"¡Qué antorcha de la razón se ha apagado!
¡Qué gran corazón ha dejado de latir!"

Nikolái Alekséyevich Nekrásov


Vlas

"En sacón, con cuello abierto,
Descubierta la cabeza,
Lentamente, pasa por la ciudad
El "tío Vlas," un anciano canoso.
Sobre su pecho un icono de cobre,
Pide para la construcción del templo de Dios.
Lleva cadenas de penitencia de hierro.
Su calzado es pobre y tiene 
Una cicatriz profunda en la mejilla.
Y en la mano un palo largo con punta de hierro.
Dicen, que antes, era un gran pecador.
En el hombre no había Dios.
A golpes llevó a la tumba a su esposa.
Escondía a bandidos y cuatreros de caballos,
Compraba el grano en toda su vecindad pobre.
Y luego en un "año negro" (año de mala cosecha)
No fiaba ni un centavo
Y cobraba por triplicado al indigente.
Despojaba al pariente y al pobre.
Tenia la fama de un gran avaro.
Era de carácter duro y severo.
Al final, cayó el trueno.
Vlas se siente mal. Llaman al curandero.
Pero como puede éste ayudar
Al que sacaba la camisa al campesino
Y robaba la bolsa al pordiosero?
Sólo empeora su salud.
Pasó un año, y Vlas sigue postrado.
Jura de construir un templo
Si se salva de la muerte.
Dicen que tuvo visiones en su delirio.
Veía el fin del mundo
Y a pecadores en el infierno.
Los atormentan los diablos listos,
Los pica la bruja mala,
Etíopes negros de ojos de ascuas,
Cocodrilos, serpientes, alacranes,
Los queman, cortan e incineran.
Aúllan los pecadores en su angustia
Muerden sus cadenas herrumbradas.

Unos están ensartados en largo palo,
Otros lamen el piso caliente.
Allí, escritas en unas tablas
Vlas leyó sus pecados.
Vlas vió las tinieblas totales
Y dió su ultimo voto.
El Señor lo escuchó
Y el alma pecadora 
Devolvió al libre mundo.
Donó Vlas su patrimonio
Quedó descalzo y desnudo
Y se fue a reunir medios
Para la construcción del templo.
Desde entonces, Vlas camina
Ya cerca de treinta años.
Come lo que le dan,
Cumple fiel y severamente su voto.
La gran fuerza de su alma
Se centró en la obra de Dios, 
Como si nunca, la codícia salvaje
Tuviera incumbencia en él.
Pleno de congoja inconsolable,
De tez oscura, alto y derecho
Camina con paso pausado
Por aldeas y ciudades.
No existe para él, camino largo.
Estuvo en la madre Moscú,
Estuvo cerca del ancho Caspio,
Y a las orillas del imperial Neva.
Camina con el icono y el libro,
Habla consigo mismo,
Y suenan suavemente sus cadenas de hierro.
Camina durante el frío invierno,
Camina en los calores del verano,
Llamando a la Rusia bautizada
A dar según sus posibilidades.
Y dan, dan los transeúntes.
Así, del óbolo del trabajo
Crecen los templos de Dios
Sobre la faz de nuestra tierra."

Nikolái Alekséyevich Nekrásov