Ars amandi

"La tarde incandesecente, primaveral y clara,
se evade hacia las lindes en sombra del ocaso,
abandonando voces, pupitres y ficheros,
cementerios y perros, andenes y jacintos.

Pasan tibios retazos de palabras y risas
y pájaros perdidos detrás de los cristales.
Estalla primavera en todos los aleros
Y en los adolescentes tendidos en la yerba.

Es hermosos vivir sintiéndose vivido,
es cálido gozar la luz en compañía,
es intenso sentir que la vida se agolpa
en la palabra exacta y en los hondos silencios.

Es glorioso sentirse comenzar con la vida,
levantarse la sangre en pie de amor; es dulce
palpitar en la misma emoción inquietante
y buscarse los labios, atónitos de besos.

Es preciso vivirse, desvivirse, gozarse
y beberse a oleadas la tarde fugitiva,
antes de que las horas arrastren a la arena

los restos inservibles del último naufragio."

 Isabel Rodríguez Baquero

Final

"Yo subiré al amparo de tus labios
entre nubes de acero desgarradas
y trenzarán al fin mis dedos sabios
las olas de tu aliento desatadas.

Yo llevaré a tu puerta mi astrolabio
y mi esfera armilar y mis andadas.
Y llegaré sin dudas ni resabios,
sin historia y sin huellas, y sin nada.

Y dormiré al cobijo de tus besos.
Y a la luz tersa de la amanecida
carne y carne serán glorioso cepo.

Monumento de amor serán los huesos.
Árbol sin fin los enlazados cuerpos
con su savia de sangre estremecida."

 Isabel Rodríguez Baquero





Inútil

"Es inútil soñar aquellos besos.
Inútil evocar aquellas horas,
aquel agonizar los dos, obsesos
de soledad, de sed devastadora.

Inútil demandar a nuestros huesos
alzarse sobre el tiempo y nuestro ahora;
que tú ya no eres tú, ni yo, ni esos
instantes volverán. Inútil. ¿Lloras...?

Pero no. Tú no lloras. Tú, sombrío.
Inútil esperar una palabra.
Inútil ensanchar el llanto mío.

Inútil ya el vivir. Tu mano labra
-qué impiadoso el buril de tu sentencia-
mi muerte, sobre el barro de tu ausencia."

 Isabel Rodríguez Baquero




Nocturno

"Estás en mí, esta noche, sin posible retorno,
sin un solo recurso que me libre de ti.

Te siento en mi cintura como un estrecho abrazo,
te siento en mi garganta, donde tiembla tu voz.

Me siguen en la noche tus ojos insondables,
ese infinito océano, oscuro y abismal.

Me envuelve tu silencio, tu indefensa ternura,
tus largos aislamientos, tu tristeza tenaz.

Me salpica la boca el chorro de tu risa,
subes en oleadas constantes por mi piel.

No puedo defenderme del calor de tus manos,
ni de tu boca triste, ni de tu claridad.

Te siento como un hierro candente en el costado,
llevo grabada a fuego la marca del amor.

Estás entre mis libros, mis antiguos papeles,
la música que amo, en mi viejo reloj.

Te enredas en mis versos, te bebes mis palabras
y todo lo que escribo te transparenta a ti.

Esta noche te siento subir por mi silencio
y siento que ya nada me queda por hablar.

No quiero que me ocupes, no quiero que me afluyas
como un río incesante de piedras y de sal.

No quiero que me envuelvas, pero tal vez lo quiero.
Tal vez ya no supiera cómo vivir sin ti.

Estás en mí, esta noche, y ya no me defiendo:
arrásame la vida y déjame morir."

 Isabel Rodríguez Baquero




Ojalá

"Ojalá que te bebas mis sueños,
que mi nombre se extienda por todo tu cuerpo.

Que me pierda en tu piel de aceituna
en las lentas horas de abril y de luna.

Ojalá a mi cintura
se amarre la cinta de tu sangre oscura.

Y que por tus labios
húmedos y sabios
transiten mis besos de óxido y de llanto.

Ojalá que asciendas
por mi sangre enhiesta
con la fiebre izada como una bandera.

Aunque luego huyas.
Aunque nunca vuelvas.
Aunque torne negra
esta primavera.

Aunque yo me muera."

Isabel Rodríguez Baquero




Primavera

Allegro

I
"Ojalá que te bebas mis sueños,
que mi nombre se extienda por todo tu cuerpo.

Que me pierda en tu piel de aceituna
en las lentas horas de abril y de luna.

Ojalá a mi cintura
se amarre la cinta de tu sangre oscura.

Y que por tus labios
húmedos y sabios
transiten mis besos de óxido y de llanto.

Ojalá que asciendas
por mi sangre enhiesta
con la fiebre izada como una bandera.

Aunque luego huyas.
Aunque nunca vuelvas.
Aunque se haga negra
esta primavera. 

Aunque yo me muera."

Isabel Rodríguez Baquero