"A la abnegación en cuanto le quitas tres letras se queda sólo en negocio."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



Asomado al balcón que soy yo porque te amo...

"Asomado al balcón que soy yo porque te amo,
pasas por mis recuerdos
igual que se atraviesa una casa vacía.
Frente a mi soledad
se alza seriamente
un viejo panorama de edificios sin luna:
luces suaves
de esta madrugada
con gente triste y niebla en las glorietas.
Luces brillantes de la madrugada.

Te quedas en Madrid. A mí me esperan
casas cerca del mar,
ese cansancio azul de los hoteles,
los cuartos alquilados
donde alguien ha muerto alguna vez.
No pasarán,
                          los días,
                                            tan despacio.

Pero vendrán las lluvias,
la nostalgia creciendo
como crece el amor en épocas de guerra.
Alguien recordará, seguramente,
el largo invierno del ochenta y seis."

Benjamín Prado




"Cuando el deseo se cumple, el sueño se rompe."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Dar la cara es de idiotas: los listos siempre tienen un recurso mejor."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"Disparando al caballo no matarás a las moscas que lo rodean."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"El fatalismo es una carencia propia de gente sin recursos: un fatalista es alguien que no tiene la suficiente imaginación para engañarse a sí mismo."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



El vividor

"Una noche, de pronto, abro un libro tuyo
Por darle una sorpresa a mis recuerdos.
Playas,
sirenas,
ángeles,
barcos,
Neruda,
Lorca…
Lo mismo que emigrantes que regresan a casa
las palabras vuelven a sus poemas
y ocupan su lugar.

Hace mucho que tú te has ido y yo soy otro,
pero éste también te echa de menos:
el hombre que ya sabe que al día de mañana
sólo llega quién cambia a tiempo de pasado,
que escribir es irse quedando sin palabras
y ser libre
que nadie sepa dónde irte a buscar,
no ha olvidado nada de lo que me enseñaste.

Siempre que pienso en ti y en mí somos felices,
tú aún no has intentado corregir tu destino
igual que si escribiéndose otro nombre en la mano
pudiera uno alterar lo que le espera,
y yo soy todavía
tan joven
que esos años
son la suma
de las cosas que hice cuando aún no era yo.

Todo ha sucedido muy deprisa.
Tampoco están ya en este mundo Ángel González,
Octavio Paz o Jaime Gil de Biedma.
Se han inventado máquinas que cuesta imaginarse
en tus mamos: Alberti y su ordenador,
su teléfono móvil, su whatsapp… En resumen,
antes de ahora, nunca habíamos estado
tan cerca del futuro.

Yo he publicado libros de poemas, ensayos
y novelas, pero haga lo que haga
tu nombre, en general, se asocia al mío
y en mis lecturas suele ser normal que me pidan
que recite en los bises “Lo mismo y lo contrario”
o que les hable de nuestra amistad.

Si he de serte sincero, en la España de hoy
no se te lee mucho,
se podría decir que has pasado de moda.
Pero ellos se lo pierden: en mi caso,
hablar de poesía y no pensar en ti
es tan difícil
como hablar de la lluvia y no mirar al cielo.

Por lo demás, el mundo ha ido a peor:
la conciencia política ha desaparecido,
la usura nos controla y las banderas
no son más que la unión del viento y las mentiras.
Hay millones de seres que avanzan como sombras
que buscasen un cuerpo al que pertenecer.

No sé que decirte.
Tal vez que soy feliz, dentro de lo que cabe.
Que algunas veces paso al lado de tu estatua
en el Puerto de Santa María y siempre pienso
que tenías razón: hay que vivir
del lado de la gente, día a día,
sin perder un minuto, con los pies en el suelo
y una luz roja en el corazón.

Si lo que ves no es justo, lucha para cambiarlo.
Si un sueño te tiene, hazte realidad.

Benjamín Prado



"En algunas ocasiones, la única diferencia entre un ataúd y una pizarra es que en el caso de la pizarra el muerto está fuera."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"En este mundo no hay distancia más corta que la que separa las dudas concretas de las generales."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Hablamos de los planes como si fueran un manual de instrucciones, pero sólo son un libro en blanco."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Hay vidas que consisten en que por las mañanas tienes mucho que hacer y por las noches no tienes nada que recordar."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"La abundancia te vuelve conformista por la misma razón que la escasez te vuelve valiente."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"La ambición nos hace ser tan ingenuos que confundimos ser libres con que nos cambien a una jaula más grande."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"La envidia no es más que la admiración de los mezquinos."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"La humildad es sólo uno de los sicarios de la soberbia."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"La indecisión es las matemáticas al revés: sumas las mismas cosas y cada vez te dan un resultado distinto."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"La nostalgia es un monstruo de tres sílabas que devora la razón."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"La nostalgia, ese moho de la memoria, esa oscura envidia de uno mismo. La nostalgia es el opio de los tristes, es una droga alucinógena que te hunde a la vez que te alivia, te hace sonreír mientras te clava en la espalda sus pretéritos perfectos e imperfectos."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"La ofuscación es la última bala de los resentidos."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"La última frontera es nuestro corazón."

Benjamín Prado



"La única sinceridad en la que puede confiarse es aquélla de la que, aunque quisieras, no podrías arrepentirte."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"La verdad es un veneno para quien la conoce y no la puede compartir."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"Las guerras siempre han servido para que unos cuantos mueran y otros tantos vivan mejor que antes."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Los celos son las bestias de carga del rencor."

Benjamín Prado
Mala gente que camina




"Los dictadores no hacen Historia, sólo la deshacen."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"No busques respuestas donde las respuestas no merecen ser encontradas."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Perderse es inventar otro camino."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



Poema para que lo leas cuando no esté a tu lado

Mi amor, este poema
es para que lo leas cuando no esté a tu lado,
cuando no pueda ya cuidar de ti.
No te conformes nunca con alguien que no piense
que tu eres una llama más antigua que el fuego,
que tú eres su razón para vivir.
Aprende a no querer a los que no te quieran
y elige bien a qué le tendrás miedo:
no habrá sombra que oculte lo que tú temas ver.
Escapa del que piense
que el aire es la pared de lo invisible
y huye de aquel que crea
que es más feliz quien menos necesita,
porque ése no podría necesitarte a ti.
No te rindas, no olvides jamás que la tristeza
sólo es la burocracia del dolor.
Y si sientes que el mundo se derrumba,
no intentes abrazarte
a otro que esté cayendo a la vez que caes tú,
como yo hice contigo.
Algún día
tendrás que despertarte para salvar tus sueños.
Algún día sabrás que en las promesas
hay siempre un cristal roto
en el que aúlla el viento frío de la mentira.
Recuerda todo eso.
No escondas lo que sientes por miedo a ser frágil,
como aquellos
que por guardar tan bien lo que más les importa,
lo pierden para siempre.
Recuerda que no hay nada que no pueda
ocurrir cualquier día.
No olvides que esta obra ha terminado.
No olvides que le hablas a un teatro vacío.

Benjamín Prado



"Qué suerte la de los animales que, como no hablan, se entienden."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Ser sabio no es saberlo todo siempre, sino cada cosa a su tiempo."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Sólo existen dos maneras de ser feliz: hacerse el idiota o serlo."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Tener éxito es fácil, lo difícil es merecerlo."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Vivir es irse haciendo con la vida."

Benjamín Prado
Mala gente que camina



"Volví a mi habitación del Marriott contento, lleno de energía y sintiéndome feliz por adelantado ante la mañana de domingo, completamente ociosa, que me esperaba. Es que uno a veces se conforma con tan poco, ¿verdad? Por ejemplo, Pilar Primo de Rivera se emocionó hasta las lágrimas al ver el regalo de cumpleaños que le hicieron, al principio de la posguerra, algunas de sus discípulas más cercanas: era el cerrojo de la celda de la cárcel Modelo de Madrid en que estuvo preso su idolatrado José Antonio. Dicen que, a partir de entonces, nunca se separó de ese talismán que, si lo piensan bien, es toda una metáfora de la naturaleza e ideología de esa especie de Santa Teresa de Jesús laica que quiso ser la fundadora de la Sección Femenina.
Eso sí, aunque ella supo de la muerte de su hermano el mismo día de su fusilamiento en la cárcel de Alicante, el 20 de noviembre de 1936, accedió de inmediato a la idea de Dionisio Ridruejo de fingir que seguía vivo, para transformar su poderoso espectro en un arma psicológica contra el enemigo y a favor de la moral de los nacionales. Así nació el mito del Gran Ausente, que es como Pilar empezó a llamar a su hermano en público, a partir de entonces. «Y ahora voy a haceros un ruego —les dijo, por ejemplo, a las asistentes al Consejo Nacional de la Sección Femenina de 1937—: Que os acordéis, camaradas, de pedir al Señor por el que todavía está en la cárcel y nos hace tanta falta, para que se cumpla en él lo que dice la Escritura: “Caerán a tu lado izquierdo mil saetas y diez mil a tu diestra, mas ninguna te tocará. Porque Él mandó a sus ángeles a cuidar de ti, y ellos te guardarán en cuantos pasos dieres”».
La muerte de José Antonio Primo de Rivera no fue reconocida de manera oficial hasta noviembre de 1938, es decir, dos años después de su fusilamiento. Hasta entonces, su hermana no pudo llorarlo a cara descubierta, ni cortar para él las cinco rosas de la Falange. Ya lo ven. La causa ante todo.
Estaba pensando en eso, y ya a punto de apagar el ordenador para irme a la cama, cuando llamaron a la puerta de mi habitación. Era Emily, mi profesora favorita de Athens. Estaba gloriosamente borracha, se había soltado el pelo y sus ojos parecían diez veces más azules que un par de horas antes. Llevaba una camisa blanca desabotonada hasta más abajo de lo que uno pudiese considerar un descuido y una botella de vodka en la mano. Estuve encantado de recibirlas a ambas. Yo es que no sé negarme a nada, cuando las cosas se me piden con educación. Además, Emily iba a llevarme al año siguiente a esos extraños sitios llamados Anaheim, San Luis Obispo o Visalia, de modo que me pareció interesante conocerla un poco mejor. Incluso, fantaseé un rato con la posibilidad de que volvieran a llamar a la puerta y apareciesen sus dos colegas, Charlotte y Anne, dispuestas a unirse a la fiesta. Pero claro, eso no ocurrió. Otra vez será."

Benjamín Prado
Mala gente que camina