"Cuando se postula al ser humano social como la base filosófica de la democracia socialista, no se está planteando la negación del individuo, lo que se afirma es que la naturaleza humana individual es eminentemente social, y que al desarrollar valores sociales, como por ejemplo, la solidaridad, se está desarrollando más plenamente el individuo. Hay una relación dialéctica complementaria entre el ser individual y el ser social que imposibilita que en el ser humano se pueda establecer una separación de su carácter individual y su entorno social.

Esto implica un rechazo al “colectivismo”, aquel enfoque que suprime las diferencias de cada miembro de la sociedad en nombre de un colectivo. El colectivismo es una fragante deformación del marxismo. Basta recordar que Marx criticaba el derecho burgués por pretender igualar artificialmente a los hombres en lugar de reconocer sus diferencias y sostenía, en cambio, que una distribución verdaderamente justa tenía que tener en cuenta las necesidades diferenciadas de los hombres. De ahí su máxima: “De cada cual según su trabajo a cada cual según sus necesidades.”."

Marta Harnecker



"El capitalismo monopolista de estado no es un sistema de producción socialista que se desarrolla en el seno de un sistema de producción capitalista, sino que es la forma actual que adquiere la subordinación del estado a los intereses del capital."

Marta Harnecker



"El izquierdismo es una desviación voluntarista, subjetivista de la teoría marxista de la historia. En su base encontramos la misma problemática teórica que en la desviación economista, sólo que invertida. Ya no es el determinismo económico sino la voluntad de los hombres, de ciertos grupos revolucionarios y de sus héroes, quienes determinan la marcha de la historia. El voluntarismo pasa por alto la consideración de las condiciones mínimas necesarias para hacer la revolución. La inmadurez crónica afirmada por el economismo se transforma en el voluntarismo en madurez siempre ya dada de las condiciones revolucionarias. El servilismo a los intereses espontáneos de las masas, propio del economismo, se transforma aquí en desapego de las masas."

Marta Harnecker


"El marxismo sostiene que, en las sociedades de clase no es el hombre o los hombres en general los que hacen la historia, sino las masas, es decir, las fuerzas sociales comprometidas en la lucha de clases. Ellas son el motor de la historia. Por no comprender el verdadero sentido de la teoría marxista de la historia y del papel que en ella desempeña la lucha de clases se cae frecuentemente en dos errores que son funestos para el movimiento revolucionario: el economismo o espontaneísmo, que predica la sumisión a las leyes del desarrollo económico, y el voluntarismo, que desconoce las condiciones objetivas mínimas necesarias para emprender una acción revolucionaria victoriosa."

Marta Harnecker


"El protagonismo popular se transforma en una mera consigna si la gente no tiene la posibilidad de pronunciarse y tomar decisiones en los espacios donde participa (espacios territoriales, centros de trabajo, centro de estudio, grupos de interés). Si el Estado central es el que lo decide todo, no hay cabida para las iniciativas locales y ese Estado termina por ser un freno, es decir —como dice Marx—, entorpece el “libre movimiento” de la sociedad."


Marta Harnecker



"Existen, por lo tanto, rasgos fundamentales a toda revolución, que tienen trascendencia mundial, es decir, que son históricamente inevitables y que, por lo tanto, se repiten a escala universal. Ellos forman parte de lo que podríamos denominar: la teoría general de la revolución. Y otros rasgos que son propios de cada país, que se adaptan a sus características concretas y que conforman lo que podríamos denominar: la estrategia particular de la revolución en un determinado país.
Los rasgos fundamentales a toda revolución serían los siguientes:

– Primero: las revoluciones no dependen de la voluntad de determinados individuos, partidos o clases sociales. Si no existen determinadas condiciones objetivas la revolución es imposible. La actitud de la vanguardia sólo puede acelerar o retardar el triunfo de la revolución partiendo de las condiciones existentes en cada país.

– Segundo: para que las revoluciones lleguen a producirse es necesario que junto a estas condiciones objetivas se produzca un cambio subjetivo en las clases revolucionarias: su disposición a pasar de la simple protesta a acciones revolucionarias contra el régimen.

– Tercero: Esto sólo es posible en las revoluciones de nuestro siglo si existe una vanguardia que represente los intereses de la clase más avanzada: el proletariado y que, con su correcta conducción política, sea capaz de dotar de una voluntad revolucionaria única a las clases revolucionarias.

– Cuarto: toda revolución provoca la resistencia más enconada de las clases hasta entonces dominantes, las que utilizarán todos los medios a su alcance para recuperar el poder perdido.

– Quinto: la resistencia de los explotadores exige la dictadura de las clases oprimidas.

– Sexto: para mantenerse en el poder los revolucionarios deben lograr ganar para sus posiciones a la mayoría del pueblo y contar con el apoyo solidario internacional. El internacionalismo contrarrevolucionario sólo puede ser vencido con el apoyo internacional, tanto de los países socialistas como de las fuerzas revolucionarias, democráticas y progresistas de los países no socialistas.


– Séptimo: una vez destruido el estado burgués el nuevo poder revolucionario debe ir paso a paso construyendo la nueva sociedad. Mientras más atrasado y aislado esté el país más etapas intermedias existirán entre la situación en que éste se encuentra al iniciarse la revolución y su meta final.

Ahora, cómo se gestan las condiciones objetivas; qué factores determinan el salto cualitativo de las clases revolucionarias hacia acciones revolucionarias de masas; de qué manera se constituye la vanguardia y cómo logra arrastrar tras sus posiciones a la inmensa mayoría del pueblo; a través de qué vías y métodos de lucha se accede al poder; qué forma asume la resistencia de los explotadores y de qué manera se estructura el poder revolucionario para defender la revolución; cómo se vertebran los diferentes pasos para ir avanzando en la construcción de la nueva sociedad, son todos problemas que se refieren a los aspectos peculiares de la revolución en cada país.

En relación con este tema es interesante observar cómo las revoluciones triunfantes tienden a proyectar algunas de sus características peculiares como principios generales y de esa manera, en forma quizá inconsciente exportan, no la revolución -cosa que es imposible de exportar, como hemos visto- pero sí un cierto modelo de ella."

Marta Harnecker



"Los hilos invisibles que hacen de la clase obrera la propiedad privada de la clase capitalista no tendrían solidez si no es porque el estado garantiza la propiedad y, con ello, la libertad del capital. El estado asegura así las condiciones generales de existencia del sistema de producción capitalista, previendo y reprimiendo los atentados contra la libertad gracias a su ejército de funcionarios del aparato jurídico-político y, en última instancia, gracias a sus fuerzas armadas. Una vez asegurada la separación del trabajador de sus medios de producción, la conservación de las condiciones generales del modo de producción capitalista puede ejercerse bajo la forma de intervención represiva sólo en el caso de que ocurran violaciones a la propiedad, lo que alimenta la ilusión de que el estado no interviene en la explotación."

Marta Harnecker



"Los marxistas no sueñan con prescindir de golpe de todo estado, de toda subordinación. Esos son sueños anarquistas. Pero sí plantean que el estado proletario debe ir adoptando – en la medida en que las circunstancias lo permitan – formas cada vez más democráticas hasta que llegue un día en que las tareas estatales dejen de ser “funciones especiales de un sector especial de la población”. Cuando ese día llegue esa sociedad habrá alcanzado el comunismo."

Marta Harnecker



"Ni el economismo – para el que la historia está marcada de antemano -, ni el voluntarismo – para el que la historia es fundamentalmente el producto de la voluntad de los hombres, de la voluntad revolucionaria de ciertos individuos desligados de las masas, pero convencidos de que éstas, socialistas en potencia, los seguirán apenas inicien la lucha revolucionaria -, hacen ningún análisis de las condiciones actuales de la revolución, de las clases, fuerzas sociales y relaciones de fuerzas existentes en cada país. Ambos matan las revoluciones antes de nacer pero por razones opuestas; el economismo porque confía en el espontaneísmo de las masas, el voluntarismo porque confía excesivamente en los hombres o en pequeños grupos de revolucionarios y descuida la preparación de una organización capaz de movilizar a las masas."

Marta Harnecker


"Nosotros no rechazamos todo tipo de representatividad, lo que sí rechazamos es la democracia representativa burguesa, no por ser representativa sino porque no es suficientemente representativa. En el fondo, es la democracia socialista y no la democracia burguesa la que mejor responde a las clásicas definiciones de democracia. Es ella la que puede permitir materializar la célebre frase de Abraham Lincoln: “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.”
El desafío entonces es construir otro sistema de representatividad democrática que verdaderamente sea la expresión de los intereses de la clase trabajadora y la sociedad en general.
De lo que se trata es de impulsar un proceso de toma de decisiones por parte de la sociedad en todas las esferas de la vida social, es decir, de un proceso de socialización de la toma de decisiones en la que las personas electas como representantes, delegadas/os o voceras/os sean electas a partir de las asambleas de las comunidades y centros de trabajo y rindan cuenta ante ellas. Y para hacer posible este objetivo es necesario reemplazar el sistema representativo de la democracia liberal burguesa, por un sistema de delegación o vocería.

El sistema de delegación o vocería no es una simple forma de representación política ni un simple sistema electoral. Éste no puede ser reducido a un único acto electoral cada cuatro o cinco años, no se trata de esa democracia de los cinco minutos, donde el ciudadano deposita su voto en la urna electoral cada cierto tiempo, para nunca más saber acerca del representante por el que votó. Lo que persigue es que sean los trabajadores, el pueblo organizado, es decir, la mayoría de la gente, y no las élites, quienes ejerzan el poder y participen en la gestión de los asuntos públicos." 



Marta Harnecker



"Una vez derrotada la resistencia física de la burguesía y consolidada la dominación política del proletariado, esta clase debe afrontar la transformación de las relaciones de producción de tal modo que se llegue a la plena implantación de las relaciones de producción comunistas. En el nivel económico se plantea la lucha entre dos vías: la vía capitalista y la vía comunista de desarrollo. Pero esta lucha, que tiene su base económica, existe sobre todo a nivel ideológico. Las clases que han sido desposeídas, en gran medida, de su poder económico buscan otro frente de lucha: el frente ideológico. Se esfuerzan de mil maneras por infiltrar sus ideas en la nueva organización social. La debilidad del proletariado es muy grande en el terreno ideológico. El peso de la tradición y las costumbres de muchas generaciones no puede cambiarse de un día para otro. De la misma manera que ha sido necesario realizar una revolución política para tomarse el poder del estado, y que es necesario efectuar una revolución económica para cambiar las relaciones de producción de tipo capitalistas por relaciones comunistas, es necesario realizar una revolución en el nivel de la ideología o revolución cultural. Y para que esta revolución sea verdaderamente eficaz debe llevarse a cabo con la participación de las masas: no basta revolucionar la ideología de algunos intelectuales y artistas, es necesario que todo el pueblo luche contra los antiguos hábitos e ideas egoístas e individualistas legados por el régimen capitalista para adquirir una nueva concepción del mundo. La concepción comunista y los nuevos hábitos de solidaridad y cooperación colectiva."

Marta Harnecker