"El caso Heyde, como tantos otros, se parece a los icebergs, cuya parte visible es la menos importante… La eutanasia de los débiles y de los incurables, el exterminio masivo de todas las comunidades capaces de "contaminar la pureza de la sangre germánica", se llevaron a cabo con encarnizamiento patológico, con una convicción de naturaleza casi religiosa que rayaba en la demencia. Hasta tal punto fue así, que numerosos observadores de los procesos alemanes de después de la guerra -autoridades científicas o médicas poco dispuestas a admitir pruebas adulteradas- acabaron por pensar que la pasión política ofrecía una explicación muy débil y que necesariamente tenía que existir, entre los ejecutores y los jefes, entre Himmler y el último guardián de campo de concentración, una especie de lazo místico.
La hipótesis de una comunidad secreta, en la base del nacionalsocialismo, se ha ido imponiendo poco a poco. Una comunidad verdaderamente demoníaca, regida por dogmas ocultos, mucho más complicados que las doctrinas elementales de Mein Kampfo de El mito del siglo xx, y servida por ritos de los que no se advierten huellas aisladas, pero cuya existencia parece indudable a los analistas (y repetimos que se trata de sabios y de médicos) de la patología nazi."

M. Nobécourt
en el semanario Carrefour, del 6 de enero de 1960
Tomado del libro de Louis Pauwels;Jacques Bergier, El retorno de los brujos, página 338