"Crucé el río y me dirigí al Circo Moderno, para asistir a uno de esos grandes mítines populares que se celebraban en toda la ciudad y cuyo número aumentaba cada noche. En un anfiteatro desnudo y lúgubre, alumbrado por cinco pequeñas lámparas pendientes de un hilo delgado, se apretujaban en las mugrientas gradas, desde la arena hasta el techo, soldados, marineros, obreros y mujeres, en expectante actitud, como si su vida estuviera sobre el tablero. Hablaba un soldado de la S48º división:
—¡Camaradas! —gritaba, y sus rasgos acusados y sus gestos desesperados expresaban una sincera angustia—. Los que ocupan el poder nos exigen sacrificio tras sacrificio; pero a los que todo lo poseen se les deja tranquilos... Estamos en guerra con Alemania. ¿Pedimos acaso nosotros a los generales alemanes que sirvan en nuestro Estado Mayor? Pues bien, estamos en guerra con los capitalistas y, sin embargo, les pedimos que nos gobiernen... El soldado quiere saber por qué y por quién lucha. ¿Por Constantinopla, por la liberación de Rusia, por la democracia o por los bandidos capitalistas? Demostradme que lucho por la revolución, y entonces marcharé y combatiré, sin necesidad de que se me amenace con la pena de muerte... Cuando la tierra pertenezca a los campesinos, las fábricas a los obreros y el poder a los Soviets, entonces sabremos que tenemos algo y combatiremos para salvarlo."

John Reed
Diez días que estremecieron al mundo



"Don Tomás pasó galopando. Gil Tomás le pisaba los talones. Pero alguien venía. Un caballito apareció corriendo al amanecer y se encaminó hacia nosotros; el jinete sobresalía en contraste con el polvo radiante. Iba a una gran velocidad, hundiéndose y subiendo por el rodante terreno..., y al hincar las espuelas para subir la pequeña colina donde estábamos, vimos una cosa horripilante. Una cascada de sangre chorreaba de toda la parte de su frente en forma de abanico; la parte inferior de su boca había sido casi arrancada por una bala de nariz chata. Dirigió las riendas hasta llegar al coronel, trató con mucho esfuerzo, terriblemente, de decir algo; pero nada inteligible brotaba de la herida. La lágrimas corrieron por las mejillas del pobre hombre. Dio un grito ahogado, aguijoneando con las espuelas al caballo y voló por el camino de Santo Domingo."

John Reed
México insurgente



"Independientemente de lo que se piense del bolchevismo, es innegable que la revolución rusa es uno de los grandes acontecimientos de la historia de la humanidad, y la llegada de los bolcheviques al poder, un hecho de importancia mundial."

John Silas Reed