A Vasko Popa en Roma

Me desagrada Roma", comentaste en francés,
"con su orgullo imperial". Pero tú eras
el menos imperioso de los hombres, en verso
y en persona. Nos vimos sólo en otra ocasión,
y parecía claro que tus días estaban
contados, vida y muerte en un terco desfile
de cigarrillos. "Como un príncipe exiliado",
decían, mas la imagen no casaba con alguien
insensible al imperio. Te habías exiliado, sí, pero
de ti mismo,
arrumbando ironías y entusiasmos perplejos,
buscando un equilibrio casi físico
-tu cuerpo propendía a la gordura-
entre el rigor francés y el exceso italiano,
mientras nuestro intercambio mezclaba los idiomas
en busca de palabras capaces de expresar
el placer del encuentro. Y ya que hablo de príncipes...
recuerdo haberte oído, "Me han dicho que
Ted Hughes",
(medianoche en el parque de los Borgia)
"vive como un príncipe". "Es cierto", repliqué,
"si la hospitalidad está en sus planes,
y si eres su invitado o su amigo, eres tú
quien vive como tal". Con paso concertado,
abominando
de la melancolía que engendran las ciudades
-nada omite su generosidad-
extraías tu angustia de un filón de riquezas
a punto de agotarse. Hoy, de regreso a Roma,
me es fácil suponer tu acuerdo si dijera
que la ciudad compensa con creces su arrogancia,
tal es su resplandor, semejante al bramido
que la fuente de Trevi esparce por las calles:
y que tales estratos de agua y piedra tallada
- metamorfosis sobre tierra firme- son otra
forma de poesía, y nosotros los huéspedes
de la imaginación. Mas la imaginación propone
lo que no necesita demostrar y, también,
más allá de los hechos y las palabras, lo imposible:
bajo la luz y el aire del otoño romano
ya nunca cruzaremos juntos este paseo.

Charles Tomlinson



Diciembre

Constancia de la escarcha, cada vez
más blanca, más helada. Parecía
que el fulgor salino de los cristales
hubiera transformado la esencia de las cosas
al cubrirlas: tus pasos cruzaban aquel mundo
como si de un momento a otro fuera a romper
en campanas de vidrio, o en helados vibráfonos,
y la luz golpeaba las colinas inermes
y les daba relieve: alineados
en lo blanco, los árboles mostraban
nervios de taracea, mínimos, irreales,
y el sol daba de pleno en su leve armadura
que pronto, en una sola tarde, se desharía.

Charles Tomlinson
Traducción: Jordi Doce"


"Los filósofos ayudan a los poetas a articular lo que estos saben de forma intuitiva. Es útil tener las formulaciones de los filósofos, para tú luego reincorporarlo, “robarlo”. Los poetas son maravillosos ladrones."

Charles Tomlinson



"Saboreamos el vino de la soledad de los espacios
 en el mismo instante en que elegimos la calle
 que parece un hogar al que se vuelve."

Charles Tomlinson
Por Madison



San Carlo ai Catinari

Una orquesta de ángeles
aletea en la piedra
y se posa en el borde
del domo, entonando alabanzas
en honor de Santa Cecilia.

Admiro, sí, esta escena
extendida sobre mis ojos
por su solidez: tales
presencias no son sombras
sino carne y piedra interanimadas.

Y si fuéramos ángeles
podríamos oír, sin duda,
su música silente,
hecha cuerpo
en la sustancia de otra esfera...

Una esfera que los sentidos
penetran, aunque raramente,
mientras reúnen pruebas
aún más palpables
del porqué de nuestro deleite.

Pues qué supone el cielo
sino el aumento y cuidado
de nuestras afinadas facultades,
atentas al servicio y la alabanza,
hechas a semejanza de aquel alto consorte.

Charles Tomlinson