Mundo mágico

"Tengo que darles una noticia negra y definitiva
Todos ustedes se están muriendo
Los muertos la muerte de ojos blancos las muchachas de ojos rojos
Volviéndose jóvenes las muchachas las madres todos mis amorcitos
Yo escribía 
Dije amorcitos
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero."

Emilio Adolfo Westphalen Milano




¿Para qué poetas en tiempos de miseria?

" ... me desaliento con frecuencia; recuerdo la angustiada pregunta de Hölderlin en uno de sus poemas, "¿para qué poetas en tiempos de miseria?" ¿No habrá esperanza? Tal vez la reacción más sana sea la actitud de las víctimas del Terror durante la Revolución Francesa. Mientras esperaban turno para ser conducidas a la guillotina se despreocupaban de la amenaza como si no les atañera en absoluto. Hacían en lo posible su vida ordinaria, escribir cartas o versos, enamorarse u odiarse, no mirar para atrás ni para adelante, vivir día a día en la plenitud del presente. Puede que alguno de vosotros me ofrezcáis soluciones más esperanzadas y menos estoicas. Yo me atengo a la sabia propuesta de los organizadores de este Encuentro. Todavía existe la buena poesía, juntémonos a su alrededor y oigamos lo que nos dice. El volcán ruge, mientras ruja tenemos tiempo para la danza, el canto, la poesía, si viene la lava nos cogerá en nuestro mejor momento."

Emilio Adolfo Westphalen Milano
(Palabras inaugurales del «Encuentro con la Poesía Hispano Americana», realizado en Lima en junio de 1994.)


"Te he seguido como se olvidan los años."

Emilio Adolfo Westphalen Milano



"Un mar parecido a una luna doble de almacén se ha interpuesto en el camino. Un puño levanta la hermosa joya: un corazón pequeño lleno de tatuajes y con algunas gotas de sangre todavía en algunos sitios. Entre los tatuajes sobresale el de un hermoso rostro de mujer que no se está quieto un instante; sonríe o llora, se lleva un dedo a los labios para imponer silencio o cierra los ojos para dejar pasar hermosos sueños que se transparentan a través de los párpados. Al otro extremo de la luna, una barca atraviesa lentamente el horizonte a la velocidad reducida de la hormiga proyectada a la distancia. En medio de la embarcación, una guillotina se tiene de pie. Nadie más ocupa el bote que dos carneros que a los extremos balan desesperadamente. Parecen la imagen del amor o de la vida que llega a su término. A instantes, detrás de la guillotina, un resplandor súbito ilumina la escena, el mar infinito. Se ven, entonces, unas pequeñas gotas de sangre en la cuchilla de la guillotina y encima de ella un letrero que dice: dos arañas entrelazadas. Cuando la oscuridad es completa, siempre queda la barca visible, iluminada por la luz rosa de un reflector de teatro. Allí de debajo la barca aparece la hermosa mujer que se ha abierto camino jalando de sus cabellos como de un potro indomable y que tiene casi la mitad de su cuerpo cubierto de escamas tornasoladas y la otra mitad de estrellas de mar y sobre cada uno de los senos un inmenso rubí del tamaño de una cabeza de paloma. Los ojos son los que más llaman la atención; son pequeños espejos circulares. Uno sabe que son espejos, sin embargo, al mirarse en ellos, ve un paisaje distinto según la hora o la persona. Si es una niña de diez años quien se acerca, descubrirá una pradera verde en la cual inmensos surtidores rojos brotan por todas partes, y la niña bajará los ojos como si la hubieran violado. En cambio, el anciano tiene otras probabilidades: un río enroscándose alrededor de un pino gigante y estrangulándolo lenta y gozosamente. Acaso dos personas se asoman al mismo tiempo a los ojos : en uno tiene lugar un asesinato, en otro suben al tálamo nupcial un hombre y una mujer."

Emilio Adolfo Westphalen
Balanza exacta