"Acabo de tener una pelea con un idiota de la compañía de seguros que me ofrece una cantidad ridícula, vamos insultante, y quiero que Harry me encuentre a un abogado realmente bueno que... ¡Porque he cambiado de idea! He decidido buscar otro porque... Porque Basie no está aquí, está en el sur registrando las cartas de la sociedad histórica, es un requisito de la ley de propiedad intelectual, o sea cuando inicias un pleito por usurpación de derechos... No sé... ¡Te digo que no lo sé Christina! Pues claro que no he hablado con él, es ese desgraciado de su secretario quien lo está liando todo, ha convencido a Padre de que soy yo quien ha montado todo el follón, de que yo... Si él le enseñó esa dichosa entrevista y por supuesto yo no dije nada de eso, han puesto lo que les ha dado la gana y cuando Padre vio lo de los setenta y cinco millones que se han sacado de la manga pensó que lo hago para dar publicidad a mi pleito y..., Pero si yo ni siquiera... ¡Claro que no! ¡Christina, porque ha visto la película! Ese cretino de su secretario le llevó a verla y normal, se quedó horrorizado, como los he demandado por haberme robado mi obra cree que he escrito esa monstruosidad, al fin y al cabo no ha leído mi obra ¿no? Nunca ha demostrado el menor interés y ahora piensa que la escribí para explotar la imagen del Abuelo y esa vena de locura de la que están hablando en el sur, como si fuera culpa mía que su situación como magistrado esté en peligro porque es su padre al que están calumniando, no es culpa mía que... ¡Ya sé que es su padre! No puede tener derechos de autor sobre su padre ¿no? ¿Te acuerdas de cuando la escribí Christina, la obra? Yo pensaba que por fin había hecho algo que le gustaría que se sintiera orgulloso de algo que yo había hecho... Me imaginaba llevándole al teatro la noche del estreno y unas críticas estupendas y era algo nuestro, nuestra familia, algo totalmente distinto de esos seres vulgares y adocenados, de esa gente que... nadie se fija en su vida porque no hay nada en lo que fijarse, tener al fin algo en común después de tantos... ¿qué? ¡Ya lo sé Christina, pero no era tan mayor cuando lo escribí! Y ahora cree que le he vendido, que lo he vendido todo, que le he traicionado cuando lo que quería era... ¿qué? Pero... Pues a ver por quién me voy a haber enterado, por ese secretario suyo que... Ah y otra cosa Christina. Acabo de tener noticias de un director de teatro, sí uno de los más famosos en Inglaterra está interesado en mi obra y... espera, espera. Déjelo ahí Use. Ah y un vasito.
Y que le dé la factura ese chico ¿eh? Ah muy bien la che— quera, ¿pero no se le ha ocurrido que tengo que escribir con algo? Oye Christina... ¿qué? ¡Pero qué dices por qué iba a tener que tener un ataque! ¡No es ninguna tontería Christina! Aquí yo solo en esta silla a merced de cualquier... ¡ah Use! y un bolígrafo por favor, no puedo firmar un cheque con lápiz, aquí yo solo sometido a tantas tensiones sin nadie a quien le importe si estoy vivo o si... ¡Porque eso es lo que ocurre! Empiezan a acumularse las tensiones y un buen día se te forma un coágulo en un vaso sanguíneo del cerebro cuando menos te lo esperas y entonces sobreviene la tragedia y... ¡Sí! ¡Eso es lo que he dicho! ¡Que sobreviene la tragedia! Con esos cielos desolados y grises sobre el lago y el viento... Había pensado si no podrías venirte aquí unos días... y no podrías llamarme de vez en cuando para saber si estoy... ¡bien! ¡Sí pero llámame! ¡Ilse! Tome el cheque, llévese a ese chico de aquí y cuando le digo que me traiga un vaso no me refiero a un vaso de agua, cuántas veces tendré que repetirle que no se bebe vino en estos vasos. Tenemos un montón de copas, las de tallo grueso, las altas y delgadas se destrozarían enseguida con lo que carga usted el lavavajillas. Tenemos que organizar las cosas un poco, yo no lo puedo hacer todo. Estas cajas de papeles están estorbando, puede ponerlas en el recibidor, donde estaban, ahora no tengo tiempo de revisarlas. Y los libros, quiero que los coloque donde pueda alcanzarlos, no en la mesa del tapete verde. ¿Y la mesa del tapete verde? ¿No le he dicho que la quitase de allí para no tener que dar toda la vuelta a la habitación cada vez que necesitara un cuaderno o una carpeta?, porque se pasaba el día poniendo orden en la casa para poder hacer algo y no podía hacer nada. La carpeta azul de las cuentas, debería haber dos, una para las cuentas de la casa y otra para archivar las facturas hasta que se abrieran."

William Gaddis
Su pasatiempo favorito



"El poder no corrompe a las personas, las personas corrompen el poder."

William Thomas Gaddis Jr.


"¿Justicia? Obtienes justicia en el mundo siguiente, en este mundo tienes la ley."

William Gaddis



"Las cerillas especialmente preparadas se encendían con facilidad, pero los cigarrillos se deshacían entre los dedos. Las semanas pasaban con mortal lentitud, un desfile de calor, insectos, agua, trabajo de oficina, estupidez agresiva y miedo, y la escritura laboriosa de su obra. Las malas hierbas crecían de un modo exuberante. Lo único que le confirmaba a Otto que el tiempo pasaba era la frecuencia con que tenía que cortarse las uñas. Sus zapatos, olvidados bajo la cama, se volvieron verdes.
Flores rojas se marchitaban al extremo de largos tallos, y después caían mostrando el fruto en impotencia infantil. Semana tras semana crecía el fruto, apuntaba hacia fuera, luego hacía arriba, y era cortado en el pleno vigor eréctil de la juventud.
Luego se acabó, temprano aquel año; y en el instante en que terminó la estación húmeda fue olvidada. Cerca del horizonte apareció la calina, y el sol, en parte dentro y en parte fuera, se elevó deformado como en el recuerdo ebrio de un amanecer. Sobre los edificios de la plantación flotaban negras cenizas de un incendio, a cierta distancia aún. En el cuarto de al lado se oía una radio en la que alguien tocaba con armónica la Rapsodia rumana n.º 3 de Enesco. Otto contó su dinero.
Habían acabado los meses de espera, los meses sin entidad. San Pablo nos exhorta a que redimamos el tiempo; pero si tanto el presente como el pasado están presentes en el tiempo futuro, y ese futuro está comprendido en el tiempo pasado, no hay más que una redención posible. Es la que ahora palpaba Otto con su muñeca para asegurarse de que no había desaparecido mientras se vestía, sin prisa, como un colono cansado en el escenario de un teatro del West End, pues había vuelto a meterse la cartera en el bolsillo interior de la chaqueta. El hombre con la muñeca Kewpie tatuada en la parte interior del antebrazo (que había firmado por dos años) dijo: «Dos años no es mucho, si te empeñas en que pasen deprisa». Para aquellos nómadas que vendían el tiempo de sus vidas, el tiempo era o bien dinero que ganaban o bien dinero que gastaban, y la vida un círculo de vivir y no vivir, como la vida del marinero pierde el principio, la mitad y el final del viaje de puerto a destino y se convierte en una repetición de estancias en el mar y en tierra, de sueño y violencia. Las horas de trabajo eran horas de existencia vacía, pero los minutos eran centavos, y en cada dólar estaba cautiva la hora perdida para ganarlo: aquí se retenía al tiempo esclavo, para gastarlo luego según los propios deseos. Al igual que los avaros conservan los años escondidos en colchones y viejas latas, envueltos en periódicos, cosidos en forros (y en la costa cantan «¿Qué vamos a hacer con un marinero borracho?»), él salía de allí con varios meses en el bolsillo, y con plenos poderes para decidir cómo gastarlos."

William Gaddis
Los reconocimientos



"Los trenes no parten: se ponen en camino, y se mueven siguiendo un ritmo que da relieve al paisaje y agranda la tierra que surcan."

William Gaddis


"Pero el viento le devolvió sus palabras, soplaba desde el río, agitaba las hojas a ráfagas mientras él las apartaba rastrillando con los dedos, alas destrozadas, el manto embarrado apenas distinguible tras la protectora coloración de la muerte, se levantó con las llaves y miró colina abajo donde la figura se hacía cada vez más pequeña contra el viento, y después se agachó para coger al pájaro por una pata y llevárselo manteniéndolo a cierta distancia en dirección a la puerta.
—¿Paul? Me ha parecido oír que el coche arrancaba. ¿Está arreglado?
—A ver cuánto dura.
—¿Qué es eso que…? ¡Ah!
Pasó a su lado para tirarlo a la basura.
—¿Dónde está el whisky?
—En la nevera, tú…
—¿Qué mierda está haciendo en la nevera?
—Tú lo metiste ahí anoche.
—Bueno ¿por qué no lo sacaste? —la puerta de la nevera golpeó contra la encimera—. Está loco Liz. Tu hermano está loco, joder.
—Por favor Paul él, ya sé que a veces él…
—¡A veces! ¿Sabes lo que acaba de hacer ahí fuera?
—Pensaba que te había arreglado el coche, dijiste que…
—Tendría que estar encerrado Liz. Es peligroso. ¿Este vaso está limpio? Tendría que estar en Payne Whitney con tu tío pavoneándose en ropa interior, el Tío William pavoneándose por Payne Whitney sin pantalones.
—Como la noche que doblaste toda tu ropa y la metiste en la neve…
—¡Liz eso nunca ocurrió! Nunca ocurrió, es algo que has
leído en alguna parte.
—Me pareció divertido.
—Nada es divertido. ¿Cuándo dijo Ude que volvería a llamar?
—Sólo dijo que más tarde. ¿Quién es el señor Ude?
—El reverendo Ude. Es un cliente. ¿Has cogido el correo?
—Está, sí está por ahí, creo que lo he puesto…
—Mira Liz, necesitamos tener un orden. Por lo menos lo
has cogido, bien. Ahora tiene que tener un lugar. Si voy a montar una especie de empresa aquí necesitamos tener un orden, tengo que saber dónde está el correo cuando llego, tú tienes que tener un bloc ahí al lado del teléfono para que yo pueda ver quién."

William Gaddis
Gótico carpintero