Convivencia


"Invoco los contornos de la soledad,
me vuelvo jarra o vaso o fruta,
límite de alguna mansa naturaleza muerta,
caigo como una antigua mirada
por la modestia de las cosas,
por lo que invoca las ausencias,
todo lo que me recuerda días
o convivencia con una silla o la mesa,
con las marcas de mi nostalgia,
caigo por todo lo que me precipita hacia mí,
por todo lo que me ha dejado ya sin miedo,
por los rápidos del silencio,
por todo lo que se vuelve contra mí,
se vuelve y me golpea
y me habita y deshabita
aquí,
tan lejos de la ansiedad que arrastra el día,
aquí,
de regreso,
muda, muda, enmudecida."

Betina Edelberg



Epopeya de la negación

"No quiero murmurar nostalgia,
repetir desolación,
lamer el vano sortilegio de un lenguaje.
No quiero estos fastuosos resúmenes:
un vacío que llamamos vida
y que puede ser dificultad o cobardía
o vergüenza de ser nada,
la lenta profanación de ser solamente,
acumular minúsculas traiciones,
inútil movilidad.
Alguien canta falsos estíos
o un mundo sonriente que no existe,
porque hay que fingir un altísimo solo,
desconocer una triste marea y su naufragio.
Alguien cambia mentira por amor
y todo es la fábula de una puñalada
o desaparición total.
La realidad describe sonrientes fotografías:
un himno infatigable a los jefes de la destrucción.
No quiero murmurar hojas,
repetir antiguos paisajes o sentimientos perdidos,
no quiero aceptar vagas reverencias o sumisiones,
mezquinas ganancias,
un mundo aferrado a la vejez, al miedo, al trueque.
Elijo ser nadie,
ser pobremente yo,
disiparme en verdad,
aunque el precio sea volverme
y no contemplar un hervor que me mira y me conquista,
aunque el precio sea esta soledad,
esta soledad."

Betina Edelberg



Intenciones


"Voy a salir a mi cara, 
a la conspiración del sueño,
al violento plumaje de mis pasiones,
al irremediable pan del presagio,
voy a salir al olvido,
voy a olvidarme huesos
o algún doméstico momento de los escarnios del polvo,
voy a entornar el recuerdo,
la invernada
o el monótono oleaje de mis rutinas
y el de las penurias, 
voy a dejar de roer la madera del sentido común
y la limosna de las frágiles importancias
y de las entumecidas palabras y arrugadas frases,
voy a dejar la blanda naúsea de mis defectos.

He decidido dejar de visitarme."

Betina Edelberg



"Más allá del tono lastimero y pesimista o de negación y falsa cólera, más allá de la premeditación optimista y épica existe una poesía tranquilamente modesta que no busca agradar ni seducir sino expresarse por sí misma, a veces con humor o con ironía, a veces como una inclemencia : creo que entrega una dolorosa versión de la esperanza. 

Esta poesía denuncia o describe su tiempo privada de la anécdota y de la complacencia del canto. Su desnudez la lleva a la pobreza de la palabra primordial. Proviene de seres indigentes y resignados a entregar sólo una aproximación de lo que fuera la efervescente embriaguez del poeta ante la crispada realidad o sueño y ante la palabra ambigua. Esta poesía de la intemperie es frugal y próxima al silencio. No es el único camino, pero es el que prefiero en estos momentos. Acaso me haya equivocado y me haya perdido para siempre."



Betina Edelberg




Salvación por la palabra

"Y sin embargo
en el comienzo de la mentira
en el movimiento ciego y apurado
y sin asilo
en el falso espejo de la palabra
está nuestra morada
y nos consume
y aprisiona con su palma de siglos.

Aceptar esta muerte morosa
el imperio de esta lenta podredumbre
y sin hoguera
sin resurrección acaso.

Aceptar la soledad de una frase
que destruye el mundo que rodea
en una imagen sin recuerdo
sin ojo.
Aceptar el altivo exilio de nombrar.

Aceptar
la débil esperanza de la profecía
y del oráculo
que nadie entendió."

Betina Edelberg





"Volveré:
Una peluca y una máscara
y el disfraz
que entrega esta ciudad
que me brota
y rodea
y llevo ya un ramaje pesado, 
tantas hojas inútiles."

Betina Edelberg



Ritual de la calumnia


"Y estoy mirando y este mundo es mío, 
volverme sin embargo 
y tratar de sonreír 
aquí, 
entre amigos, 
nuestras rengas meditaciones entre paredes culpables: 
la realidad revolotea torpemente 
más allá, 
inaccesible al sonoro ritual de la calumnia. 

Y de pronto, 
en medio de nuestras mansas postergaciones, 
podríamos tristemente morir 
y después de todo es para siempre. 
Ni siquiera mordisquear un resto de vida 
desde una última cama 
o aceptar la sumisa corrosión 
purificada por inútiles palmas y coronas. 
Así nomás morir, 
acaso sin merecerlo. 
Ya era triste el porque sí de una bala 
que desdeña el heroico cuerpo a cuerpo. 

Contemplo el festejo augural de todas nuestras muertes, 
el bellísimo hondo de la desaparición, 
yo, espléndido residuo de opulentos colores, 
cumpliendo el éxtasis de las descripciones, 
repartiéndome vagamente entre mis monstruosos descendientes,. 

Ninguna canción 
ni la falsa historia podrían memorarnos, 
no somos irritados héroes nacionales. 
Apenas puedo jugar…Rolando…Orlando… 
y morir salpicada por la erudición. 
Apenas hombres arrasados por oleadas de penurias, 
por oleadas de irreparable ciencia, 
acaso resignados, 
acaso indiferentes, 
todavía cantando para resistir el miedo de siempre. 

Me rebelo,
gruño a los buitres solemnes y agrietados 
que deciden por mí, por nosotros, 
no quiero confiarme, delegar, 
este mundo es mío y asumo su peso. 

Me rebelo 
y miro distraídamente mis futuras uñas marchitas. 


Así. "

Betina Edelberg