"Curiosamente, Estados Unidos está lleno de escritores que tienen un gran trabajo en su vida y eso es todo."

Irwin Shaw



"El ensayo había ido mal todo el día. El guion carecía de interés, y Barbante, en quien de ordinario se podía confiar para que introdujese útiles cambios de última hora, parecía lánguido e indiferente y no dejaba de lanzar amplios bostezos, como si se hubiera pasado levantado toda la noche. Las frases que sugería le parecían a Archer mucho peores que las que había que sustituir. La muchacha que había elegido para el papel que normalmente habría representado Frances Motherwell tenía una arrulladora voz de ingenua, empalagosa y calculadamente dulce, y Archer prometió mentalmente no volver a llamarla más. Alice Weller estaba nerviosa y entraba tarde en sus réplicas. En el ensayo final se saltó toda una página y obligó a Archer a comenzar de nuevo. Atlas acentuaba su lentitud y su dejo sureño y miraba sardónicamente a Archer cada vez que lo hacía, como desafiándole a que le llamara la atención. Sólo Vic Herres parecía inmune al nerviosismo general. Se le notaba muy cansado, pero actuaba como de costumbre, serenamente, con rápida inteligencia, inyectando un aura de fuerza y veracidad a las escenas en que intervenía. Había llegado a última hora de la tarde, directamente del aeropuerto, y Archer sólo había podido hablar con él unos instantes. Su madre había superado la crisis y parecía encaminarse a una completa recuperación.
Irónicamente, la partitura de Pokorny había sido una de las mejores suyas, muy inteligente y útil, salvando con ágiles arreglos las lagunas del guion, haciendo que escenas insulsas parecieran dramáticas y tensas. Pokorny no estaba en el estudio. Archer le había llamado para invitarle al ensayo, pero Mrs. Pokorny, que había contestado al teléfono, había dicho fríamente:
—No puede ir. Está enfermo. No puede levantarse de la cama.
Archer había contratado a un nuevo compositor, un hombre llamado Shapiro que permanecía sentado con desasosiego junto a Archer, tabaleando nerviosamente con los dedos en una carpeta. Shapiro era un joven de rostro pálido y pelo largo y lacio, y no parecía muy prometedor. Mientras Shapiro escuchaba, Archer notó que al hombre se le hundía visiblemente el ánimo. Era evidente que Shapiro conocía su capacidad lo bastante como para comprender que nunca podría hacerlo tan bien como Pokorny. Sin cruzar una sola palabra, tanto Archer como Shapiro sabían que el departamento musical iba a atravesar malos momentos en el futuro.
O'Neill llegó tarde, con la cara colorada, moviéndose con rebuscada firmeza y apestando a licor. Era la primera vez que Archer sorprendía a O’Neill bebiendo en un día de programa, por lo cual comprendió que también él sentía la tensión. O'Neill no llevaba su abrigo forrado de visón. Sólo lo llevaba cuando se sentía festivo y satisfecho de sí mismo. «No hay nada festivo en él hoy», pensó Archer, viendo a O’Neill sentarse muy erguido, voluminoso, en una pequeña silla, manteniendo los ojos exageradamente abiertos y esforzándose en escuchar todo lo que se decía y en reaccionar con demasiada frecuencia y demasiado vigorosamente. «Quizás aquello no tenía nada que ver con el programa —pensó Archer, tratando de consolarse—. Quizás era que había reñido con su mujer. Eso bastará para mantener en el armario un abrigo de visón y para hacer que tres martinis antes de las cinco parezcan una necesidad vital."

Irwin Shaw
Veneno en las onda


"El escritor trabaja en forma solitaria."

Irwin Shaw


"El último párrafo, en el que dices de qué va la historia, casi siempre se queda afuera."

Irwin Shaw


"En Estados Unidos, tenemos la sensación del joven artista condenado. Fitzgerald fue el gran ejemplo de eso."

Irwin Shaw


"Escribiendo para el teatro, usted encontrará vida nocturna."

Irwin Shaw



"Gretchen permaneció apartada en el vestíbulo, mientras él iba en busca de la llave. Palmeras en macetas, oscuras sillas de madera de estilo italiano, luces resplandecientes. Abundancia de mujeres con cara de matronas de la policía y rubios y rizados cabellos de muñeca barata. Payasos en los rincones; G.1. con órdenes de viaje; dos chicas de revista, de altas posaderas y largas cejas; una anciana con zapatos masculinos, leyendo Seventeen; la madre de alguien; viajantes de comercio que habían tenido un mal día; detectives, alerta contra el Vicio.
Se dirigió a la cabina del ascensor, como si fuese sola, y no miró a Willie, que se acercaba con la llave. Disimulo fácilmente aprendido. No se hablaron en el ascensor.
-Séptima planta -dijo Willie al ascensorista.
En el séptimo piso, no se advertía el menor matiz italiano.
La inspiración del arquitecto se había agotado al subir. Pasillos estrechos; puertas metálicas oscuras y con el barniz desconchado; suelos sin alfombrar, de baldosas que un día fueron blancas.
Perdón, muchachos, no podemos engañaros más; es mejor que sepáis la verdad: estáis en América.
Recorrieron un angosto pasillo. Los tacones de Gretchen hacían un ruido de caballito al trote. Sus sombras oscilaban en las oscuras paredes, vacilantes poltergeists, resto del auge de 1925. Se detuvieron ante una puerta igual que las demás. 777. En la Séptima Avenida, y el séptimo piso. Mágica coincidencia de los números.
Willie abrió, y entraron en la habitación 777 del "Hotel Stanley" de la Séptima Avenida.
-Te sentirás mejor si no enciendo la luz -dijo Willie-. Es un tugurio. Pero es lo único que pude conseguir. Y, aún así, sólo me dejan estar cinco días. La ciudad está llena a rebosar.
Pero bastante luz de la Nueva York eléctrica exterior se filtraba a través de los rotos y finos visillos, de modo que Gretchen pudo hacerse una idea de la habitación. Una pequeña celda, una camita individual, una silla de madera, un lavabo, ningún cuarto de baño un montón de camisas militares sobre la mesa escritorio.
Él empezó a desnudarla, pausadamente. Primero, el rojo cinturón de paño. Después, el primer botón del vestido y todos los demás, de arriba abajo. Mientras tanto, iba contando; "...siete, ocho, nueve, diez, once...". ¡Cuántas conferencias, cuántos estudios no habrían realizado en los talleres de la Séptima Avenida para llegar a esta decisión suprema: no diez botones, ni doce, sino once.
-Aquí hay trabajo para todo un día -dijo Willie, quitándole el vestido y colocándolo delicadamente sobre el respaldo de una silla. Pasó detrás de ella, para soltarle el sostén. La habilidad de Boylan. La luz que se filtraba por los visillos pintaba rayas de tigre sobre su cuerpo. Willie trajinaba con los corchetes.
-Tendrían que inventar algo mejor -dijo.
Ella se echó a reír y le ayudó. La prenda se desprendió al fin.
Después, los delicados panties de algodón blanco resbalaron hasta sus tobillos. Se quitó los zapatos sacudiendo los pies. Se dirigió a la cama y, de un solo movimiento, arrancó la colcha y la sábana de encima. La ropa de la cama no estaba fría. ¿Había dormido Mary Jane aquí? Lo mismo daba.
Se tendió en el lecho, estiradas las piernas, juntos los tobillos, tendidos los brazos a los costados. Él se inclinó sobre el cuerpo yacente. Hábiles dedos. "El Valle de las Delicias", dijo.
-Desnúdate -dijo ella.
Le observó, mientras se deshacía el nudo de la corbata y se desabrochaba la camisa. Al quitarse ésta, vio que llevaba un corsé ortopédico, con corchetes y cintas. Le llegaba casi hasta los hombros y más abajo de la cinturilla del pantalón. Por esto se mantenía tan erguido el joven capitán. Hicimos un aterrizaje forzoso y saltamos un poco. La carne lacerada del soldado."

Irwin Shaw
Hombre rico, hombre pobre



"Hay muchos libros que no he leído, hay muchos lugares que no he visto, demasiados recuerdos que no han seguido el tiempo suficiente."

Irwin Shaw



"He dejado de beber, pero mi cuerpo no lo quiere creer."

Irwin Shaw


"Héléne suspiró, apartó las manos del rostro de su marido, y dirigiéndose hacia el tocador, se puso a limpiar el cutis con cold-cream, vuelta de espaldas a él, Jack descansó los ojos en ella con expresión meditativa, turbado por la pregunta. Era la primera vez durante los siete años de su matrimonio, que ella le dirigía semejantes palabras. ¿Y por qué se casó con ella? Por sentirse solo, fatigado, aburrido y hastiado de la conducta repetitiva y fácilmente adivinable del soltero que se encuentra a gusto con mujeres y busca su compañía. Ciertamente, la deseó. Esto no lo dudaba. La admiró. Tampoco lo dudaba. Entre todas las mujeres a las cuales conociera, ella, más que cualquier otra, se proponía un objeto sensato, práctico, asequible, y sano en su vida. Era una mujer muy entera. Deseaba amar y ser amada, deseaba ser leal y exigía lealtad, no albergaba dudas acerca de la felicidad que el matrimonio pudiera reportar, los cuidados dedicados al marido, el nacimiento de hijos. Y con todo esto, se mostraba alegre y aguda, compañera tan reconfortante como divertida, amante cariñosa, serena en el manejo y gobierno de toda crisis doméstica.
Sin embargo, de haber sido obligado al casarse con ella, a afirmar que la amaba, no podría haberlo hecho con toda sinceridad. Ni ahora tampoco, quizá. Cuando menos, si había de juzgar el amor según lo había sentido hacia Carlotta durante los primeros años de su vida marital con ella."

Irwin Shaw
Dos semanas en otra ciudad


"La escritura es como un deporte de contacto como el fútbol. Puedes salir lastimado, pero lo disfruta."

Irwin Shaw



"La posteridad hace los juicios. Habrán un montón de sorpresas reservadas para todos."

Irwin Shaw



"Las personas que iluminan como velas romanas, llegan rápidamente a la oscuridad."

Irwin Shaw



"Me da pena cuando los críticos dicen que soy un maestro de las novelas populares. ¿Qué es una novela impopular?"

Irwin Shaw


"Me imagino que mis personajes se han vuelto mucho más complicados que cuando empecé, lo cual sería normal."

Irwin Shaw



"Me veo obligado a decir que tengo muchos críticos más fieros que yo mismo."

Irwin Shaw


"Mi escritor de cuentos cortos favorito es John Cheever."

Irwin Shaw


"Mis actitudes han cambiado, pero alguien tendría que leer todos mis libros para averiguar cómo lo han hecho."

Irwin Shaw



"No creo que la figura del escritor sea considerada como un bicho raro por los estadounidenses."

Irwin Shaw


"Nunca bebo mientras estoy trabajando, pero después de unas cuantas copas se me ocurren ideas que nunca se me hubieran ocurrido bien sobrio."


Irwin Shaw



"Si eres lo suficientemente joven, cualquier tipo de escritura que realices por un corto período de tiempo es un aprendizaje maravilloso."

Irwin Shaw


"Tienes que esperar los golpes cuando has alcanzado popularidad como escritor."

Irwin Shaw



"Todos los escritores son iguales, se olvidan de mil comentarios buenos y recuerdan uno malo."

Irwin Shaw



"Un escritor es un ser humano. Él tiene que vivir con un sentido del honor."

Irwin Shaw



"Un escritor tiene que vivir con un sentido del honor."

Irwin Shaw



"Yo no me he casado con ninguna fórmula. La gran mayoría de los escritores conservan siempre el mismo estilo, pero yo quería ser más diverso."

Irwin Shaw