tienes una experiencia directa. Cuando conoces a alguien,
con lo primero que te encuentras normalmente es con el Ascendente o el MC, pues
la influencia del IC en la personalidad es mucho más sutil. La influencia del
padre es también menos visible a simple vista y, aunque su influencia puede ser
muy poderosa, a menudo no tiene el mismo impacto directo que la de la madre. En
un sentido “material” y obvio, se ve claramente que una madre es una madre1.
Está embarazada (es evidente) y físicamente le ha dado a luz. Por lo tanto,
existe un vínculo indiscutible entre la madre y el niño, mientras que la
paternidad es algo más difícil de probar. No es tan fácil estar seguro de que
un determinado hombre “es el padre de ese niño”, cuestión principal en muchas
demandas de paternidad. Presumiblemente la madre lo sabe (¡a pesar de que
incluso eso puede no estar totalmente claro!), de manera que todo el problema
de la paternidad puede fácil- mente quedar envuelto en la niebla, al igual que
la casa IV. La casa IV representa una parte secreta y desconocida de la
personalidad, si bien, por supuesto, de una importancia vital. Después de todo,
sin la influencia del padre —sin su semilla, si lo queréis expresar así— no hay
bebé. El papel de cada uno de los dos progenitores al engendrar un niño es
distinto: el de la madre es obvio, y el del padre más sutil, pero ambos son
igualmente importantes. Por tanto, la casa IV describe la raíz de la
personalidad, y puede ser menos obvia que la casa X, pero es igualmente
fundamental.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 8
Al interpretar una carta desde un punto de vista
psicológico, hemos de tener en cuenta el delicado tejido que une lo que el
progenitor es y lo que el niño percibe de cómo es ese progenitor. Es bastante
habitual descubrir que existe una sincronicidad verdadera. Por ejemplo, el niño
tiene a Saturno en la X y la madre es gélida e inflexible. O el niño con
Saturno en la X prevé que la madre será gélida e inflexible y cada vez que la
madre se comporte así, el niño registrará ese comportamiento como prueba de su
frialdad. Incluso cuando la madre se comporte de una forma cálida y amable, el
niño no lo registrará porque no espera esa clase de comportamiento.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 9
Estaba pensando que tal vez valdría la pena echar un vistazo
a un mito con el cual algunos de vosotros estaréis familiarizados. Incluso si
conocéis la historia, probablemente será útil volver sobre el mito una vez más,
porque es fascinante ver en acción la naturaleza de la herencia psíquica, tan
bellamente descrita en este mito. Demuestra cómo las cosas que se han
transmitido de generación en generación dentro de la familia pueden volverse
terriblemente complicadas. Una parte de nosotros querría echarle la culpa de lo
que nos pasa, la parte que lloriquea por lo que no es justo. “¡Mis padres no me
dieron esto o aquello!”. Pero cuando miráis más detenidamente y veis que ellos
tampoco tuvieron “eso”, ni tampoco vuestros abuelos, emerge una constante
histórica de privación. ¿Pero dónde, y a quién, señalamos con el dedo en primer
lugar? ¿Y dónde acaba todo? Creo que este mito describe ese proceso bastante
bien. Nos recuerda lo compleja que es la psique humana y cómo, a pesar de los
miles de años transcurridos, nada ha cambiado mucho internamente. La tecnología
ha dado saltos de gigante, ¡pero los dramas familiares siguen donde siempre! El
incesto, el parricidio o el infanticidio son tan comunes hoy (no tenéis más que
leer la prensa) como en la antigua Grecia.
(…)
La casa de Atreo
Volvamos nuestra atención hacia el relato de la maldecida
casa de Atreo.
La historia comienza con el rey Tántalo de Lidia, hijo de
Zeus. Debido a su origen divino y sus grandes riquezas, el orgullo y
engreimiento de Tántalo crecieron, llevándole a cometer el pecado que los
griegos consideraban el más grave de todos: a saber, la hybris o creerse igual
a los dioses. Así, invitó a los Olímpicos a un banquete, durante el cual quiso
engañarlos. Asesinó, partió en pedazos, cocinó y sirvió a su propio hijo Pélope
como plato principal del banquete. Quería saber si se darían cuenta del engaño.
Los dioses se dieron cuenta inmediatamente del engaño y no probaron la comida;
pero Deméter sí probó un pequeño trozo del hombro de Pélope. Al resucitar al
infortunado niño, Deméter sustituyó el hombro que faltaba por uno de marfil.
Comprensiblemente, los dioses estaban enfurecidos con Tántalo y, como castigo,
le arrojaron al Tártaro. Allí le colocaron en un lago, con el nivel del agua a
la altura de la barbilla; y cuando quería beber un sorbo, el agua se retiraba.
Deliciosos frutos colgaban de la rama de un árbol, pero cuando él estiraba su
mano para alcanzarlos también se apartaban. De ahí proviene la palabra inglesa
tantalize, “atormentar”. Los dioses no castigaron solamente a Tántalo de esta
forma tan adecuadamente despiadada. También maldijeron a su descendencia
únicamente por hacer justicia. Pélope, el hijo resucitado de Tántalo, tuvo tres
hijos: Atreo, Tiestes y Crisipo. Atreo y Tiestes, el mayor, estaban celosos de
Crisipo, pues era el favorito de su padre para heredar el reino. Le mataron,
pues; y cuando su padre se enteró, maldijo a ambos. En este momento ya pesan
dos maldiciones sobe la descendencia de Tántalo. Atreo se casó con Aérope, que
le fue infiel con su hermano Tiestes. Antes de que Atreo pudiera tomar
venganza, el destino jugó sus cartas: el pueblo de Micenas reclamó a Atreo y
Tiestes, porque un oráculo había declarado que uno de los hijos de Pélope debía
ser su rey. Fieles a la costumbre, los dos hermanos pelearon y Atreo echó de la
ciudad a Tiestes y accedió al trono. Pero como estaba aún resentido por el
adulterio que había cometido éste con su mujer, mató a los hijos de Tiestes y
le invitó a un banquete de reconciliación, en que sirvió a éstos como plato
principal (se repite la historia). Tiestes comió voraz- mente y se entiende su
horror al conocer los ingredientes del banquete. Tiestes maldijo a Atreo y a su
descendencia, con lo que ya tenemos tres maldiciones: la de los dioses sobre la
descendencia de Tántalo, la de Pélope sobre sus hijos y ahora la de Tiestes
sobre la descendencia de su hermano Atreo. Atreo tuvo dos hijos: Agamenón y
Menelao. A pesar de que Tiestes se había comido a sus hijos, aún le quedaba una
hija. Recibió un mensaje del oráculo de Apolo en Delfos conforme al cual debía
engendrar un descendiente que vengara el asesinato de sus hijos. Así, pues,
violó en secreto a su hija Pelopia en mitad de la noche y se dejó su espada en
dicho acto. Posteriormente, Tiestes se ocultó. Mientras tanto, Atreo andaba
buscando a Tiestes, porque tras asesinar a sus hijos, en Micenas se declaró una
terrible sequía. Un oráculo declaró que la sequía terminaría en cuanto Tiestes
volviese a la ciudad. En su viaje Atreo, dolido aún por la infidelidad de su
mujer Aérope, conoció a Pelopia en la corte de Tesproto, en la que ella había
encontrado refugio y, creyendo que era la hija del rey, pidió su mano a éste.
Éste eligió no revelar a Atreo la verdadera identidad de Pelopia y accedió a
darle a ésta como esposa. Atreo quería una nueva familia, una no manchada por
el pecado; y cuando nueve meses después nació Egisto, Atreo únicamente pensó
que ese hijo no estaría contaminado por la maldición. Continuaba la sequía en
Micenas y finalmente Tiestes fue capturado y llevado a prisión. Atreo llamó a
Egisto y le confió su primera misión como hombre: coger la espada que su madre
guardaba siempre bajo la almohada y asesinar al prisionero mientras dormía. En
la celda, Tiestes arrebató a Egisto la espada y al punto la reconoció como la
que perdió durante la noche de la violación. Le dijo a Egisto que fuera a
buscar a su madre y, al ver a Tiestes y la espada, se dio cuenta de lo que
había ocurrido. Tomó la espada y se dio muerte a sí misma. Tiestes envió a
Egisto a ver a Atreo con la espada ensangrentada como prueba de haber cumplido
su encargo. Atreo quedó encantado de saber que por fin se había librado de su
hermano y preparó un sacrificio solemne en gratitud a los dioses. Mientras
celebraba el sacrificio, el pequeño Egisto se acercó a Atreo y le hundió la
espada. Tiestes se convirtió en rey de Mi- cenas. Con el tiempo, el trono de
Micenas fue ocupado por Menelao y su hermano Agamenón ocupó el de Argos. Ambos
se casaron con dos hermanas, Helena y Clitemnestra. Debido a la infidelidad de
Helena con Paris, estalló la guerra de Troya y así Menelao y Agamenón se
convirtieron en jefes militares. Agamenón se fue a la guerra dejando atrás a su
esposa Clitemnestra y a sus dos hijos, Orestes y Electra. Una vez más se repite
la misma historia, en la que la hybris juega también su papel. Agamenón realizó
un juramento jactancioso en el bosquecillo de Artemis. Ofendida la diosa, envió
un temporal a la flota griega. Un vidente informó a Agamenón de que sólo el
sacrificio de una hija calmaría a la diosa ofendida y volvería a traer el buen
tiempo. Agamenón decidió que el buen tiempo justificaba de sobra el sacrificio
y mando a buscar a Ifigenia, diciendo a Clitemnestra que iba a darla en
matrimonio. Al descubrir Clitemnestra que Agamenón había sacrificado a Ifigenia
por la gloria de la guerra juró venganza. Tomó como amante a Egisto (el hijo de
Tiestes) y jun- tos asesinaron a Agamenón mientras éste tomaba un baño tras
regresar victorioso de la batalla. Así que ahora tenemos a Orestes, el único
hijo de Agamenón. Sabiamente, Clitemnestra se aseguró de que Orestes estuviera
lejos mientras planeaba el asesinato. Pero tan pronto como ocurrió el hecho,
Apolo se apareció a Orestes y le comunicó que, como hijo, su deber era vengar
la muerte de su padre. Comprensiblemente, Orestes se sintió muy presionado al
saber que la asesina de su padre era su madre. Si asesinaba a su madre, eso
significaría provocar a las Furias, brujas horrorosas con alas de murciélago y
cabellos como serpientes, que enloquecían a los hombres. Si no lo hacía,
provocaría la ira de Apolo, que prometía igualmente consecuencias nefastas. Así
que el pobre Orestes estaba jodido tanto si lo llevaba a cabo como si no.
Finalmente, hizo de tripas corazón y se puso a la tarea de asesinar a su madre
para vengar a su padre. Inmediatamente después de asesinar a su madre, aparecieron
las Furias y le enloquecieron. El hecho es que Orestes no pudo escapar de la
maldición hasta que de algún modo se enfrentó a su familia. Lleno de culpa, de
dolor y de sufrimiento, llegó hasta el templo de Atenea, quien decidió que ya
había sufrido bastante por los pecados de su familia. Decidió también que los
dioses habían tratado con excesiva dureza a Orestes. Formó el primer jurado
para juzgar las acciones de los dioses y fue el voto de Atenea en favor de
Orestes el que decidió la cuestión, devolviéndole la cordura. Sus hijos fueron
liberados de las maldiciones que habían estado operando sobre la familia
durante tantas generaciones.
¡Esta puede ser la historia de todos los días en la terapia
familiar! El abuso fue evidentemente un problema cotidiano, como lo es hoy en
día. En el mito, como en la actualidad, es cierto que el abusador fue
previamente víctima de abuso. Por ello, ¿cómo se puede culpar a la gen- te que
hace cosas terribles a los demás, cuando esas cosas terribles son lo único que
han conocido? Más que aislar a aquellos que cometen crímenes terribles y
castigarlos por ellos, podría ser de más ayuda ver los hechos en una especie de
contexto al efecto de que, al interpretar una carta, podamos ayudar al cliente
a ver más claro el embrollo familiar que le ha traído a nuestra consulta. Esta
comprensión, a su vez, podría ayudar al cliente a liberarse un poco de la
herencia familiar e iniciar el proceso de ser persona por sí mismo. Como podéis
ver por este relato, uno no puede hacer eso a menos que haya aceptado la
herencia familiar. En otras palabras: uno tiene que aceptar de verdad que, le
guste o no, sea justo o no, deseable o no, su familia le ha transmitido todas
esas dificultades e incluso los correspondientes patrones de comportamiento. No
es tan fácil como decir: «Vaya, yo no tengo nada que ver con mis padres o mi
familia. Cortaré con ellos y me iré a la otra punta del mundo». Siempre os vais
a llevar a vuestra familia con vosotros allá donde vayáis; y mientras no os
separéis de ellos en vuestro interior, nunca os libraréis de ellos. Para poder
iniciar este proceso, ¡deberéis aceptar que formáis parte de vuestra familia!
Si pretendéis fingir que no sois parte de vuestra familia o que no estáis
unidos a ella y esperáis que mudándoos a otra parte o cortando todo contacto
con ellos os vais a librar de ellos, os equivocáis de medio a medio. Os
volveréis a encontrar tarde o temprano, por mucho que os disguste. Creo que fue
Marie Louise von Franz quien dijo que no tiene sentido escapar de tu madre
subiéndote a un avión. Puede que estés bien mientras estás en el aire, ¡pero
seguramente ella te estará esperando en la puerta de llegada del aeropuerto!
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 10-12
Es importante comprender la profundidad de la herencia
familiar inconsciente, que este mito describe tan crudamente. Después de todo,
en la Casa de Atreo no parecía haber mucha conciencia respecto de lo que estaba
ocurriendo. Aparentemente, Atreo y Tiestes no estaban repitiendo
deliberadamente el patrón de su abuelo; pero de todos modos sí lo hacían
inconscientemente.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 18
A veces es más fácil proyectar el talento sobre algún otro
en vez de reconocerlo como propio.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 22
En lo relatico al tema de la separación de los padres,
descubrir quién es uno por derecho propio es el trabajo de toda una vida. No
hay atajos para descubrir lo que pertenece a uno y lo que pertenece a sus
padres. Es algo con lo que uno tiene que luchar a brazo partido, a veces con un
dolor desgarrador, porque puede existir la tendencia a rechazar todo lo que
provenga de los padres por nuestro bien. Entonces el bebé es lanzado por el
retrete y con él todas las cosas importantes que hubiésemos querido de los
padres, todo lo que también era nuestro o que eran cosas que para nosotros
tenían valor. Todo ello hace que descubrir quién es uno se convierta en la
lucha de toda una vida. El Sol, símbolo de nuestra expresión individual, no
inicia de ver- dad su camino hasta que, por lo menos, ha ocurrido el primer
retorno de Saturno y según estamos llegando a lo que se suele llamar “la crisis
de la mitad de la vida”. Entre los treinta y cinco y los cuarenta años podéis
haber acumulado suficiente experiencia de la vida para que empecéis a realizar
esa tarea. Previamente al retorno de Saturno eso es complicado, debido a que
todavía existe demasiada identificación con los padres. Parte del desarrollo
psicológico y del crecimiento individual consiste, primeramente, en identificarse
con una fuerza poderosa (los padres, por ejemplo), para ser capaces de
atravesar esa primera parte de la vida en la que no tenéis una identidad propia
o ego. Eso es lo que hace la identificación con los padres. Entonces, ¡uno se
pasa el resto de su vida tratando de zafarse de ellos! Pero inicialmente uno
debe depositar psicológicamente su confianza en los padres para sobrevivir. No
existe nada parecido a un bebé recién nacido con el ego completamente
desarrollo, que no necesite utilizar ni interiorizar a sus padres para que el
proceso de formación del ego se complete. Es necesario que lo hagamos, es un
mal necesario y por ello pasaremos el resto de nuestra vida intentando imaginar
quiénes somos de verdad.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 77
Oyente: ¿Y qué me
dices de levantar cartas para niños? ¿Cómo hay que manejar eso?
Juliet: Respecto
de los bebés lo práctico es centrarse en las potencialidades, la tipología, la
personalidad que va a surgir. Si la carta está llena de Fuego, por ejemplo,
podrías decir: «Probablemente, este niño soportará mal la rutina. Será muy
enérgico y necesitará montones de actividad física y no debéis sorprenderos si
no encaja en la rutina que pretendáis imponerle». Si, por el contrario, se
trata de un bebé con mucha Tierra, podréis decir a sus padres: «Este niño se
sentirá seguro siempre que sea exactamente a qué hora es la comida. Siempre es
bueno recordar que los padres probablemente quieran oír cosas positivas de su
bebé y no os agradecerán que les habléis con demasiado detalle de los posibles
problemas que puedan presentarse. Por supuesto, mucho depende de los padres y
de lo psicológicamente conscientes que sean. Por lo tanto éste es un punto para
el que es difícil fijar una regla general. De la misma manera, es delicado
abordar cualquiera de estas cuestiones relativas a los padres con todo el
mundo. Todo depende de lo consciente que sea la persona que te consulta, así
como hasta dónde puedes llegar con seguridad tratando estas cuestiones sin
dejar de ayudar. Personalmente, me inclino a seguir mi instinto, pues escuchar
atentamente al cliente me permitirá saber qué consejos aceptará y qué
decisiones podrá tomar.
(…)
Hacer cartas a niños presenta un montón de problemas. Como
muestra, un botón: los padres acuden a uno para preguntarle « ¿Estoy siendo un
progenitor suficientemente bueno? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Qué puedo hacer
para hacerlo todo perfecto? ¿Cómo puedo solucionar cada pequeño problema que
pueda presentarse?». Y no puedes darles una respuesta clara. Oyente: Es una pregunta razonable, ¿no?
¿Cómo puedo trabajar por el interés de mi hijo?
Juliet: Sí, creo
que es una pregunta razonable. Pero existe un sentimiento de « ¿hay alguna
manera de hacerlo bien? Y si es así, ¿podré hacer- lo?». A esa cuestión puede
seguir otra: «Si hay una manera de hacerlo bien, hay también una manera de
hacerlo mal. ¿Cómo puedo evitar hacerlo mal?». Lo que uno quiere hacer, al
interpretar la carta de un niño, es intentar no alimentar demasiado la ansiedad
del padre anticipando la secuencia de acontecimientos antes de que ésta ocurra
de verdad. Es como cortar una flor antes de que efectivamente florezca.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 100
Buena parte de la carta se presenta en sí misma como un
conjunto de contradicciones. Siempre va a haber algo que no terminará de
encajar y el arte de interpretar la carta es ver las contradicciones y permitir
que existan. Después de todo, eso es lo que ayuda a construir la personalidad.
Existen dentro de la persona montones de emociones y puntos de vista en
conflicto entre sí.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 59
Oyente: Me
gustaría preguntarte algo. Has enfocado el seminario principalmente en las
casas, en vez de hacerlo en los aspectos al Sol y a la Luna. ¿Cómo enfocarías
la diferencia entre ambos allí donde, por ejemplo, el Sol está bien aspectado
en la IV pero al mismo tiempo ocupan la casa otros planetas afligidos? Es una
contradicción, ¿no?
Juliet: Creo que
debes trabajar con las contradicciones a medida que se presentan. Buena parte
de la carta se presenta en sí misma como un con- junto de contradicciones.
Siempre va a haber algo que no terminará de encajar y el arte de interpretar la
carta es ver las contradicciones y permitir que existan. Después de todo, eso
es lo que ayuda a construir la personalidad. Existen dentro de la persona
montones de emociones y puntos de vista en conflicto entre sí. Pueden existir
contradicciones igualmente en los padres y en lo que sientas por cada uno de
ellos. Pueden gustarte algunas cosas y puedes sentirte ofendido por otras, y
algunas veces puedes tener una mezcla de ambos sentimientos debido a la misma
cosa.
Oyente: Pero si
observas la actitud hacia uno de los padres o la experiencia de ellos, eso
apunta sólo a una de las personas o a la experiencia sólo de una de ellas.
Juliet: Incluso
la experiencia de una sola persona puede sentirse como contradictoria. El progenitor
puede percibirse al mismo tiempo como servicial y como rechazante, que tanto
afirma como niega. Es posible amar y odiar al mismo tiempo. Ambos sentimientos
son posibles a la vez. No tienes por qué ver a tus padres sólo como
maravillosos o sólo como horribles. Puedes tener ambos sentimientos respecto de
ellos. Normalmente, cuando expresamos sólo uno de los sentimientos, sin
contradicción alguna, estamos ocultando o suprimiendo algo. ¡Y lo mismo se
puede decir del progenitor! Cuando uno de los padres muestra sólo una cara al
hijo y nunca expresa una contradicción, siempre hay la posibilidad de que esté
escondiendo algo. Por ejemplo: una madre que siempre se esté sacrificando por
sus hijos y lo deje todo “por hacer felices a sus hijos”, puede estar ocultando
un montón de ira y de frustración. La vida parece gastarnos a veces bromas
pesadas, debido a que cuando un progenitor intenta ocultar una parte importante
de su personalidad, a veces es el hijo quien la descubre y la expresa de forma
mucho más clara que el progenitor. Así, un planeta en la IV o la X puede
describir algo que comparten el niño y el progenitor, pero a lo que éste no
quiere enfrentarse. El hijo, entonces, expresará esa parte pero nunca
conseguirá que el progenitor admita honestamente que también la tiene. Por
ejemplo: una madre puede verse a sí misma como muy capaz y muy competente, pero
la carta del niño muestra un Neptuno en la X, lo que significa que el niño es
capaz de ver el caos y la nostalgia por debajo de esa superficie de capacidad y
competencia. O un padre puede verse a sí mismo como amable y considerado, pero
el niño tiene en su carta a Marte en la IV conjunto a Plutón y toma para sí
toda esa rabia y ansia de poder embotelladas. Por supuesto, los planetas en la
IV o la X nos pertenecen y son las percepciones que tenemos de nuestros padres.
Pero a veces los padres son ganchos perfectos: no sólo porque se comporten así,
sino también porque son así y no pueden admitirlo. Siempre es importante
conocer algo de la relación entre un cliente y sus padres antes de lanzarse a
interpretar los planetas relacionados con estas casas. Una simple pregunta,
como « ¿Qué sientes respecto de tu madre?» o « ¿Prefieres a un pariente más que
al otro? ¿Con cuál te llevabas mejor?» puede aportar mucha información —
¡especialmente no verbal!—. Cuanto más nos diga el cliente, más podremos darnos
cuenta de si él es consciente de esos planetas que tiene en las casas
parentales o no. Puede que nunca sepamos si el padre fue de la manera que nos
cuentan o no, pero al menos podremos tener un atisbo de si el cliente está en
contacto con la energía que describe ese planeta. Las cartas se- rían más
fáciles de interpretar si hubiera reglas que fuese de aplicación general a
todos los casos. Pero la razón de que sea tan complicado interpretarlas es que
hemos de colocar juntos todos esos factores contradictorios entre sí y permitir
que todos existan dentro de una sola persona. ¡Permitid a vuestros padres ser
monstros y ángeles al mismo tiempo!
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 112
EL SOL EN LA CASA IV Y EN LA X
El Sol en la casa X indica que vuestros anhelos, deseos y
aspiraciones creativas están sintonizados con las de la madre. Lo que ella
quiere para vosotros y lo que vosotros queréis para vosotros mismos puede ser,
durante mucho tiempo, la misma cosa. De hecho, puede resultaros difícil
desconectar lo bastante como para distinguir qué partes son vuestras y qué
partes son las de ella; y además, qué porciones queréis quedaros y qué
porciones queréis devolverle. Este proceso puede ser muy largo.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 24
… si interpretáis el horóscopo de alguien que tenga el Sol
en la X o en la IV, es que el cliente sea renuente a criticar a sus padres o a
que sean otros quienes les critiquen, en parte porque siente que le están
criticando a él mismo y en parte porque tiene miedo de lo que los padres
podrían hacer al ser criticados por su hijo.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 24
Con frecuencia la identificación con la madre cuando el Sol
cae en la X es más fácil de manejar que cuando cae en la IV. Parece más
complicado identificarse con los ocupantes de ésta.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 28
Un Sol en la casa IV puede sugerir un vínculo extremadamente
fuerte con el padre: posiblemente, un deseo de vivir sus sueños, anhelos y
deseos, pero de una forma muy inconsciente. A veces indica un padre ausente, o
un padre al que no se conoce muy bien. Cuando se trata de un padre ausente,
mucho de esa figura paterna puede ser proyectado sobre otra persona. «Podría
haber sido esto o aquello, si hubiera estado aquí… ». Y de la mano de la
proyección aparece la culpa: « ¿Qué hice yo para que se marchara? ¿No era lo
bastante bueno o cariñoso como para retenerle a mi lado?».
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 28
LA LUNA EN LA CASA IV Y EN LA X
La Luna tiene tres caras o fases. La Luna Creciente es la
Doncella, que en la mitología griega puede identificarse con Artemis, la
cazadora, o Perséfone, llena de promesas, la que espera anhelante a ser
fecundada, llena de potencial aún no realizado. La Luna Llena es la Madre,
identificable con Deméter como Madre Tierra, en la que ese potencial se cumple.
Y la Luna Menguante es la Vieja Bruja —Hécate la Maga, la señora de los
muertos—. Si pensamos en la maternidad, es fácil observar el paralelo con las
fases de la Luna: concepción y nacimiento de los hijos, el cuidado hasta que
crecen y se les deja ir. También es la historia de la vida: todos empezamos nuestra
juventud llenos de promesas, alcanzamos la madurez y cumplimos o no nuestros
sueños, nos hacemos viejos (a menudo con cierta amargura y pesar), para
finalmente morir.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 29
Observar la Luna en la carta puede decirnos muchísimo acerca
de nuestra experiencia de la madre. La Luna astrológica nos dará una pista
acerca de cómo funcionaba nuestra madre como contenedor. Pasamos los primeros
nueve meses de nuestra vida en el útero materno, tanto física como
espiritualmente, por lo que la Luna representa el útero. Tras el nacimiento
este contenedor, que es la madre durante esos primeros nueve meses, pasa a
serlo el cuerpo del propio bebé. Si el contenedor es lo bastante seguro, el
niño se siente seguro. Durante el primer período de la vida el bebé siente que
el cuerpo de la madre y su contención física y psicológica son como parte de su
propio cuerpo y psique. Por con- siguiente, si la madre-continente se siente
segura, el niño puede crecer con seguridad y confianza en sí mismo. Si el
continente es perturbado, el niño puede experimentar una enorme ansiedad.
Posteriormente, cuando el propio cuerpo es el continente de la psique, si uno
se siente seguro en su propio cuerpo, la psique se siente segura también. La
al- quimia usa la imagen del alambique como continente que necesaria- mente
debe ser fuerte para que el poderoso trabajo alquímico pueda tener lugar.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 30
La búsqueda de un continente seguro, inicialmente asociada
con el progenitor, puede ser proyectada más tarde sobre las parejas (una figura
paterna o materna con quien seguir estableciendo ese vínculo primario). Si en
una carta observáis que la Luna está en la casa X y presenta aspectos
difíciles, eso puede indicar que el continente no se sintió seguro y que
vuestro cliente puede dedicar mucho tiempo de su vida buscando un continente
más seguro. Esto, por supuesto, siempre es peligroso en las relaciones, porque
una vez se ha rebasado la infancia, la búsqueda de una buena madre en otra
persona (particularmente, si es en el campo de las relaciones) suele acabar con
muchas lágrimas.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 31
Allí donde caiga la Luna es el lugar en que buscamos
seguridad. Cuando la Luna se posiciona en la casa X, el sentimiento de
seguridad y confort está ligado a la madre. Cualquiera que sea la casa paren-
tal en la que la Luna se ubique, ésta indicará a qué progenitor acudirá uno
para encontrar protección, estabilidad física o emocional y seguridad. A
diferencia del Sol en la IV o la X, que muestra la creatividad individual y
urge a expresar aquello que está ligado con el progenitor correspondiente, la
Luna opera a un nivel más emocional. Se crea un vínculo entre progenitor e hijo
que los liga emocionalmente. Es un vínculo primitivo, temprano e instintivo.
Opera a un nivel muy primitivo (la necesidad de encontrar a alguien con quien
sentirse seguro). La búsqueda de un continente seguro, inicialmente asociada
con el progenitor, puede ser proyectada más tarde sobre las parejas (una figura
paterna o materna con quien seguir estableciendo ese vínculo primario). Si en
una carta observáis que la Luna está en la casa X y presenta aspectos
difíciles, eso puede indicar que el continente no se sintió seguro y que
vuestro cliente puede dedicar mucho tiempo de su vida buscando un continente
más seguro. Esto, por supuesto, siempre es peligroso en las relaciones, porque
una vez se ha rebasado la infancia, la búsqueda de una buena madre en otra
persona (particularmente, si es en el campo de las relaciones) suele acabar con
muchas lágrimas. Una pareja adulta no es capaz de apoyar a vuestro cliente de
esa manera instintiva e infantil que ella puede estar buscando. Las parejas nos
pueden proporcionar muchas cosas, pero no pueden esa estrecha identificación
con el cuerpo de la madre. Eso es algo que uno debe encontrar dentro de uno
mismo y puede ser un proceso doloroso y largo. Uno puede pasar una enorme
cantidad de tiempo buscando infructuosamente a esa madre que nunca tuvo cuando
la Luna está en la X y presenta aspectos difíciles. Algunas personas buscan la
presencia física de otra persona para sentirse seguras y protegidas: «Mientras
haya alguien a mi lado, todo va bien». Pero en el momento en que el “otro” se
va, uno vuelve a hacerse pedazos otra vez. Los sentimientos de la etapa del
bebé se reactivan y desde luego, un bebé no puede sobrevivir solo mucho tiempo.
Literalmente morirá si se le abandona. Todos tenemos, en lo más recóndito de
nuestra mente, recuerdos de la etapa en que “soledad” era sinónimo de “muerte”.
Cuestiones relativas a la comida, trastornos alimenticios, anorexia, bulimia,
sobre- y sub-alimentación y otros son típicas de esa posición.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 31
Una Luna en la casa X puede presentarse de dos maneras: o
bien es “la madre que mata de hambre” o bien es la “madre que ceba”
Oyente: ¿Qué es una “madre que ceba”?
Juliet: Una “madre que ceba” es aquella que sobrealimenta al
bebé de forma compulsiva, que fuerza al bebé a comer de una forma bastante
ansiosa, como si tuviera que demostrar que ama a su bebé. Si una madre es muy
ansiosa, puede tender a sobrealimentar al bebé para apaciguar el miedo a no ser
una madre suficientemente buena.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 117
Los aspectos Luna-Plutón, particularmente con la Luna en la
casa X de la madre, pueden hacerte sentir que la comida que proviene de tu
madre está envenenada. Después de todo, Plutón es el dios de la muerte; por lo
que el sentimiento que emana hacia él es oscuro y furioso. Los aspectos
Luna-Plutón a menudo van de la mano de la rabia y de sentimientos muy negros,
mezclados junto con el pecado familiar, lo cual puede asustar mucho. Con
frecuencia también existe una intensa pasión.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 35
MERCURIO EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
Como figura parental, Mercurio proporcionará montones de
comunicación, transacción verbal y estímulo mental, pero quizá también una
sensación de incertidumbre respecto a dónde estará el padre en el momento
siguiente. Parece como que el progenitor mercurial se ve a menudo como el
“listillo”, el “inteligente”, “el que sabe”. El emplaza- miento de Mercurio en
las casas parentales puede simbolizar también una especie de herencia creativa
respecto de un padre inteligente que espera no menos inteligencia de sus hijos.
Es una energía muy diferente comparada con la del Sol o la Luna en dichas
casas. Mercurio parece mucho más “ligero” (el Sol y la Luna son planetas más
“pesados” en estas casas). Con Mercurio en las casas parentales, la
comunicación intelectual es habitualmente buena, particularmente si Mercurio
está bien aspectado. En ese caso, además, indica que puede existir una relación
de amistad entre padre e hijo, si bien no necesariamente íntima emocionalmente
hablando. Existe la habilidad de comunicar ideas, de hablar y de intercambiar
puntos de vista, pero no emociones. Si, por el contrario, Mercurio está mal
aspectado (digamos que en la IV o la X, y forma una cuadratura con Saturno), el
padre o la madre pueden ser vividos como exageradamente críticos o puede haber
problemas relativos a la exigencia de logros intelectuales. El niño puede
sufrir las burlas del progenitor mercurial, lo que puede significar que se
trata de un padre que no deja mucho espacio a las emociones en la relación
aunque insista en la comunicación intelectual.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 60
Vayamos en dirección a Mercurio en la IV y la X. Empecemos
pensando en Mercurio simplemente como planeta. Es volátil, ambiguo, un azogue,
fluido, que puede cambiar de forma en cualquier momento, tanto en el mito como
en su imagen planetaria. Es versátil, inteligente y astuto, pero no
especialmente fiable o estable. Tomemos ahora Mercurio como una imagen
parental. ¿Qué clase de imagen creéis que reflejará?
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 64
A veces Mercurio en la IV o la X puede significar que,
aunque la comunicación verbal no sea buena en los primeros años de vida, es de
todos modos posible tenerla posteriormente, en la edad adulta. No me imagino a
Hermes/Mercurio manejándose especialmente bien con los niños pequeños. Es un
dios más útil y creativo con los adultos. Hay otros dioses y diosas con los que
cabe imaginar una mejor conexión con los niños, pero la imagen que yo tengo de
Hermes/Mercurio es que no está demasiado interesado en la media lengua de los
bebés. Después de todo, al poco de nacer Hermes ya hablaba, y con sólo un día
de edad robó los bueyes de Apolo y maquinó otras travesuras enrevesadas. Los
progenitores representados por Mercurio se manejan probablemente mejor con niños
mayores, pero con los muy pequeños puede serles difícil encontrar un lenguaje.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 65
Para Mercurio la mente es a menudo el tesoro más preciado.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 35
VENUS EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
Venus en la X puede indicar que la madre es vista como la
representación de la belleza, alguien que no puede tener pareja, alguien con
quien diera cierto miedo emparejarse.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 67
Una Venus en la casa X en la carta de una mujer a menudo
revela una cierta cantidad de rivalidad con la madre. (Venus puede ser
increíblemente competitiva) Es lo que yo llamo el “síndrome de Blancanieves”.
La madre que una vez fue joven y bella empieza a darse cuenta de que, a medida
que su hija crece, así también aumenta su belleza; la hija pronto será la mujer
joven y bella que fue su madre una vez.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 68
La madre representada por Venus en la X nos aporta imágenes
de competición y rivalidad, y al mismo tiempo de admiración y de adoración,
pertenecientes ambas a Venus. La hija puede querer ser como la madre y
reemplazarla demasiado pronto, antes de estar preparada, ¡de forma que os
podéis encontrar con la madre que flirtea con los novios de su hija!
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 70
Afrodita como diosa era muy feliz siempre que todo el mundo
estuviera enamorado de ella e hiciera todo lo que ella quería. A cual- quiera
que se cruzara en su camino y compitiera con ella o que no hiciera su voluntad,
¡que el cielo le ayudase! Por tanto, si tenéis a Venus como imagen parental,
podéis presentir el peligro. Debéis tener mucho cuidado con la manera en que
manejáis al progenitor venusiano. Además, alguien con Venus en la X puede
necesitar algún tipo de adoración por parte del público en general para
sentirse especial. Puede que necesiten introducirse en el mundo del teatro o de
la moda o similares. Puede que necesiten ser considerados como muy hermosos en
orden a ganar en autoestima y valoración de sí mismos. Y, por supuesto, otorgar
valor a la apariencia como algo por lo cual uno se puede vender es nuevamente
arriesgado. Cualquier cosa que os ocurra (y finalmente os ocurrirá:
envejeceréis y aparecerán las arrugas) hará que vuestra autoestima tenga fecha
de caducidad. Eso es lo que les ocurre a muchas modelos y estrellas de cine.
Está muy bien mientras están en el candelero, o son jóvenes y bonitas, pero a
medida que comienzan a envejecer y su belleza se desvanece, toda su identidad
desaparece, porque su apariencia y el valor que se dan a sí mismas como
personas van de la mano (lo cual es muy típico de Venus/Afrodita). Todo gira
alrededor de su apariencia.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 75
Venus en la X significa que belleza y los entornos bellos
son importantes. Así, la persona puede crear ambientes y entornos bellos, pero
una vez más, lo que realmente cuenta es la imagen externa que se ofrece al
mundo, no la imagen real interior. Afrodita podía valorar las cosas hermosas
que Hefesto creaba; pero a él no podía tenerlo en gran estima.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 76
Venus y a Marte nos dan pistas acerca de qué clase de hombre
o de mujer somos, y qué tipo de imágenes sexuales hemos heredado de nuestros
padres. De la misma forma que Venus nos proporciona una imagen de mujer, Marte
nos proporciona una imagen de hombre.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 79
MARTE EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
Venus y a Marte nos dan pistas acerca de qué clase de hombre
o de mujer somos, y qué tipo de imágenes sexuales hemos heredado de nuestros padres.
De la misma forma que Venus nos proporciona una imagen de mujer, Marte nos
proporciona una imagen de hombre.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 79
Marte tiene dos caras y rige dos signos, Aries y Escorpio.
Aries es un signo relativamente simple, pero Escorpio es profundamente
complicado. Estamos aquí ante la asertividad, la potencia masculina, la creatividad,
la energía y el impulso asociados a Marte; y también tenemos ese lado iracundo,
agresivo y exigente. Es fácil identificarse con el lado Aries de Marte. Es
simple y sin tapujos: “¡Quiero esto, lo he de tener y me lo darás ahora!”. Ese
característico e “instantáneo” infantilismo de Aries es directo y relativa-
mente fácil de entender. El lado escorpiano de Marte, inquietante y vengativo,
está más relacionado con reparar la injusticia personal y puede tomarse mucho
tiempo antes de devolverla.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 79
Una persona con Marte en la casa IV puede experimentar a su
padre como violento. Quizá el padre no muestre jamás hostilidad abiertamente,
sino que pue- de tratarse de una ira que hierve por dentro, en la que mucha de
la cólera de Marte está bajo la superficie. Ahora bien: esa cólera puede
pertenecer tanto al padre físico como formar parte del maquillaje psicológico
con el que uno disfraza la rabia que no quiere reconocer y que, por con-
siguiente, proyecta sobre el padre. O tal vez Marte en la IV represente al
padre abiertamente furioso, incluso violento. En todo caso, Marte indica
también que el padre se experimenta como una presencia potente. Puede haberse
percibido como poderoso, ambicioso o competitivo.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 83
Marte en la X podría describir la experiencia de una madre
personalmente ambiciosa, o que puede ser competitiva o muy dominante. Puede ser
cierto que la madre compite con el niño, o quizá el niño siente que la madre lo
hace. La competición se siente de forma distinta a la de Venus, mucho más
parecida a un concurso de belleza. Con Marte estamos ante un combate, una
lucha, una carrera, o algo que debe conseguirse mediante la acción y la
energía, una batalla de voluntades. Como energía planetaria, es “Yo quiero, yo
deseo”. Sin esa energía nunca se habría hecho nada; pero por otra parte, si no
se canaliza, puede ser muy destructiva.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 83
Marte en la X tiene una conocida reputación de trabajar en
solitario, debido al disgusto que sienten por recibir órdenes o de que se les
diga lo que tienen que hacer. También me he dado cuenta de que los individuos
con Marte en la X no se perdonan fácilmente si no consiguen aquello que
esperaban conseguir.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 85
Existe un sentimiento bastante fuerte de intolerancia e
impaciencia respecto de Marte en general, de forma que si te lo encuentras en
una casa parental, es probable que provoque intolerancia frente a los padres o
figuras de autoridad.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 85
JÚPITER EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
A pesar de lo iluminadora, excitante e interesante que es la
cara brillante de Zeus, su otra cara no es precisamente muy fiable. Como figura
paterna tiene muchos puntos positivos. Es excitante y divertido. Cuando Júpiter
cae en las casas parentales, normalmente indica un progenitor con el que uno
puede reírse mucho, si bien puede ser poco de fiar, ya sea a un nivel emocional
o práctico (…) En un momento puede estar de acuerdo contigo y en un abrir y
cerrar de ojos puede enfurecerse, de forma que nunca sabes qué terreno estás
pisando con él. Como imagen parental, Júpiter tiene las cualidades positivas
como las de expansión, joie de vivre, energía, alegría, optimismo y entusiasmo
—todas las cualidades que normalmente asociamos con este planeta—. A pesar de
ello, es muy inestable, bastante egocéntrico y absorto en sí mismo. Como imagen
del padre o de la madre, Júpiter puede ser experimentado por su gusto por la
diversión y por ser impredecible. Como amante o amigo, el elemento Júpiter
puede ser muy atractivo y uno puede llegar a racionalizar mucho las pequeñas
dificultades. Pero para un niño eso puede ser alarmante y, más de una vez, más
alarmante que excitante.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 86
Júpiter en la IV es, en muchos sentidos, más fácil de
manejar que en la X, porque es más fácil relacionarse con un padre jupiteriano
aman- te de la diversión e impredecible que con una madre jupiteriana, que
puede ser divertida en un minuto y al siguiente estar enfurecida con uno.
Júpiter en la IV es considerado normalmente como un puer, un padre que no ha
terminado de crecer, una especie de retrato de Peter Pan. Para un niño, desde
luego, un padre que siempre está dispuesto a jugar, a hacer el payaso y es
capaz de ser un puer es interesante siempre que exista una madre consistente
que proporcione un apoyo constante. Entonces el padre sí puede ser excitante y
expansivo. No obstante, los niños pequeños necesitan seguridad y poca variación
del entorno en los primeros años de vida. Cuando son pequeños, prefieren la
estabilidad a la excitación y la estimulación, por lo que los padres
jupiterianos suelen ser más valorados cuando uno llega a la madurez. Júpiter
ansía la libertad y para un niño vivir con una madre que ansíe la libertad
puede ser aterrador y provocarle mucha ansiedad.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 87
Es difícil sentir antipatía por los padres jupiterianos,
debido a que con frecuencia son muy amistosos. Incluso cuando Júpiter está
afligido, siempre hay algo — ¿quizá el sentido del humor?— que desarma al niño.
Pero no es infrecuente escuchar a personas con Júpiter en la X hablar
elogiosamente de su madre y al mismo tiempo decir: «Pero en realidad ella no
tenía ningún interés en mí». Probablemente ella estaba más interesada en su
profesión, o en jugar al golf o en participar en obras de teatro como
aficionada. No obstante, la admiración por una madre así puede subsistir; y así
el niño siente su corazón partido entre ese sentimiento de profunda admiración
hacia su madre y el de sentirse abandonado por ella. (…)
… la madre que dice: «No he ido al mercadillo porque he
creído que te gustaría que estuviera en casa para ti», o «No me he ido al club de
golf, o al cine con las amigas, o a un viaje de negocios acompañando a tu padre
por ti» está reflejando la vertiente inductora de culpa y martirial de Júpiter,
que es mucho más pisciana que sagitariana. A primera vista uno no piensa en una
madre jupiterina como mártir, pero este emplazamiento tiene una vena
histriónica muy pronunciada. Estas madres son con frecuencia estupendas
actrices, aunque representen ese papel en el drama familiar. A menudo usan
generosamente del suspiro y del aspaviento. También seréis informados de
inmediato si a vuestra madre le duele la cabeza o no se encuentra muy bien. No
hará mutis por el foro, se tomará dos grageas de Panadol y ya está. Todo lo
contrario. Empezará con una pregunta retórica: « ¿Dónde están las aspirinas? ¿Alguien
ha visto las aspirinas?», en un tono altamente lastimero. A partir de ahí
comenzará la obra teatral, porque Júpiter necesita que se den cuenta de que
existe, necesita actuar; y si no puede hacerlo de una forma alegre y expansiva,
buscará otras formas, del estilo de « ¡Ay, mísera de mí, ay, infelice!»
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 88-89
Un exceso de histeria por parte de Júpiter en la X es
también muy del estilo de Hera. El drama, la necesidad de reconocimiento, la
llamada de atención, sugieren que Hera no anda lejos. Esta diosa siempre
intenta que su presencia se advierta por sí misma, pero Zeus siempre la
eclipsa, lo que le provoca una intensa furia. Oyente: ¿Es ésa una cualidad
pisciana? Juliet: Es pisciana, pero combinada con Júpiter. Una madre neptuniana
puede mentir y aparentar una tristeza tranquila y patética, esperando que
alguien se dé cuenta de que le duele la cabeza. Una madre jupiteriana recorrerá
la casa de arriba abajo asegurándose de que todo el mundo quede bien enterado
que le duele la cabeza. Ambas son formas de manipulación. Pero las cualidades
piscianas reflejadas por Júpiter son mucho más histriónicas. Las cualidades
piscianas reflejadas por Neptuno parecen implicar un sufrimiento más profundo,
sin todo el acompaña- miento teatral. Hay mucho de actor en Júpiter, sea cual
sea la casa en la que se halle. Si relacionamos esa cualidad con una casa
parental. Por tanto, si imagináis a Júpiter como padre, veréis a menudo que el
padre es bastante teatral y que usa la vida familiar como un escenario. Cuando
es el padre el que representa a Júpiter, la actuación suele acogerse con
agrado. Todos dicen: «Bueno, ya está el viejo actuando otra vez». Pue- des
reírte con él o de él; pero cuando es la madre, es mucho menos di- vertido, a
menos que el padre sea muy estable.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 91
Oyente: ¿Aparece
Hera de algún modo relacionada con el comportamiento parental cuando Júpiter
está en una casa parental?
Juliet: Hera/Juno
es la celosa esposa de Zeus/Júpiter, que siempre está compitiendo con él y
quedando un poco peor que él en los mitos. Siempre intenta impedir que él haga
lo que le da la gana, lo que implica entrometerse en sus pasatiempos
extramaritales. Pero dado que son un matrimonio arquetípico, el rey y la reina
de los cielos son dos caras de la misma moneda. Un exceso de histeria por parte
de Júpiter en la X es también muy del estilo de Hera. El drama, la necesidad de
reconocimiento, la llamada de atención, sugieren que Hera no anda lejos. Esta
diosa siempre intenta que su presencia se advierta por sí misma, pero Zeus
siempre la eclipsa, lo que le provoca una intensa furia.
Oyente: ¿Es ésa
una cualidad pisciana?
Juliet: Es
pisciana, pero combinada con Júpiter. Una madre neptuniana puede mentir y
aparentar una tristeza tranquila y patética, esperando que alguien se dé cuenta
de que le duele la cabeza. Una madre jupiteriana recorrerá la casa de arriba
abajo asegurándose de que todo el mundo quede bien enterado que le duele la
cabeza. Ambas son formas de manipulación. Pero las cualidades piscianas
reflejadas por Júpiter son mucho más histriónicas. Las cualidades piscianas
reflejadas por Neptuno parecen implicar un sufrimiento más profundo, sin todo
el acompaña- miento teatral. Hay mucho de actor en Júpiter, sea cual sea la
casa en la que se halle. Si relacionamos esa cualidad con una casa parental.
Por tanto, si imagináis a Júpiter como padre, veréis a menudo que el padre es
bastante teatral y que usa la vida familiar como un escenario. Cuando es el
padre el que representa a Júpiter, la actuación suele acogerse con agrado.
Todos dicen: «Bueno, ya está el viejo actuando otra vez». Puedes reírte con él
o de él; pero cuando es la madre, es mucho menos divertido, a menos que el
padre sea muy estable.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 90-92
SATURNO EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
En las casas parentales Saturno puede presentarse de formas
muy diversas. Una de ellas es la experiencia de un progenitor frío, áspero y
rechazante, un rechazo que puede ser de ida y vuelta entre padre e hijo. Cada
uno puede rechazar al otro, debido a que ambos se sienten mutuamente
rechazados. La inhibición y la represión emocionales, que castran los
sentimientos amorosos, se pueden experimentar como provenientes del progenitor,
pero a veces el niño los muestra como respuesta a un padre o madre que siente como
fríos y ásperos. Quizá la atmósfera del hogar no era muy propicia a acunar,
tocar o a la calidez.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 93
Oyente: Por
primera vez entiendo lo que me pasa. Tengo a Saturno en la IV y durante mucho
tiempo yo creí que mi padre era frío y distante. Pero realmente nunca fue tal
cosa. Fui yo quien se comportó de forma fría y distante hacia él, en gran
medida debido a la dinámica parental. Sólo desde el retorno de Saturno pude
construir una relación de amistad con él. El rechazo, definitivamente, fue cosa
mía.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 95
El padre ausente parece ser una percepción común en la
posición de Saturno en la IV. Aun en el caso de que el padre lo haga para que a
la familia no le falte de nada, el niño lo percibe como que el padre no quiere
estar cerca de él. Y como los niños son egoístas por naturaleza, piensan: «Papá
está ausente porque no quiere estar cerca de mí, no me quiere». Eso puede o no
ser verdad; o simplemente se trata de que el padre se esfuerza en el trabajo
para mantener a su familia, lo cual exige que esté mucho tiempo lejos de ella.
Pero es percibido como rechazo y así el padre es rechazado porque éste rechazó
primero.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 95
Lo que sí podría decir al padre de un hijo con ese
emplazamiento es que las dificultades que Saturno pondrá durante la infancia a
menudo podrán resolverse en la edad adulta. Saturno es el planeta del tiempo,
de la maduración y de la longevidad. Muchos problemas de Saturno pue- den ser
sorteados poco a poco, con tiempo, paciencia y espacio. Las cosas que nos
parecen dolorosas o decepcionantes en el progenitor empiezan a parecer
diferentes cuando nosotros mismos nos encontramos en las mismas situaciones y
descubrimos que estamos actuando de la misma manera en que lo hizo ese
progenitor. Cosas que pueden parecer muy dolorosas en la infancia más tarde
pueden convertirse verdadera- mente en oro alquímico. Yo animaría al progenitor
a no intentar con demasiada fuerza detener el flujo natural de las cosas. El
problema de levantar cartas para niños es mantener un equilibrio entre el
trabajo creativo de ayudar a crecer psicológicamente al niño y la interferencia
con el flujo natural de las cosas. Oyente: Es necesario que hables de ello,
porque es un punto significativo de la carta.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 99
Otra cara de Saturno en la IV o la X es el progenitor
anciano, enfermo física o psicológicamente, o alcohólico. Puede ocurrir que el
niño sienta que él es la carga y que por tanto añada la culpa.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 102
Otra vertiente muy común de Saturno es la de la moralidad y
de lo socialmente aceptado. En las casas parentales, Saturno puede representar
al progenitor más orientado a la sociedad y a lo material, que quiere actuar
siempre de acuerdo con los cánones sociales. Lo adecuado, la forma correcta de
expresarse en público, el status adecuado, la clase o posición social son un
machaqueo constante sobre el niño y ese progenitor es la ley que no puede ser desobedecida.
Saturno tiene miedo de ser socialmente inepto o de “hacer algo incorrecto”.
Puede existir el miedo también a ser rechazado por el progenitor representado
por Saturno, sobre la base de “ser inaceptable”. El lado positivo de Saturno es
que te fuerza a ser autosuficiente y eso ayuda a construir tu ego. Saturno en
la IV o en la X es un verdadero constructor de fronteras; evita para siempre la
fusión con uno de los progenitores. Saturno es el planeta de los límites y
ayuda a la personalidad a formar la estructura que le es propia. Exige de
nosotros que seamos capaces de erguirnos y de hacer nuestro propio camino en la
vida. A menudo no nos atrevemos a seguir ese camino y preferimos seguir a otros
con los que nos podamos mezclar, porque el sentimiento de estar solo y alejado
nos hace sentir que nadie nos quiere, nadie nos abraza o cuida de nosotros. A
pesar de todo, estamos finalmente solos y cuando nos enfrentamos de verdad a
ese hecho y empezamos a ocuparnos de ser autosuficientes, así como de mirar por
nosotros, empezamos también a entender que eso tiene sus propias recompensas.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 102
Con frecuencia hay un sentimiento de soledad que se centra
en los progenitores, cuando Saturno se halla en las casas parentales. Existe el
sentimiento de haber sido aislado, haber sido dejado solo, y también el
sentimiento de no haber tenido de verdad el progenitor que se trate. Eso se
debe a que las personas con ese emplazamiento carecen del arquetipo interior
del padre ideal y maravilloso que los hubiera abrazado, que les hubiera guiado,
que los hubiera amado mejor. Como consecuencia de ello, lo que ocurre con estas
personas es que aprenden a cuidar de sí mismas de tal manera que acaban
convirtiéndose en un apoyo firme o incluso un padre para otras personas. Ése es
el clásico Saturno en la X organizador, el que cuida y aporta un orden a los
demás.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 104
Saturno es el portero celestial. Se levanta en el umbral que
separa los planetas personales de los exteriores. Una vez entramos en el reino
de los planetas exteriores, las energías parecen mucho más impersonales, más
primitivas y más poderosas. Saturno se ubica en el límite entre lo que todavía
es suficientemente personal para ser capaz de sentir sus características de una
forma muy personal. No obstante, no hay un enfoque fácil para las cuestiones
que plantea, como podría ocurrir con el Sol, la Luna o Venus; pero a pesar de
ello, una vez uno permite a Saturno penetrar en su mundo interior, en vez de
defenderse de él y pretender cerrarle la puerta, puede otorgar grandes
riquezas. Tan pronto te encaras con el hecho de que estás solo en la vida y
aceptas de corazón ese hecho, la soledad dejará de asustarte. Dejarás de ser
paranoico; dejarás de mirar a tu espalda para saber cuándo vas a morir.
Simplemente, empezarás a tomarte en serio lo de disfrutar de la vida y dejarás
de preocuparte por la muerte hasta que ésta llame a tu puerta.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 104
QUIRÓN EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
Quirón en las casas IV y X es una posición difícil, puesto
que indica que la herida que todos llevamos dentro está conectada de algún modo
con la imagen de los padres.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 105
Quirón es un arquetipo particularmente difícil de vivir
porque nunca encuentra paz en la tierra.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 106
Cualquier emplazamiento de Quirón representa un área de
dolor. Pero si nos ocupamos específicamente de las casas IV y X, está
relacionado con las imágenes que tenemos de los padres. Por supuesto, Quirón
nos ofrece una imagen dual: por un lado tenemos la cara optimista y por otro la
cara sufriente. Después de todo, él nunca abandonó la búsqueda de una cura para
su dolor. Siempre estaba intentando encontrar un remedio, por lo que también es
la imagen de la esperanza, conjuntamente con la del dolor. Por tanto, si Quirón
cae en las casas parentales, existe la posibilidad de que el niño crea que el
progenitor está herido de algún modo y que no importa lo que intente hacer para
curarle: la herida no sanará. Nunca podrán curarla. Y por supuesto, el niño
entiende que si no se puede curar al progenitor, éste tampoco podrá hacerlo por
el niño. Quirón en la IV o la X puede significar que el niño siente la
necesidad de curar al progenitor al efecto de poderse curar a sí mismo.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 107
Si estás con alguien que sufre una discapacidad física de
algún tipo (por ejemplo: le falta una pierna mientras que tú tienes las dos),
inevitable- mente se te quitan las ganas de brincar. La “culpa del
superviviente” es un asunto muy relacionado con Quirón. Éste es un sentimiento
muy presente en todos los que sobrevivieron al Holocausto, y que lo han
transmitido a sus hijos. Otro sentimiento muy ligado a Quirón es el de: «Aunque
lo he conseguido, estoy entero y tengo una buena vida, mi madre no es feliz.
Entonces, ¿cómo puedo yo ser feliz si ella no lo es?». En gran parte depende lo
bien que el progenitor se las arregle para enfrentarse a ello, en determinar
hasta qué punto el niño debe enfrentar- se con esa herida por sí mismo. Si el
padre o la madre son capaces de manejar la decepción, la herida y el dolor con
un cierto grado de consciencia, eso puede ayudar al niño a tratar con esas
cuestiones. Pero lo que esperan muchas madres es que sus hijos las rediman, que
los niños hagan que “todo termine bien”. Así, el niño pasa su tiempo intentando
curar a su madre para que ella esté suficientemente bien para poder cuidar de
él. Éste es un guion que se suele repetir en la edad adulta: el niño, ya
adulto, busca a alguien a quien curar y tener una relación con esa persona,
puesto que es lo que ha aprendido desde niño. Quirón describe cosas que son
dolorosas y que no se pueden cambiar. Es algo con lo que uno ha de vivir. La
sabiduría de Quirón es terrenal, porque la herida se ubica en la parte humana
de Quirón, y ofrece el crecimiento personal a través de la aceptación. Es
similar a lo que ocurre con Saturno: una vez uno acepta el dolor y la soledad,
la recompensa es un proceso de crecimiento personal. Quirón no intenta hacer
milagros imposibles ni sacar algo de la nada. En otras palabras, Quirón con la
realidad de la vida, sin pretender que la vida sea lo que no es. Creo que si
podéis usar a Quirón de esta manera, haciendo lo mejor que podáis con el
material que tenéis, y aprendiendo a vivir con vuestro dolor de la forma más
elegante posible, habréis encontrado la mejor manera de usar a Quirón. El
sufrimiento constante del progenitor hace difícil para el niño encontrar
espacio para su propio sufrimiento (he aquí de nuevo el síndrome de la “culpa
del superviviente”). Quirón, en las casas parentales, impide disfrutar
plenamente de la vida sin sentir culpa.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 108
Oyente: A mí me parece que Saturno y Quirón tienen bastantes
similitudes, en términos de los límites que ambos imponen. Juliet: Sí, yo también
creo que tienen mucho en común, en relación a la cuestión de la aceptación. La
aceptación puede utilizarse para anclar aquellas áreas de la vida que nos
causan dolor o dificultades, en vez de intentar evitarlas o cambiarlas. Oyente:
¿Cuál es la diferencia entre ambos? Juliet: Creo que Saturno da más opciones de
cambiar, a través de un trabajo muy duro en el área que corresponda, mientras
que la herida de Quirón es incurable desde el principio. El emplazamiento de
Quirón señala un área en la que no importa lo que uno haga, porque el dolor o
la pena ya están allí cuando uno aparece en la vida. Representa algo distinto
al dolor personal y tiene más relación con un dolor ancestral. Formaría parte
de la herencia psíquica que recibimos de nuestros mayores.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 110
Si piensas en Quirón como imagen arquetípica ves las dos
mitades, la humana y la divina. No las puedes separar. Así, por la parte divina
adquieres una gran sabiduría espiritual y el dolor y los límites por la parte
animal y ambas siempre unidas en el mismo cuadro. Así, puedes entender mucho
por qué duele, pero el dolor seguirá estando ahí. Comprender el dolor no va a
eliminarlo, aunque sí puede facilitar que podamos vivir con él. Podemos
aprender a aceptarlo, pero no dejará de doler. Básicamente duele, hay que
cargar con ello y debes aprender a vivir lo mejor posible con ese dolor. Luchar
contra él, intentar cambiarlo o in- tentar hacer de ese dolor lo que no es
simplemente no funciona. Por tanto, existen en nuestra vida áreas en las que la
influencia de Quirón se hace más evidente y son áreas en las que tenemos
dificultades que sentimos que no podemos desafiar o cambiar. Bueno, sí que
podemos desafiarlas, pero no las podemos cambiar. Es nuestra actitud respecto
de ellas la que puede cambiar, no las propias dificultades.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 111
URANO EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA LUNA
Urano es más feliz cuando puede ejercer de espíritu-guía.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 45
En las casas parentales, Urano sugiere un progenitor
impredecible, nervioso e incluso explosivo. Resulta complicado enfrentar a
Urano en la X, porque una madre que no puede soportar tocar a su hijo se puede
vivir como mucho más rechazante que un padre que no puede involucrarse en una
relación con su hijo a ese nivel tan físico. Un Urano en la X se vive a menudo
como un padre que muestra una cierta ambivalencia respecto del nacimiento de
los hijos y de su crianza. Cuando Urano cae en la IV y representa al padre, la
vida familiar puede verse perturbada, o puede tratarse de un padre ausente;
pero que el padre rechace el cuerpo del niño puede verse como más aceptable.
Urano es más feliz cuando puede ejercer de espíritu-guía. El hijo puede sentir
que su padre es volátil, impredecible o impaciente, lo cual puede generar
tristeza respecto de la incapacidad de éste para acercarse. Pero no siente lo
mismo cuando es su madre quien se siente incómoda con la realidad física del
niño.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 45
Urano es el planeta de la libertad, de la improvisación, y
del cambio repentino y abrupto, así que no hace falta mucha imaginación para
entender qué características adornarán a un progenitor influido por él. Con
Urano en la X o aspectando a la Luna, puede existir el sentimiento de que el
contenedor no es suficientemente seguro y estable, lo cual puede llevar a que
el cuerpo sea visto como un enemigo. El cuerpo pue- de convertirse en algo que
aprisiona más que protege —debido a la in- fluencia uraniana—. Puede existir el
miedo a caer enfermo o el disgusto por tener que cuidar el cuerpo. La
madre-contenedor se siente insegura, lo que puede traducirse como que el propio
cuerpo se siente como inseguro. Algunas teorías acerca del suicidio se vuelven
interesantes cuando se las contempla bajo esta nueva luz: así, cuando
consideras el suicidio como una opción, no tiendes a pensar que te estás
quitando la vida, sino que matas el cuerpo en el que tu yo está atrapado. Una
persona que piensa seriamente en suicidarse no dice: «Dejaré de existir», sino
«Saldré de este cuerpo e iré a un lugar donde ya no sentiré más dolor». El
cuerpo y el Sí-mismo no se sienten formando parte de la misma unidad, sino más
bien como enemigos. Si en vuestra carta tenéis un aspecto Luna-Urano, quizá
hayáis sentido que vuestra madre no se sentía cómoda con la idea de tener
hijos. Es discutible cuánto de esa idea es propio de la madre, cuánto es un
ajuste debido a la sincronicidad y cuánto es una proyección. Pero sea lo que
sea, el sentimiento es de impredecibilidad: la madre cambia todos los días de
idea, no es constante y quizá por ello no demasiado confiable. La cuadratura
Luna-Urano puede generar sentimientos de pánico.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 46
Los temas más comunes de los aspectos Luna- Urano son la
sospecha, la paranoia, el miedo a peligros inimaginables, miedo a volar, miedo
a los accidentes, miedo a cualquier cosa que ocurra en el mundo exterior. Todos
ellos apuntan al miedo a un contenedor que no se siente como suficientemente
seguro.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 117
De un aspecto natal Luna-Urano se pueden decir un cierto
número de cosas (…) Este aspecto suele aparecer en cartas de personas cuyas
madres trabajaban, o eran famosas, de forma que el niño no pasaba mucho tiempo
con ellas. También aparece en aquellos casos en que la mujer es forzada a dejar
su trabajo en orden a tener hijos y criarlos, razón por la cual se sentiría
frustrada y limitada. Puede significar que el niño acabe mostrando la
ambivalencia de la madre respecto de tener hijos —se repetiría la historia—.
Socialmente no es verdaderamente aceptable decir que no te gustan los niños o
que no te gustan (sobre todo si eres mujer). Como mujer, se espera de ti que
quieras tener hijos, que los ames y que les proporciones cuidados (Luna); pero
la energía uraniana (libertad, nada de ataduras, el mundo de las ideas), al
vincularse a la Luna, le da un sabor curioso al arquetipo materno. Lo que
existe real- mente en tu interior es el Padre Cielo y la Madre Tierra, que son
completamente distintos en cuanto a temperamento, ambos luchando por la
supremacía. Cuando posees ambas energías en tu interior para el resto de tu
vida, tu tarea es permitir que ambas energías puedan legítimamente expresarse
en tu vida. La verdadera tarea, respecto de combinaciones planetarias
difíciles, es encontrar la manera de extraer lo mejor de cada una sin valorar
una por encima de la otra. ¿Cómo se puede decir «la profesión lo es todo» o «la
maternidad lo es todo»? Ambas opciones tienen su valor.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 49
Luna-Urano busca la perfección y no se compromete con
facilidad (…) la dificultad con Urano es la creencia de que el ideal puede y
debe existir. La Luna es instintiva y terrenal y posee el conocimiento de que
la vida es un flujo y reflujo, de altos y bajos, de ciclos que llegan a su
cumplimiento y son reemplazados por nuevos ciclos. Urano busca un ideal,
encontrar la perfección y mantenerlo así. Ya podéis ver qué extraños compañeros
de cama son cada uno de ellos. Existe una necesidad obvia de llegar a un
compromiso, pero como he dicho antes, Urano no desea comprometerse. Después de
todo, un compromiso es una solución imperfecta (podemos obtener parte de lo que
queremos, pero no todo). El hecho es que si Urano y la Luna están conectados en
tu carta, simplemente tienes que aprender a vivir con los dos. Los vas a tener
ahí durante toda tu vida y no hay nada que puedas hacer para cambiar ese hecho.
Y, por supuesto, los temas fundamentales estarán conectados con la madre —tu
propia madre y tú misma como madre, con un niño de carne y hueso o con tu “niño
interior”.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 52
Un Neptuno en la IV parece reflejar a menudo al padre que
desaparece, o que de algún modo es un modelo fallido. Este emplazamiento posee
una bastante fundada fama de producir padres alcohólicos; pero lo curioso es
que un padre borracho representado por Saturno en la IV es una carga, a un
padre borracho y que nunca está en casa representado por Urano en la IV se le
ve como a un hijo de perra, mientras que a un padre borracho y evanescente
representado por Neptuno en la IV “no pudo evitar ser un borracho”. Es
relativamente fácil excusarlo, al estilo de “la vida era demasiado difícil para
él”, “tenía un temperamento demasiado artístico y sensible” o “sufrió mucho en
su infancia/trabajo/matrimonio”. Sobre un padre neptuniano a menudo se corre un
velo de misterio, con el que su sufrimiento se idealiza y perdona.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 53
Cuando Neptuno se halla en la X, enlaza con la madre
sufriente o la mujer que se sacrifica. Alrededor de esta figura se crea el
siguiente enunciado: “Para amar de verdad se debe sufrir”. La madre se
convierte en una representación del sufrimiento, con la que uno se puede
identificar o bien rechazar violentamente. Neptuno en la X aporta sabrosas
raciones de culpa: “¿Cómo puedo ser yo feliz cuando mi pobre madre está tan
hecha polvo?”. Existe con frecuencia un sentimiento de “deuda” con este
emplazamiento —de obligación o de no ser merecedor del amor de la madre—. La
madre puede ser manipuladora, pero puede resultar difícil llegar a esa
conclusión. Los hombres con un Neptuno en la casa X pueden sentirse demasiado
impulsados a complacer a las mujeres. ¿Cómo pueden decir “no” a una mujer
cuando las mujeres sufren tanto? Por consiguiente, separarse de una madre
neptuniana puede constituir un problema enorme. La madre parece estar diciendo
siempre: “Cariño, vete tranquilo, diviértete y no te preocupes por mí. Me
siento un poco débil y enferma, pero eso no es nada. No rompas tus planes por
mí…”. A veces el lazo entre el niño y el progenitor es tan profundo que la
separación es virtualmente imposible.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 53
Neptuno representa un impulso poderoso a la fusión y a la
disolución de todo límite. Su energía es esa parte en nosotros que quiere ser
una en sí misma y abarcarlo todo en ese sí mismo, o derramarse en otra persona.
Sea cual sea la manera, la soledad y la separación son insoportables para esa
parte de nosotros representada por Neptuno.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 55
Neptuno es muy engañoso. Representa el anhelo de fundirse
con el otro, de disolver límites, por más que eso sea peligroso. Es un
verdadero sentimiento de introducirse en un «útero/tumba», queriendo volver a
un lugar en que no hay vida debido a que no hay conflicto. El nacimiento conlleva
dolor, sufrimiento y el sentimiento de haber sido expulsado del Jardín del
Edén. Adentrarse en la dura realidad de la vida es doloroso. Este es el
sentimiento que evocan aquellos que tienen pensamientos suicidas. Hay un
sentimiento de querer librarse del cuerpo, para que el alma pueda fundirse con
otra cosa, el gran Todo, para poder convertirse en parte de algo mayor. No es
normalmente un deseo de matar el alma, sino de eliminar el cuerpo, dado que el
cuerpo se siente como fuente de dolor. Neptuno quiere regresar a ese lugar.
Todos hemos tenido esa experiencia intrauterina, de forma que todos sabemos que
en alguna parte existe ese lugar en que no hay conflictos, donde los problemas
han desaparecido. Es una imagen o arquetipo tan poderoso que, en prácticamente
todas las religiones o culturas es posible encontrar relatos del estilo de
“hubo un tiempo en que no había discusiones”, o “Hace mucho tiempo, cuando Dios
caminaba todavía entre los hombres”, o “Había una vez, en la Edad de Oro”…
Todos tenemos esa imagen en nuestro interior (¡todos tenemos a Neptuno en algún
lugar de nuestra carta!) de un tiempo pasado en que todo era maravilloso.
Entonces ocurrió algo y ahora ya no podemos estar allí, si bien todos
intentamos en algún nivel regresar a ese lugar, o reconectar con él. Intentamos
de diversas maneras recrear esa unidad, esa unicidad: tomando baños calientes,
arropándonos con mantas suaves, durmiendo en medio de una oscuridad calmada… El
sexo es otra manera de intentar la reconexión; y, por supuesto, el bien
conocido modo neptuniano de disolver las ásperas limitaciones que nos separan
de ese útero a través de las drogas y la bebida, persiguiendo la fusión con el
Otro (el mundo, o la madre).
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 56
Los contactos entre Neptuno y la Luna quieren mezclarse y
fundirse; en una palabra, ser una sola cosa. Ambos planetas buscan la fusión y
a ninguno de ellos le agrada la separación. Más que relacionarse con el Otro,
se fundirían y disolverían en él. La relación exige cierto grado de separación,
ya sabéis. Los aspectos Luna-Neptuno conllevan una gran sensibilidad respecto
de lo que los demás sienten y aquellos que los tengan en su carta natal pueden
pasar un montón de tiempo asegurándose de que los demás se sienten bien. Puede
ser muy fácil entrar en el terreno de la “relación codependiente”, en la que
uno de los miembros de la pareja dedica tiempo y energía a cuidar del otro para
asegurarse de que todo está bien y de que son felices, asumiendo de forma
implícita que ese proceso funciona en ambas direcciones. El mensaje que se
envía es el siguiente: «No puedo ser feliz hasta que tú seas feliz, así que si
te hago feliz yo también lo seré». Todos tienen que estar fundidos, ser una misma
cosa; tener responsabilidades suena a muy difícil, demasiado trabajo y condena
al aislamiento. Éste parece ser un patrón común en los aspectos Luna-Neptuno:
buscar parejas que están tan necesitados como uno mismo, y derramar atenciones
y amor sobre ellos, esperando que uno sane sus heridas en el proceso. Uno de
los problemas de ese proceso reside en que eso no se expresa en voz alta.
Neptuno es muy sutil y espera que las cosas funcionen sin más; no le gusta ser
claro ni poner límites. Saturno expresaría ese mensaje alto y claro: «Yo haré
eso por ti si tú lo haces por mí». Pero con Neptuno nos enfrentamos a todo
aquello que se da por supuesto y no se dice; a me- nudo, además, inconsciente,
lo que añade niebla al proceso. La persona Luna-Neptuno puede sentirse
gravemente ofendida si tiene que pedir lo que quiere. La madre, el amigo, el
amante, deberían saber ya de qué se trata y de proporcionarlo de alguna forma
mágica. Y si no pueden, entonces no vale la pena tener tal cosa. Y, por
supuesto, la persona Luna-Neptuno puede intentar hacer eso a los demás (intuir
y adivinar lo que quieren y necesitan los demás, y dárselo). ¡Suelen pasar por
alto el hecho de que con frecuencia proyectan sus propias necesidades sobre los
demás e intentan satisfacer éstas satisfaciendo a otros!
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 57
Con un aspecto Luna-Urano todavía eres capaz de ver a tu
madre claramente como una mujer, a pesar de que sea de trato difícil o
impredecible. Pero los aspectos Luna-Neptuno sólo aportan una vaga sensación de
que ahí está la Gran Madre, con la que uno puede fundirse.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 59
PLUTÓN EN LA CASA IV, EN LA X O EN ASPECTO CON EL SOL Y LA
LUNA
He descubierto que cuando Plutón aspecta al Sol y a la Luna
siempre se levanta una barrera alrededor de la relación familiar. Los planetas
exteriores son más difíciles de integrar en nuestra psique —más difíciles de
digerir, si queréis—. Y cuando aspectan al Sol o a la Luna (el padre o la
madre) ese muro existe, con independencia de que sean aspectos fáciles o no.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 36
Los aspectos Luna-Plutón, particularmente con la Luna en la
casa X de la madre, pueden hacerte sentir que la comida que proviene de tu
madre está envenenada. (De hecho los niños con este aspecto es probable que
sufrieran verdaderos problemas para comer). Después de todo, Plutón es el dios
de la muerte; por lo que el sentimiento que emana hacia él es oscuro y furioso.
Los aspectos Luna-Plutón a menudo van de la mano de la rabia y de sentimientos
muy negros, mezclados junto con el pecado familiar, lo cual puede asustar
mucho. Con frecuencia también existe una intensa pasión.
Juliet Sharman-Burke
La herencia familiar. Modelos parentales en el horóscopo, página 35