Consejo para un joven poeta

Utiliza todo, la tapa de la alcantarilla,
la luna en el agua del retrete mirándose a solas,
la flor marchita en el pico de la manguera del extinguidor de incendio.
No dejes nada afuera: ni el hecho frotado con las yemas
de los dedos sobre el mostrador de vidrio
ni las moscas de los cubiletes de hielo dos noches después de la borrachera
ni la voz que sólo se extingue cuando apagas la radio.
Ni el portazo a medianoche frente a la calle
como boca de lobo sobre cuyo muro ciego imprimes
dando manotazos tus desafueros, tus penas
y las coces de tu grafitti que blasfema.

 Juan Calzadilla



Cortados por la misma medida

El lugar donde antes estuvo mi cabeza
ahora lo ocupa un espejo.
Es ovalado y sirve para que, quien me busca,
creyendo verme, se descubra sólo a sí mismo.

Tú que ensayas encontrarme, mírate bien
para que puedas llegar a decir:
puesto que me he visto, te he visto.
¡Estamos cortados por la misma medida!

 Juan Calzadilla



El alfabeto y la risa

No es como dice Benjamin que “la risa es pariente del aleteo”, sino que el aleteo ríe, ríe. Asciende en el aire como el deseo de la risa. Ni el aleteo ni la risa quieren permanecer quietos. 

La risa es a su aleteo lo que el pájaro a su vuelo. Materializa por un segundo su deseo de ser pájaro.

 Juan Calzadilla




El fin también pasará

"El fin también pasará
y vendrá después de éste
—el nuestro— otro fin
que también pasará.

Y así hasta que al final
el infinito cansado de esperar
diga si prefiere
dejar las cosas donde están

o si, a su vez, buscará
como nosotros que otro fin,
un poco más allá,
ponga el punto final."

 Juan Calzadilla


Epitafio

"En mi entierro iba yo hablando mal de mí mismo
y me moría de la risa.
Enumeraba con los dedos de las manos
cada uno de mis defectos

y hasta me permití delante de la gente
sacar a relucir algunos de mis vicios
como si me confesara en voz alta
y en la vía pública.

Comprendo que esto no es usual en un entierro
ni signo de buen comportamiento.
Un ciudadano cabal, aun estando muerto

—cuando es él el centro de la atención—
debe guardar las apariencias
y cuidar de no exponerse al ridículo."

 Juan Calzadilla




Horror vacui 

¿No es más propio del horror
temer al vacío que llenarlo?
Así también cuando en la página
nos angustia el cosmos
la mano se paraliza.

 Juan Calzadilla




¿Por qué tengo yo que ir más aprisa?

"A través de la ventanilla del automóvil
observo los muros, las casas, las calles,
los árboles, los pastos, los cultivos, los baldíos,
que ante mí también pasan raudos
a la misma velocidad que yo paso
pero en dirección contraria,
como si entre la naturaleza y yo se estableciera
una pugna para decidir
quién se despide y quién se queda.
¡Oh, de ningún modo pretendo ni quiero
permanecer fijo!
Mi movilidad es lo que hace que viva.
Es, así pues, mi carta de triunfo.
Pero ¿por qué tengo yo que ir más aprisa
y dar cuenta de los frutos de mi rápida incursión
en esta vida, de las ganancias y pérdidas
que en el trayecto hice?
En realidad yo a donde quiero ir
es hasta donde mi viaje termine
No hasta donde ustedes quieren
que yo rápidamente vaya
haciéndome creer que con esto me ahorran
más dolores y penas
y que la partida y el final son igualmente fatales.
En realidad, como les digo, yo lo que quiero
es que me dejen llegar a donde mi meta se acabe,
tranquilo, sin que sienta pena por no haberme ocupado
de hacer el balance de ganancias y pérdidas,
subido a mí mismo, sí,
y apenas tan rápido
como me lo permiten mis cuatro extremidades."

 Juan Calzadilla